Beatriz II 14
Frotaba mi vulva con un pepino, largo y medianamente grueso, pero más que una verga normal. Apretaba con la punta, separando mis labios mayores y sintiendo la fría superficie del vegetal tratando de entrar en mis entrañas. Arriba aferraba una de mis enormes mamas con los labios, jugando con el pezón con mi lengua y succionando la leche que manaba abundantemente de ella. Mi otro seno era acariciado y estrujado por mi otra mano, los chorritos de leche materna salían de ese pezón disparados por el aire.
Mi cuerpo de madura se llenaba de sudor, mi piel blanca se encontraba enrojecida, mi cabello revuelto. Estaba de rodillas en el suelo del sótano, jadeando, con el pulso muy acelerado y mi sexo mojado, mi cuerpo estaba respondiendo como se supone lo haría, más no mi mente y él lo sabía.
Beatriz, ¿en dónde está?
Aquí estoy
No, solo su cuerpo, más no usted
¿Cómo?
Aprecio mucho sus esfuerzos por alimentarme, pero si usted no tiene la mente y el cuerpo juntos, me temo que no funciona.
Solté mis senos y dejé caer el pepino derrotada. Era cierto, mi cuerpo reaccionaba, pero mi mente no, la tenía perdida en los sucesos del día anterior y eso hacía que todo el placer que la masturbación me pudiera dar se me escurriera como agua entre mis dedos y, por ende, el alimento de mi amo.
Hay algo que perturba su alma Beatriz, una sombra oscura ocupa sus pensamientos
Mmmmm ya sabe qué es no tiene más que revisar mis pensamientos
Aunque no lo crea, tengo una ética que observo con seriedad. Si, es cierto, puedo sondear sus pensamientos cuando yo lo desee, pero no hago comentarios por asuntos que no me atañen aunque los sepa de antemano. En algunos lugares no es conveniente llegar sin ser invitado, y hay cosas que es mejor que salgan de usted, por voluntad es lo menos que usted merece de mi.
Si, talvez
Bea, escúcheme el destino que Gisel tenía reservado era doloroso y oscuro. Cayó en las manos de un ser maligno que se alimenta de la vida de las personas
¿Cómo usted?
Mmmm el principio es el mismo Bea, pero este ser goza con la destrucción de quien lo alimenta, con la corrupción de su alma y, finalmente, con su muerte.
¡¿Pero quién es?!
Lamentablemente para usted, señora mía, estoy seguro que tarde o temprano lo conocerá la reconfortará saber que Robert ya ha cumplido con su misión
¡Cómo! ¿De qué misión habla?
La droga que le dieron hizo que la habilidad que le di no se manifestase, pero eso no evitó que usted pudiera ver dentro de la mente de su violador. Y por la noche sondeé su mente así logré encontrar a mi enemigo usted tenía razón mi señora, la mejor defensa es una ataque implacable me quedé de piedra, ¿me estaba diciendo acaso de Robert le había hecho algo a ese desgraciado.
Maestro, ¿qué ha hecho?
Lo que debí hacer desde el principio, guié a mi siervo en contra de nuestros enemigos y los ataqué sin piedad no se preocupe, no volverán a molestarla. tragué saliva Aunque, sin embargo, hay algo que puede dolerle.
¿Qué cosa?
Usted misma se enterará este mismo día
¿Y qué va a pasar ahora conmigo y con Gisel?
Descuide, no la voy a dejar sola Beatriz, le he dado mi palabra de protegerla y la voy a cumplir a cabalidad, esta vez no vacilaré en atacar con total decisión a quien la pueda poner en peligro. Lamentablemente ella no puede regresar a su hogar ya no lo tiene, sería muy peligroso para ella si lo hiciera.
Entonces ¿podré seguir con mi vida normal?
Bueno, normal, en la medida de lo posible.
Bueno, ni modo, me conformo con eso ahora solo necesito que el Coky salga de la veterinaria para seguir
Él tampoco volverá
¿Cómo dice, qué pasó con el?
Mmmm supongo, señora mía, que ya se imaginará que él no era un simple cachorro de coyote.
¡¿Era un cachorro de coyote?! Pues no sabía de qué raza era, creí que era un "eléctrico", la suma de 2 corrientes pero me imaginaba que no era un simple animalito desde que me lo regaló. ¿Qué era realmente?
Un alma pagando sus culpas
¿Y qué es eso?
Ya se lo dije, era un alma pagando los crímenes que en vida realizó. Lo traje aquí para que usted lo cuidara y no muriera antes de expiar lo que debe. Pero ahora ya puede irse de aquí y comenzar a pagar. Él ya no puede quedarse en esta casa, no volverá.
¿Pero quién era?
