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De beata a infiel haciéndome un Belén

en Hetero: Infidelidad

Mi Primer Encuentro Íntimo Casual tras mi matrimonio fue el punto de inflexión en mi vida… ese día que fui infiel a mi esposo por primera vez, no me sentí con remordimiento ni preocupación alguna extrañamente, sino por el contrario… concebí una gran liberación disfrutando en plenitud, tras toda mi vida sometida a unas estrictas reglas de moralidad católica que ya no soportaba… Fernando me hizo vivir la pasión que se hallaba escondida en lo más profundo de mí ser, haciéndome renacer como nunca imaginé que se podía a mi edad. Él también lo pasó muy bien gozando de una mujer beata, contemplativa y entregada a un solo hombre…quedó igual o más complacido del acto impúdico que yo. Por mi parte además, noté salir de la rutina encorsetada de una mujer cristiana ama de su hogar y señora de su esposo… hice algo distinto, me liberé siguiendo mis instintos de hembra, tomé la iniciativa en la aventura, me desprendí de ataduras insulsas y me centré en mí misma para encontrar mi propio placer. Este tipo de relación hizo cambiar mi ánimo y perspectiva de la vida… me hizo sentir atractiva por siempre.

Hacía calor por el cielo azul despejado de Guadalajara, normal en casi todo el año, especialmente en agosto, bastante gente asistía a la actividad principal del octavo centenario de la ciudad. Mi nombre es Lorena, mis amigos me dicen Loren, y paso a narrarles esta historia erótica fantástica de cómo quedé preñada de mi primer hijo, José, en mi primera vez que fui infiel, espero les agrade….

Estaba atendiendo un 15 de agosto en un puesto de comida típica de Castilla La Mancha, pues me tocó participar en una actuación por el día de la ciudad en la cofradía de “Nuestro Señor Jesús Nazareno” al que pertenezco por parte del grupo de jóvenes cristianos. Tenía 23 años por entonces, esbelta de nalgas bien redonditas, de tetas entre medianas y grandes pero turgentes y en su sitio debido a mi juventud. Mi sonrisa es esplendorosa y cautivadora según tengo acuñado… aunque parezca mentira no hago deporte, ni voy al gimnasio, pero por alguna razón mi cuerpo está en buena forma por bendición de Dios, pienso que es por herencia genética, pues mi madre también está dotada de curvas atrayentes para el macho. Ese día me había peinado con un moño recogido, llevaba un traje típico manchego muy ligero sin toda la indumentaria interior, solo lo externo lo suficientemente fresco para poder soportar el verano de la Mancha… compuesto por una falda color granate con rayas verticales que me llegaba hasta las rodillas, mostrando mi cuerpo en toda su belleza, llevaba además una blusa blanca que ceñía mi cintura, se complementaba con pañuelo blanco en la cabeza con una cinta roja, y por último calzaba una lindos zapatos negros de tacón que levantaba muy bien mis nalgas. Todo el público me miraba con admiración.

Estaba mostrando los platos típicos, cuando en eso se me acerca Fernando un padre de familia, conocido por mí de la congregación que unos años atrás trabajó con mi esposo. Es un hombre bastante jovial, maduro y muy guapo que no me explicaba como acabó casándose con el cayo de mujer que tiene teniendo en cuenta los antecedentes de follador vividor…, esa mujer lo amarró corto y lo sedujo tanto como para casarse, sin embargo creo que donde hubo fuego siempre queda algún rescoldo. Se acercó a mi puesto a saludarme como de costumbre, halagando mis hechuras, como…

-“-Que guapa estás hoy día, lo que daría por salir contigo si estuviera soltero… en otras lindezas.

Debo señalar que estaba recién casada con Mauricio, un hombre mayor que yo 5 años… bueno, trabajador y un emprendedor… recientemente había montado un negocio de compraventa de vehículos con su amigo y socio Adolfo desde hace unos meses…, un tipo que no me caía nada bien. Todo ello le acarrea junto con su trabajo en la “Aena”, no dedicarme el tiempo que una mujer recién casada necesita… quiero tener hijos, muchos hijos, pero parece que solo vive su vida. Siendo novios y tras la boda pasamos una temporada idílica…me encantaba hacer el amor con él, pero lleva unas semanas que es indiferente en la cama, probablemente no tenga nada que ver con mi atractivo, es lo que pienso, tal vez solo es un problema laboral no personal, no lo sé, el caso es que mi calentura no me la quita nadie y he empezado a pecar indiscriminadamente con mis dedos y algún que otro simulador fálico que pillo por casa, no dejándome completamente satisfecha… ¡Esos falos no eyaculan! Con Fernando estuve conversando unos 15 minutos, sobre los platos típicos, al cabo de un momento se retiró, despidiéndose con un beso cerca a mis labios y un… -“nos vemos Lorena estás guapísima, enredándose nuestros dedos instintivamente.

