Olaf, mi Berserker Vikingo
Capítulo III
"Me vi caminando por una callejuela estrecha, con las paredes de las casas muy cerca una de la otra y hechas de adobe apenas recubierto por un sencilla amalgamaza blanca, las ventanas de madera cerradas y los techos de paja, me recordó a las ilustraciones de ciudades medievales que una vez vi. Apenas lograba ver algo, los faroles de aceite tan solo me dejaban ver unos metros delante de mi. Llegué al final y, cruzando a la derecha, encontré una puerta enorme de madera y con una gran aldaba de bronce esculpida con la cabeza de un dragón. No sé por qué la abrí y vi unas escaleras que bajaban a lo que parecía ser un sótano.
Entré despacio y calladamente, se escuchaban voces masculinas a lo lejos. Llegué a un amplio salón apenas iluminado lo suficiente para poder ver a un nutrido grupo de hombres de apariencia salvaje y feroz, barbados, de tez blanca y cabellos claros, ataviados con pieles o cotas de malla, algunos lucían cascos con cuernos en la cabeza. Formaban un círculo que rodeaban a una mujer desnuda de pié que mostraba 2 enormes senos colgantes, más no caídos, de pezones grandes coronados con 2 brillantes argollas; caderas anchas, cintura estrecha, culo grande y firme. Su cabello ondulado colgaba libre, era acariciado suavemente por uno de ellos, todos la miraban con ojos ambiciosos, y no era para menos, aquella mujer era preciosa. Mediría unos 175 cm., tenía piel blanca y unas tetas y caderas que la convertían en una auténtica diosa del placer. Era curioso que no podía verle el rostro, ya que aparecía como con una sombra que lo hacía borroso a mi vista, lo mismo con los rostros de los demás.
Como verán, todas las recomendaciones que les hicieron sobre esta posada eran ciertas dijo uno de los hombres, quien parecía llevar la batuta ¿Les dijeron que tenía una perra muy buena? todos asintieron con la cabeza.
El que hablaba era un hombre muy corpulento, alto, de piel clara y barbado como todos los demás, lo sabía aunque de su rostro solo podía descifrar sombras. No habló más y fue directamente al grano, comenzando a manosear a la voluptuosa mujer, tocándole las chiches con sus grandes manos. Lo vi mejor, tenía un cuerpo colosal realmente, con hombros grandes y gruesos, y una musculatura muy marcada y definida, era velludo como un oso. Los otros comenzaron a participar ansiosos de utilizar a esa soberbia hembra que se les ofrecía.
Quiero ver si en verdad puede aguantar con estas 6 vergas sola retó uno de los presentes.
Prueben les aseguro que no se van a ir defraudados respondió la mujer con voz melosa y excitada, definitivamente tenía que ser una puta
El líder la tomó de los hombros y la lanzó en medio del grupo para ser manoseada por todos y por todos lados, recibiendo palmadas sobre sus senos y nalgas. Vi como, embelesados de su tamaño, algunos se concentraban en apretarle y estrujarle las chiches, otros se las lamían y chupaban. Le metían los dedos entre la vagina y el ano, o le amasaban las nalgas y la jaloneaban del pelo, la puta estaba completamente cubierta de zarpas y dedos callosos que la recorrían por cada rincón de su delicioso cuerpo y lo disfrutaba mucho.
La lamían y besaban mientras, poco a poco, los hombres se iban desnudando, dejando frente a ella una impresionante colección de vergas, todas duras como una roca. Calentaron a la perra hasta dejarla a punto de hervor, llevándola a otro mundo, completamente abandonada a lo que quisieran hacerle.
Ella se arrodilló, comenzando a pasar la lengua sobre cada uno de esos troncos que se le ofrecían. Estuvo lamiendo y chupando como por 20 minutos, antes que el tipo enorme la pusiera de pié con violencia, levantándola del pelo y tirándola luego sobre un montó de trapos que, como por arte de magia, habían aparecido en el suelo, justo en medio del grupo. Se le tiró encima a continuación, besándola con fuerza y ensartándole de un golpe seco todo su instrumento, que era de un tamaño colosal, dicho sea de paso. Pero ella, lejos de gemir y quejarse del dolor que seguramente causaría una ensartada con semejante animal, comenzó a gemir de placer y a pedir más.