¿Es eso importante Beatriz?, alégrese con saber que no volverá. Sé que le dolerá mucho a su nieta, pero supongo que podrá inventarle alguna mentira piadosa.
Si, si, supongo y una última pregunta, ¿a qué se refería cuando dijo que ya no se iba a quedar al margen de esta guerra? ¿A qué guerra se estaba refiriendo?
Todo a su tiempo señora mía, todo a su tiempo. Por lo pronto, lo único que le digo es que deberá realizar cambios en su vida por su propio bien cambios significativos.
Dejó de hablar y lo vi alejarse de mi en forma de una bruma. Lo llamé un par de veces más, pero no me respondió. Subí las escaleras de regreso, intrigada y ago asustada por lo que acababa de oír. A pesar de sus no me sentía segura, aun habían demasiadas preguntas sin responder, demasiados cosas extrañas, cosas que aun no lograba comprender del todo bien y que me mantenían en constante estado de tensión. Pero bueno, supuse que algún día me enteraría de todo eso, después de todo, y con la vida que había decidido llevar como sierva de Vorandemur, el peligro me acecharía para siempre.
Tomé mi ducha "post-paja" y luego me sumergí tanto como pude en mi rutina diaria, tratando de no pensar en nada. Pero a las horas, alguien me vino a buscar a la puerta. Era Jorge, con una "mala noticia"
Fíjese Bea que se murió el hijo mayor de Braulio me impactó, Braulio era un viejo conocido de la familia.
¡Dios mío, ¿y en dónde lo van a velar?!
No sé parece que parece que se murió en condiciones extrañas. Dicen que solo lo vana enterrar y ya.
¡Pero cómo, ¿en qué condiciones murió?!
Quien sabe pero la madre ya se fue del pueblo, y Braulio ya tiene sus cosas arregladas, se va junto con Benjamín el hijo menor antes de que caiga la noche.
¡No puede ser!
No entendía nada, ¿por qué Braulio se iba huyendo de esa forma? ¿De qué huía? Braulio era un viejo pretendiente que tuve hasta que me enamoré de Fernando y me casé con él. Y aunque era cercano a la familia, nunca dejó de "tirarme los perros". Era un finquero adinerado, no me imaginaba en qué clavo se habrá metido. Pero entonces, caí en la cuenta, recordé la vez en que vi a Gisel, cuando se hospedaba en mi casa junto a su novio y hacía de puta para este, ser salvajemente sometida por Braulio. ¡Era Braulio, mi violador era Braulio! ¡Él fue también el desgraciado que mantuvo a Gisel como su esclava sexual, y quería hacer lo mismo conmigo!
Aquello fue un shock, me sentí aterrada por unos momentos, no lo podía ni lo quería creer, pero era la verdad. Alguien tan cercano a mi ¡Dios mío, jamás me imaginé eso posible de alguien tan cercano a mi como lo era él! Todos llevamos secretos dentro, mentiras cuyas verdades no queremos revelar jamás. Yo tenía uno, y era mi Amo, algo que no se lo podía revelar a nadie. Incluso las personas más cercanas a mi también ocultaban cosas, como acababa de comprobar. Hasta con Jorge se podía ver aquello Jorge
Tuve un fuerte presentimiento, salí corriendo a la calle y llegué a su casa, toqué a su puerta con fuerza y este me salió a abrir, tenía un gesto entre asustado e intrigado.
Bea ¿cómo estás?
Ate Jorge, quiero pasar! le dije y lo empujé con fuerza, dejándolo pasmado.
Entré como Juan por su casa y me dirigí directamente a la cocina, en donde escuché ruidos. Al entrar la vi, era Gisel, tomando cereal, sentada en una silla y con un bonito vestido de embarazada. Se puso blanca cuando me vio allí parada, y Jorge, pues se esforzaba en inventarse una excusa creíble.
La verdad no habían excusas, la verdad era ya muy clara para mi. Jamás existió ningún Robert, todo el tiempo fue el, mi amigo de toda la vida, Jorge. De algún modo Vorandemur logró cambiar su forma física, pero el brillo de sus ojos avellanados nunca.
Callate le dije mientras balbuceaba algo, poniéndole un dedo sobre su boca callate que ya lo sé todo y tú lo sabés todo de mi y, te confieso, que me siento más tranquila sabiendo que sos tu quien me está cuidando.
No dije más, lo abracé apretándolo fuerte contra mi y apoyé mi cabeza sobre su hombro. La verdad si me daba algo de tranquilidad saber que él era mi protector. Y sobre mi futuro, pues era incierto, pero me sentía con fuerzas para encararlo
Epílogo
Venía caminando por una callejuela estrecha, con las paredes de las casas muy cerca una de la otra, las ventanas cerradas con las cortinas echadas. Apenas lograba ver algo por la oscuridad del lugar. Llegó al final y, cruzando a la derecha, encontró la enorme puerta, de madera que daba directamente mi recinto. La abrió y vio unas escaleras que bajaban a lo que parecía ser un sótano.
