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Beatriz 09

en Grandes Series

Beatriz

Capítulo IX

Desperté sobresaltada, con el corazón acelerado y mojada, tanto del sereno de la noche como de sudor, nuevamente me encontré tirada sobre la grama detrás de mis rosales, desnuda. Me enderecé instintivamente y volteé a ver hacia todos lados buscando a mi marido, pero ya no estaba… tampoco mi ropa, por más que a busqué no la encontré. Titubeantemente me puse de pié, aun era noche, pero el cielo se veía claro, probablemente era de madrugada, talvez las 3 de la mañana. Dudé un momento, no sabía qué hacer, tenía mucho miedo. Al final decidí caminar, amparada por la noche y la hora confiaba en que mis vecino no me vieran.

Emprendí un, trote lento y un poco torpe, mis ingentes y helados pechos rebotaban con gracia a cada paso. Logré entrar a la casa, y entonces lo vi de nuevo, era mi marido, mi Fernando tal y como lo recordaba. Ahora no se masturbaba, solo estaba de pié en el pasillo recostado en la pared viéndome. Pero en cuanto quise acercarme un poco dio la vuelta y comenzó a caminar hasta alcanzar la puerta de mi sótano. La abrió y entró a él.

"¡Fer!" lo llamé, pero no me contestó, empezó a bajar por las gradas. Y yo, impulsivamente, lo seguí, llegué a la puerta y accioné el interruptor, nada, no hubo luz, pensé que el foco se abría quemado. Aun así bajé detrás de él, que ya había perdido de vista. Extraño, no recordaba tantas gradas, y cuando llegué al final un candil, que quién sabe de donde apareció, alumbró las paredes, que tampoco eran las mismas, tenían un intenso color rojo zapote.

Entonces la puerta se cerró de golpe y recapacité sobre lo que estaba haciendo, ¡mi esposo estaba muerto por Dios Santo! Regresé apresurada pero no la logré abrir, la golpeé con fuerza para llamar a alguien, pero no, nada, nadie me escuchaba. Muerta de miedo decidí bajar de nuevo, recordé que Fer guardaba herramientas allí. Je, je, herramientas para qué, si ni siquiera podía diferencias un alicate de un desarmador. Pero al bajar, quedé plenamente convencida, ahora sí, que ese no era mi sótano, estaba en otro sitio, un sitio que no conocía.

Al fondo vi unas puertas de color azul, me dirigí allí resueltamente pese a estar aterrada, hasta lloraba, pero yo caminaba como si ya conociera ese lugar, y en cierto modo así era. Vi en los muros numerosos retratos de personas ataviadas de distintas maneras, algunas con ropas de la Grecia clásica, otras con atuendos renacentistas. Unas cuantas tenían ropa estiladas en los 60´s y 70´s, otras pocas eran más modernas. Reparé en un marco que estaba vacío pero que tenía un nombre. "Beatriz Asensio, viuda de Lozano" decía. ¡Era el marco para mi pintura! ¿Qué significaba eso y en dónde me hallaba?

Me sobresalté en ese momento, las puertas azules se abrieron, aparentemente iba a encontrar respuestas rápidamente. Entré, vi el mismo salón de las orgías de mi sueño recurrente, pero ahora estaba vacío. Al fondo, sentado sobre el trono… Fernando, ¡mi Fernando!

¡Fer, amor mío! – grité y traté de correr, pero el ni se inmutó, ni se movió – Fernando, soy yo, Bea… ¡tu Bea mi amor!… – pero nada, seguía mirándome sin expresión.

Estoy impresionado mi señora, de verdad impresionado. – me quedé en silencio, la voz era de mi marido, pero quien hablaba no era él, lo sabía porque si – ¿Cómo, no dice nada?

¿Quién es usted, en dónde estoy?

Está en mi morada señora… por favor, tome asiento, relájese, platiquemos…

¡¡¡¿QUIÉN ES USTED, EN DÓNDE ESTOY?!!! – dije gritando casi histérica.

