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Nerea es entregada

en Dominación

NEREA ES ENTREGADA

Viernes por la noche, Luis le había preparado una sorpresa a su mujer, sabía que a su mujer le atraía últimamente la sumisión y una vez hablando con un compañero de trabajo se había enterado que éste era Amo y que en el chalet que tenía en la sierra tenía instalada una mazmorra con algunos juguetes en el que solía jugar con alguna de sus sumisas. Luis no se atrevía a proponérselo a su amigo pero a la vez se decidió, le contó que su mujer no sabía nada y que tenía miedo a su reacción. Su amigo le tranquilizó y le dijo que tendría cuidado. El viernes por la mañana le indicó como debía de vestir la mujer.

Luis le comentó a su mujer que le gustaría verla esa noche con un vestido negro entallado que tenía que se le pegaba a la piel como un guante, que se pusiera un tanga rojo con un liguero y que no se maquillara o que lo hiciera muy escasamente y llevara unos zapatos con tacones de aguja. El condujo hasta el chalet de su amigo, Fernando les abrió, vestía con unos pantalones de cuero negro y una camiseta de algodón en el mismo color. Les hizo pasar al salón y les invitó a una copa. Lo que vieron en ese momento dejó sin habla a Nerea e hizo que Luis tuviera una gran erección. Por una de las puertas entró una joven de unos veinticinco años, morena, estatura media, ojos color miel, labios carnosos, pechos abundantes parea su complexión pero todavía firmes con los pezones rosados de tamaño pequeño, culo redondo y duro y coño sin apenas vello salvo un pequeño mechón de vello color castaño. La chica solo llevaba puesto un delantal que retiró para que pudieran ver sus encantos.

Fernando observó la reacción de Nerea y vió como se mordió los labios y como los pezones se le marcaron en el vestido. Entonces ordenó:

Nerea, me ha dicho tu marido que eres una perrita y lo vamos a comprobar. Desnudate aquí delante nuestro dándole la ropa a Zaida y luego retírate con ella para que te indique tu cometido.

Nerea se levantó, no osó protestar, al fin y al cabo su marido estaba al tanto y era el único motivo por el cual desde que quería ser sumisa no se había atrevido a hacerlo real. Se despojó de la ropa y se la dio completamente doblada a Zaida que la colocó en un sillón para luego darla otro delantal pero este con tres agujeros, dos a la altura de los pechos y otro en el coño.

Se inclinaron, ella copiaba todo lo que hacía la joven esclava. Fueron a la cocina y allí la indicó Zaida que tenían que cumplir todos los deseos de sus Amos. En la cocina pudo ver como en el suelo había dos recipientes con agua en uno de los rincones. Los hombres llegaron y Fernando al pasar a su lado la dio una palmada bien fuerte en las nalgas. Ella chilló por la sorpresa cosa que no gustó a su Dueño. Este ordenó a Zaida que la colocase. Zaida entonces la hizo arrodillarse delante de Fernando. Este la introdujo la polla en la boca, tenía que estar así mientras su marido la daba cinco azotes con una fusta y Zaida la daba otros tantos con la misma fusta. Si apretaba más de la cuenta la polla del Amo sería castigada y así sucesivamente.

Por supuesto advirtió a Zaida que la diera con fuerza porque si no ya sabía lo que la esperaba y no era muy agradable precisamente el castigo. Nerea recibió sus azotes sin mover un solo músculo. La joven sumisa la ayudó a levantarse y con un lametón limpió las lagrimas de la cara de la mujer. Zaida preguntó a su Amo si colocaban platos. Nerea le pareció una pregunta estúpida, evidentemente en una cena tenía que haber platos pero en seguida se le ocurrió que seguramente sería parte de algún plan más completo. El Amo dijo que no y Zaida la indicó lo que debían de hacer. La joven sumisa colocó la comida en platos formando un arco delante de Luis y ella hizo lo mismo delante de Fernando. Luego Zaida se quitó el delantal y se tumbó boca arriba en la mesa con las piernas a los lados y Fernando la ató bien sujeta a la mesa delante de Luis, Nerea hizo lo mismo y también su Amo la ató delante de él. Los hombres que previamente se habían desnudado en el salón se sentaron a la mesa y comenzaron a comer, unas ostras las cuales vertían en el pubis de las chicas y con los labios las bajaban al lado de su clítoris y allí absorbían excitando a las sumisas que se mojaban cada vez más, Siguieron vertiendo alimentos hasta que llegaron a los postres. Entonces echaron un poco de cava en el vientre de las mujeres y con algo de nata la echaron en los pezones rematándolos con guindas y en el pubis rellenando el triangulo que dibujaron de nata con mermelada de fresa. Acabaron de comer y se bebieron el cava haciéndolo resbalar por la piel de las perras que ya estaban sumamente calientes.

