Un Nuevo Amigo
Buenas noches, lamento todo este tiempo de ausencia pero ahora vuelvo con una nueva aventura de mi caliente vida sexual. Voy a empezar por el principio, me llamo Ricardo Centeno y soy un joven guatemalteco que lleva una vida muy peculiar. No voy a aburrirlos con un largo resumen de todo lo que he hecho, eso lo pueden leer en mis relatos, mejor paso a mi nueva historia.
Como recordarán en mi ultima serie, "Mi Amigo Álvaro", conocí una faceta desconocido de mi viejo colega del colegio, Álvaro. Bueno, yo ya lo sabía, pero posteriormente lo supe de su propia boca el día en que acabé con él en su departamento, donde luego se nos unió su "novio" italiano, Giovanni. Me gustaría mucho poder contarles más sobre ellos, pero terminaron poco después de entrar yo en escena.
Álvaro me aseguró que sus problemas venían desde antes, pero sé que tuve que ver en el rompimiento, por lo menos fui el detonante. Por un lado Giovanni era casado y no iba a dejar a su mujer por su jovencísimo amante, algo que, obviamente, Álvaro no aceptaba. Esa fue la razón principal, luego estaba el asunto de que no eran compatibles sexualmente, ambos eran pasivos y les encantaba el papel de sumisos, por lo que mi llegada solo aceleró el proceso de separación, se dieron cuenta que no iban a ningún lado y que solos probablemente estaban mejor.
Lo sentí mucho por mi amigo, yo sabía que Álvaro esperaba tener algún tipo de relación seria con Giovanni más allá del sexo. Se sentía solo y aislado, no se atrevía a salir del armario y cada vez se sentía más presionado por las sospechas de su familia sobre su sexualidad. Me habría gustado ayudarlo pero no pude, pues como yo tampoco estaba buscando nada formal aun y menos con un hombre (aunque soy bisexual sigo prefiriendo a las mujeres) él simplemente se alejó.
Ese fue el triste final de esa relación, pero al mismo tiempo fue el nacimiento de una amistad que se extendería con los años y que me llevaría a vivir cosas extraordinarias. Y claro, me refiero a Giovanni
Salí una noche a cenar con varios amigos de la Universidad para celebrar el cumpleaños de una chava del grupo y acabamos en un conocido y fino restaurante italiano que, casualmente, era de él, aunque yo no lo sabía al principio, tan solo estaba al tanto que él se dedicaba a ese negocio. Apenas estábamos revisando la carta cuando un mesero me entregó discretamente una nota: "Buona notte, Ricardo". Inmediatamente, y más por instinto, volteé hacia atrás y allí me lo encontré, Giovanni me veía desde la puerta que separaba la cocina del salón vestido con un impecable traje de cocinero y una sonrisa radiante en los labios. No lo supe hasta ese día, pero él además de ser el dueño era el chef principal y uno de los mejores según supe luego.
Ahorita vengo le dije a mis amigos y me levanté, fui directo a él para saludarlo.
Saluti amico ¡cuánto tiempo Ricardo! Giovanni me saludó cálidamente en cuando me tuvo cerca, yo le devolví el saludo y nos dimos un sincero abrazo de camaradería.
Giovanni, ¿cómo estás? ¡¿Este es tu restaurante?! Gio asintió con la cabeza, lleno de orgullo y rojo como un tomate ¡Pues te felicito, este sitio es muy conocido!
Grazie, grazie ragazzo pues es mi pequeño niño
¡Pues de pequeño no tiene nada! comenzó a reír más rojo aun. Y es que era cierto, el "Campania" era un restaurante que no tenía nada de pequeño.
Intercambiamos un par de palabras más y luego nos despedimos, no sin que antes él me prometiera el mejor "Risotto" que hubiésemos probado en nuestras vidas je, como si alguna vez alguno de nosotros hubiera probado ese tal Risotto. La cosa es que al final degustamos un plato exquisito y exótico (a pesar que era arroz), tuvimos una velada alegre y feliz y un jugoso descuento en nuestra cuenta, mis amigos no paraban de felicitarme por tener ese amigo.
Nos despedimos y cada uno se retiró a su casa, menos yo, que decidí quedarme otro rato y platicar algo más con Gio. Giovanni Percontti era su nombre y era de origen italiano, nació en Florencia y ahora se ganaba la vida con este exitoso restaurante. Me acerqué a la barra y le pedí a un mesero que le dijera que yo todavía estaba en el local, como a los 2 minutos salió.
