De esposa ejemplar a ramera empedernida II
Consuelo 04
¡No sé qué hacer Piedad, no sé qué hacer! lloraba como una niña mientras le contaba a mi hermana Piedad, la menor de todas, sobre la infidelidad de Carlos, prudentemente había decidido no contarle de Juanca.
Pero ¿qué podés hacer Consuelo? ¿Realmente qué podés hacer?
¡No sé, no sé, por eso vengo aquí contigo Piedad!
Pues nada, eso es lo único que podés hacer, nada y aceptar esa situación. su respuesta me dejó fría.
¿Cómo podés decirme eso? ¡Mi marido me engaña con otra, ¿cómo podés decirme que me conforme con ello?!
¡Y qué más podés hacer, decime! me quedé callada - ¡Coni, tené la seguridad que aquella no fue la primera vez que lo hacía y que no será la última!
Talvez lo puedo evitar
¿Cómo?
Bueno siendo todo lo que el necesita. Si el se metió con esa perra ha de ser por mi culpa, por ser tan tonta, tan poco interesante, tan gorda. Voy a hacer dieta y voy a empezar a cuidarme más, y por la noches voy a ser mejor que esa puta, voy a hacer que mi marido goce conmigo como un loco.
Si, y luego de que te verguee por puta y te abandone vas a tener la oportunidad de hacer todo eso con otro, pero ahora como su amante.
Las palabras de mi hermana me molestaron, ¿por qué no me apoyaba? Ni siquiera entendía mi dolor, solo me repetía un y otra vez que me tenía que conformar con ser la otra, con que el tuviera una amante y ser feliz así, ¿qué le estaba pasando?
¿Qué es lo que te está pasando, por qué no me apoyás?
Porque estás mal Consuelo, volviéndote como la otra solo va a hacer que te deje.
¡¿Pero por qué?!
Porque sos la esposa y esas cosas no las hace una esposa decente. ¡¿qué?! Un hombre se casa con una mujer decente y pura para tener hijos, para que le cuide el hogar y lo cuide a el, no para coger y divertirse, eso lo hace con sus amantes.
¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? Eso no tiene lógica
¡Claro que si! Los hombres son sucios por naturaleza, necesitan sexo siempre, todo el tiempo, y entre más sucio mejor. Pero con su esposa no lo van a buscar, porque a ella la respetan, tiene que ser una mujer decente y pura para poder cuidar de su familia. Eso lo buscan en la calle, con putas o mujerzuelas fáciles que les dan todo lo que ellos quieren. Así, en la casa tienen una buena esposa, buena cocinera, buena mare y cariñosa, y en la calle a una perra caliente que les acepta todo lo que ellos quieren.
¡Eso no tiene sentido Piedad, es una estupidez!
Claro que no, y además es la verdad. la voz se le quebró a mi hermana y los ojos se le llenaron de lágrimas Mejor aceptalo Coni, no lo aprendás como yo tuve que hacerlo.
¿Cómo lo aprendiste?
Bueno Piedad apenas logró contener sus lágrimas Misael también tiene a otra en realidad tiene "otra familia". Mi mundo se me derrumbó cuando me enteré y quise recuperarlo. Hice todo lo que tu querés hacer con Carlos, pero fue un error. Misael se puso violento, me dijo que era una puta sucia y que de seguro lo engañaba con un montón de hombres.
¡¿Pero por qué?!
¡Porque me estaba comportando como su amante y no como su esposa! ¡¿Todavía no entendés la diferencia?!
Si, creo que ya la estoy empezando a entender.
¡Esas cosas solo las hace con su amante, y yo, su esposa, tengo que se diferente, decente, pura! Misael se puso violento me dio una golpiza, me dejó desmayada. Y al otro día otra vez, y al otro y al otro. Después de cómo una semana dejó de golpearme, me dijo que aquello era para que aprendiera para qué servía una esposa no hemos vuelto a hacer el amor desde entonces.