Al cabo de una hora terminó mi turno y decidí retirarme, cuando se acerca Fernando otra vez sonriente y me pregunta si ya me marchaba, le dije que sí… él todavía se iba a quedar un ratito más. Fernando entonces me cuenta lo que había pasado, comenzando una amena conversación, al cabo de unos veinte minutos de charla con él, me despido indicándole que debía devolver el traje típico ese mismo día, si no tendría que pagar un sobrecoste…

-“¡Ah qué bien! Yo voy por el centro, ¿te puedo acompañar?”

Sintiéndome impactada y halagada por su amena conversación, sin pensar acepté. Esperamos unos minutos un taxi, durante la espera recordaba las confidencia que tuvimos hacía unas dos semanas en un campeonato de fútbol entre solteros y casados donde participaba Mauricio y él, en ese evento sentimos una atracción fuerte ambos, yo me sentía apreciada por él y llena de sensualidad, pues en ciertos momentos sentía el roce de su manos grandes con mis nalgas, y su cuerpo con mis tetas en los momento de máxima euforia, lo cual me excitaba de sobremanera. Yo estaba en un lateral y él salió a descasar sustituido por otro casado más joven…Se sentó a mi lado, junto a la nevera de bebidas, al cabo de diez minutos ya iba por la tercera cerveza, ambos estábamos totalmente desinhibidos, bromeando y carcajeándonos ante sus ocurrencias, como si fuéramos amigos de toda la vida.

-“Oye”,le dije. “Y ya se te acabaron las idas fuera de casa, ¿verdad?”

-“Sí”, me respondió. “Hace mucho que no salgo…”

-“O sea que después de casarte también se te acabó la diversión, porque bien que contratabas a putas para follarlas en los hoteles, ¿verdad?”

-“Cómo sabes eso…Te lo ha contado Mauricio, ¿Verdad?”

-“Es mi marido, me cuenta todo… sobre todo de la gente que nos rodea y me interesa”.

-“Cabrón, no podía quedarse callado”.

-“¿Qué tiene de malo? Ni que fuera cosa del otro mundo…

-“Pues sí…, pero hay cosas que no se deben decir”.

Mira Fernando, yo como mujer sé que los hombres necesitáis desahogaros frecuentemente, y si la naturaleza os ha dotado de esa necesidad es por algo, porque algunos parecéis sementales siempre dispuestos… Incluso “La biblia” nos anima a reproducirnos. A mí no me cabe duda que la principal función del hombre, es esparcir la semilla entre la mayor cantidad de mujeres, si no Dios no os hubiera dado esa capacidad de inseminar… y a nosotras de engendrar cada mes”

-“Yo pienso como tú en cuanto a la procreación, pero el matrimonio nos limita mucho a los hombres… no obstante esta cuestiones no se divulgan fuera de los grupos de confianza… es un código no escrito entre hombres”.

-“Sí claro, que susceptible que eres Fernando…. También me ha he enterado por otro lado que has preñado a varias de la oficina, ¡¡ Menudo follador!! ¡¿Es verdad que tienes varios hijos con otras mujeres además de los que le has hecho a tu esposa…?!”

-“¿Todo eso te han dicho?”

-“Sí… se rumorea que la niña de Emilia de administración es tuya…, la última niña de nuestra amiga Charo también se la hiciste tú y la panza de Juanita Manrique de MAPFRE, está también preñada por cañón… espera otra niña. Todo eso ya lo sé no es necesario que me lo ocultes”.

-“Y a propósito de tener hijos, estando recién casada y tan guapa… ¿Mauricio y tú no queréis tener un bebé?”

-“Por mi parte sí, pero no podemos”, le respondí. “Hace semanas que mi esposo cerró su fábrica y no me mete nada de su producto lácteo”.

-“Estáis enfadados, ¿verdad?”

-“No, para nada”, le repliqué. “No estamos enfadados”.

-“¿No lo estáis…Entonces, ¿cómo dices que ya no folláis…?”

-“Bueno, porque mi marido es imbécil. Yo no. Le da más importancia al trabajo que a su mujer…”

-“Ah, yo pensaba que tú no le ponías. Entonces…”

-“Serás cabrón, ¡¿Tú crees que con este cuerpo no le apetezco a mi hombre o a cualquier macho…?!”

-“No lo dudo, estás muy buena, pero si lleváis haciéndolo sin condón tanto tiempo y no te preña, lo mismo es que eres estéril…”

-“Pero como te atreves…. Sí, yo sí puedo quedarme preñada”.