Ricardo, buona notte ¿y la comida, qué tal? me preguntó con ese su característico acento italiano.
¡Buenísima, todos mis amigos quedaron encantados!
¡Bene, bene! se sentó conmigo en la barra y me invitó a un cóctel. Nos pusimos a platicar de un montón de cosas hasta que me preguntó si no sabía nada de Álvaro, me quedó claro que aquel era un tema que aun le dolía.
Pues la verdad no el Álvaro simplemente se alejó y ya no supe nada más de él. vi la decepción dibujada en su rostro.
Yo no quería que todo terminara así ¡merda! Io si quería a Alito, caro mío pero bueno, creo que no debí de darle esperanzas tonto de mi guardamos silencio por un momento, fue un silencio incómodo la verdad, estuve tentado a mejor despedirme de una buena vez ¿Sabés algo Ricky? Te vi entrar al restaurante con tus amigos, te reconocí desde lejos pero por eso no salí a hablarte en persona y mejor te mandé un mensaje con uno de los muchachos. Es que no sabía cuál era relación que tenías con tus amigos y no quería causarte problemas.
Bueno pues ellos definitivamente no saben de mi doble vida, pero son buenos amigos
La verdad no esperaba volver a verte y menos que me trataras con amabilidad luego de lo que pasó con Alito. Pensé que te caería mal
Lo que pasó entre Álvaro y vos es algo en lo que no tengo nada que ver, no me gusta meterme en los problemas de los demás ni sudar calenturas ajenas. De todas maneras Álvaro y yo nunca fuimos muy cercanos, estudiamos juntos y éramos compañeros, pero solo.
Si, si grazie, grazie cambiamos de tema y platicamos de otras cosas sin importancia, la conversación se relajó mucho y se volvió más honesta. Pero en un punto Giovanni volvió atrás Ricardo, tú no conocés a nadie que esté interesado en un departamento es que ahora que ya no tengo a mi Alito ya no me sirve nuestro vecchio nido d'amore.
¿Lo vas a vender? le pregunté
Si, si pero en secreto, mi mujer no sabe nada.
Pues no, no conozco a nadie ahorita es una pena que lo vayás a vender, era un sitio muy bonito, bien ubicado me da lástima entonces me miró fijamente con esos penetrantes ojos violetas que tenía y con una media sonrisa, muy pícara dibujada en la cara.
A mi también me da lástima, muchas cosas lindas pasaron allí y pues no sé a mi me gustaría despedirme adecuadamente del lugar al entendido, a señas
y por supuesto que entendí, a mi también me apetecía un buen revolcón, je, je. De solo pensar en lo que hicimos la última vez al lado de Álvaro se me puso dura la verga. Esperé en la barra el cierre del lugar y luego nos fuimos juntos en mi carro porque luego tenía que volver a mi casa. Platicamos de todo un poco, más que nada para hablar y evitar la tensión pues los 2 estábamos muy calientes. Sobre todo él, que no dejó de verme con ojos llenos de calor en todo el camino.
La cosa empezó al nomás entrar, Giovanni fue quien dio el primer paso besándome apasionadamente. Nuestras lenguas jugaron y se enredaron, su aliento a vino se mezcló con el mío y nuestros cuerpos comenzaron a calentarse. Nos separamos y me condujo a la habitación de la mano, terminamos tirados en la cama besándonos y rodando, metiéndonos mano y desnudándonos mutuamente.
El italiano empezó a desvestirme mientras me devoraba la boca, antes de poderme dar cuenta ya me tenía totalmente en pelotas. Se separó un poco y me lamió completo, desde el cuello hasta el estómago, deteniéndose un rato en mis pezones, algo que casi me hizo enloquecer de placer. Me fascina que me laman y chupen los pezones. Me los mordisqueó y succionó hábilmente, al mismo tiempo que me desabrochaba la hebilla y me bajaba el pantalón y el calzoncillo, Giovanni era muy bueno.
