Beatriz 11
Tras unos 5 orgasmos que Mari se bebió me puse de pié, la besé apasionadamente y me dispuse a hacer el oficio como una autómata, la nena me preguntó varias veces si me sentía bien, pues me veía mal, la verdad, pero solo le decía que si.
Preparé el almuerzo, no quise comer, no tenía hambre para nada. Estaba muy triste, sintiéndome más sucia que nunca, apenas en la mañana había sido violada por mi médico de toda la vida, don Andrés, y lo había disfrutado. Tanto, que al volver a mi casa, caminando automáticamente como una zombi, ¡terminé teniendo sexo con Maritza! otra vez. Y en mi interior una poderosa ira se acumulaba contra ese demonio llamado Vorandemur.
Estaba desesperada y ya no sabía qué hacer. Pero primero hagamos una recapitulación, hasta ahora han leído 10 capítulos de esta historia, el primero, se desarrolló el día sábado, en el que sorprendí a Hilda y a Sonia teniendo relaciones sexuales. El domingo sorprendí a Gisel, prostituyéndose con Raúl, con Carlos enfrente. Por la noche me quedé cuidando a Maritza que estaba enferma, terminando en una gigantesca sesión de sexo con ella. en la noche del martes conocí, finalmente, a Vorandemur, el autor de toda esta locura en que estabas viviendo, de los sueños húmedos recurrentes que me atormentaban y de tanta lujuria. Y todo eso hasta llegar a este día miércoles, en el que, por pedir ayuda profesional, terminé siendo violada por mi médico. Definitivamente me habían pasado demasiadas cosas en tan solo 5 días.
Señora, ¿está triste?
Si un poco
¿Por qué?
Porque si me han pasado algunas cosas malas
¿Cómo yo?
No, tu no sos ninguna cosa mala.
Pero he hecho cosas malas con usted
Si pero no fueron solo tu culpa es que no, nada
Cuénteme
Estaba tan triste y con tanta necesidad de desahogo, que terminé por contarle a la niña todas mis penas.
Es que, hoy fui con mi doctor para ver si tengo algo malo y me violó y me gustó se lo dije casi llorando.
¡¿La violó?!
Si y mientras lo hacía me dejé llevar como cuando lo hago contigo, que ninguna de las 2 sabe en dónde está o que está haciendo
¡Ah!, ya, entonces le pasa lo mismo que a mí
¿A ti te ha pasado también criatura?
Si señora
Contame
Ya le conté, me pasaba con mi papá y ahora con usted
Si nena, perdoname, no sé qué es lo que me pasa
¡Pero a mi no me molesta!
¡¿Cómo?!
Mmmm la nena bajó la cara, estaba avergonzada usted se va a enojar mucho conmigo.
¿Por qué?
Por lo que le voy a decir
¿Y qué me vas a decir?
Es que a mi me gusta mucho chuparle chuparle chuparle su cosa
¡¿Cómo?!
Es que tiene buen sabor
¡Maritza!
Mire señora, estoy enamorada de usted me puse pálida usted es la persona más buena que he conocido, y a la que le tengo más confianza yo sé que las 2 somos mujeres, pero eso a mi no me importa, importaría si mi vida hubiese sido un poco normal. No quiero separarme de usted, y quisiera seguir así por toda mi vida.
Me quedé muda, pálida como una idiota, no sabía qué hacer ni qué decir. Pero afortunadamente me salvó la campana. Escuché que alguien entraba por la puerta, seguido por una voz de hombre que no conocía, me puse de pié para ver de quién se trataba. Vi de reojo a Gisel entrar a su habitación seguida por alguien, que era demasiado alto y robusto como para tratarse de Carlos, así que salí a ver de quién se trataba.
Llegué a la puerta de la rubia adolescente seguida por Mari y me se puse a ver por la cerradura. ¡Otra vez la puta de Gisel Gisel con un cliente! Estaba mamándole la verga, de rodillas, completamente desnuda, sujetando un pene moreno y venoso con una mano, lamiéndolo y chupándolo apasionadamente. Su otra manita estaba hundida hasta el fondo de su sexo, acariciándolo con fuerza, buscando llegar a la cima del placer.
