La Madre de Paúl
Por Tito.
Hasta ahora ya les he contado muy brevemente como fue que conocí a mis 3 lolitos, Oscar el Gatito, Paúl la Gordis y Miguel el Colocho. Ya saben que los 2 primeros son putitos y que soy su cliente exclusivo para que no se expongan a cualquier degenerado. Pues bien, desde allí voy a empezar mi nuevo relato.
Como dije, soy el único cliente dentro de la cartera de Oscarito y Paúl debido a que les prohibí que tuvieran más. No es por celos o porque yo sea posesivo, no, lo que ocurre es que ellos lo hace para ayudar a sus familia con sus propios gastos. Si no es conmigo, se alquilarán a otro y allí es donde está el problema. Yo no quiero que mis nenes se expongan a que cualquier hijo de puta les pueda hacer algo malo. El problema es que a veces los problemas no son de afuera, sino de adentro.
Por tal motivo, siempre los veo, por lo menos, una vez a la semana, tiempo en el que, además de cogérmelos como a ellos más les gusta, les paso su dinero. Pues bien, un día había quedado con Paúl, por lo general trato de verlos a todos juntos, pero esa semana no pudimos coincidir con todos. Lo llamé a su celular pata quedar en donde vernos.
Aló, ¿Paúl?
Aló, ¡hola Gatote, ¿cómo estás?!
Bien, bien, allí, pasándola ¿y vos?
Bien también, haciendo deberes
Eso está bueno, que seás aplicado.
Vos sabés que siempre saco buenas notas Gatote ¿me vas a venir a ver hoy?
Si, si tu querés
Sabés que si.
Entonces quedemos para ir a comer por allí ¿está bien que te pase a traer como a las 2:30?
Si, ¿en dónde siempre? se refería a un centro comercial cercano a su casa, para evitar problemas de que los vecinos se den cuenta de que el nene sale con un viejo.
Si, allí, te veo entonces.
Vaya Gatote
Pasé por el puntual, pero como siempre, lo tuve que esperar como 10 minutos, el nene se caracteriza por ser impuntual, la verdad. Subió a mi carro y nos dimos un beso apasionado, las ventanas eran oscuras así que no había problema que nos vieran. Tan solo fuimos a una heladería a hablar tontería y a comernos un helado, los 2 ya habíamos almorzado. Luego, como era usual, nos dirigiríamos a un motel muy bueno que conocíamos o a mi departamentos, para coger como locos, pero ese día se le ocurrió algo más a mi Gordita.
¿Tito, no querés que vayamos a mi casa para que me cojás allí?
Pero es no es seguro nene
Pero igual nunca vas además mis vecinos de a la par no están ahorita vamos
No nene, no es seguro
¡Solo una vez! además, mama regresa hoy como a las 7 y cree que estoy en el colegio hasta tarde. ¿porfa Gatote, todavía son las 3:30. me decía, rogándome como una nenita rogando por un caramelo no le podía decir que no, lo tenía muy consentidos.
Vaya pues, pero solo por hoy
Me tomó del brazo y nos dirigimos al carro, ese día levaba mi pick up, subimos y enfilamos hacia su casa. Estacioné el carro en los lugares de visitas y caminamos hasta su casa. Entramos y de inmediato se desnudó con gran velocidad, se notaba que andaba caliente y que le urgía que me lo cogiera. Lo agarré de un brazo y nos fuimos hacia su habitación, apenas logró recoger su ropa.
En cuanto llegamos a su cuarto me dijo "chupámela", y yo me le arrodillé, le hice a un lado lo que parecía ser una tanga masculina y me metí su pene entre la boca. Se la chupé por un buen rato, me metía entero su palomita y se la succionaba con fuerza mientras el se iba desnudando. Paralelamente le amasaba las nalgotas y se las separaba para poder meterle un dedo. Así estuve por unos 5 minutos.
¿Querés ver una cosa que el Gato le compró a Edwin? me preguntó.
Si le dije, inmediatamente el se dio la vuelta ¿Esa tanga tiene abertura por atrás? pregunté sorprendido, cuando vi que la delgada tirita que se metía en medio de sus nalgotas se dividía en 2.