Empezó a pajearme en cuando tuvo mi pene fuera, lo frotaba dejándolo crecer en su mano. Por otro lado siguió bajando y lamiendo hasta encontrarse con mi paloma. Me la comenzó a mamar con todo el arte que tenía y con ansias e intensidad pero sin prisas, la deglutía pausadamente hasta la mitad, la succionaba al mismo tiempo que la acariciaba con la lengua. Me la agarraba con una mano y me acariciaba los huevos y el culo con la otra. Eso casi me mata, sobre todo cuando coló un dedo travieso entre mi caliente ano. Me obligué a respirar lenta y profundamente para no acabar antes de tiempo.
Decidí detenerlo y quitármelo de encima y así y tomar la iniciativa, no quería acabar tan rápido. Él rodó a mi derecha y yo aproveché para desvestirlo sin perder tiempo, pero sin correr tampoco, no quería que las prisas arruinaran el encuentro. Giovanni se dejó dócilmente mientras admiraba excitado mi desnudez, yo era joven, fuerte y potente, moreno y bien marcado pero sin exageraciones. Y sobre todo, con un impresionante garrote colgando entre las piernas de 23 cm duros y empinados.
Lo besé con pasión y bajé lamiéndolo igual a como él lo hizo conmigo. Paré en sus pezones y los lamí y chupé despacio hasta que se los puse duros, entonces los comencé a mordisquear suavemente. Lo hice suspirar. Bajé más, lamiendo su prominente barriga hasta que alcancé su pene de color rosa mejicano, duro y palpitante. Inicié una mamada suave y lenta al principio, deleitándome yo solito con ella. Saboreaba ese príapo italiano y me deleitaba con los suaves gemidos que mi amante europeo profería.
En poco tiempo mi felación se convirtió en un garganta profunda en toda regla, tratando de imitar las impresionantes mamadas de mi madre. Me tragué su verga entera hasta rozar mis labios con sus vellos púbicos y agitaba la cabeza hacia todos lados, succionando con fuerza al mismo tiempo mientras me la iba sacando hasta dejarla afuera. Luego bajé y le lamí los testículos y el principio del culo, provocándole fuertes estremecimientos de placer que lo hicieron resoplar como un toro.
Giovanni me detuvo por la misma razón por la que yo lo detuve a él y cambiamos de posición otra vez, comenzamos a besarnos y rodamos por la cama, con nuestras vergas al rojo vivo, rozándose y restregándose mutuamente. Terminó colocándome encima suyo en posición invertida y empezaron un 69 que nos enloqueció. Cada uno se esmeraba en trabajar la verga del otro, estábamos totalmente excitados y se nos olvidó la mesura, empezamos a comernos con ganas.
Giovanni sacó su vena pasiva y sumisa y empezó a presionan sobre mis nalgas para que las moviera de arriba abajo, cogiéndomelo literalmente por la boca. Y yo, ni lento ni perezoso, hice que colocara la cabeza a orillas de la cama para poder darle verga a gusto. El italiano tosía y se atragantaba, su piel enrojeció y empezó a sudar copiosamente, pero no trató ni una vez de quitarme de encima. Al mismo tiempo me deleitaba tocándole y hurgándole el culo, lamiéndoselo y metiéndole dedos adentro. Me moría por cogerme ese culito gordo nuevamente así que estaba esmerándome en dilatarlo y lubricarlo.
Por fin decidí que el culo ya estaba listo para recibirme, así que me desacoplé de él y me preparé para penetrarlo. Simultáneamente él se estiró hacia su mesita de noche y sacó un condón de la gaveta que él mismo me puso apresuradamente, luego lo untó con gel lubricante, sus ojos brillaban de la excitación. Luego se tiró boca arriba sobre la cama y se abrió de piernas, invitándome descaradamente a proceder. Le separé las piernas levantándolas en el aire y él mismo tomó mi tieso miembro y lo dirigió hacia su ano. Entré suavemente en él, hasta el fondo y con poco esfuerzo por parte de ambos.
"¡¡¡AAAAHHHHHH!!!" exclamó, también pegó un respingo cuando se sintió invadido y comenzó a gemir desde el instante en que inicié mi vaivén, metiéndosela hasta el fondo y sacándosela casi completa. Su ano se abría más y más a cada minuto, facilitándole la entrada a mi enardecido falo que se lo ensanchaba a cada arremetida que le propinaba. Él seguía gimiendo enloquecidamente, cada embestida lo sacudía por dentro con intensas descargas de placer. Me encantaba ver sus abundantes y orondas carnes sacudirse cada vez que se la metía y me excitaba más oyéndolo aullar.