¡¿Y eso es lo que dudaba que me fuera a entrar?! ¡¡¡QUIERO QUE ME PARTA A LA MITAD UN MACHO DE VERDAD!!!
¡Es que apenas estás en calentamiento, perra!
Y el tipo le comenzó a dar duro, tanto podía ver sus caderas estrellándose con tremenda violencia y potencia, estremeciendo a la pobre infeliz puta completamente. Ella gemía y gemía, al tiempo que lo agarraba de las nalgas y lo hacía penetrarla más duro y rápido. Lentamente el tipo se fue poniendo de pié, levantándola de las nalgas y cargándola en el aire, de manera que las penetraciones fueran más fuertes y profundas, pues era todo el peso de la perra el que se ensartaba en la tremenda macana. La mujer gritaba y gemía como una loca.
¡¡¡¡SIIIIIIGGGGGGGHHHH!!!! ¡¡¡¡DALE, DALE DUROOOOOOOO!!!! ¡¡¡¡AAAAAYYYYYY!!!! ¡¡¡¡AAAAAYYYYYY!!!! ¡¡¡¡AAAAGGGHHHHH!!!!
Los otros 5 sujetos se pusieron en fila y uno a uno, por turnos, la fueron sodomizando, aferrándose a sus caderas mientras ella seguía rebotando vehementemente sobre la verga del primero. Comenzó un gordo chaparro, con una verga igualmente corta, pero muy gruesa y dura, no sé cómo puso penetrarla por el ano sin lacerarla toda. Luego le tocó a un muchacho muy alto y delgado con un pene más bien normal, que al igual que el anterior, penetró a la puta como un desesperado. Y así hicieron los otros 3, un gordo alto, con una verga larga pero normal, un tipo musculoso con uno delgado pero largo, y luego uno delgado y bajito, pero con una auténtica macana entre las piernas.
Una vez que cada uno pasó visitando el hoyo trasero de la perra, el tipo enorme, que llevaba la batuta, se sentó en el suelo y puso a la mujer a cabalgar sobre el. Y de nuevo, uno a uno, fueron cogiéndosela por el culo otra vez, dándole durísimo, pero que animales, eyaculando al final sobre el cuerpo empapado de sudor de la mujer.
El final llegó como una hora después, el jefe de la orgía acabó también a manantiales sobre el cuerpo inerte de la perra, que tirada sobre el suelo, empapada en sudor y semen, trataba de recibir en la boca los abundantes chorros del tipo. Sobre ella ya habían pasado como 2 o 3 veces cada uno de los presentes, llenándose de su leche, era increíble aquello, me costaba creer que hubiera alguien en este mundo capaz de aguantar tanto.
Empecé a alejarme del grupo sin yo quererlo, quería seguir viendo qué ocurría, pero una fuerza externa a mi me hacía avanzar como de espaldas y sin caminar, como flotando en el aire "
Abrí los ojos sobre mi cama, estaba sudorosa y mojada, el corazón me latía rapidísimo, la respiración la tenía agitada y toda yo estaba algo perturbada. Esbocé una sonrisa tonta, de esas que ponemos cuando queremos disimular algo bochornoso, y pensé "¡vaya sueño húmedo!". Aunque sabía de antemano que eso no había sido únicamente un sueño, algo me decía que ya conocía al autor de semejantes escenas en mi cabeza, pero bueno, el Amo es, por lo general, bastante juguetón.
Al día siguiente mi rutina se repitió con toda la normalidad, levantarme temprano para enviar a mi Mari al colegio, hacer el desayuno para lo inquilinos y luego alimentar a mi Amo. Pero justo cuando me dirigía al baño para hacer esto último apareció un sonriente Olaf caminando en dirección a la puerta de salida.
Señora mía, en mis días no sale el sol si no veo sus rostro angelical antes de partir me dijo y me dio un ceremonioso beso en la mano.
¡No sea payaso Olaf! Que le vaya bien y que tenga un buen día le dije roja y azareada.
