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Descubrí a la Zorra de mi Madre. 2ª parte

en Amor filial

Recuperando a mi hijo. Una pelea nos había distanciado pero pronto mi hijo recibiría un bello regalo de mami. Juan es muy buen chico. Es estudioso, tiene una beca para la universidad por su excelente promedio y practica deporte. El único problema es que tuvimos unas desavenencias y la verdad eso me dejo muy dolorida y triste. Quizá esa fue una de las razones por las que me refugié en los brazos de mis consoladores de plástico chino. Todas las madres siempre decimos que amamos a todos nuestros hijos por igual, así sean ocho o solamente dos, pero la verdad es que en el fondo siempre tenemos a nuestro preferido y para mí siempre ha sido Juan. Él a pesar de todo el rencor que tenía en contra de mí, solía cruzar algunas palabras en ocasiones especiales. Era muy seco conmigo, pero al menos podía tenerlo cerca unos momentos. La relación que tenía con su hermano era muy buena. No se peleaban nunca, incluso iban a fiestas juntos cuando el mayor estaba en España. Podía darme cuenta por las fotos que veía en el Facebook de mi hijo mayor.

Siendo completamente franca extrañaba demasiado a mi hijo Juan. Esas dos semanas que lo había tenido lejos era un martirio para mí. Mi orgullo, aun así, era más fuerte que mi deseo de verlo en ese entonces. Tal vez estaba molesto conmigo porque había elegido a otro hombre por encima de mi marido o de él mismo. No podía soportar más la indiferencia de mi bebé. Necesitaba el cariño del más dulce de mis hijos y estaba dispuesta a todo para recuperarlo, a todo. Un viernes por la tarde me acerqué a su lado, yo estaba muy nerviosa, pero estaba dispuesta a tragarme mi orgullo y mi dignidad como mujer con tal de recuperar el amor de mi hijo… me sudaban y mi cuerpo temblaba. Tome valor…

- ¿Hola mi amor, como estas?

- Pues algo ocupado, pero parece ser importante lo que tienes  que decirme…

- Si es muy importante, por favor siéntate,dije mientras yo misma me sentaba en el sofá.

- ¿Qué es de lo que quieres decirme mamá? Dijo con un tono serio y un rostro impaciente.

- Bueno… yo… quería disculparme por lo que sucedió con Lucas, no debí de acceder a sus deseos pero llevaba tanto tiempo sin que un hombre se fijara en mí que sucumbí a pesar de mis esfuerzos por quitármelo de encima…

- Pues la verdad, veros me afecto mucho mamá… te consideraba de otra manera.

- Perdón hijo, yo no lo sabía que estabas presente y se me fue la cabeza… nunca fue mi intención ofenderte.

- Eso ya no importa. Ya está hecho y nunca lo sabrá papá por mí y es eso lo que te preocupa ¡Bastante tienes con tu conciencia!

- Solo puedo darte la gracia mi amor. Yo quería pedirte, bueno… no pedirte, suplicarte que vuelvas a ser conmigo el hijo de antes, mi amor. Necesito tu cariño, el cariño tan tierno de mi bebé.

- No volverá a ser lo mismo mamá, tú lo sabes.

- ¿Porque mi amor, que acaso no me quieres?

- Lo hiciste una vez, quien me asegura que no volverás a hacerlo con el primero que pase y te guste… Sé que también te lo has hecho con mi hermano, me lo conto en una fiesta que se puso muy borracho, tratando de decirme que era mejor que yo en todo, el primero en hacerlo todo y también eso.

- No mi vida, lo que te haya contando tu hermano no es como tú crees. Aquella vez, mamá estaba un poco ebria mi amor, no sabía lo que estaba haciendo, de verdad y pasó algo en el coche que no debía haber pasado. Tu padre me tenía y me tiene bastante abandonada y no reaccioné con raciocinio.

- Y lo de Lucas ¿También estabas borracha? Porque a mí no me lo parecía.Me quedé helada sin palabras.

Me mostro un video en su teléfono, incluso me lo envió a mi WhatsApp más tarde esa noche, un video tomado secretamente de una de las esquinas del sótano apuntando directo Lucas y a mí sobre la mesa. En el video aparecía siendo follada por aquel tipo que me sedujo con malas artes y yo me dejé llevar afiebrada. Yo me quedé muda y unos segundos después comencé a llorar de la desesperación.

- Perdóname hijo por favor yo solo…Por favor perdóname, no quería que te enteraras de eso porque no tiene tanta importancia, fue algo que solo paso. Son cosas que ocurren…Ninguno de los dos lo planeo ¡Yo quiero a mi familia!dije entre lágrimas mientras me abrazaba a sus piernas sollozando desconsoladamente.

- No quiero que te humilles por mi mamá. Es solo que estoy muy decepcionado de ti. Que te follara a Fran no estuvo bien, pero es tu hijo y si hago el esfuerzo le puedo dar una explicación, pero lo de ese cabrón de Lucas…No sé si podré perdonártelo nunca. ¡Te portaste como una PUTA!

- Lo siento hijo, No sé cómo voy a compensarte… Tú pídeme lo que quieras… lo haré por recuperar tu amor. ¿Quieres que deje de tener sexo…? Lo hago desde hoy.

- No prometas lo que no puedes cumplir mamá. No quiero que hagas absolutamente nada, no creo poder perdonarte fácilmente, ahora No.

- No me digas… me duele mucho que me digas eso mi amor, yo quiero tenerte junto a mí de nuevo.

- Hay algo que podrías hacer para compensarme pero… no, no es una buena idea.

- Dime, lo que sea yo lo hago.

- Olvídalo es una locura, no es algo normal.

- Pídeme lo que sea yo estoy dispuesta a lo que sea, dije mientras le mostraba provocativa mi escote enorme que llevaba ese día con mi blusa color rojo pasión.

- Olvídalo, me tengo que ir.

- Por favor al menos quédate esta noche ya está lloviendo muy fuerte y es de noche, no es seguro que te vayas así con tus amigos….

- Está bien solo me quedare porque me duele un poco la cabeza y ya estoy demasiado cansado para ir de fiesta.

- Muy bien, ahora te preparo lo que más te gusta para cenar mi amor y te lo llevo a tu cuarto.