Entró despacio y calladamente, escuchaba voces a lo lejos, en donde se hallaba un nutrido grupo de hombres en actitud de espera. Sin dudarlo 2 veces se plantó frente a ellos, que comenzaron murmullos llenos de ansiedad e impaciencia con su llegada, ella era la parte más importante de esa reunión. Entonces, poniéndose de pié desde el fondo, llegó quien llevaría la batuta.
Bienvenidos dijo él con una voz grave, profunda y penetrante vamos a iniciar, por favor, comencemos por quitarnos la ropa y todos se empezaron a desvestir usted también por favor le dijo a ella.
Beatriz, cual objeto cualquiera, despacio y parsimoniosamente se fue despojando de la ropa, depositándola ordenadamente sobre una silla. El suéter, la blusa y el pantalón, luego se quitaría los zapatos, el brasier y la tanga que llevaba. Discretamente le lanzaba pícaras miradas de complicidad a ese hombre, con su aun juvenil y aniñada sonrisa de dientes blancos. A mi también, sabiendo perfectamente que tan solo 2 personas en esa sala estaban concientes de mi presencia.
Quedó completamente desnuda frente a todos esos hombres calientes sin pena alguna, al contrario, cada vez me sentía más excitada, le encantaba ser exhibida como un objeto. En un abrir y cerrar de ojos estaba de pié en medio de todos, mostrándoles sus 175 cm de piel blanca y un cuerpo que lo convertían en una auténtica diosa del placer, con 2 enormes senos firmes, de amplias aureolas y pezones grandes perforados, siguiendo mis deseos, por 2 brillantes argollas de plata que le daban un aire muy erótico. Abajo, caderas anchas, cintura estrecha y culo grande y firme. Su cabello ondulado caía libremente sobre sus hombros y era acariciado suavemente por uno de esos desconocidos, sentía que todos los ojos estaban sobre ella llenos de lujuria y deseo, la miraban con ojos ambiciosos, como a un pedazo de carne. La hacían sentir como una cosa, una sensación que la calentaba mucho.
Como verán, todas las recomendaciones que les hicieron sobre esta posada eran ciertas dijo el tipo que llegó de último y que llevaba la batuta, su nombre era Jorge ¿Les dijeron que tenía perra muy buena? todos asintieron ante el beneplácito de Beatriz.
Jorge era un macho impresionante, aunque sin tener un cuerpo colosal. Era delgado, como de 1.75, pero con una musculatura muy marcada, ancho de hombros y medianamente velludo. Llevaba tiras de cuero negro amarradas en las muñecas, antebrazos y tobillos, y un collar de perro rodeándole el cuello, también negro y además tachonado con filosos clavos platinados. Por arriba, sobre su pecho velludo y amplio, pasaban tiras de cuero que se trenzaban sobre sus pectorales y bajaban hasta su vientre de lavadero. Las mismas se unían a un pedazo grande de cuero que le cubría la espalda, formando todo el conjunto una especie de chaleco. Más allá de esto, sus pezones también estaban perforados por 2 gruesas argollas de plata y llevaba una especie de anilla que le rodeaba la enorme verga y los gordos huevos. Estaba barbado, con penetrantes ojos avellanados y cabello negro entrecano, único rasgo de su cuerpo que revelaba su edad, arriba de los 45.
Aquella reunión era de personas de todas las estaturas, complexiones, colores, razas y sabores. De no haber sido por mi, Bea jamás hubiera imaginado siquiera el verse metida en una situación así, desnuda en medio de un grupo de hombres que, a todas luces, estaban a punto de cogérsela en multitud, los cuales, en ese momento, la tenían echada a sus pies manoseándola todos. Le metían mano por todos lados, le daban palmadas sobre senos y nalgas. Algunos, embelesados de su tamaño, se concentraban en apretarle y estrujarle los pechos, otros se los chupaban. Metían sus sucios dedos entre su vagina y ano, le amasaban las nalgas y le jaloneaban el pelo, mi sierva era una puta totalmente cubierta de manos recorriendo cada rincón de su delicioso y juvenil cuerpo, disfrutándolo mucho.
La lamían y besaban mientras, poco a poco, se terminaban de desnudar, dejando frente a sus ojos una impresionante colección de penes, todos duros como una roca, siendo el más impresionante el de mi siervo, Jorge. Los hombres continuaron, no había rincón de su soberbio cuerpo que no fuera manoseado por esos perros excitados, la calentaron hasta dejarla a punto de hervor, llevándola a otro mundo, completamente abandonada a lo que quisieran hacerle. Y ella, perra en medio de su loca calentura, terminó suplicándoles que empezaran ya.