Como tenía prisa no se quedó para lanzarme más sus canes, se dio la vuelta y se retiró a sus labores. Me quedé de pié viéndolo alejarse, de verdad era un tipo guapo, pero entonces me di la vuelta y entré al baño para sacarme ese pensamiento de la cabeza, por más que el Amo insistiera, no estaba dispuesta a convertirme en la amante de ningún hombre solo para su placer. ¿Qué creía que era, acaso una yegua que podía cruzar con algún semental alazán? ¡Pues no!
Me metí bajo la ducha y esperé instrucciones, vi que una densa bruma aparecía por debajo de la puerta y se condensaba en un rincón del baño. Apareció él entonces, esta vez utilizó la forma de mi difunto marido para manifestarse. Fruncí el ceño, no me gustaba mucho que se apareciera con el cuerpo y la cara de mi Fernando, al que tanto amé durante casi 40 años. Lo vi desnudo, sentado sobre una silla que también apareció por arte de magia, con su todo su gran cuerpo, fuerte, curtido por una vida de trabajo en los campos. La piel morena clara, los ojos cafés claros y esa sonrisa de "yo no mato una mosca" que tanto me cautivaba.
Pero ahora aparecía diferente, su musculatura estaba muy desarrollada, como los súper héroes de los cómics gringos, con cada músculo de su cuerpo bien marcado. Se frotaba una enorme verga, larga y gruesa, surcada de venas, con lujuria, con las piernas abiertas, seguro que esa exhibición me ponía mal. Sus huevos colgaban pesadamente como 2 pesadas bolsas repletas de semen. Si, de solo ver eso me ponía mal, muy caliente, pero ese no era mi Fer, lo sabía muy bien, y eso me daba tanta tristeza como calentura.
Buenos días Bea
Buenos días Maestro, espero que tenga hambre
Siempre, ¿cómo no tenerla frente a un hembra como usted? empiece a apretarse los senos dese placer con ellos gócelos me dijo con la voz de mi ex marido.
Obedecí inmediatamente, los tomé con mis manos, eran tan grandes que apenas lo podía hacer. Empecé a movérmelos en círculos, a restregármelos y a frotármelos, qué rico sentía, Mis enormes tetas repletas de leche (por culpa del Amo no paraban de dar leche), surcadas con gruesas y violáceas venas, me transmitían una placer indescriptible, eran tan sensibles, antes no lo eran, nuevamente fue el Maestro quien las hizo así con su magia.
Chúpese los pezones Beatriz, beba de su propia leche muérdaselos, tire de ellos, goce de esas enormes ubres de vaca que tiene.
Lo hice, llevé uno de mis erectos pezones a mi boca y lo chupé, lo succioné y me bebí la abundante leche que me salía. Tiré de él, lo mordí hasta que me empezó a doler, el Amo también me estaba haciendo medio masoquista. Hice lo mismo con el otro, pronto mi boca estuvo repleta de mi blanca leche materna y mis 2 pezones enrojecidos e inflamados y mi sexo mojadísimo y clamando por algo de atención.
Muy bien Beatriz, así me gusta, me gusta mucho ahora quiero que se de la vuelta y se apoye con las manos sobre la pared, mueva ese enorme culo suyo para mi, quiero verle el sexo chorreante, caliente, ardiente
¡Amo me está poniendo muy mal!
Eso es lo que quiero mi señora eso es lo que quiero me di la vuelta y me apoyé contra la pared, empiné el culo y arqueé la espalda para que este resaltara más, comencé a moverlo como él me lo pidió, ¡Dios mío, estaba tan caliente solo de saber que me estaba viendo, ahora ya soy una perra exhibicionista!
así es mi señora, usted ya es una perra exhibicionista
¡Me está leyendo la mente Maestro!
Si, por eso también sé que necesita de un buen pene con urgencia, de alguien que se la coja como a usted le gusta, como a una perra
No no nunca me han cogido así era cierto, hasta ese momento solo había tenido sexo con Fernando y con otros 2, pero esas fueron violaciones.
Pero lo desea quiere que una verga como esta la parte a la mitad dijo, blandiendo el gran fierro entre sus piernas como si fuese una espada.