- Está bien, dijo mientras subía las escaleras.

Le preparé de inmediato su plato favorito. Estaba muy feliz porque habíamos tenido una conversación conciliadora que me daba muchas esperanzas. Me hacía sentir nostálgica acerca de aquellos tiempo en los que nos quedábamos viendo películas juntos toda la noche. Mi hijo mayor en Hamburgo y su padre de viaje de negocios… estábamos solos. Tenía que convencer a mi hijo para que se replanteara estar más cerca de mí en casa. Yo necesitaba su amor. Subí con una sonrisa y la cena a su habitación. La puerta estaba entreabierta y la tele encendida. Yo empujé la puerta con el hombro porque tenía las manos ocupadas por la bandeja de comida. La puerta se abrió y la luz de la televisión era lo único que alumbraba el cuarto. Cuando pude notar donde estaba mi hijo lo vi con el cabello mojado justo saliendo del baño con la toalla secándose la ingle. Pude ver su masculinidad de grandes dimensiones lucir como una trompa de elefante en miniatura, asombrosa para tu edad… el prepucio cubría por completo su glande, su badajo no paraba de moverse de un lado a otro mientras se secaba. Su poco vello lo había recortado con precisión y sus testículos quedaban colgando en un gran saco de tamaño espectacular, completamente desprovistos de vello con un tono de piel rojizo, los cuales debían producir unas buenas raciones de leche. El me vio sin sorprenderse ni avergonzarse de estar en pelotas delante de mí, eso me gusta de Juan, pues detalla la seguridad que tiene en sí mismo, pero me espetó…

- ¿No sabes tocar la puerta o qué mamá?

- Perdóname mi amor, no tenía idea que te estabas duchando, dije apenada mientras me daba vuelta aun con la bandeja en la mano, guardando su intimidad.

- No te preocupes, es solo que me has pillado de sorpresa…, al fin y al cabo no tengo nada que no hayas visto antes. Mi hijo llevaba la toalla a la cintura y todo su cuerpo húmedo. Su cuerpo definido y musculoso era una invitación al pecado. - Puedes dejar la bandeja en la mesa de estudio, ahora me lo como.

- Sabes Juan, hace un momento estaba pensando en los viejos tiempos, en como solíamos desvelarnos viendo películas tú y yo... ¿Ya que no tienes clase mañana, no te gustaría revivir esos momentos viendo conmigo una película que te guste? Estamos solos en casa, nos aburriremos separados.

- Ehmmm… no lo sé, no tengo muchos ánimos.

- Por favor solo esta noche. Le dije haciendo pucheros de niña consentida.

- Está bien.

- Gracias, muchas gracias mi vida. Me acerqué a él y lo abracé dándole un beso largo y pegajoso en la mejilla. Él respondió abrazándome tímidamente y pude sentir un gran bulto entre su ingle que sobresalía por a modo de carpa sobre su toalla…. - Te espero en la sala amor, dije mientras salía del cuarto.

Fui a la a ponerme ropa cómoda para estar en la sala. No usé ropa interior, me puse unos shorts y una blusa blanca. La lluvia había traído vientos húmedos refrescando el clima un poco. Me llevé una pequeña colcha para la sala y accedí a Netflix. Mi hijo bajo en una camiseta en bóxer. Yo no podía quitar la mirada de su paquete… nada que envidiar al de Lucas y mucho mayor que el de su padre, lo cual me hizo barruntar sobre su origen genético.

- ¿Qué película vamos a ver? Yo estaba perdida en el bulto, producto de su miembro y testículos… insistió con la misma pregunta.

– Vemos la que tú quieras amor, una que te guste a ti.Bueno me recomendaron esta película.

Mi hijo puso la película en Netflix titulada “The Piano Teacher” y comenzamos a verla. Yo la verdad no le ponía mucha atención a la película maravillada con el hecho de que mi hijo estuviera conmigo tan complaciente con todo lo que sabía de mis devaneos. La película se puso muy intensa en el ámbito sexual. Mostraba una escena donde el protagonista le hacía el amor a una mujer mayor, la profesora. La escena era muy erótica y apasionada. Era algo excitante ver a esa mujer madura ser dominada por un hombre joven y fuerte. Pronto empecé a tener fantasías con mi hijo en esa misma situación. Con su miembro tan bien formado rozando mi pierna ansioso por ingresar en mi vagina cachonda. Cuando giré la mirada hacia mi hijo, pude ver como una gran tienda de campaña se alzaba poco a poco levantando la colcha por lo alto. Me reí hacia adentro y trate de disimular mi calentura. Él estaba muy metido en la película. Se quiso tapar su erección con un cojín y yo me di cuenta. Haciéndome la inocente pregunté…

- ¿Te sientes bien mi amor?

- No es nada mamá solo estoy algo incómodo.

- Déjame ver cuál es el problema.

- No, no es necesario. Quite el cojín y vi la colcha levantada. –

- Tienes una erección por una escena de sexo explícito, es algo perfectamente normal. Eres un joven con mucha energía lleno de testosterona en cantidades enormes…, lo raro sería que no estés así, dije mientras deslizaba mi mano sobre su pierna dirigiéndome hacia su virilidad.

- ¿Qué estás haciendo mamá?

- Estoy ayudándote a desahogarte mi amor, dije con voz queda a su oído.

El me miro a los ojos y dijo… ­­- hace mucho que no estoy con una chica…

- ¡Cómo! ¿Desde cuándo te tiras a tus amigas…? No sabía que follaras ya… Perdóname que me extrañe, como no he visto condones en tu habitación pensaba que…

- Ya hace unos meses que me inicié con mi amiga Sheila. Me cortó asombrada por su precocidad. - Lo que ocurre que apenas lo intentamos un par de veces y todo se acabó…, ella no quiso hacerlo más conmigo, le daba miedo al verme desnudo. Temió que le metiera todo esto dentro en su pequeña vaginita. La verdad estaba muy estrecha pero no fue mal las veces que lo hicimos ¡No le cupo nunca más que la mitad! El caso es que terminamos. Ella me dejó.