El tipo levantó a Gisel del pelo con brusquedad, lo que me alarmó, pero nuevamente apareció la misma cara de tremendo placer que la muchachita parecía tener al estar, virtualmente, colgada de sus dorados cabellos, enredados en las manos de ese salvaje, como cuando la vi coger con Raúl. Ella dejaba sus brazos colgando y caer su peso, para sentir el jalón sobre su cuero cabelludo con más fuerza. De una fuerte bofetada el tipo la tiró sobre la cama. Y cuando ella levantó su cabeza, tenía cerrado uno de sus hermosos ojitos, pero una enorme sonrisa en sus labios.
Don Braulio, ¿viene encendido hoy? ¡Don Braulio!, yo lo conocía.
Como una brasa, mi adorada puta de mierda
Si una puta asquerosa de mierda
¿Le gusta a la puta que la trate mal?
Siiiii lastímeme Braulio, lastímeme, que para eso estoy
Y Braulio le trabó 4 buenas bofetadas más a la adolescente o casi prepúber, que gimió y se quejó, pero sin quitar la sonrisa nunca. Entonces, el tipo colocó su pene en la rosada entrada de amor de la muchacha, y se la empezó a coger como un loco. Cada embestida la sacudía de pies a cabeza, hacía chirriar la cama y se escuchaba como un aplauso fuerte.
Yo estaba sin poder creer lo que estaba viendo, era increíble, no me parecía posible que una persona pudiera sentir tal placer siendo maltratada de esta manera. Braulio la agarraba de los senos y se los apretaba con mucha fuerza, como queriendo arrancárselos. Asimismo le pellizcaba con saña los pezones, lo que hacía que ella gimiera de dolor. Pero aun así trataba de hacer el menor ruido posible para no llamar la atención de nadie más en la posada.
Braulio le daba fuertes nalgadas, le abofeteaba la cara, le daba violentas palmadas en los senos, pellizcándoselos y tratando de arrancarlos. Al fin terminó aquella violenta cogida, el hombre empezó a gemir, saco su pene del interior adolorido de la muchachita, le quitó el condón, y eyaculó sobre su vientre y pecho, gruñendo como el animal que era.
Estaba atónita, no sabía qué pensar, y menos cuando vi que el tipo caminó sudando como una puerco hasta donde se encontraba su pantalón, tomó su billetera, y sacó varios billetes que le dejó caer sobre el pecho a la nena, que ya había perdido su cara de placer enfermo.
No creí que fueras una puta tan degenerada, pero sos la más sucia que he visto tomá, te lo ganaste Ah, y decile a tu padrote que ya tiene cliente nuevo para rato.
Si yo le digo a Carlos
¡Carlos!, ya no me quedaban dudas de que Carlos era el padrote de Gisel ¡E Gisel, tampoco me quedaban dudas que ella era una prostituta! Je, je, sé que eso era algo ya muy obvio, pero en mi interior aun trataba de creer lo contrario déjenme, así era de ingenua.
Me fui con Mari sin que nos oyeran, directo a la sala a ver Tv. Se nos olvidó de lo que estábamos hablando momentos antes. Al rato, se oyó la puerta otra vez, era Carlos que regresaba quién sabe de dónde y se metía a su cuarto. Como a la hora me llamó.
¡Doña Beatriz! ¡Doña Beatriz!
¿Si Carlos?
Venga es que Gisel se me puso mala
Me puse de pié de donde estaba sentada y salí rápidamente. Encontré a Carlos cargando a Gisel que se veía bastante mal, pálida, sin fuerzas, casi desmayada. La llevamos a mi cuarto y nos quedamos con ella un rato. Al poco tiempo la muchacha empezó a mejorar.
Ya se está poniendo mejor Carlos.