Si tan solo me fuera a coger con eso pero no, el Amo muy pocas veces me tocaba cuando se materializaba, parecía que prefería ser alimentado con el placer de mis pajas. Pero yo necesitaba de una buena verga, él tenía razón, quería que una gran verga me partiera a la mitad, que me hiciera ver las estrellas y que me hiciera berrear como una desesperada. Pero ¿quién? Fernando estaba muerto, y más allá de él y de las 2 experiencias de violación no conocía a nadie más. Aunque, talvez Olaf
¡No, momento, ese pensamiento no era mío! O por lo menos yo no quería que fuera mío, seguro el Amo lo puso en mi mente con sus poderes. En ese momento me percaté que solo me sostenía con una mano, la otra ya la tenía hurgando entre piernas, abriéndome la vulva y pellizcándome el clítoris. ¡Qué sensación y qué mojada estaba!
Volteé a ver al Amo, no me decía nada, solo seguía frotándose su enorme falo, seguro de mostrármelo entero, que no me perdiera nada de él. Sabía que así me mantendría caliente y lo estaba consiguiendo. Y mientras tanto ya tenía la cabeza apoyada a la fría pared para dejar libre mi otra mano, de forma que mientras con una mano escarbaba entre mi intimidad, con la otra me aferraba y estrujaba mis formidables chiches. El placer era ya muy intenso y mi respiración muy acelerada y errática, ardía y estaba a punto de explotar.
Póngase en el suelo en 4 patas Beatriz, y mastúrbese con el gran pepino que trajo, que le llegué hasta las profundidades mismas de su feminidad, quiero que sienta que se está partiendo por la mitad como si fuese un gran semental quien la estuviese poseyendo adelante Bea, deme más placer
Con una velocidad llena de vicio y ansiedad caí de rodillas al suelo y luego me coloqué en 4 patas, parando bien el culo para que mi Amo pudiera vérmelo entero. Tomé el gran pepino y lo empecé a pasar por todo lo largo de mi raja inflamada y empapada, quería sentir primero su dureza y su largo antes de clavármelo. Estaba muy frío, sentí un gran escalofrío pero me excitó más. Además su superficie tan suave y lisa me estaba volviendo loca, era algo sencillamente maravilloso.
Al fin ya no lo pude soportar más, me lo encajé de un solo golpe y de la parte más gruesa, "¡¡¡AAAAAAHHHHHHHHH!!!" grité sin poderme contener, ese grueso vegetal me llegó hasta mi mismo útero y me estremeció. Me mordí los labios e inicié el movimiento de émbolo, podía oír los jugos de mi sexo chapoteando ante cada entrada y salida de ese verde invasor, no lograba acallar por completo mis gemidos, el placer era tan intenso. Finalmente acabé con un fuerte gruñido en que se convirtió un gran alarido que salía de mi garganta.
¡¡¡¡MMMMMMMGGGGGGGAAAAAAARRRRRRHHHHH!!!! de mi sexo mojado salió un raudal de líquidos lubricantes casi como un chorro a presión, por lo visto el Amo también me había dado la capacidad de la eyaculación femenina.
Quedé como la perra en que me había convertido, en 4 y con la lengua de fuera, jadeando. El pepino se me salió solo de adentro, dejándome un gran vacío adentro. Mis imponentes ubres quedaron colgando y meciéndose al compás de mi respiración acelerada, mi piel estaba empapada de sudor y yo mucho muy satisfecha, segura que mi Amo también.
¿Lo ve Beatriz?, así es como quedaría todos los días, así gozaría a diario si tuviera un buen semental a su lado piénselo señora mía piénselo por ahora me despido, muchas gracias por su servicio. y desapareció.
Permanecí así un rato aun, luego me senté sobre la loza, empecé a sobarme una chiche, me mordí muy duro. Pensaba y reflexionaba, talvez el Amo tenía razón, qué era lo peor que podía pasar, después de todo era una viuda y nadie podía decir nada de mi conducta. Además él estaba para protegerme, era parte del trato mmmm, empecé a preguntarme de qué tamaño tendría Olaf la verga, ¿sería acaso como el pepino que estaba tirado frente a mi, entre mis piernas? pero no pude pensar más, un agudo chillido desde la habitación de mi nena me avisó que Coky, el perrito, ya tenía hambre. Je, me reí pensando que todo el mundo tenía hambre de mi cuerpo.
CONTINUARÁ
Garganta de Cuero
Pueden enviarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, besos y abrazos.