- ¡Ah que fue por eso! Ya me extrañó con lo bien que os llevabais. Bueno cariño, está claro que esa niña no te merecía a ti mi amor…, aparte de no ser la hembra adecuada, porque tú lo que necesitas es una mujer de verdad bien formada, para poder tragarse esta tranca, dije mientras ponía mi mano alrededor de su polla gorda y cubierta por su prepucio. El abrió la boca sin emitir ningún sonido.

- ¿Qué estás haciendo mamá? Dijo mientras tomaba mi brazo.

Yo no paré el movimiento y comencé a masturbarlo delicadamente. El movimiento era lento, podía sentir y ver como su prepucio se deslizaba hacía abajo dejando al descubierto su enorme glande y luego cubriéndolo por completo cuando subía mi mano. - Deja que mami se haga cargo de mi bebé. Mira qué bien se recoge tu prepucio liberando esa enorme cabezota ¡Umm! ¡Qué buena polla tiene mi nene! dije sensualmente a su oído mientras lo mordía levemente.

Mi hijo se estremeció un poco…seguí masturbándolo. La masturbación ya llevaba unos minutos diciéndole cosas pícaras a oído en susurros que le ponían la piel de gallina…, yo también me excitaba al decírselo ¡Todo ello lo puso a mil…! Podía notar sus palpitaciones con ganas de eyacular… trataba desesperadamente de no hacerlo.

- No te resistas mi amor, ¡Puedes correrte cuando quieras! No te importe llenar mi mano con tu leche. Mami la quiere probar. Quiero verla brotar de tu gordo capullo para conocer cuanta te sale de una vez.

- No mamá, esto no está bien, para por favor. Cada vez se notaba más agitado, jadeando intensamente.

- Tú me dices que pare pero tu polla me dice que siga. Seguro que te has hecho más de diez pajas después de verme follar con Lucas ¿Verdad? Mirando ese video… ¡Sé que Tú mami te pone cachondo!Me saqué una teta y le dije… - Ven mi amor, mami también te va a dar de su leche ¡Chúpala es tuya!

Con mi mano libre acerque su cabeza a mis ubres, y él automáticamente como si fuera un recién nacido comenzó a mamar de mi pezón. Yo gruñí de placer y comencé a masturbarlo con más fuerza, él de inmediato mordió mi pezón erecto…largo como una falange. Lo succionaba y se llenaba la boca de teta materna. Yo le daba palique sin parar apretando fuertemente aquel falo endurecido y tremendo… de pronto sin dejar de mamar de mis pezones comenzó a eyacular como un surtidor, dejo salir una tremenda cantidad de semen pesado y espeso por toda mi mano y mojando la colcha completamente. El primer y segundo chorro de lefa fueron gruesos y muy largos que llegaron hasta mi muslo, los siguientes chorretazos eran más débiles hasta ser solo engrudo que brotaba como la lava espesa escurriéndose por su gordo capullo. Mi hijo gemía y chupaba mi pezón apasionadamente como un bebé hambriento de leche materna.

Su rabo aún se convulsionaba y el esperma no paraba de brotar apilándose entre mi mano y su tronco. Cuando ya no brotaba más se la liberé y la llevé a mi boca para probar su elixir del placer. El sabor era increíblemente delicioso, dulce y salado como buen esperma joven que era. Un semen fresco e impoluto ante mí. Su enorme y grueso miembro aún insatisfecho, duro como el primer segundo, así que clavé mi cabeza entre sus piernas, diciendo antes de meterlo a mi boca. - Disfrútalo mi amor.Le hice una limpieza en toda regla dejándome todo el aroma a macho en mis papilas gustativas. Se la mamé a placer durante un buen rato sorbiendo todo su lefa, recorriendo todo el tronco con la lengua extendida hasta llegar a sus gónadas, donde me recreaba dándole el castigo que se merecía ese par de huevos tan rotundos y gordos plagados de finas venas. De nuevo me tragaba su glande hasta el prepucio pajeando el resto del tronco y sobando los testículos con la otra. De pronto bajaba a comerme una a una sus bolas y de nuevo a su tronco y glande en vaivenes frenéticos… con esa mamada apenas me duró cinco minutos llegando a vaciarlo definitivamente en una nueva magnífica corrida. Esta vez fue mi pequeño el protagonista de lo puta que podía ser su madre tragando lefa sin el menor recato.

Mi hijo se sale con la suya. Han pasado unas semanas desde que hablé con mi hijo, nuestra relación se hizo muy distante tras la revelación de que estuvo espiándonos a Lucas y a mí el día de la cena que le puse los cuernos a su padre…, casi no nos hablamos, y nos evitábamos constantemente. Siempre hemos sido cercanos y unidos, pero ahora estábamos en una crisis profunda que a mí me afectaba mucho, por mi comportamiento indigno como mala esposa y sobre todo mala madre. Siempre estábamos ahí el uno para el otro, pero ahora era distinto, se veía muy enojado conmigo, sobretodo porque ya no me veía como la madre ejemplar que había sido hasta ese momento que destapé mi lado oscuro de hembra desaforada vestida de ZORRA. Yo intentaba normalizar nuestra situación al estado anterior, por ello muchas veces me acercaba a él a hablarle del instituto, de sus amigos y cosas de ese tipo… notaba que él tiraba una miraba a mis tetas, y ponía una mueca de molestia.

Supongo que se molestaba porque le había dado de mamar de ellas a un tipo que no era su padre o él mismo, pues visto de un punto de vista funcional, mi hijo era uno de los dos hombres con más derecho sobre mis ubres junto a su hermano mayor.  Yo por mi parte apenas podía mirarlo a los ojos, aunque me esforzaba, pero se notaba en mi cara la incomodidad, miraba  su bulto para ver si habría reacción, no podía evitar imaginarlo masturbándose por mí, imaginar su polla dura moviéndose bajo su prepucio y tal vez mis bragas rodeándola. Así es como debía llegar su leche a mis prendas íntimas, pues cada vez que las meto en la lavadora noto que las ha usado…, mi hijo por lo visto le tiene querencia hacia mí, y no se lo puedo recriminar después de saber que me follé a Lucas y me llenó el coño empapando por completo las bragas negras con su lefa. En verdad entre todo ello, eso aún provocaba una reacción de excitación que no  podía sacármelo de la cabeza.