Pruébenme, les aseguro que no se van a ir defraudados tengo muy buen sabor. les dijo con voz melosa y excitada.
Como una puta viciosa se arrodilló y comenzó a pasar la lengua sobre cada uno de esos troncos que le ofrecían. Estuvo lamiendo y chupando como por 20 minutos antes que la pusieran de pié con violencia, levantándola del pelo y tirándola sobre un colchón en el suelo. A mi sierva nunca me gustó la violencia, pero ser tratada así le daba un gran morbo.
Jorge se le tiró encima, besándola con fuerza y ensartándola de un golpe seco su colosal instrumento completo. El dolor fue terrible para ella, intenso, a pesar de estar ya muy mojada, nunca se acostumbrará a tener algo así adentro. Pero lejos de quejarse del dolor, comenzó a gemir de placer y a pedir más.
¡¿Y eso es lo que dudaban que me fuera a entrar?! ¡¡¡QUIERO QUE UN MACHO DE VERDAD ME PARTA A LA MITAD!!!
¡Es que apenas estás en calentamiento, perra! le contestó su furibundo jinete.
Y le empezó a dar duro, estrellándole sus caderas con tremenda violencia y potencia, estremeciéndola por completo y haciéndola gemir y gemir. Al mismo tiempo ella lo agarraba de las nalgas, jalándolo hacia si para que la penetrara más duro y rápido. Jorge se fue poniendo de pié lentamente, levantándola del culo y cargándola en el aire, de tal manera que las penetraciones fueran más fuertes y profundas, pues era todo su peso el que se ensartaba en esa gigantesca macana. Beatriz gritaba y gemía como una loca.
¡¡¡¡SIIIIII!!!! ¡¡¡¡DALE, DALE DUROOOOOOOO A TU PUUUTAAA!!!! ¡¡¡¡AAAAAYYYY!!!! ¡¡¡¡AAAAAYYYYYY!!!! ¡¡¡¡AAAAGGGHHHHH!!!!
Los otros tipos se pusieron en fila y uno a uno, por turnos, la fueron sodomizando, aferrándose a sus caderas mientras continuaba rebotando vehementemente sobre la verga del jefe. Cualquiera pensaría que le desgarraría el culo, pero y nunca lo permitiría, tengo que cuidar bien de mis animales. Por mis artes mágicas este se abría como un guante para rodear el tallo de esos instrumentos, prodigándoles un intenso, pero inesperado, placer. Primero pasó un gordo chaparro con una verga igualmente corta pero muy gruesa y dura. Luego vino un muchacho muy alto y delgado con un pene más bien normal, que al igual que el anterior, penetró a la puta como un desesperado. Y así hicieron los otros 3, un gordo alto, con una verga larga pero normal, un tipo musculoso con una delgada pero larga, y luego uno delgado y bajito, pero con una auténtica macana entre las piernas.
Una vez que cada uno pasó visitando el ano de mi esclava, Jorge tomó asiento en el suelo poniendo a Beatriz a cabalgarlo. Y de nuevo, uno a uno le fueron dando durísimo por el culo, como animales, eyaculando al final sobre su cuerpo empapado de sudor. El final llegó como una hora después, cuando Jorge acabó a manantiales sobre el cuerpo inerte de mi perra, que abría la boca tratando de tomar tanto como el le lanzara. Era la perra más sucia del mundo, tirada en el suelo, empapada en sudor y semen, relamiéndose la cara cubierta de esperma. Sobre ella habían pasado como 2 o 3 veces cada uno de los presentes, llenándola de su leche, a todos les parecía increíble aquello, les costaba creer que hubiera alguien en este mundo capaz de aguantar tanto.
Así era ella, totalmente entregada a mi voluntad, y bajo uso de su libre albedrío. Nunca me negaba nada, siempre estaba dispuesta a brindarme el alimento que me sustenta, lista a entregarme su placer sexual, era una maravilla de esclava. Y ahora, mientras todos están retirándose, Jorge la recoge del suelo en brazos y se la lleva, despacio, besándose los 2 tiernamente, de regreso a su pensión.
Y yo, ya saben quien soy, soy el Amo, el Maestro, Vorandemur, el ser milenario dueño de esas 2 personas que se divierte y satisface en su obediencia y placer. Si, los esclavizo, pero no los obligo, eso no tiene significado para mi. Pues el placer más delicioso es el que se ofrece libremente y no el que se roba por la fuerza, ustedes lo saben veremos qué día ustedes querrán ofrecérmelo también.
FIN.
Garganta de Cuero
Muchas gracias por su atención, les agradezco mucho todos sus mensajes, tanto positivos como negativos. Y siempre los invito a continuar enviarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, con gusto los leeré. Besos y abrazos.