Je, je, je, me gustan las mujeres fuertes. – me dijo burlonamente – Ya se lo dije, está en mi morada, localizada en… ningún lugar que pueda ser localizado en un mapa. Y mi nombre, ya se habrá dado cuenta que no soy su amado Fernando… mi nombre es Vorandemur…

¿Vorandemur? ¿Quién es, por qué tiene la forma de mi esposo, por qué me hace esto?

¡Ah, tantas preguntas y tan poco tiempo para contestarlas! Pero bueno, siéntese, que todas sus dudas tiene solución.

¡No me voy a sentar en ningún lado… QUIERO IRME!

Por favor, mi Amo le ha pedido que se siente y lo escuche… – volteé asustada, esa vos la conocía, era Hilda, de pié tan grande como era, detrás de mi.

¿Usted…? – le respondí, intimidada por su porte, enfundada en un traje de cuero negro.

Todo tiene explicación señora… por favor, siéntese…

Tuve el atrevimiento de tomar la forma de su esposo para no asustarla, – me dijo ese ser, yo tomé asiento confundida y atemorizada en una silla que no sé de dónde salió – para que alguien muy cercano a usted la guiara, pero no contaba con que llegaría tan lejos tan rápido. ¿Por qué? Bueno… no soy un humano, soy un ser interrenal, vivo en la delgada línea que divide la vida de la muerte y me alimento de la energía vital de las personas… tranquila, no soy un vampiro chupasangre, no, mi alimento no es tan burdo. Verá, por la sangre de los seres humanos corre la vida en torrentes tan grandes y maravillosos que no puede ni imaginarlos, mi señora. De esa energía me alimento yo, de la energía vital… lo que Freud llamaba libido. Y no hay mejor forma de hacerlo que por medio del sexo… soy un íncubo… y la razón de mi presencia en su vida es, precisamente usted, señora mía…

¿Cómo dice?

¿Recuerda como ha sido su vida sexual a lo largo de los años? Extraña, ¿verdad?

¿Qué… qué sabe usted de mi vida?

Todo señora, todo… de hecho, estuve presente en muchos momento claves durante sus 3 matrimonios… bueno, sus 2 matrimonio, nunca llegó a casarse con su primer pareja, ¿no?

¡¿Cómo sabe todo esto?!

Ya se lo dije, estuve presente en muchas ocasiones. Además, mi fiel Pantera la ha estado vigilando atentamente. – Hilda se le acercó contoneando las caderas, remolona, y se dejó abrazar por él, por ese ser convertido en mi marido, quien, con un movimiento lujurioso y vulgar, le lamió la cara, desde la barbilla hasta la nariz… ¡me sentí tan celosa!

Vi perfectamente cuando nos llegó a espiar a Gisel y a mi… – dijo la mujer.

Pero bueno, supongo que no le estoy clarificando toda esta situación, así que iré al grano, más adelante habrá tiempo para más respuestas… Beatriz, ha sentido cambios en usted, cambios que no se esperaba, en sus pensamientos y forma de sentir. Siempre tuvo orgasmos fuertes y fáciles, pero jamás tan violentos, jamás se había excitado tanto ni con tanta facilidad, nunca antes había gozado con su cuerpo de esta forma. Tanta represión, tanta energía interna aplacada, es como un volcán con el cráter obstruido, pacientemente esperando el día en que pueda explotar.

¡No es cierto!

¡Pero si usted misma lo ha comprobado!

¡No es cierto, usted me ha hecho sentir esas cosas sucias, yo no soy así!

¿Así? ¿Cómo?

Así…

¿Sucia quiere decir?

Si, exactamente… sucia…

Ja, ja, ja, ja, ja… Bea, Bea, Bea… al final, todas son unas sucias y todos los hombres unos cerdos, está en su naturaleza… ¿no es así Pantera? – Hilda, como una gatita remolona de nuevo, le besó y lamió el cuello a su Amo… ¿Amo?