Cuando iba por la calle, y miraba a hijos con sus madres me preguntaba si ellos se excitaban con ellas. Estaba todo el tiempo en mi mente, incluso en las noches cuando me tocaba, que era casi a diario. Tengo una colección de consoladores, y siempre varío el día de uso que le doy a cada uno, pero hay uno que es mi favorito que funciona a pilas, que me ha hecho olvidar un poco a Lucas este último mes después de la gran follada. Me gusta usarlos siempre con una porno, y tenía ese pensamiento de comparar cada polla con la verga de Lucas y ahora con la de mi Juan, no quería hacerlo, pero era algo superior a mí. Además cuando estoy en pleno éxtasis miro hacia la puerta preguntándome si detrás estará mi hijo con un oído pegado sacudiendo su gran cipote escuchándome gemir. Cada vez que me colocaba ropa interior me preguntaba si él ya se la había frotado en su picha. Me hallaba fuera de control, con mi esposo lejos de casa casi todo el tiempo gracias a su nueva posición dentro de la empresa, que le obligaba a viajar y ausentarse durante semanas. Así pasaron las siguientes semanas, y lo que más me dolía era lo enfadado que estaba conmigo, empezó a irle mal en el instituto, incluso me citaron por sus malas notas y falta de atención… él no estaba bien, y era por mi culpa. No sabía qué hacer, así que sucumbí un poco a sus deseos, para sacarle una sonrisa y se sintiera a gusto conmigo y yo con él, no deseaba que perdiera el bachiller por un error de su madre, por eso estaba dispuesta a hacer lo que fuese menester.

Me ponía ropa ligera por casa…faldas cortas cuando hacía la limpieza para que cuando me agachara me viera el culo…, dejaba mi puerta entreabierta cuando me cambiaba de ropa o me duchaba, y todo esto fue aumentando poco a poco, incluso hacía mis rutinas de yoga en el salón con él jugando a la Play Station, haciendo ciertas posturas provocadoras, notaba que con su móvil me sacaba fotos para su disfrute particular… yo disimulaba como si nada estuviera pasando. Él estaba  a gusto, y por fin nos reíamos como antes. Una de esas tardes después de comer, él volvió a sacar el tema, pero ahora con personalidad.

- ¡Mamá tú me gustas mucho! Lo sabes, es algo que no puedo evitar… Más después de la buena paja que me hiciste y después la mamada de ensueño. Vi su cara y volví a sentir pena por él, estaba sufriendo.

Me amaba, y no solo como madre, sino que me deseaba como mujer. - Hijo te suplico que lo dejemos estar… solo fue un arrebato de madre para calmar a su hijo, ¡Sabes que eso no es normal! Eso lo sabes. Respecto a lo otro no podemos hacer nada ya. Estoy muy arrepentida de mi desliz con Lucas, por eso te pido que me ayudes, eres el único que puede hacer algo a que nuestra relación se normalice…

- ¡Pero tú me amas mamá!! ¡¿Por qué no podríamos…?! Iba a decir algo, pero se detuvo….

¿Podríamos hacer qué?, me pregunté en mi mente... ¿el amor?, ¿tener sexo?, me quede congelada, lo miraba y no sabía qué decir, ¡¿Realmente estaba dispuesto mi propio hijo a llegar a esas alturas con su madre?!

- Esto es algo que no puedo controlar mamá, tú me gustas…, y desde que te vi tan entregada con ese tipo… se me han disparado la ganas, ¡Y No podré detenerme, aunque se lo digas a mi psicóloga!

- ¡No le diré nada a nadie, nadie puede saber lo nuestro…!

Aunque igual pensé que sería buena idea, pero recordé las fotos que me había sacado provocándolo, y este asunto se podría ir de mano. - ¡Por favor mamá!, déjame hacer algo más contigo…la paja me supo a poco.

- ¡¿Qué quieres hacer?! Cariño no me pidas imposibles de los que nos podamos arrepentir después.

- ¡¿Puedo tocarte un poco con mi polla en tu…, me indicó el coño con su mirada de cordero degollado(puse cara de indignación) - Solo un poco, eso haría que me calme, me ayudaría mucho mamá por favor?!

- ¡¡No!! ¿Cómo se ocurre algo así? ¡¡Soy tu madre!!

Golpeó la mesa y se fue hacia su habitación, nunca lo había visto tan enojado. ¿Qué estaba pasando?, ¿qué podía hacer? Una cosa era desahogarlo con una paja, pero otra era dejarle que se desahogara dentro de mi coño. Esa noche apenas dormí, solo estaba en mi mente las palabras de mi hijo, quería tener sexo conmigo, quería tocarme, follarme y si lo permitía hasta preñarme…un macho obnubilado no piensa en las consecuencias de sus actos. Como lo veía yo, solo había dos opciones… detenía esto hasta aquí llevándolo al psicólogo a que lo tratarse, pero perdería a mi hijo para siempre, y me odiaría por el resto de su vida, y me vería en una depresión con el tiempo y la vergüenza de ser una zorra que la había puesto los cuernos a un buen marido y padre de familia…, o por otra parte mejor cumplía sus fantasías…. ¡Elegí la segunda opción como la menos traumática para todos! Le comuniqué mi decisión el viernes después de la cena, él se fue a su cuarto, y yo al mío, ya bañada me coloqué una braguita corta fucsia con detalles, no tan pequeño, pero sin duda resaltaba mis nalgas, una blusa color celeste bastante sexy, tipo picardías que hacía notar mis grandes tetas de caída natural resaltando mi figura. Me miré al espejo, para ver si era consciente de lo iba a pasar, me coloqué mi bata, y me dispuse a ir al cuarto de mi hijo…. Toco la puerta y entro, él no sospecha nada, me siento al costado de su cama…

- ¿Qué pasa mamá?

Pregunta con un tono indiferente. - Yo…., pensé en lo que hablamos el otro día, y he tomado una decisión drástica…

- ¿Y cuál es? En ese momento me levanto y dejo caer mi bata, su cara de asombro fue inmediata.

No podía creerlo, su sonrisa era enorme, y le costaba pronunciar, eso me hizo sentir muy bien, estaba impactado con mi cuerpo. Me acerco hasta él y me inclino para estar a su altura (él estaba sentado en la cama, entre las sábanas), colocando mis tetas a pocos centímetros de su cara.