Si, si
¿Qué fue lo que le pasó?
Pues veníamos en la calle y ella se empezó a poner aguada hasta que se cayó al suelo.
Si, si, ya veo este moretón que tiene en la cabeza ¿se la golpeó muy fuerte?
No, no, todavía la pude detener así que el golpe no fue tan duro.
¿Ella ha estado mala?
No viera, ha estado bien de seguro se le bajó la presión
Si eso pudo ser
Bueno, yo tengo que irme, se la encargo señora. y el muchacho, fresco como una lechuga, se largó dejándome a mi y a Mari solas con la enferma.
¡Qué patojo tan infeliz! su mujer está mala y el se va como si nada
Si, el es malo agregó Mari.
Bueno, dejemos que Gisel duerma, tiene que recuperar fuerzas
¿Quiere que me quede cuidándola señora?
Bueno si, si querés Mari me avisás si se pone mala otra vez
Si señora
Salí de mi recámara con muchas cosas en qué pensar. Entonces, sin quererlo, pasé frente a la puerta del sótano y me le quedé mirando, llena de ira y rabia. Mi vida era tan tranquila, ¿por qué tuvo que venir ese ser degenerado a revolverlo todo?
Varias veces tuve la intención de abrirla para bajar y llegar a la guarida de ese pervertido, pero no me atrevía. Llegaba muy cerca de la puerta, la tocaba con las manos y luego retrocedía. Pero en una de esas, una voz conocida me llamó desde el otro lado.
Adelante Bea, ábrala tengo ganas de platicar con usted
Decididamente la abrí, apareciendo frente a mí nuevamente la imagen de Fernando, mirándome con una sonrisita socarrona en los labios que borré de una violenta cachetada. Vorandemur se me quedó mirando, aun con esa sonrisita tonta.
¡Please, hit me, hit me, talk me dirty too i like it bad! ¡maldito burlón de mierda!
¡¿Por qué lo hizo, por qué hizo que mi doctor me violara?! ¡Desgraciado, maldito!
Yo no tuve nada que ver con eso Beatriz, absolutamente nada - ¡ZAP!, otra cachetada, estaba histérica.
Espero que esos golpes la hayan hecho sentir mejor, pero como conozco muy bien a los humanos, podría jurar que tan solo estimuló más su ira y le han dado más ganas de golpearme. Pero ahora tranquilícese, vamos a platicar un rato, luego habrá tiempo para otro round, je, je, je
¡Platicar, de qué, de lo que me hizo mi doctor de toda la vida! ¡Y encima de todo toma la apariencia del ser que más he amado para poder acercarse a mí! ¡Cobarde hijo de puta! traté de golpearlo más pero ahora me tomó de las muñecas.
Es suficiente señora. me dijo firme, pero cortésmente Y perdóneme, pensé que con la imagen de su esposo no le sería tan traumática la experiencia.
¡Muéstrese como es en realidad, muéstreme su verdadera cara!
Muy bien señora, sus deseos son órdenes
Frente a mis ojos, y mientras avanzaba hacia delante, lo vi cambiar, su estatura se redujo considerablemente, más o menos igual que la mía. Su cabello creció y sus formas se hicieron femeninas, la ropa desapareció. Y cuando se dio la vuelta y lo vi de frente, ¡era yo, se había transformado en mi persona! Sus ojos verdes eran iguales a los míos, su rostro, sus formas extremadamente voluptuosas, el color de su piel, de su cabello, el peinado, ¡todo era idéntico a mí! Sin embargo estaba desnuda, completamente, a no ser por un finísimo collar de plata y perlas que colgaba de su cuello. Sus monumentales tetas colgaban con gracia, con los pezones atravesados por anillas de plata. Su vientre plano se adornaba por un pesado colgante incrustado en su ombligo, y de su sexo, completamente depilado, se veían piezas metálicas, seguro que incrustadas en su vulva, que brillaba y olía a mujer excitada.