-“¿En serio?”

-“En serio. A mí sí me pueden dejar preñada”.

-“Entonces, tú sí puedes tener hijos”.

-“Sí, yo sí”,le repetí. “A mí sí me puede hacer un hijo mi esposo cuando quiera”.

-“¿Entonces si tú quieres y tu marido me lo permite, te puedo hacer un hijo?” Me preguntó con malicia.

-“Sí, Fernando”,le dije siguiéndole el juego, dándome cuenta que yo también me estaba poniendo caliente. “Me puedes hacer un hijo, me puedes preñar y con tus antecedentes me puedes dejar preñada perfectamente de ti… pero prefiero que me preñe mi esposo…”.

Ya en el taxi, conversábamos de los tiempos de soltería, él me decía que si me hubiera conocido en ese tiempo me hubiera pretendido. Conversábamos de varias cosas, cuando descendimos del coche me di cuenta que no llevaba ropa para ponerme tras la entrega de la ropa alquilada, se lo comento a Fernando y él me dice…

-“No te preocupes por eso, ahora mismo entramos a una tienda y compramos un vestido en un lugar que siempre se acierto con las mujeres”.

Acepté y nos dirigimos rápidamente. Ya en la tienda, me mostraron varios y me quedé con el que eligió para mí, efectivamente era un bello vestido amplio de sedoso, ceñido a la cintura, largo hasta las pantorrillas, con amplio escote, que hacían juego con mis zapatos negros, no lo pensé dos veces y acepté el regalo, me cambié y cuando salí del cambiador, Fernando quedó maravillado como me quedaba. Fuimos a devolver a la tienda el traje típico, quedando libres. Aquel galán me tenía embaucada, me invita entonces a tomar un helado, salimos luego a pasear por el centro de la ciudad, cuando en eso una ráfaga de viento hizo que mi vestido se levantara quedando mi trasero completamente expuesto, no tuve más remedio que poner mi mejor sonrisa, este acontecimiento hizo que mi compañero se emocionara profundamente, entonces se acerca a mí y me dice al oído…

-“¿Eres feliz?” Yo con una cara de extrañeza le dije que sí…

-“Tengo una buena familia, he comenzado mi vida laboral en un buen trabajo y mi esposo me ama…”.

-“Entonces, esto… ¡¿no te gustaría probar cosas nuevas…?!” En ese momento me sonrojé y le pregunte…

-“Qué clase de cosas…?”

-“En un ambiente más íntimo como en aquel hostal…, te explico”.

Acepté la propuesta indecente. Como ya he dicho es un cuarentón de perfil Romano, voz profunda y varonil que te electrificaba con su caricias y te regala los oídos…, y yo una mujer que se sentía abandonada por su esposo en sus galanterías y necesidades fisiológicas carnales, vamos que me encontraba baja en mis defesas femeninas y el muy truhan supo aprovechar el momento… Pues bien, no fuimos a un hostal bonito y bien escondido, llamado “El rincón del Marqués”, eran de esos donde a menudo se encuentran parejas para tener sexo, con suites con sauna y jacuzzi, habitaciones alfombradas, TV cable, servicio de restaurante, cocheras privadas. Estaba nerviosa, el vestido de raso que Fernando me había comprado, se levantaba con el viento otra vez, dejando al descubierto mis piernas bien torneadas. Entramos rápidamente al cuarto con baño, corrimos la cortina y él comenzó a besarme… nuestras bocas se comían, se devoraban entrecruzándonos las lenguas que jugaban alborozadas dentro de nuestras bocas lamiendo el paladar y los dientes del otro con verdadera lujuria impropia de una mujer decente. Antes de darme cuenta sus manos comenzaron a desvestirme rápidamente, yo colaboré ávidamente, hasta quedar con mis bragas blancas nada más y en sostén que apenas me cubría un 5% de mi cuerpo…, los cuales volaron por los aires en unos segundos y de pronto me encontré encima de Fernando que comenzó a proferir términos eróticos como…

-“¡¡Qué hermoso culo tienes Loren, todo este tiempo he esperado este momento!! Déjame penetrártelo por favor”, yo no que había tenido sexo anal con mi esposo, el único que me había penetrado… esa actividad se diluyó por mis razones religiosas, quedando para el olvido.

Aún mantenía mis principios y me negué, a cambio podía follarme hasta el final sin condón… -“Puedes correrte dentro de mí y llenarme…”, le dije sin saber muy bien lo que decía por la calentura que me agitaba todo el cuerpo, en esos momentos solo quería tener sexo, que me follaran bien follada y que mi marido se jodiera por ser tan desconsiderado conmigo todas estas últimas semanas.