- Será solo tocar ¿ok?Él asintió - ¿Qué quieres tocarme hijo? Él no lo pensó dos veces y respondió casi automático.

- ¡Tus tetas!

- ¿Te molesta si me acuesto contigo?

- No.

Me acosté a su lado y empezó a masajear mis mamas por encima de mi blusa, mis pezones se pusieron duros ipso facto…erectos como picaportes de castillo…. Estaba mucho más excitada de lo que me hubiera gustado estar.

- ¿Puedo tocar por debajo? Haciendo referencia a mi blusa.

Yo asiento y meto mis manos por debajo de la blusa tomando una teta con cada mano y subiéndolas para que queden al aire libre. Él hace un pequeño gemido… ¡Su cara refleja la felicidad máxima!, yo me siento feliz por ello, me sentí mujer viendo como me deseaba, y me sentí madre, al ver lo feliz que era mi retoño…. En cierto modo mataba dos pájaros de un tiro o tres, su deseo de tocarme, su silencio ante mi esposo por mi infidelidad y sobre todo mi satisfacción al ser sobada por un macho otra vez con lujuria inocente que ya había olvidado desde mi adolescencia con su padre y algún que otro novio más. Luego, le dio un pequeño beso al costado de mi teta izquierda, y me mira esperando mi reacción, yo no se lo reprocho… dejo que continúe, rápidamente repite el beso pero ahora en mi pezón, saca la lengua y de pronto comienza a chuparlo, parecía que quería tragarse toda mi teta como cuando era un bebé, mientras su otra mano aprieta mi teta derecha, esa imagen la encontré de cierta forma tierna, me hizo recordar cuando era un bebé, le sostenía su cabeza y bebía de mi leche, y ahora chupaba con la misma intensidad. Luego observé entre sus piernas como algo extremadamente largo resaltaba….

- Puedes hacerte una paja si quieres…, me miró, metió la mano derecha bajo su pijama y saco su cipote rígido como una viga empotrada o más bien su grandioso falo formando un enorme pedazo de carne venoso al que me quedé mirando como una boba adolescente…, quedé sorprendida al verlo tan excitado en tan poco tiempo, ¡¡Cómo era posible que tan solo con 18 años, tenga el miembro viril de un actor porno!!  Pensé…. era moreno, ligeramente curvado a su izquierda, tan grueso que apenas podría rodearlo con la mano y unos testículos dignos de ese tremendo pedazo de rabo, no tenía mucho vello púbico recortado, supuse que se lo reducía con tijeras. Comenzó a pajearse, sin dejar de chupar mi pezón empapado en saliva…,  yo estaba ardiendo, con la respiración agitada y empezando a mojarme, resistiéndome por momentos. La paja con mamada de pezón duró muy poco para el pobre chico, en menos de tres minutos presentí que tendría un gran orgasmo, y así fue…Juan suelta un quejido y veo como sorpresivamente un gran chorro de semen sale disparado con brusquedad de su bálano cayendo en mi blusa. Era un primer chorro de lefa, espeso y blanco…, me había manchado en una línea diagonal que partía en su verga y terminaba en mi teta derecha cerca de mi cuello impregnando mi pelo. Inmediatamente sale otro igual o más grueso, pero este cae en mi mentón manchando mi cuello, y dejando una línea entre mis tetas. Mi niño se retorcía y gemía sujetando su rabo con fuerza mientras salen otros tres chorros con menos intensidad que se posan en mi estómago, formando un gran río de leche blanquecina con laguna en mi ombligo, también empezaba a resbalar por mis costados. Cuando él finalmente termina, me mira, y ve que estoy empapada de su engrudo, completamente enlechada como una puta de un burkake.

- Mamá lo siento, debí avisarte… ¡Perdona! Me mira preocupado. 

- No te preocupes amor, solo es semen…. Descansa cariño,le digo.

Me levanto y voy directo a mi cuarto…, en el camino, siento como su semen empezaba a escurrir por mi cuerpo, por mis piernas, goteando al suelo, pienso en la cantidad de leche que ha eyaculado mi Juan, nada que despreciar a lo que me metió Lucas, y la verga de mi crío, no llegando a ser tan grande es un tamaño nada despreciable para tener tan solo 18 añitos. Al llegar a mi habitación, me miro en el espejo…. Ya no era la misma mujer que se había mirado ahí mismo  unos minutos atrás, y no solo porque estaba cubierta por el esperma de mi propio hijo, algo cambió en mí, podía sentirlo, no sabría explicar lo que fue, y lo que pasó en ese momento…pero de pronto me sentí una mujer súper fuerte, decidida, muy caliente y perra, sin desvestirme busqué rápidamente, casi desesperada mi consolador más grande y grueso. Baje un poco mis bragas, y aún de pie introduje uno de mis consoladores en mi vagina, me lo metí reiteradas veces de forma muy dura entre cabreada y calenturienta. Lo metía con ardor hasta chocar los huevos de aquel falo contra la boca de mi coño…una y otra vez con incremento de ritmo. Ya era enloquecedor viendo la imagen de la polla de mi pequeño, oyendo los chasquidos acuosos de mi coño que me enervaban, hasta que me hice acabar en una corrida demencial dejándome tirada sobre el colchón como una ramera, pues solo veía en mi mente la verga de mi crío. Recuerdo haber estado cansadísima después de eso, me desvestí totalmente, tomé una toalla y comencé a limpiarme todo el semen que impregnaba mi cuerpo, sumado a mis jugos que habían dejado todo mojado. No sé por qué pero no quería ir al baño y encontrarme con él, y con el cansancio que sentía, no quería pensar en nada y así como estaba mi cuerpo cubierto de rico esperma, me fui directa a la cama, y dormí hasta tarde del día siguiente.