No es otro juego Bea, hice lo que me pidió, pero es que hay algo que debe saber no tengo cara, por lo menos no solo una.
- me quedé callada, desconcertada, su voz era como la mía, solo que melosa y sexy.
Se lo repito señora mía, yo no tuve nada que ver con que su médico la violara, absolutamente nada.
Miente
¡No, de verdad! Beatriz, ¿recuerda que le dije que llevaba mucho tiempo observándola, estudiándola? asentí con la cabeza mientras comenzaba a caminar en círculos a mi alrededor, sus enormes senos se mecían suavemente Me metí en lo más recóndito de su ser, en las capas más ocultas de su inconsciente para conocer sus más ocultos secretos que no habían, y sus más negados deseos que eran muchos. Pero también lo hice con todos aquellos que estaban a su alrededor. Recuerde, el saber es poder.
¿Cómo dice?
Así es Bea, así es de hecho señora, le confieso que mi plan original incluía a su esposo
¡¿Cómo dice?!
¡Ah, qué magnífico semental humano era, lástima que la muerte lo arrebató tan rápido! Su muerte me obligó a posponer mis planes. Pero bueno, aquí estamos ya, ¿no? me sonreía con mucha seguridad en sus palabras mientras se sobaba obscenamente las chichotas y la vulva A lo que iba sondeé el corazón de su galeno, vi amargura en él, frustración, deseos sucios reprimidos ira, rencor odio
¿Odio? ¿Hacia quién?
Hacia todos, pero principalmente a si mismo. Odiaba a todos aquellos que fueran más felices que el, que tuvieran más dinero, que fueran más guapos, mejores en cualquier forma, porque en el fondo se consideraba un ser mísero e insignificante y lo era en cierto modo.
y odiaba a Fer por tenerme a mi
¡Exactamente Bea, me comprende! Como verá, yo no hice nada, simplemente monté un escenario destinado a usted, escenario en el que las personas que forman su vida cotidiana son actores sin saberlo. El tenía un motivo y vio la oportunidad, y no la desaprovechó. Usted no se imagina cuantas veces se masturbó imaginando cuando llegara el día en que usted fuera de el. Incluso, por las noches, mientras tenía relaciones con su esposa, lo hacía pensando en usted siempre
¡Pobre Bertita, ella es mi mejor amiga!
La vida es una perra, dicen Beatriz, ¿qué soy? ¿Un íncubo o un súcubo?, da igual, la verdad es irrelevante. Me gusta considerarme un ser único en su especie, je, je. Me alimento de la energía sexual, la energía de vida, que se manifiesta en su forma más fútil en la lujuria, pero a la vez en su forma más poderosa. Su médico se sintió mal hoy luego de violarla, usted se dio cuenta
¡Fue usted!
Si y no. El ya es viejo y nunca ha cuidado su salud como se debe. Y yo absorbí mucha energía suya esta mañana que lo debilitó. Bea, quiero que comprenda una cosa, a usted jamás la lastimaría pero a alguien como el bueno, no lo mataría ciertamente, ya le dije que no hago que las cosas sucedan, que solo pongo el escenario. Pero créame, hay personas que no merecen el don de la vida. no sabía qué decir, no tenía ni idea de qué decir Mi oferta sigue en pié señora, pero la espero a que esté preparada para contestarme. Pero le aseguro, señora mía se acercó a mi, poniendo sus tremendos melones pegados a los míos, pude percibir el aroma de su sexo chorreante y la calidez de su aliento que si su respuesta es afirmativa, si desea convertirse en mi sierva, la retribuiré en formas que no puede imaginar recuerde Bea, soy un ser muy poderoso y agradecido.
Se dio la vuelta y se alejó por las gradas del sótano, caminando con sensualidad, meneando sus poderosas y rotundas caderas (¡mis poderosas y rotundas caderas!) hasta desaparecer. Luego la puerta se cerró tras ella y yo me quedé sin saber ni qué pensar
CONTINUARÁ
Garganta de Cuero