Él estaba echado de espaldas en la cama, con su formidable cipote bien erecto… ¡Joder que pedazo de verga! Debía de medirle lo menos 20 cm con un grosor que no era capaza de circundar con una mano. Me coloqué a un costado de él y puse mis tetas a la altura de su boca, dejado que me lubricara el coñito plenamente con sus largos dedos, ruborizándome el clítoris que lo tenía duro y espigado como pocas veces lo tuve. Me introducía un dedo, luego dos y hasta tres dedos sintiendo solo placer, lo más excitante era de que me chupaba las tetas unas tras otra succionando mis pezones que tienen una aureola hinchada muy provocativa…, los mamaba y mordía los erectos pezones haciendo de que éstas se pusieran más duros de una forma poco común, sentía que me las mordía, jugaba con mis pezones con sus dientes delicadamente, estaban totalmente mojados y al mismo tiempo continuaba lubricando mi chochito metiendo más y más sus largos dedos, dejándomelo totalmente abierto, como nunca me sentía de PUTA. Gracias a este pre calentamiento apreciaba estar borde de un gran orgasmo, el continuaba ahora chupándome con más fuerza mis tetas y agarrándome las nalgas, especialmente el culo con la otra mano teniéndome bien afianzada contra su varonil cuerpo. Ya no lo soportaba más, necesitaba que su verga entrase en mí, así que en una alarde gimnástico me monté con concupiscencia encima de ese formidable falo erecto… lo tomé arqueando mi cuerpo en busca de enfilar el ariete en mi conejo hambriento, haciendo que la cabeza de éste penetrara mi coñito…

-“¡Despacito! por favor”le decía “¡El capullo nada más…!”

Solo pretendía meterme los primeros diez centímetros, esa parte de su polla liberada del prepucio… mi amante ocasional lo hacía con mucho cuidado levantado su cintura hasta la parte más alta de mis nalgas. Para sentir mejor la excitación me recliné hacia atrás, ahora Fernando me agarraba las tetas poderosamente con sus dos manos, yo le decía… -“Así, despacito, solo la cabecita de tu rica polla…”, respondiéndome con ironía sin dejar de manipular mis tetas con su manos grandes…

-“¡¿Qué cabecita me dices…?! Loren te voy a meter todo el badajo… Y con una envión de su cadera la metió entera… ciertamente su hermoso rabo me empalaba el coño en toda su magnitud, me entró casi sin enterarme gracias a la magnífica lubricación que me vagina soltaba sin parar, ¡Efectivamente su papel lo hizo muy bien! Pienso que la naturaleza es muy sabia, y sabe cómo proceder en cada ocasión… para tragarse una tranca de ese tamaño mi cuerpo reacciono con una lubricación al mismo nivel. El macho me hincaba metiendo y sacando sin cesar hasta las pelotas… una flamante bolsa escrotal que albergaba unos testículos digno de un toro de lidia, sus venas, su grosor y mi excitación excelsa me arribaron a sentir un orgasmo inmenso en menos de un minuto…, veía como me venía y de pronto él comienza a moverse con mayor ritmo ante mi advertencia orgásmica. Sin aflojar, tal si fuera una muñeca de trapo, me hecha sobre la cama, me levanta rápidamente las dos piernas y se las pone en sus poderosos hombros, enterrándome rápidamente los 20 cm de badajo por mi chumino perdido de flujo.

Me hallaba felizmente atravesada por su incansable émbolo entrando y saliendo como un martillo pilón. Además de estar mi chocho lubricado naturalmente, se habían aplicado mis paredes en acomodarse al grosor de esa tranca trincándolo como un guante hecho a medida plenamente cerrado y tan resbaladizo que se introdujo fácilmente hasta a la raíz, sin el más mínimo dolor. Mi fornicador comenzó a galopar fuerte y sincronizando mis vaivenes, donde yo buscaba tragarme toda la largura de su rabo en mi útero con ansia y devoción pudiendo sentir su orondo glande chocar contra la pared de mi vagina, al mismo tiempo que sus ciclópeos testículos me apaleaban sin cesar la boca de mi coño. Yo a punto de estallar en un orgasmo espectacular, gimiendo de placer, elevaba con fuerza mi culo sobre el colchón contra su pelvis para facilitar la alineación de su gran pollón con mi conejo tragón, y producir de esta manera un mejor acoplamiento de nuestros genitales henchidos… de tal forma que me penetrara más sin robarle un centímetro.

-“¡Métemela entera! Que no quede nada fuera de mi coño…” le espoleaba.