¡¡¡¡AAAAHHHHH, OOOOOOHHHHH CARO MÍO, AAAAGGGHHHHHHH!!!! también profería otras exclamaciones en italiano pero esas no las pude transcribir.
No tenía pensado acabar sin haber gozado hasta la última gota de sudor de su cuerpo, así que tras unos 10 minutos me detuve y lo puse a 4 patas. Lo clavé de nuevo de un solo golpe y comencé a bombear con fuerza, al mismo tiempo él empujaba hacia atrás, yendo en pos de mis acometidas. Sus gemidos se hacían cada vez más intensos y escapaban de su garganta al ritmo de mis golpes de caderas, disfrutaba a tope, lo estaba montando como nadie lo había hecho antes. Sus abundantes carnes se estremecían a cada empellón, todo su cuerpo rollizo y blanquecino se había teñido de rojo y se cubría de sudor.
¡Dios mío, qué cogida increíble, el hombre estaba gozando como un energúmeno y me hacía gozar igual a mi! Volví a cambiarlo de pose, me acosté boca arriba y Giovanni se montó sobre mi, nuevamente él mismo guió mi falo hacia sus profundidades. Me cabalgaba con diestros movimientos de cadera, saltando para encajarse totalmente mi vergón entre el culo. Estaba enloquecido y perdido de placer y yo lo sabía, así que tomé su pene que rebotaba frenéticamente bajo su prominente barriga y se lo masturbé con energía, necesité bien poco para hacerlo acabar a chorros y entre berridos sobre mi pecho.
¡¡¡¡AAAAAHHHHHHH, OOOOUUUUUUHHHHHHH!!!! quedó quieto y jadeando sobre mi, con mi pene aun encajado hasta el fondo. Sudaba a chorros y jadeaba ruidosamente, estaba más satisfecho de lo que recordaba en mucho tiempo.
Giovanni se quedó ensartado en mi un instante, esperando que su respiración volviera a la normalidad. Me veía impresionado y con ojos deseosos, casi posesivos, luego los cerró y se dejó caer, rodó y quedó boca arriba en la cama. Volteó a verme con la misma expresión y habló entre susurros y jadeos:
¡Incredibile, impressionante! ¡Me tomaste como a una perra mi bellissimo ragazzo! sonreí satisfecho y con el ego por los aires Desde hoy te autorizo a disponer de mi cuando se te de la gana y tantas veces quieras caro mío.
Mi nuevo amante levantó las piernas bien abiertas y me mostró y ofreció su irritado y dilatadísimo ano, obviamente no lo hice esperar. Me coloqué entre sus piernas y volví a embutírsela sin sujetármela con la mano siquiera, mi verga se abrió paso sin apenas resistencia, su culo ya parecía mantequilla. Comencé a taladrarlo con fuerza y sin piedad por al menos 10 minutos más a un ritmo infernal. Gio sentía el ano al rojo vivo y más abierto que nunca, no dejaba de gemir enloquecidamente, con la piel enrojecida y una expresión de demencia en los ojos. Ya no podía más, el placer y la excitación se me subieron como el gas dentro del envase de una coca-cola siendo agitada.
¡¡¡AAAHHH, OOOHHH, GIOOOHHHH!!! ¡¡¡¡¡AAAAAAGGGGGHHHHHHHHH, OH POR DIOOOOSSSSSGGGGHHHHHHH, AAAAAHHHHHHH!!!!! finalmente acabé bien metido en las entrañas de Giovanni y casi rebalsé el condón.
¡Puta madre, quedé agotado, acabado, hasta se me nubló la vista por un momento! Me derrumbé sobre él y rodé a su lado, quedamos tendidos en la cama uno junto al otro, desnudos y satisfechos. Mi pene palpitaba entusiasmado dentro de su forro de látex mientras iba perdiendo dureza, el ano de Giovanni también estaba palpitando feliz, aunque algo irritado y sumamente distendido, pero feliz al fin y al cabo. Aquel encuentro fue el principio de una amistad que nos uniría durante años y que nos traería una gran cantidad de momentos felices y grandes y lujuriosos encuentros para los 2 y para otros, je, je, je. Pero eso se los cuento en otra historia, hasta entonces.
Garganta de Cuero
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