Mi hijo pequeño es el mayor cabrón que he conocido, cuando como madre descubro la tremenda sexualidad de mi hijo. Me llamo Marta, tengo cuarenta y un años. Físicamente soy una mujer normal, no muy alta, con unos pechos que ya muestran mi edad, redondos pero no muy firmes de caída natural, unas caderas anchas y un buen culo. Mi esposo por desgracia o suerte ahora pasa mucho tiempo fuera, mi hijo mayor trabaja en Alemania, así que la gran compañía que tengo es mi crío pequeño, con el que comparto un secreto demasiado íntimo…, y dado que solo Lucas me dio lo que yo necesito, mi Juan lo comprende a cambio de un poco de chantaje al que accedo complacientemente… Como digo, tengo dos hijos, Enrique, el mayor, que se marchó al extranjero a estudiar ingeniería aeronáutica en Hamburgo y ahora trabaja en una gran compañía, y Juan, que estudia bachiller. De Juan quería contaros, que desde que tuvimos nuestro primer encuentro, he notado que ha ido cambiando su forma de ser y no sabría deciros si para mejor o para peor, ustedes lo valorarán. Al principio en las dos primeras semanas no noté nada raro, pero al poco empezó a mostrar una actitud rara conmigo. La primera vez que me sorprendió fue un fin de semana en casa. El sábado por la mañana se levantó.

- ¡Buenos días mamá! Me dijo mientras yo estaba desayunando en la cocina. - ¿Qué hay para desayunar?

- Coge lo que quieras del frigorífico…,me giré para mirarlo y quedé estupefacta. - ¡¿Qué haces así?!

Sólo llevaba unos slips súper ajustados que le marcaban demasiado bien su culo y sus genitales. - ¡¿Qué ocurre?!

Cerró el frigorífico y se giró para mostrarme su abultado paquete, su polla estaba erecta y lo mostraba sin recato. - Nunca has querido que nadie te viera en ropa interior, y ahora vas así tan ligero mostrándolo todomis ojos se fueron a mirar aquella erección enorme que marcaba la fina tela, mostrándome lo gruesa y poderosa que era la polla de mi hijo. – Y además estás empalmado mostrándolo ante tu madre sin ningún pudor.

- Bueno mamá, antes tenía complejos que he superado… Ahora no me importa mostrarme así ante ti en casa en ropa interior. Puso sus manos en los slips como si fuera a quitárselos. - Es más, ya no me importa mostrarme desnudo. Bajó un poco los slips. - ¿Me los quito? Estarás acostumbrada por tu trabajo a ver estas cosas…

- ¡No hijo!Le dije y en mi interior un extraño cosquilleo, un deseo sucio me pedía que no lo parase. - ¡No necesito ver a mi hijo empalmado a primera hora de la mañana!

- ¡Quién te ha dicho que esté empalmado! Sus manos siguieron bajando la prenda. - ¡Mira!

- ¡Desvergonzado…!Le dije, pero mis ojos no podían dejar de mirar su polla que colgaba semi erecta pero enormemente gruesa y grande… - ¡Qué habrás hecho en vez de estudiar!

- Cosas que un hijo no debería contar a su madre. Siguió bajando el slip y se giró mostrándome su prieto culo en pompa. Y ya me quedo desnudo, que después me voy a dar una ducha.

No fui capaz de recriminarle su actitud, en vez de eso me quedé mirándolo cómo se movía por la cocina mientras en mi interior sentía mi cuerpo vibrar y mi coño empezaba a mojarse. Era gruesa y así en reposo podía estar en los quince o dieciséis centímetros, pero lo que más me atraía era su grueso glande, fue excitante verlo erecto y sin cubrir por el prepucio. Sentí que en mis bragas había demasiada humedad y necesitaba una buena ducha.

- Bueno, ya he terminado, ahora me daré una ducha mientras desayunas…,necesitaba salir de allí o cometería un error gravísimo, me levanté y sentí la intensa humedad de mi coño.

- Ahora nos vemos…, me dijo y siguió comiendo.

Subí al cuarto de baño y me desnudé. Comprobé que mis bragas tenían una mancha bastante grande de los flujos que me había provocado mi propio hijo. Me sentía cachonda como una perra al excitarme con mi hijo, pero eso hacía que fuese más libidinosa la situación. Entré en la ducha mientras el agua cálida caía sobre mi cuerpo, mis dedos empezaron a explorar mi conejo hambriento, y mi mente se perdía en el prohibido mundo del incesto. Imaginaba la polla de mi hijo erecta, no sabía cómo podía haberle crecido tanto, su padre apenas alcanza los 15 cm… y él ya los alcanza sin erección. En mi imaginación aparecía su terso glande, hinchado y rojo, sus 18 o 20 cm de recio tronco colmado de venas hinchada. Apenas podía meterlo en mi boca y sentía cómo forzaba las comisuras de mi boca. Mi dedo encontró el excitado clítoris, duro y tumescente por la lujuria. No necesité más de un par de minutos para sentir un enorme orgasmo, de mi coño brotaron chorros de flujos sin control mientras mis piernas se convulsionaban por el placer. Era la primera vez que me corría de forma tan intensa y mi mano libre tapaba mi boca para que mi hijo no pudiera escuchar los alaridos de placer que intentaba controlar. Me relajé después del intenso orgasmo y comencé a enjabonarme suavemente, dejando caer el agua en mi cara. 

- ¿Te queda mucho? Escuché la voz de Juan que había entrado en el baño.

- Un poco, cariño casi estoy ya,le contesté mientras giraba mi cuerpo pudoroso, con mi coñito ardiente… mi depravado chumino. - Ahora te aviso cuando acabe.

- ¡No te preocupes! Escuché su voz a la vez que sonaba la mampara abriéndose. - Me ducharé contigo como cuando era un niño.

- ¡Pero qué haces!Protesté mientras mis ojos volvían a mirar las oscilaciones de su polla con cada movimiento que hacía. - ¡Estoy desnuda y soy tu madre! Me debes un poco de respeto hijo…

- ¡Ya lo sé! Mi mano izquierda tapaba mi coño, mi brazo derecho las tetas. - Nos hemos duchado y nos hemos visto muchas veces desnudos, si no recuerdo mal hasta los doce años en que empecé a protestar….

- ¡Y ahora te has pervertido…! Porque ya veo que no te importa mostrarle el cuerpo en pelotas a tu madre… con tu verga empalmada como un mono salido…

-  No me he pervertido, pero algo de culpa sí que tienes. La verdad es que he comprendido que el cuerpo que tenemos y no tenemos porque acomplejarse por ello, puso una mano en mi hombro. - ¿Tienes algún complejo con tu cuerpo, mamá?