De pronto siento que Fernando comienza a ser más frecuente en sus sacudidas empujando duro hasta hacerme engullir los 20 cm de rabo rígido enteros una y otra vez extrayéndome un grito en cada embestida… y al fin estallé en un orgasmo inmenso que duró unos 10 segundos gimiendo y gritando de placer. Rendida no me tiene compasión, y sin un segundo de tregua me continua alimentando el conejo hambriento de nabo, la cama rechina a pique de desmembrase en cien pedazos debido a los fuertes pollazos. Ese hombre no me tiene compasión, atolondrada de mi orgasmo, su olor a macho me embriaga, el sonido de sus jadeos y la fortaleza de sus brazos a lo que me amarro como una tabla de salvación. Después acaricio su abdomen de vello corto que forma un reguero a su pubis y de ahí observo el falo que entra y sale impregnando de mis fluidos…lo anillo con mis dedos y un instante después paso la mano por debajo sopesando el par de cojones que desde el inicio siento golpear sin parar en mi coño. Le aprieto los huevos, y pienso lo hirviente de su leche al notar lo caliente que tiene las pelotas. Fernando no para de hundir su gran falo en lo más hondo de mi intimidad, es el segundo hombre que osa entrar mi útero, pero sin duda el mejor dotado. En ningún momento me besa, solo me folla y mama de mis tetas afanándose en los pezones que succiona y mordisquea sin dejar de balancear su cadera perforándome una y otra vez. Creo que ya he perdido la noción del tiempo que me está follando, y si son dos o tres los orgasmos que he sentido…me siento fogosa, acalorada y deseosa de ese macho fornicador. Si tengo que ir al infierno quiero que sea al completo.

Noto la calidez de su miembro viril excitándome cada terminación nerviosa de mi vagina calenturienta, el roce de su polla cubierta de venas inflamadas bobeando, hacen que en ese instante maravilloso sienta como se le hincha el cipote arreciando el mete saca y de pronto comienza a eyacular dentro de mí, profiriendo tres gemidos roncos llenos de desahogo absoluto y sacudiendo la cabeza de puro placer…. Mientras va eyaculando chorro tras chorro de lefa espesa, me besa tiernamente pero yo le como la boca con lujuria metiéndole la lengua a la par que percibo los lechazos estallar contra la entrada de mi cérvix… en la misma trompa de Falopio. Ese macho va depositando un chorretazo tras otro de esperma recién salido de sus huevos, posicionado en supino sobre mí dejándome la semilla caliente y espesa en lo más profundo del útero ¡Quedamos ambos inertes totalmente fuera de este mundo! Al igual que los perros se quedan abotonados a sus perras después de follarlas procediendo a un inseminación profunda y cuantiosa durante varios minutos, mi amante ocasional no se salió de mi cuerpo en minutos…, nos besábamos, lamíamos saboreando el aroma de otro con una carga intensa de sexo, me embriaga su olor a macho… me sentía una hembra llevada a la gloria.

Pasado un tiempo me extrajo su rabo y tras de él un reguero de fluidos formado por mi flujo, pero sobre todo por la inmensa cantidad de leche suministrada a mi coño. Menos mal que el semen sale del cuerpo de forma densa y gelatinosa y en breves minutos se licúa. Esto permite que el semen salga fuera del cuerpo. A pesar de que los espermatozoides pueden vivir hasta cinco días dentro del útero, muchos de esos bichitos mueren en el ambiente ácido de la vagina y otros son matados por anticuerpos en el útero. Contrariamente al intento de fecundar al óvulo (los que no han muerto de camino), sólo uno es necesario para preñarme si lo logra. Como el semen se sale del cuerpo a través de la vagina segundos o minutos después del acto sexual, me quedé allí tumbada junto al semental que me había hecho una mujer infiel. Así que al poco sentí otro reguero de líquido expelido de mi vagina después de haber tenido ese sexo tan brutal donde mi coñito quedó ajado y un poco entreabierto, no me asusté claro está, porque lo que entra a la vagina tiene que salir. Inclusive aunque no lo sienta, el semen sale de la coño cuando orinas y esto es totalmente normal, por eso me pongo compresas… en esta ocasión no las tenía a mano, así que llevaría a casa las bragas empapadas de lefa, con toda seguridad.

Si la mujer está ovulando durante el encuentro sexual, el semen entra a la cérvix (usualmente cerrada pero la cual se abre un poco durante la ovulación para dejar pasar el semen, para que los espermatozoides puedan entrar al útero y llegar a las trompas de Falopio y de esta manera encontrar al óvulo que está listo para ser fecundado). Si la mujer no está ovulando, el semen no entra a la cérvix ya que esta se encuentra cerrada. Toda esta operación tan compleja es invisible para nosotros, pero para mí era algo que percibía, estaba en mis días más fértiles y con certeza mi cérvix estaba abierta dejando pasar a los millones de Antoñitos…. Cuando acabamos me dijo si me había gustado…, en ese momento le quería decir con plena satisfacción ¡Me ha encantado lo que hicimos!, pero a la vez me sentí confundida por la infidelidad a mi esposo, le había puesto los cuernos por todo lo alto… le apunte que sí, que sí me gustó bastante.