Abracé a mi hermanita que empezó a llorar desconsoladamente, nunca me imaginé que esto le hubiese ocurrido. Ella siempre fue la más idealista, la más alegre, y de un momento a otro, hace algunos años, se volvió una vieja amargada, ahora sabía porqué.
Regresé a mi casa, iba muy deprimida, mi vida se veía gris de ese punto en adelante más todavía. Llegué a la conclusión de que las palabras de mi hermana eran ciertas, pero en mi interior me negaba a creerlo, mi vida no podía ser solo estar encerrada en mi casa y servir a mi esposo para siempre. Pero tampoco sabía de otra alternativa.
Renuncié a mi plan y me esforcé por resignarme a mi triste suerte. Pero aun quedaba el tema de mi hijo, no podía dejar que continuara en lo mismo. Después de pensarlo mejor concluí que no era bueno decírselo a mi marido, era tan cerrado y homofóbico que de seguro lo mataría. Además, Carlos no me iba a ser de gran ayuda.
Decidí abrir la maleta de mi hijo para ver lo que guardaba, abrí el candado que lo cerraba con un pequeño gancho para el cabello, sorprendiéndome a mi misma de mis habilidades como "ladrona". Allí estaba una gran cantidad de ropa de mujer, toda sexy y de puta, tangas, medias, ligueros y hasta prendas de sus hermanas. También hallé su diario, leyéndolo por encima me di cuenta de que hacía esto desde los 13 años, junto a su amigos Francisco y David, me sentí muy mal.
Luego se me ocurrió hacer lo mismo con las cosas personales de mi esposo. Empecé a revisarlas, su cajón y gavetas. Fue muy duro para mi darme cuenta que lo de esa putita ya llevaba tiempo, bastante y que aun seguía. Un día logré abrir un baúl que siempre mantenía con llave, mi mundo terminó de derrumbarse. Había fotos, muchas fotos, de el con otra mujer, como de mi edad, rodeados de 3 muchachos que, por el parecido que guardaban con mi esposo, era obvio que eran hijos suyos. Mi marido tenía otra familia, otros hijos y otra mujer. ¿Quién era yo entonces? Obviamente la mujer "oficial", pero en mi interior me sentía menos que la otra, menos que una amante o una prostituta contratada
Me quedé sin saber qué más hacer y, como en casi todo en mi vida, no hice nada, solo dejar que las continuaran, que el río siguiera corriendo su curso, empeñándome en ser feliz a pesar de todo
Un día en que todos habían salido a la calle y la casa se quedó sola, decidí regresar de los mandados que tenía que hacer pues me sentía mal. Entré a mi casa, pero inmediatamente escuché ruidos, así que me escondí, pues supuestamente no habría nadie en la casa.
Los ruidos venían de adentro, del cuarto de mi hijo, así que se imaginarán lo que pensé que ocurría. Oí a un hombre decirle que tenía una ropita especial para que se pusiera. Minutos después escuché que salían de allí y se acercaban hasta donde yo estaba, así que salí al jardín con toda rapidez y me escondí detrás de mis tupidos rosales, desde donde podía ver y oír lo que ocurría en mi sala, pues lo rosales quedaban justo junto al ventanal.
Llegaron 2 hombres, de por lo menos 35 años los 2. Tomaron asiento en la sala, cada uno con una cerveza en la mano. Uno era alto y delgado, moreno con el pelo rizado, se veía fuerte y atlético. El otro era más bajo y relleno, con una panza prominente y una incipiente calvicie, piel morena clara y barbado. Poco después salió mi hijo bueno, mejor dicho Felicia, ataviado con un uniforme escolar de niña, que constaba de una blusita blanca amarrada en su vientre y una falda tableteada que le quedaba bastante corta, además de calcetas blancas.
¡Qué nena tan buena! dijo el gordo.
¡Buenísima, valés hasta el último centavo que pagamos por ti! mierda, a mi hijo le pagaban por sexo.
Gracias, gracias les decía Juanca, dando vueltas para exhibirse y actuando como una niña coqueta.