- No… no…,tenía que intentar volver a ser la madre de mi hijo, aquella que lo animaba a no tener complejos y mostrarle su cuerpo cuando era un chiquillo. - Pero no sé…Ya empiezo a ser vieja y mi cuerpo a arrugarse…,no sabía bien que decir en aquella situación.

- ¡Vamos mamá! Deslizó su mano por mi espalda y la separó cuando estaba a punto de tocarme el culo, sentía un extraño cosquilleo en mi sexo. - ¡Tienes un culo precioso! Me dio una cachetada en mi nalga y sentí como mi culo se agitaba como un flan.

- ¡Calla, ya empiezo a ser vieja!

- ¡A ver, muéstrame todo tu cuerpo! Sus manos me giraban suavemente y apartaban mis manos de mi cuerpo para contemplarlo por completo. - ¡Bonitas caderas! Hablaba mientras sostenía mis manos separadas de mi cuerpo y me miraba de abajo arriba. - ¡Un poco de barriguita, pero excitante! No dejaba de examinarme y me sentía cada vez más excitada. - ¡Uy, tienes tu vulva afeitada y bien arreglada! Con un triángulo indicando a donde hay que dirigirse… ¿No tendrás un novio secreto, aparte del susodicho…? Intenté contestarle ero él siguió con su examen. - Esas dos tetas redonditas parecen dos globos llenos de agua, ligeramente caídas, mi cara cambió como para protestar. - ¡Pero he de reconocer que esos dos erectos pezones se merecen un diez! Estaba tan excitada que no me di cuenta que mis pezones estaban deseando ser lamidos y mamados… para mi desgracia, él sí. - Y lo más bonito que tienes ¡Tu cara con esos dos ojos verdes que siempre me han parecido preciosos!

Agarró con sus manos mi cara y se acercó para darme un beso, cuando más cerca, más temblaba mi cuerpo. Estaba excitada con mi hijo y lo tenía casi encima, mi boca se entreabrió sin pensar, esperando que su boca se uniera a la mía acoplándose en diagonal, intentando que su lengua buscara la mía… Me besó en la frente.

- ¡Eres un tonto!Le dije ruborizada y excitada. No podía soportar la excitación que me producía mi hijo, me giré y me agaché para coger el bote de gel y enjabonarnos… - ¡Ya está bien de elogios, a ducharse!

- ¡Mira mamá! Me dijo cuándo me volví hacia mi hijo con el gel en la mano…. - Ya te he dicho que tienes un culo muy bonito…

Su polla estaba totalmente erecta, no sé cómo lo hizo, pero en los pocos segundos que me giré para coger el gel, él tuvo una erección impresionante. - ¡Dios, hijo!Se me cayó el bote de gel de la mano y mi cuerpo no podía aguantar la vista de aquella polla. - ¡Joder, esto no puede ser!No sabía cómo ponerme ni que hacer. Como madre tenía que expulsar a mi hijo de la ducha, pero como mujer deseaba agacharme y jugar con la enorme polla de mi hijo. - ¡Será mejor que salgas de la ducha! Esto está yendo demasiado lejos cariño…,temblaba por las locuras que se me pasaban por la cabeza.

- No mamá, no te preocupes por verme así, es casi mi estado natural desde hace días. Parecía tranquilo mientras le mostraba su erección a su propia madre. ¿Qué perversiones pasarán por su cabeza para que se empalme de esa forma tan bestia en un suspiro? Se acercó un poco para hablarme al oído.

- He visto que no quitabas ojo de mi polla… te ha turbado verme en la cocina desnudo… sé que llevas mucho tiempo sin un hombre, si descontamos lo de Lucas, porque con mi padre apenas follas, pero seguro que tu cuerpo lo necesita… ¡¿Quieres masturbarte mientras me miras?!

- ¡No hijo, no! Dijo mi boca, pero mis pezones y la cantidad de flujos que brotaban de mi vagina indicaban lo contrario.

- ¡Mira, esto le suele gustar mucho a las chicas según dice internet!

Agarró su polla con una mano y arrastró hacia atrás de su prepucio. Su glande separó la piel y emergió como un grandioso DIOS del placer, turgente, amoratado por la excitación…quedé unos segundos en shock sin saber qué hacer. Llevaba varios días haciendo de calienta pollas con mi pequeño, lo tenía que reconocer y el chico se sentía envalentonado con su madre sumisa, así que tomé le mejor decisión en ese contexto…Sin pensarlo pasé mi lengua por mis labios deseando lamerlo. ¡Tanto tiempo sin sexo y mi hijo guardaba aquella maravilla para mostrársela a su madre, para convertirla en una pervertida!

- ¡Esa lengua me dice que te gusta lo que ves!

No pude contenerme, mi mano derecha bajó hasta mi coño y empezó a acariciar mi clítoris, descontrolada, excitada por la visión de la virilidad de mi Juan, avergonzada por ser una madre pervertida. Mi mano izquierda sobaba mis tetas y todo mi cuerpo se agitaba de placer. Su mano subía y bajaba por todo lo largo de su RIGIDO tallo jalonado de venas infladas, sobre todo una superior muy gruesa que bombeaba directamente a su enorme capullo. Empecé a sentir el primer orgasmo en tan incestuosa situación, no podía pararme, deseaba correrme.

- ¡Vamos mamá, sigue! ¡Joder vamos, córrete…grita de placer! Me animaba mientras el placer se hacía más intenso con su capullo metido en mi boca…lo chupaba a como un caramelo.

- ¡No le hables así a tu madre! No tienes derecho a…,intentaba protestar entre leves gemidos mientras mi cuerpo se agitaba de placer.

- ¡Vamos mami, ya estás a punto! Su mano se agitaba con más fuerza y más rápido sobre su polla… - ¡Si me regalas tu orgasmo, yo te regalo el mío! 

- ¡Sí, sí… ya viene, ya viene!La vergüenza me impedía gritar, pero la excitación conseguía llevarme poco a poco al clímax, me iba a correr delante de mi hijo y no podía evitarlo

- ¡Sí, sí mamá! Empezó a subir el tono de la voz. - ¡Vamos a corrernos juntos! ¡Vamos, vamos! ¡Me excita verte tener placer!