Fernando solo se echó a reír y me dijo… -“cámbiate rápido que ya casi es hora de ir a almorzar, te invito a comer un buen gazpacho manchego…”

Yo solo le hice caso sumisamente… me vestí y fuimos a ese mesón tan discreto en la urbanización Santa lucía a festejar el acontecimiento que pronto comenzaría a ser una soberana panza, aunque algo en mí, decía tener más ganas de ese fortuito evento. En el restaurante me vino de pronto una de las charlas que nos daban en el instituto privado donde estudiaba, pertenecía a la iglesia pero eso no quitaba que nos hablasen de las relaciones sexuales… en mi cabeza se iluminó un cartel que rezaba… ¿A dónde va el semen después de la eyaculación? La contestación la realizaba mi mente en boca de Sor Ángela, es muy gracioso como la fantasía juega con el morbo…

“Si tienes relaciones sexuales sin condón y el hombre penetra la vagina de la mujer con su pene, a menos que se detenga antes de eyacular para sacarlo del interior, el esperma será expulsado fuera del cuerpo del hombre y depositado dentro de la vagina. La única manera de evitar que la semilla conquiste tu útero es utilizando alguna barrera como lo son los condones masculino y femenino o eyacular fuera de la vagina (esto se llama coito interrumpido). Porque durante la eyaculación, cientos de millones de espermatozoides entran a la vagina suspendidos en el líquido que conocemos como semen y estos trepan por la trompa de Falopio hasta los ovarios y finalmente uno de estos espermatozoides fecunda sin remedio al óvulo maduro preñando a la mujer”.

Fernando y yo tuvimos un par encuentros más, nos veíamos a escondidas en el hostal de siempre y estando en nuestra habitación por tercera vez me espetó animado…

-“si Mauricio no sabe valorarte yo sí… ¡En absoluto me importaría preñarte si tú quieres…!”

-“Sí, le respondí. “Aunque sea una idea descabellada estamos aquí ¿No? Yo solo amo a mi esposo, pero tú y cualquiera que me eche su leche dentro de mi vagina me puede preñar, siempre y cuando sea fértil. Porque YO busco quedarme preñada”.

-“Entonces, ¿puedo preñarte?”Me insistió. Y al preguntarme, se acomodó, mostrándome sin ningún problema la visible erección de su polla que no podía ni quería ocultar en su pantalón.

-“Sí, Fernando”,le respondí de nuevo, mirando descaradamente sin reparo el bulto que su polla hacía en su pantalón. “Sí hombre. Quiero que sepas que no me dejo follar por amor, sino porque deseo que me preñes. Son mis mejores días fértiles y si me follas dejándome tú esperma en mi útero, no dudo que vas a PREÑAR”.

Y al decirle esto, correspondí a su gesto, abriendo un poco las piernas, enseñándole algo más que mis muslos. Era evidente que la calentura de provocada por las hormonas hacían lo suyo, pues nunca me imaginé capaz de hacer semejante cosa ni de sostener semejante diálogo con alguien que no fuera mi marido. Pero en esos momentos me sentía muy excitada, muy caliente, y provocar y excitar al amigo de mi esposo me ponía todavía más caliente…, y a todo ello sumado al currículo del semental engendrando cinco hijos de diferentes hembras…. Él notó que yo también estaba cachonda y receptiva… pero siguió con su charla insistente…

-“Claro”, me respondió. “Para preñarte primero te tengo que follarte, de eso no hay duda…, te tengo que meter la polla en tu coño y echarte todo mi esperma en tu útero”.

-“Así es”,le respondí, siguiéndole el juego. “Tienes que meterme toda la polla en el coño hasta el fondo ¡Puedes correrte bien profundo…!”

-“¿Quieres que te meta todo este cipote…?” Me volvió a preguntar, bajándose el cierre del pantalón, mientras se metía la mano en la bragueta. “¿Quieres que te meta la polla en el coño?”

-“Pues no sé si debo dejarte que me la metas…”, e dije poniendo un tono inocente en la respuesta.

-“Dime si quieres”, me insistió mientras se sacaba la polla del pantalón, gorda, grande y dura.

Creo que no le respondí e hice el intento simulado de irme. Al hacerlo, le di la espalda, me asió con firmeza haciéndome doblar quedando en la posición de perrito, enseñando las nalgas. Inmediatamente me bajó las bragas, dejándome con el culo y el chocho expuesto a su mirada y a su polla.