Si es para que me podás coger así, de un solo, sin necesidad de desnudarme por completo. me dijo y yo estuve de acuerdo, claro que me gustaba más el proceso de empelotarlo y todo eso.
¡Qué cosa tan curiosa! exclamé.
Ahora los 3 tenemos una igual. agregó, mientras yo no podía dejar de verle el culo, redondo, blanco, lampiño
Gordita, ¡qué bueno estás! ¡Tenés el mejor culo del mundo Gordis, el mejor!
Gracias. me dijo sonrojándose Pero el mejor culo lo tenés vos.
Acerqué la boca a su ano y se lo comencé a chupar, lamiéndoselo y metiéndole la lengua lo más que podía. Como siempre lo encontré dilatado, mis nenes se masturban con pepinos gruesos antes de verme, así llevan su pequeño orificio pre-dilatado para mi.
Entonces me detuve y coloqué mi pene en la entrada del redondo y mullido culito, lo unté con vaselina y, despacio y con cuidado, lo empalé, para comenzármelo a coger sin perder tiempo. Paúl empezó a gemir y a jadear, víctima de una gran excitación y de un placer inmenso. Lo sujetaba de las caderas, le acariciaba la espalda, le daba de nalgadas (no muy duras) en el culo, en fin, gozábamos como locos. Pero entonces, algo pasó
Empezando a empaparnos de sudor estábamos cuando escuchamos voces y ruidos en la sala, suerte que la puerta de la habitación estaba cerrada. "Paúl, gordito, nene, bebé, ya vine" dijo una voz femenina, que no obtuvo respuesta. Todavía la oímos decir "no está, vamos", aparentemente había alguien más. Era la madre de mi Gordito, a punto de hacer algo que marcaría a su hijo para siempre.
Los escuchamos caminar, ella venía al frente, traía tacones altos, alguien más la acompañaba. La puerta de su habitación se abrió y entraron, inmediatamente alguien puso música y ya no pudimos escuchar más. Estaba preocupado, no podía permitir que esa mujer nos descubriera. Paúl también lo estaba, pero además por el hecho de que los otros pasos correspondía a los de un hombre y su mamá nunca traía a nadie a la casa. Por supuesto que trataba de negar esa posibilidad, pero en el fondo sabía que así era. Y si lo era, entonces (y lo que más le preocupaba) ¿por qué se encerraron en su cuarto y pusieron música alta? La sola idea de que su madre estuviera compartiendo la intimidad con otro le revolvía el estómago.
Tito, mejor andate, mi mamá te puede ver. me dijo y yo estuve de acuerdo.
En silencio nos vestimos y salimos del cuarto, el se iría conmigo, recuerden que supuestamente el no estaba allí, así que sería mejor si regresaba después con alguna excusa. Pero justo cuando estábamos frente al estudio, salieron súbitamente de su habitación. Como pudimos nos escondimos detrás de un escritorio que daba de frente a un espejo en el pasillo, desde donde podíamos ver todo.
¡Es Mario, el jefe de mi mamá! exclamó el Gordito en voz baja.
Reflejado en el espejo, veíamos como la señora y su jefe discutían, no lo lográbamos escuchar. Ella se veía amedrentada y el muy enojado. Mario la agarró de la cintura y, como una doncella renuente, la acercó a su rostro y comenzó a besarla con fuerza, se notaba que ella no lo deseaba. Rápidamente bajó una de sus manos y se aferró de sus nalgas, tan grandes y apetecibles como las de su hijo, para acercarla a su cuerpo, pegándome sus genitales a los de ella. Con la otra mano la agarró fuertemente de la espalda, y como era mucho más fuerte que ella, no le fue posible despegarse.
Los dedos sobre sus glúteos empezaron a bucear más profundamente, subiéndole la falda y metiéndolos entre sus 2 grandes carnosidades, abriéndose paso entre ellas buscando el tan anhelado ano y sexo de esa mujer. Los encontraron y de inmediato se pusieron a hurgar en ellos. "¿Para qué oponerme?" parecía pensar ella, "si de todas maneras no iba a poder zafarme de sus fuertes brazos", y terminó resignada y sumisa, aceptando que su lengua jugueteara con la de ese sátiro, pegando más todavía sus partes a las suyas para sentir su inmenso calor, entregándose a el como una perra sometida.