¡Miente!

No, no miento…

¡Si, miente!

Mi Amo nunca miente… – dijo ella.

No Beatriz, no… yo no hago que las cosas pasen, no obligo a nadie a hacer nada. Ayudo con el escenario, prendiendo una mecha por aquí, provocando ganas por acá. Tal vez me meta en la mente de la gente y vea sus más oscuros secretos y sus más inenarrables deseos, sus sentimientos reales… y sí, los aprovecho, pero solo para despertar pasiones, esos deseos que no se atreven a ver. Lo que hagan luego con ellos es cosa de cada quien.

… – … – no le respondí, no tenía qué decirle, además estaba asustada.

De verdad, para alguien como yo resulta muy prosaico provocar las cosas, meterme en la mente de la gente y hacer que hagan mi voluntad, a pesar que tengo el poder. Como dicen ustedes, no tiene chiste. Prefiero la emoción de la caza, manipular a mis presas, llevarlas hacia donde yo quiero, pero por sus propias voluntades. Así es mejor, todos ganamos…

A la larga señorrra, es mejor el camino que la llegada… – agregó la negra.

¿A sí… y qué ganamos? ¿Volvernos bestias salvajes, degenerados, pervertidos?

No, ¡por favor, no me malentienda! En mi aquelarre tengo parejas casadas que aceptaron alimentarme y que jamás han hecho más cosas que las que el lecho conyugal les permite. No me interesa la corrupción del alma, solo la energía con que me puedan alimentar… claro, entre más corruptas, mejor como, y con más sabor. Pero eso no depende de mí…

¿Qué quiere de mí?

Lo que deseo de todos Beatriz… alimento…

¿Y yo qué, qué va a pasar conmigo?

Nada Bea, nada… solo gozará…

¡Miente, ya vi lo que le hizo a la pobre de Gisel, desgraciado! ¡Perra asquerosa! – le dije a ella, que en ese momento perdió la sonrisa burlona que llevaba y se puso seria.

Ooohh, Gisel… a veces la naturaleza humana es tan salvaje, tan asquerosa y repugnante que me da asco alimentarme de ellos, ¿no te parece Pantera mía?

Si mi Amo… esa pobre niña… no debemos dejarla…

Yo no le hice nada a ella, ni siquiera obnubilé su mente… de hecho, la conocí aquí…

¿Y lo que le estaba haciendo Hilda qué? ¿O me va a negar que hasta la prostituyó?

No… no lo negaré… – dijo ella, ya sin vejo o mueca de sonrisa alguna – pero es algo más profundo… si no hubiese sido yo, hubiese sido cualquier otra persona…

¡Pobrecita, y la estaba cuidando supongo!

Por supuesto, es lo que mi sierva sabe hacer mejor. – intervino él – No somos culpables de nada de lo que ella hace, es algo que trae dentro y que la va consumir poco a poco… y de lo que le pasó a usted… de eso tampoco soy culpable…

¡Mi violación! ¡¡¡USTED, MALDITO!!!

No mi señora, no, yo no induje ni intervine en ningún momento durante su ataque… y aquí viene la segunda razón de mi presencia aquí… usted…

¡Eso ya me lo dijo, imbécil!

¡Me gustan las mujeres bravas!… ¿a ti no Pantera?

¡Me encantan las mujeres bravas… sobre todo para domesticarlas! – le respondió Hilda.

¡Bravas las perras…!

…pero usted es una perra… – ¡maldito! – Verá mi señora, y póngame atención, que esto es lo más importante de todo. Vine a usted por alimento, si, pero existe una razón mucho más profunda e importante. Usted no tiene ningún recuerdo de su padre, ¿no es así? – cierto – Nunca lo conoció, solo sabe de él lo que su madre le contó…

Era un finquero que solo jugó con ella y luego la abandonó…

Si… y no… en efecto fue un finquero en algún momento de su vida. Pero no abandonó a su madre, al contrario, ella escapó de él, llevándosela consigo, para salvarse. Pues verá mi señora, su padre no era un hombre ordinario, no, al contrario, era un ser parecido a mi…

¡Mentira!