-“Qué culo tan bueno tienes, Lorena”, me dijo, mientras enfilaba su ariete hacia mi chocho…

-“¡¡No serás capaz de preñarme hoy…!!”

-“¡No apostarás nada a que sales con un hijo mío de aquí!”

Pero mientras le pedía queme la metiera, puse más respingón mi culo, facilitando el camino hacia mi chocho a la polla del amigo de mi marido, que ni tonto ni perezoso, me la hundió hasta el fondo, comenzando a follarme con fuerza, con ansias mal contenidas, metiéndome una y otra vez la verga a lo honde de mi coño. -“¡Ay, Fernando, ay!”Gemía yo ante el beneplácito del macho que se recreaba sintiendo su tranca apresada en la vagina de la mujer de su amigo. Y volvió de nuevo con su pregunta inicial…

-“Entonces, sí deseas preñarte, ¿verdad?”

-“¡Sí, Fernando, sí!” le decía yo entre gemidos, sintiendo entrar y salir su polla de mi coño. “¡Sí puedes cabrón! ¡Sí quiero que me preñes…Joder PRÉÑAME Fernando! De esto tu amigo no se va enterar por nada del mundo… ¡¿Entendido?! Ya sabes de mi discreción…”

Aquello me puso en alerta porque yo al igual que mis amigas sabíamos de todo el historial de es canalla que ahora me empalaba sin miramientos… ya no había remedio a lo hecho pecho.

-“De todas forma que hubiese tenido más cuidado con su esposa el muy cornudo… debería haberme dicho algo al vernos tan cercanos, más sabiendo que has dejado preñadas a más de una”.

-“Entonces, cuando termine de follarte vas a estar preñada de mí, ¿verdad?”

-“¡Sí, Fernando, si me echas un buen polvo me vas a hacer un hijo!”

-”Un hijo mío, ¿verdad? ¿Verdad que te voy a hacer un hijo?” El muy cabrón me follaba a todo galope insistiéndome en mi preñez, en la cantidad de leche que me pesaba vaciar en mi coño y en que el mío sería su sexto hijo con cinco mujeres diferentes…

-“¡Sí,sí voy a tener un hijo tuyo hijo de puta…!”

-“¿Quieres tener un hijo mío?”

-“¡Sí, Fernando! ¡Quiero tener un hijo tuyo! ¡Hazme un hijo, fóllame, préñame para que me hagas un bebé precioso!”

-“¡Sí! ¡Dime qué quieres tener un hijo mío! ¡Dímelo!”

-“¡Quiero tener un hijo tuyo! ¡Joder cabrón, vas a tener hasta suerte! Estoy en el segundo día de ovulación”.

Y apenas terminaba de decirle estas palabras, cuando apretándome las nalgas comenzó a vaciarme su leche dentro de mi coño a borbotones, era increíble cómo sentía los chorros de su lefa golpearme las entrañas, mientras gemía con fuerza como un verraco ensartándosela a su cerda…

-“¡Toma, toma toda la leche! ¡Toda dentro de tu coño para que tengas un hijo mío! ¡¿Sientes los chorros de lefa como te llenan?! Ya te estoy preñando. ¿Sientes cómo te estoy preñando?”

-“¡Sí, Fernando los siento! ¡Va a ser una niña, estoy segura! ¡Sí! ¡Sí siento tu leche, siento cómo me estás preñando me está entrado dentro de la matriz!, ¿Me escuchas, cabrón…? Me estás preñando, me estás haciendo una niña preciosa ¡Tú hija!”.

-“El cabrón es tu marido”, me respondió bajando la intensidad de los empujones hundiendo su polla en mí. “Yo le estoy haciendo un soberano cabrón cornudo preñando a su esposa…”

-“¡Sigue, sigue echándome más! ¡Así, así, hazme una hija, así, así! ¡PRÉÑAME, PRÉÑAME! ¡Quiero tener un bebé tuyo! ¡Quiero toda tu leche bien dentro de mi útero! ¡Quiero estar segura que me vas a hacer una panza más gorda que a las otras putas…! Quiero estar segura que me vas a hacer un bebé precioso con tu vigor… ¡Así, préñame, cabrón!”En pleno éxtasis no éramos lo todo lo recatados en estado normal.

-“Me vas a dejar secos los huevos… hasta la última gota te voy a vaciar…”

-“Sí”, le dije bajando también el ritmo. “¡Haz del gilipollas de mi marido un cornudo cabrón! ¡¡Fóllate bien fuerte a su mujercita para que sepa lo que necesita y le pongas los cuernos bien grandes! Con tu leche le vas hacer Cornudo Mayor de la cofradía”.