A pesar de que casi no los podíamos oír, creo que los 2 escuchamos con total claridad cuando ella le dijo "dele pues, pero termine rápido y no haga ruido". El hombre, al ver que la mujer ya no oponía resistencia, bajó la mano que tenía en su espalda y se puso a juguetear con sus nalgas junto a la otra. Se abrió la bragueta del pantalón, sacó su macana parada, la enfundó en un condón y la colocó en la entrada de las entrañas de la madre de mi Gordis, que arqueó el cuerpo hacia adelante para facilitarle la maniobra a su jefe. Este logró meterle la cabeza de su verga y, entonces, la cargó, puso las manos sobre sus nalgotas y la levantó, terminando de penetrarla. La penetración fue profunda y total, ella se agarraba de su cuello y rodeando su cintura con sus piernas, gritando y gesticulando dolorosamente, pues aun no estaba ni siquiera húmeda.
¡¡¡AAAAAAAYYYYYYGGGGHHHHH!!! gritó ella cuando se la enterró ¡¡ME VA A DESGARRAR ANIMAL!!
¡Así te gusta Amanda, siempre te ha gustado así, perra gorda, ja, ja, ja!
¡¡¡AAAAAAGGGGHHH!!! ¡¡¡AAAAAAAYYYYYYGGGGHHHHH!!!
Mario se la chimó así como por unos 10 minutos antes de ponerla boca arriba sobre el suelo, en donde, tras arrancarles la blusa y el sostén (descubriendo un par de senos muy grandes) le empezó a dar como un animal rabioso. Ella jadeaba y respiraba muy aceleradamente, la de fondo que habían puesto había terminado y ahora el sonido se escuchaban perfectamente, un sonido diferente. Era una mujer gritando, lamentándose llena de dolor mientras era brutalmente tomada por un hijo de puta que parecía quererla desgarrar por completo.
Paúl se aferraba a mi, abrazándose de mi cuerpo y llorando sin hacer ruido. Estuve a punto de saltar y agarrar a golpes a ese tipo, pero el me detuvo, por ningún motivo quería que ella se diera cuenta de que su hijo único y amado era en realidad un putito.
¡Vamos al cuarto perra, me vas a dar lo que me gusta! ¡Y ya sabés, si no querés, te quedás sin tu trabajo, gorda de mierda! ella ya no tuvo más que protestar, perder su trabajo sería devastador para ella y Paúl, tuvo que levantarse y seguirlo hacia su habitación.
Aquello era como una pesadilla para mi Gordis, jamás se imaginó el tipo de sacrificio que su progenitora tenía que hacer para sacarlo adelante. Lloraba en silencio y temblaba en mis brazos, estuvo así por unos minutos. Yo pensé que lo mejor sería irnos, pero en cuanto nos pusimos de pié el salió corriendo hacia la habitación de la señora. Apenas logré detenerlo cuando entreabría la puerta para ver lo que pasaba.
Ella estaba arrodillada sobre su cama, desnuda por completo, saltando frenéticamente sobre el hombre desnudo que se hallaba acostado boca arriba, metiéndose violentamente su pene entre su sexo peludo. Paúl estaba paralizado, congelado, pálido, no sabía qué hacer.
¡¡¡¡AAAAGGHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAGGHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAGGHHHH!!!!
¡¡¡AGUANTATE PERRA, QUE A VOS ESTO TE ENCANTA!!!
¡¡¡¡AAAAGGHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAGGHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAGGHHHH!!!!
Vi que el hombre se incorporaba un poco y doña Amanda gritó, el le mordía un seno. Estiró su mano con un grueso consolador negro en ella, con una textura rugosa y muy áspera, y se lo comenzó a meter bruscamente por el culo. La madre solamente lloró y pidió piedad, pero nunca dejó de cabalgar a su amante, que se lo ensartaba empujándolo mientras le daba vueltas al dildo, sin importarle en lo más mínimo si la lastimaba o no. Mientras tanto, Paúl se aferraba a mi y continuaba llorando.