No miento señora, así es…

¡No!

Si, así es… yo no hice que usted y Gisel tuvieran sexo aquella noche, tampoco que entrara a su habitación incorpóreamente para verla coger con Braulio Juárez. Tampoco fui yo quien la transportó al día en que su ama de llaves era desflorada. No Beatriz, todo eso lo hizo sola… ¡usted sola! Su cuerpo, su alma… toda usted, desprende una fuerte energía que atrae a las personas a su alrededor… incluso aquellas indeseables…

¡¿Y mi violación, tampoco tuvo nada que ver usted?!

No, tampoco, ya se lo dije… yo no hago que las cosas pasen, solo pongo el escenario y, a veces, manipulo un poco las situaciones, pero nunca hago algo tan prosaico como eso…

¡Yo no soy un monstruo ni un ser raro! ¡Eso es mentira! – ya casi lloraba.

Piénselo mi señora, piénselo… todo cuánto está pasando a su alrededor no es normal y es provocado solo por usted… no permita que su poder la domine, tampoco el miedo, para eso he venido yo, quiero ayudarla…

¿Usted me quiere ayudar? ¿A qué?

A aprender a controlar su poder, sus habilidades mágicas…

¿Y ser una bruja… o una degenerada como usted? ¡No gracias!

Ser una bruja o una degenerada solo depende de usted misma, de nadie más… solo vengo a mostrarle la mejor forma de ser lo que es, y no lastimar a nadie… porque la conozco muy bien, y sé que hacerle daño a las personas que se ama es lo peor que podría pasarle. Esa es la triste y patética historia de su padre…

¿Qué sabe usted de él y de mi mamá?

Mocho señora, mucho… ¿entonces que será Beatriz? ¿Acepta mi propuesta?

Guardé silencio, trataba de digerir lo que acababa de escuchar, todo me parecía tan extraño que me costaba creerlo a pesar de que tenía las cosas frente a mí. Estaba muy asustada, pero me controlaba, poco a poco recuperaba aplomo y pensaba con objetividad. Me di cuenta lo que pretendía ese ser, convertirme en fuente de alimento para de sed de perversión y degenere, y no estaba dispuesta a aceptarlo. Porque eso de que mi padre era un ser como él, un íncubo, me pareció una mentira y no creí ni una palabra. Pero aun debía ser cauta…

¿Y qué gana usted ayudándome?

Principalmente, alimento… nada más… – no le creí.

¿Y tú? – le pregunté a Hilda.

Yo solo soy una sierva, una esclava en las manos de mi Amo y el tiene pleno control sobre mi… lo que él el pida será…

¿Y pasa si digo que no? – los 2 me sonrieron cínicamente, ella lo volteó a ver.

¿Qué pasa si me dice que no?… mmmm, veamos, pues… ¿qué va a pasarle Pantera mía?

Nada Bea, nada… mi Señor no va a obligarla a nada…

Me gusta más el sabor del placer que me entregan por voluntad, ya se lo dije. Pero sepa, señora, que siempre hay consecuencias para todo lo que decidimos… y si no aprende a controlar sus poderes rápidamente, pueden pasar cosas muy malas a su alrededor…

¡Nunca pedí habilidades ni poderes extraños!

Ni tampoco pidió ser hija de quien es su padre, pero lo es… a diario los humanos reciben cosas que nunca pidieron, pero terminan conservándolas… ¿no, perra mía? – Hila lamió su rostro y su cuello, de nuevo como una gata remolona.

¡Pues no los quiero!