El moreno se acerco a el y lo rodeó con sus brazos fuertes y lo besó en los labios con pasión y deseo, restregando en el vientre de mi hijo su visible abultamiento. Luego volvió a sentarse, indicándole a mi hijo con una mano que procediera al sacarse la verga del pantalón. Juanca se acercó y comenzó a chupar esa barra, me resultaba claro lo mucho que le gustaba el sabor, entre salado y ácido. También le encantaba que lo trataran como a una cosa, que el tipo lo agarrara con fuerza de la cabeza lo incitaba a mamar mejor.
El tipo gordo, por su lado, se paró de donde estaba y se dirigió hasta la pareja, poniéndole las manos en el culo a mi hijo, sobándoselo y apretándoselo. Pronto esas manos levantaron su falda, dejándome ver una tanga blanca de hilo dental que no le cubría nada. De inmediato la tirita de esa tanga fue retirada, lo que dio paso a los hambrientos dedos de ese degenerado hasta el tesoro de mi hijo/hija, ese ano oscuro, pequeño y cerradito.
Se chupaba los dedos para ensalivarlos y los pasaba sobre el ano de mi hijo, acariciándole el culito suavemente para distender las paredes de su esfínter. Poco a poco el calvo gordo fue acercando su rostro hasta ese redondo y abultado trasero moreno, hasta pegarle la primer lamida. Felicia se sorprendió al sentir aquella húmeda lengua pasar por encima de su agujerito, subiéndola por las nubes.
Continuó con ese beso negro por unos 5 minutos, untándole el culito con abundante vaselina además. Entonces se paró y se dirigió a un sillón, tomando asiento, llamando a Felicia con una mano.
Nena, ya es hora de que probés una verga de verdad entre el culo. le dijo, y de verdad era una verga de verdad, larga y gruesa, además de dura Dale nena, demostrame que sos una niña buena.
¡No te imaginás lo buena que puedo ser! le contestó mi hijo con actitud retadora.
No lo pensó ni dos veces y, poniéndose de pié, se dirigió hacia el gordo, montándose sobre sus piernas con su culo sobre esa enorme verga. Solita, se comenzó a introducir esa talega, sintiendo como forzaba las paredes de su culito, abriéndoselo con brusquedad. Veía en el rostro de mi hijo una expresión de dolor, pero sus ojos brillaban de morbo, de placer, definitivamente a mi hijo le encantaba ser un objeto de deseo.
Empezó a cabalgar con rapidez y fuerza, mientras su amante le abría la blusa y se la quitaba, dejándolo con un brasier blanco relleno de globos con agua para que parecieran naturales. Mientras, el otro se paró al lado de la pareja, dándole su falo a mi hijo para que se lo chupara. Así, mi hijo Juanca o mi hija Felicia, se encontraba siendo ensartada y mamando a la vez, disfrutando como una perdida.
La cambiaron de posición varias veces, los 2 se cogieron a mi hijo/hija como se les dio la gana, cada uno tuvo su ración de carne. Pero la pose que más me llamó la atención, y que más calentó a mi hijo, fue cuando el gordo lo penetró boca arriba en el suelo, tomándolo de las muñecas. Al mismo tiempo, el moreno alto le metía la verga entre la boca y jalaba sus tobillos hasta ponerlos sobre sus hombros. Así, los 2 morbosos degenerados se pusieron de pié, cargando a mi hijo como si fuese una maleta de carne para rematar la faena, pocos minutos después del gordo inundaba las entrañas de Felicia y el otro su boca, ella se tragó hasta la última gota.
Lo dejaron tirado sobre el suelo como un pedazo de basura, Juanca ya había tenido 2 orgasmos, así que estaba agotado. Todavía, esos 2 pervertidos se masturbaron sobre su rostro hasta eyacular a borbotones sobre este, minando como Juanca se esforzaba por tragar cuanto podía.
Continuará
Garganta de Cuero.
Pueden mandarme sus opiniones y comentarios al correo electrónico de mi hija, gracias.