Ellos se pusieron algo de nata en sus pollas que estaban como dos estacas y se las dieron a probar. Ellas mamaban como dos putas. Ellos no querían correrse todavía y bajaron a sus coños y las penetraron sin miramientos pero Fernando era rematadamente retorcido y puso una cámara de video grabando a Luis follandose a otra mujer para que Nerea sintiera celos aunque sabía que no los iba a sentir sino que se iba a poner más caliente cosa que ocurrió. El notaba fluir los flujos de ella por su nabo mientras la follaba salvajemente retorciendo sus pezones hasta que sacó la polla eyaculando sobre el cuerpo de la sumisa al igual que su amigo sobre el de la otra.

Las soltaron y las hicieron que les acompañasen al baño a limpiarse. Limpiarles consistió en que Nerea tenía que lamer el cuerpo de Zaida recogiendo el semen de su marido y la otra perra el de Nerea. Luego Nerea mamaron a dos bocas las pollas de los dos hombres y cuando ellos sintieron ganas de orinar se colocaron debajo dejando que ellos orinasen sobre sus cuerpos para después permitirlas ducharse juntas. Ellos observaban el espectáculo. Cuando salieron cada una tuvo que secar el cuerpo de la otra y Fernando colocó collares en los dos delicados cuellos y sus respectivas correas. Dio la de Zaida a Luis y la otra la cogió él. Fueron a la cocina y las dejaron a cuatro patas bebiendo del agua de los recipientes que ellos les habían dejado.

Ellos bajaron a la bodega, Fernando le iba a enseñar a su amigo su colección de vino y la mazmorra. Al de cinco minutos llamó a Zaida que bajase a la otra perra con los ojos tapados. La sumisa obedeció. Sabía lo que iba a ocurrir. La iba a someter a sus juegos en la mazmorra. Cuando llegaron a la puerta de la mazmorra que estaba a oscuras la quitó el pañuelo negro y al encenderse la luz Nerea sintió como su coño se convertía casi en una fuente de lo cachonda que se puso al ver que sus sueños se iban a hacer realidad.

La colocaron en una cruz de San Andrés y aleatoriamente el Amo fue colocando pinzas en los pechos, los pezones, el coño, el abdomen, etc. Luego cogió una vela roja y poco a poco vertía cera caliente sobre el cuerpo de la perrita, esta entonces se retorcía y hacía que saltase alguna de las pinzas haciendo que el dolor del pinzamiento fuera más intenso. Cuando hubo tenido la piel roja por la cera en bastantes zonas, el Amo la fue dando pequeños golpes con la fusta quitando las pinzas y la cera. La mujer se había excitado tremendamente e incluso había tenido un orgasmo.

Sacada de la cruz fue llevada a una mesa y atada a la misma boca abajo con el culo en pompa, lo mismo que hizo Luis con Zaida. Entonces las penetraron analmente primero suavemente para no desgarrarlas y luego cada vez más fuerte pero la mesa tenía truco. A la altura de los pezones tenían dos pequeños electrodos que Fernando activaba cada poco haciendo que la mezcla de dolor y placer en las perritas hiciera que entrasen en un estado de semiinconsciencia y de orgasmo continuo. Cuando acabaron se sentaron los cuatro tranquilamente en el salón para comentar todo, a partir de ahora las dos sumisas serían de ellos cuando cada uno quisiera.

Este relato es imaginario pero va dedicado a N. Una amante de la sumisión catalana que me ha escrito recientemente haciéndome participe de sus gustos. Si queréis podéis escribirme sobre todo mujeres a:

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Nochevieja diferente

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Mente y cuerpo

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Creacion de una sumisa (3)

Creacion de una sumisa (2)

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Ayyyyyy maider

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Sábado de botellón

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Casa rural X

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Renata

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Corinne vence su timidez

Laura la dominanta

Reencuentro en la farmacia

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Patricia

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La llave y el candado (4)

La llave y el candado (3)

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La llave y el candado (2)

La llave y el candado (1)

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Polvo y playa

La canguro

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La iniciación

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Fantasía hecha realidad

Las vacaciones

Sumisión en la granja (3)

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Eva y Mario caen en el volcan

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Sumisión en la granja (1)

Relato conjunto

Sumisión en la granja