Qué pena… porque se van a quedar en usted para siempre, no depende de mi dárselos ni quitárselos, nació con ellos, con ellos morirá… son suyos.

¡No lo acepto! ¡Y me quiero ir, déjeme ir!

¡Qué mujer tan brava! Beatriz, ya se lo dije, no está obligada a nada… la puerta está detrás de usted y siempre ha estado abierta, no la detendré ni enviaré a mi perra por usted. Pero antes de que se retire, le digo esto, no me rindo con facilidad, puede que me rechace durante años, pero yo siempre estaré allí hasta que me diga que si… no sé preocupe, procuraré no ser impertinente, je, je, je.

Me puse de pié y salí corriendo por donde entré, pero las gradas ya no estaban, en su lugar había una pesada puerta de madera. La abrí con mucho trabajo y salí a la calle. ¡Mierda, en donde me encontraba, a mi alrededor había gente desnuda, haciendo todo tipo de cosas obscenas! Empecé a caminar, ha donde mirara había alguien haciendo alguna cochinada. Vi una mujer como de mi edad, de pié e inclinada hacia delante, por atrás un hombre le metía la verga violentamente por el ano, en medio de un trasero excepcionalmente grande. Por adelante otro se la cogía por la boca, dándole duro, con violencia.

Más adelante un anciana rubia estaba convulsionando en el suelo con un enrome consolador metido entre la vagina, retorciéndolo mientras ella misma trataba de arrancarse sus enormes tetas. A unos metros de ella una pareja de hombres cogiendo entre ellos, a su lado 2 mujeres haciendo el 69. Más adelante había una orgía que me escandalizó, pues por los rasgos de todos pude inferir que se trataba de una familia. La madre estaba sentada en el suelo, con las piernas abiertas mientras el que, seguramente era su hijo, la perforaba salvajemente. Ella veía con la cabeza volteada a la derecha como el padre enculaba a la hija, una nena preciosa de no más de 13 años, al mismo tiempo que el hijo segundo la penetraba por la vagina. Y la nena berreaba con los ojitos cerrados y en la boca dibujando una sonrisa.

Ya no quise ver más, cerré los ojos y me eché a correr, no sabía en donde estaba, no reconocía aquellos callejones, solo sabía que quería salir de allí cuanto antes. Corrí y corrí hasta el aire me faltó y me tuve que detener, jadeando. Estuve así por unos minutos, corriendo casi en pánico, entonces m detuve y subí la vista nuevamente, como por arte de magia aparecí frente a la puerta de mi casa, aun me encontraba completamente desnuda. Era aun de noche, volteé hacia atrás y no veía nada, solo el camino solitario y oscuro de mi Cobán natal.

¿Cómo llegue a mi casa? No lo sé… pues supongo que de la misma manera como llegué a la guarida de ese ser extraño llamado Vorandemur…

CONTINUARÁ…

Garganta de Cuero

Pueden enviarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, besos y abrazos.

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Perro de Alquiler (08)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (16)

Perro de Alquiler (07)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (15)

Perro de Alquiler (06)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (14)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (13)

Perro de Alquiler (05)

Perro de Alquiler (04)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (12)

Perro de Alquiler (03)

Perro de Alquiler (02)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (11)

Perro de Alquiler (01)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (10)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (09)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (08)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (07)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (06)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (05)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (04)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (03)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (02)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (01)

Amor de Hermanas (03)

Amor de Hermanas (02)

Amor de Hermanas (01)

Toda una Valkiria

Revolcado entre el Bosque

El Amigo de mi Esposo

Noche de Bar

Las Playas de Monterrico (02)

Las Playas de Monterrico (01)

Nos dejamos llevar

Mi Esposo se Entregó (03)

Mi Esposo se Entregó (02)

Mi Esposo se Entregó (01)

Poder entre mis Piernas

Negro Semental Mío (4)

Negro Semental Mío (3)

Negro Semental Mío (2)

Negro Semental Mío (1)