Finalmente, terminó de echar aldabonazos de rico y fértil engrudo plagado de espermatozoides locos por preñarme, pero se quedó todavía un buen rato con rabo incrustado, mientras yo sentía cómo sus pulsaciones bajaban dentro del chocho y nuestras respiraciones poco a poco se normalizan. Percibí como nunca cada aldaba de blanca lefa descargarse en lo más íntimo de mi vientre, donde solo un esposo debe derramar su semilla. Una vez bien llena de esperma, me sacó la polla impregnada de su propia leche y mis jugos, y se dejó caer en el sillón en que estaba sentado. Por mi parte, yo me di la vuelta e hincándome frente a él, le tomé la polla que aún estaba dura y me la metí en la boca, mamándosela, sintiendo el fuerte sabor de su semen mezclado con mis jugos, mientras él hacía gestos de placer al sentir cómo se la chupaba. Tras limpiarle la polla con mi lengua a base de lametones, chupadas y succiones, me levanté y me vestí, mientras le pedía a él que hiciera lo mismo, pues mi marido podía llegar en cualquier momento a casa y no quería me encontrase fuera…

-“Será mejor que nos vayamos”, me dijo de pronto mientras terminaba de vestirse.

-“Será mejor. Si mi marido llega a casa y no me encuentra a estas horas, no sé lo que podría pensar”.

-“Gracias por todo…, eres una mujer maravillosa digna de lo mejor”, me dijo en la puerta.

-“Vuelve cuando quieras”, le dije yo a manera de despedida.

-“Claro que volveré”, me dijo. “Hasta no verte preñada. Y soltó la carcajada, la cual le acompañé sin ningún ni rubor de mi parte. “Te mereces ser madre, y si tu esposo no está por la labor me tienes a mí sin ningún compromiso por mi parte… Te preñaré sin contrapartidas ¡TE lo prometo!”

-“Tú serás el primero en saberlo cuando tenga los primeros síntomas de mi preñez”,le contesté riendo.

Entonces salió y yo cerré la puerta, sonriendo todavía y, a pesar de mi borrachera de sexo, sin ser consciente de la magnitud de los acontecimientos que acababan de suceder, empecé a cavilar un plan de cómo iba a justificar un embarazo a estas alturas si no me follaba mi esposo… Ya se me ocurriría algo…, pero, ¿dónde andaría el gilipollas de mi marido a estas horas, mientras a su mujer se la folla su amigo, con todas las posibilidades de dejarla preñada? Cuando llegó Mauricio a casa, notó por el olor a macho que aun impregnaba mi piel que yo había tendido sexo, sin embargo no dijo nada solo se duchó, se puso cómodo y preparamos la cena…y así con su consentimiento implícito volvimos a follar Fernando y yo, la última vez en el hotel nos quedamos toda la noche porque mi marido se marchó de viaje… echamos tres polvos, y definitivamente quedé preñada de un varón al que pensé llamar Fernando, para que llevase el nombre de su padre biológico, sin embargo el cornudo de mi marido no lo aceptaría, después Mauro por mi esposo en compensación por los cuernos, pero finalmente opté por Yosef, el padre putativo de nuestro Señor Jesucristo, que es el cornudo bíblico por excelencia. Naturalmente que nada más llegar de su viaje me follé a mi esposo un par de días seguidos para simular cualquier contratiempo de hacerse efectivo mi embarazo….

Cuando le conté a Mauricio del positivo se le saltaron las lágrimas de felicidad. De vez en cuando follábamos estando preñada, pero al tener mi libido muy bajo no me apetecía tanto, con lo cual se igualaba con sus ganas. En la cuarentena cuando tuve a mi hijo la pasamos bastante mal, porque solo nos aliviamos chupándole la polla hasta que se corría en mi boca y él me masturbaba dándome en mi pepitilla hasta que me corría yo. Aproveché en ese tiempo para empezar a tomarme la píldora porque sabía que si no me preñarían otra vez, por eso justo a los cuarenta y tres días, una amiga me recomendó un afrodisiaco para mi esposo. No sé si era efectivo, lo que sí sé es que nos desquitarnos, me envicie de una forma que no quería nada más que follar con él y Mauricio parecía otro… Tal vez el creer en su potencial de fertilidad le dio seguridad y arrestos para follarme día sí, día no. Estuvo en casa una semana de vacaciones en la que follamos de todas la formas, era dejar durmiendo al niño y me follaba hasta agarrada en la cuna o dándole de mamar al hijo y al “padre”… más de una vez me folló dándole teta a “su hijo”, no esperaba ni que me lavara el coño de su leche…, solo verme la lefa goteando por mis labios vaginales ya estaba empalmado como un semental.

CONTINÚA...

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