En eso el tipo se dio vuelta, cerré un poco la puerta para no ser visto, el ponía a la señora acostada sobre el colchón boca arriba. Sus gigantescos senos mostraban mordidas y moretones, noté que uno de sus pezones estaba muy inflamado (seguro al que mordió). La empezó a penetrar con lujo de fuerza y brusquedad. Ella solo gemía y lloriqueaba impotente, pero sin tratar de escapar.
¡¡¡¡AAAAGGHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAGGHHHH!!!!
¡¡¡¡GOZALO PERRA!!!!
¡¡¡¡AAAAGGHHHH!!!! ¡¡¡¡ME VAS A MATAR!!!! ¡¡¡¡AAAAGGHHHH!!!! ¡¡¡¡ME VAS A DESAGARRAR!!!! ¡¡¡¡PARÁ YA, TE LO SUPLICO!!!! ¡¡¡¡PARÁ YA!!!! ¡¡¡¡AAAAGGHHHH!!!! pero de nada servían sus súplicas, solo lo enardecían más.
El Gordito ya no soportó seguir viendo más y enterró la cara contra mi pecho, llorando a mares, pero siempre en silencio. Yo no podía dar crédito a lo que veía, esa mujer era una madre abnegada, muy común y normal, no una modelo de películas porno, estaba tan lejos de ser una puta. Estaba visiblemente pasada de peso como su hijo, con un abdomen prominente y algo flácido, caderas anchas y piernas muy gruesas, con un culo enorme, que seguramente fue una delicia en su juventud. Por arriba poseía unos senos inmensos, como buena mujer gorda, además de una cara redonda y amable, enmarcada en un cabello negro rizado. La mujer era morena, nada que ver con la blancura de la piel de su hijo, pero es que Paúl salió a su papá en ese sentido. Como dije, todo lo contrario a una puta.
Mario se cogió a la señora más o menos por unos 10 minutos, antes de derramar su orgasmo dentro de la boca de la mujer, que lo recibió hasta con la lengua de fuera por órdenes expresas de el. Luego la agarró de los pelos y se la llevó casi a rastras hacia el baño, Paúl y yo apenas logramos ocultarnos en su habitación. Luego, pasados 10 minutos, vimos que salían, ella iba roja, con cara de asco, hecha una piltrafa; el un una cara de macho triunfante que quise borrar de un buen golpe.
Entraron a su habitación, al rato el salía vestido como si nada, ella también, solo que con un pants. Se despidieron, el le advirtió que no fuera a decir nada.
Ya sabés Amanda, que nadie se entere de esto en la oficina
No se preocupe don Mario
¡Y la próxima vez a ver si te portás algo más cooperativa, gorda mierda! le dio una nalgada y se fue, luego ella se metió llorando a su habitación cerrando la puerta tras de si.
Decidimos entonces salir, el Gordis me acompañó a la puerta y me despidió. Luego el se dio la vuelta y se fue de regreso a su cuarto en donde se quedó pasmado sobre la cama, atónito, ausente. Casi no se dio cuenta de cuando de cómo pasaba el tiempo, la tarde cayó y la noche ya se asomaba, regresó en si cuando su celular sonó, era su mamá que, desde el teléfono de la casa, lo llamaba para ver por qué todavía no había venido. Le dijo que había llegado como hacía media hora, pero que como estaba tan cansado se fue directo a su cuarto a dormir de una vez.
Ella le dijo que no lo escuchó llegar, el le respondió que asumió que no había nadie por el silencio que reinaba. Ella se quedó tranquila, la serenidad de su hijo le decía que había llegado mucho después de esa escena y que no vio nada. Pero el estaba destrozado por dentro.
Paúl me contó que vio como su madre lavaba el piso del baño, y que al buscar entre sus cosas vio que algunas de ellas olían a miados, ese degenerado se había orinado en ella. Luego me dijo que había comprendido todas las veces que ella llegaba tarde con la excusa de reuniones que seguramente nunca tenían lugar, seguramente se quedaba a que ese desgraciado se la cogiera como a un animal.
Aquello desencadenó eventos que vendrían a complicarnos a todos, nunca me imaginé lo que ocurriría tiempo después. Pero la vida es así, a veces buena, otras veces mala otras peor.
Garganta de Cuero.