Empecé a convulsionar en el momento que mi cuerpo sentía enormes descargas de placer. Mi dedo no podía darme más goce y lo aparté de mi coño mientras me agitaba. Miré ruborizada a mi hijo que disfrutaba viéndome gozar. Se acercó a mí, me sentí indefensa y no podía resistirme a su avance. Volví a estallar en un orgasmo más conspicuo cuando colocó su enorme glande contra mi clítoris y empezó a frotarlo suavemente mientras su mano no dejaba de masturbarlo. Gemía y me retorcía de gusto al sentir su polla contra mi coño. La miré, vi como su orondo capullo separaba mis labios vaginales y acariciaba mi clítoris erecto por las frotaciones de mi hijo. Por segunda vez brotaron chorros de flujos de mi coño, un tremendo placer me envolvía y podía ver nuestros sexo agitándose, frotándose y dándose gozo. De pronto mi Juan se convulsiona y eyacula sin remisión ni recato alguno en la entrada del coño de su madre…la calidez del semen de mi hijo me hizo estallar de nuevo. Su polla estaba entre mis labios, podía ver como de la punta del glande por aquel grueso agujero salió un chorro de blanquecina de leche que regó mi pubis y  llegó hasta mi barriga. El siguiente chorro de lefa espesa lo lanzó entre los labios vaginales y se mezclaron con el chorro de flujo que lancé.

- ¡Por dios, mamá qué gusto joder…!

Gruñía como un animal en celo inseminado a su cerda agitándose con cada caño que lanzaba en mi coño. “¡Nunca imaginé que pudiera sentir tan extraño placer!” Y mucho menos siendo embadurnada de esperma filial…. Nuestras piernas se agitaban intentando aguantar nuestros cuerpos debilitados por el deleite de darnos tal delectación. Su polla permaneció apoyada en mi coño, entre mis labios, sin penetrarme… No hacía falta, nunca había sentido tanto gusto antes, ni cuando follé con aquellos dos chicos a la vez en mi juventud o el polvazo con Lucas. Nada se podía comparar morbo sentido al masturbarme con mi hijo y su gran polla eyaculando en mis labios vaginales. Mientras acababan de salir los últimos chorros de su semen, sentía correr por mis piernas los flujos que brotaban de mi vagina. Creo que si me lo hubiera propuesto, le hubiera dejado follarme ahí.

Nos separamos e intenté volver a ser la madre que tenía que ser, como si fuera un niño y hablándole para disimular mi vergüenza y excitación, cogí la ducha y empecé a enjabonarlo y a lavarlo como si no hubiera pasado nada anormal. Cómo disfruté de acariciar ese prieto culo, ¡¡Qué maravilla de joven trasero firme!!

- ¡Vamos mamá! Dijo dándose la vuelta y ofreciéndome su polla. - Sé que te gusta hacerlo… ¡Limpia la “picha” a tu hijito pequeño…! Lo miré a la polla y después a los ojos. Ya habíamos llegado muy lejos para avergonzarme de lavar su tranca. - ¿Has visto alguna más grande que esta?

Su pregunta no me la esperaba. - Hijo, soy enfermera y he visto muchas…

Le sonreí sin querer nombrarle a Lucas que rompiera tal confabulación, el cual sabíamos ambos que era un mastodonte de tres piernas… lo miré a los ojos mientras mis manos agitaba su polla que empezaba de nuevo a coger dureza, o tal vez no la había perdido ¡Bendita JUVENTUD!

- ¡La verdad, un glande tan enorme nunca lo había visto…!

-  Ni yo unos pezones tan excitantes como los tuyos… Se agachó y besó, mamó uno produciéndome un terrible placer. - ¡Son enormes y me excitan mucho! ¿¡Lo sabes verdad!?

- ¡Pero no puede ser!Le dije empujando su cabeza para que se separara de mí. - Ya hemos hecho demasiadas cosas para un hijo y una madre… más hoy que me has embarrado el coño de semen.

- Pues ahora me toca a mí enjabonarte. No me dejó moverme.

Me agarró y me giró, se pegó a mi espalda y extendió una mano para que le pusiera jabón. Me tenía que inclinar y mi culo daría seguro contra él. Lo hice y sentí la presión de su polla en mis nalgas. “¡Joder, por qué me excita tanto mi hijo!” Pensé mientras le esparcía gel en la mano. Frotó sus dos manos y empezó a lavarme las tetas sabiendo que estaría excitada y mis pezones erectos y duros. No lo dudó, sus dedos jugaban con ellos y empecé de nuevo a sentir que mi vagina empezaba a lanzar flujos derritiéndose.

- ¡¿Quieres probar mi polla con tu boca?! Aquel susurro en mi oído me descompuso, sentí vibrar todo mi cuerpo y deseaba tragarme a mi hijo hasta el fondo de mi garganta, lo deseaba, mi coño me lo pedía. - ¡Si te gusta puedes llegar hasta donde tú quieras, será toda para ti!

Iba a sucumbir, pero no podía ser. - ¡No Juan!Lo detuve, lo empujé con mi culo para separarlo y sintiendo su endurecida polla por última vez. - ¡Ya está bien! Agradezco que me hayas ayudado a tener un placer que hacía tiempo que no tenía, pero soy tu madre y he de detener esta locura.

Mi coño lloraba con lágrimas de flujos, deseaba ser penetrado por aquella hermosura de polla, pero la razón se apoderó de mí. - ¡Vamos, ya estás limpio! ¡Sal y vístete en tu cuarto!

- ¡Mamá! Me rodeó con sus brazos y me atrajo hacia él. - Si lo deseas hazlo, pero si me voy no volverás a tener otra oportunidad de hacerlo mejor que esta.

- ¡Vete, vete!Afortunadamente ganó el raciocinio, lo vi salir de la ducha y, aunque estaba satisfecha por la masturbación que había tenido, deseé llamarlo con el coño abierto para que me penetrara por completo metiéndome todo ese pollón hasta notar el golpeteo de sus huevos…me sentía una perra salida con ganas de semental como pocas veces había estado. Mi chico me tenía demasiado expectante y caliente…Me duché y casi no podía parar la hemorragia de flujos que padecía mi vagina. El placer con mi hijo no había conseguido calmarme, todo lo contrario, estaba más caliente y excitada que nunca antes. ¡Abrí a tope el grifo del agua FRÍA!

CONTINUARÁ...

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