Capítulo VII
Tirada sobre la toalla, desnuda, desmadejada, cubierta de semen y con el sexo abierto como una flor, muy satisfecha, vi como los 2 hombres se ponían de pié junto a mi, mirándome con ojos lascivos y un brillo malévolo de hambre de carne, hambre de carne de hembra madura y sumisa, supe que aquello no estaba haciendo sino comenzar.
Alfredo y Franco se comenzaron a quitar los hábitos hasta que quedaron desnudos por completo. Me mostraban sus genitales en todo su esplendor, los 2 tenían penes tan impresionantes que me moría por probarlas y ser partida en 2 por ellas. Alfredo medía unos 185 cm. de estatura, moreno y flaco, con miembros largos y delgados, aunque fuertes. Estaba calvo desde la frente hasta la coronilla y llevaba un tupido bigote que empezaba a canarse. Era muy callado y no muy guapo. El otro, Franco, era más bajo y robusto, fuerte, con algo de panza y un abdomen muy velludo. Piel blanca, ojos cafés, cabello lacio totalmente blanco y se veía fuerte y robusto, mediría unos 170 cm.
Sin decir nada me levante un poco y me arrodillé en una clara pose de sumisión, los dejé acercarse hasta que metieron sus grandes talegas entre mis labios. Alternaba cada uno de esos enromes embutidos enrojecidos hasta que los sentía ya en total erección, entonces me los saqué de la boca, quería contemplarlos, ¡y vaya que si me llevé una sorpresa! El de Alfredo era un maravilloso y apetecible ejemplar de falo, sin circundar que debía medir unos 25 centímetros de largo con un grosor considerable. A su lado Franco me mostraba también una hermosa paloma parada, de un largo bastante más discreto que la otra (no más de 16 cm.) pero mucho más gruesa, parecía como de esas vergas de caricaturas grotescas. En fin, los 2 pene eran definitivamente un delicioso festín.
Por su parte, ambos contemplaban embelesados las dimensiones de mi busto. Franco tomó la iniciativa, se abalanzó sobre mis mamas y me las comenzó a mamar, al tiempo que acariciaba mis genitales con sus gruesos dedos. Por mi parte atrapé el gordísimo sexo de su compañero y lo empecé a masturbar con ambas manos mientras continuaba sintiendo la lengua del otro en mis pechos y sus dedos explorando mi raja. Era un concierto de chupetones húmedos que se oían como ruidosos besos. Acabé sentada en el suelo, con un Alfredo cogiéndome por la boca mientras me sujetaba por la nuca y un Franco acostado de costado sobre el suelo, desnudo, mamándome la vulva y dejándose masturbar por mi.
Pasados varios minutos, Alfredo se puso de pié y se acercó a Franco, se puso a su espalda y lo hizo inclinarse hacia delante, elevándole el culo para poder chupárselo. Al mismo tiempo, el segundo se fue agachando y me acomodó de forma que mi pelvis quedó elevada y empezamos un delicioso 69, lamiendo e introduciendo un dedo dentro de mi más que dilatada raja, luego de la cogida que me pegó Cindy. Esta ultima permanecía desnuda y masturbándose en su lugar, mirando con atención lo que estaban a punto de hacerme.
Franco ponía todo su empeño en proporcionarme placer y lo estaba consiguiendo, paseaba su lengua por encima de mis labios mayores, la metía en medio de estos, acariciaba y jugaba con mi clítoris, me lo mordía y llegaba hasta mi ano. Era una caricia cálida y mojada, sentía que me quemaba las entrañas con cada lamida. Al mismo tiempo disfrutaba de la lengua de Alfredo, que ya le estaba metiendo tres dedos entro sus entrañas.
Me pusieron de espaldas, agachada sobre una mesa, con las piernas abiertas y el culo parado, ellos se colocaron condones y Franco me clavó de una sola estocada, en una invasión dura y súbita que me hizo aullar, suerte que aun estaba abierta. Por su lado, el culo de mi violador era invadido a su vez, también sin piedad ni delicadeza, por la larga verga de Alfredo, que se agarraba con fuerza de sus caderas mientras le daba y le daba con todo.
¡¡¡¡AAAAAGGGGGHHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAAGGGGGHHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAAGGGGGHHHHH!!!! gritaba Franco, presa de una mezcla de dolor e inmenso placer.
¡¡¡¡SIIIIIIIIII!!!! ¡¡¡¡ASIIIIIIIIIII!!!! ¡¡¡AAHH!!! ¡¡¡AAHH!!! ¡¡¡AAHH!!! ¡¡¡¡QUE RICOOOOGHHH!!!! gemía yo con fuerza mientras era atravesado por su gordo pene.
Continuamos así hasta que Alfredo se aburrió de culo de su amigo, que seguramente ya conocía de memoria. Se la sacó del haciendo un sonoro "plop", lo agarró con mucha brusquedad del pelo y lo obligó a arrodillarse, para meterle acto seguido su grueso garrote entre la boca, no sé como el otro lograba darle cabida, podía ver en sus ojos que tenía que hacer mucho esfuerzo.
También me puse de pié, con un gran vacío en mi interior, y empecé a restregar mis genitales viendo a los otros 2. Alfredo súbitamente agarró a Franco del pelo con brutalidad y lo puso de pié, luego me empujó con brusquedad, haciéndome caer sobre el suelo de espaldas. La verdad es que la rudeza también me agrada, pero poco a poco ese tipo me iba colmando la paciencia, ni siquiera sonreía, nunca me cayó bien.
Sin perder tiempo Franco saltó sobre mi, ensartándome su largo y duro miembro hasta topar en el fondo y yo grité y me estremecí del placer. Empezó a cabalgarme fuerte, con los ojos en blanco y gruñendo con fuerza y desesperación. Sentía los 6½ cm. de diámetro de su miembro distender las paredes de mi vagina y estirarla al máximo cada vez que me la metía y sacaba. Me dio vueltas y comenzamos a rodar por el piso hasta que quedé sobre él, entonces sentí algo en mi ano, era Alfredo que con fuerza me abría las nalgas dejando mi elástica entrada posterior totalmente expuesta y poniendo su tremendo palo justo en la entrada. Sin delicadeza ni cuidado se dejó ir y me abrió con violencia con sus 25 cm. y me comenzó a coger sin compasión.
¡¡¡¡¡AAAAAAAUUUUUUUUGGGGGGGHHHHHHHH!!!!! grité cuando me sentí invadida ¡¡¡¡AARRGGHH!!!! ¡¡¡¡AARRGGHH!!!! ¡¡¡¡AARRGGHH!!!! seguí gritando desesperadamente ante cada metida que me daban, clavada por ambos lados y ambos hombres ¡¡¡¡PAREN ANIMALES, PAAAAREEEEENNNNNMMMMMMHHHHHH!!!! les pedía, pero solo se reían y gozaban con mi sufrimiento, que iba acompañado de mucho placer también.
Fui cogida con ese salvajismo como por 5 minutos, es cierto que lo gocé, pero hay un momento en que el dolor deja de ser placentero y se convierte en únicamente dolor. Decidí precipitar el final usando uno de los poderes que el Amo me dio, controlar la lujuria de mis amantes mientras copulo con ellos. Es algo sumamente útil, así puedo someter y dominar fácilmente a alguien, es increíble lo fácil que el placer sexual puede nublar una mente. Es un poder que tiene mucho que ver con la percepción extrasensorial, que es una especie de sexto sentido, y la telepatía, pudiendo conectarme con el placer mis amantes para así poder manipularlo a mi antojo.
Cerré los ojos y respiré profundo, me concentré en las sensaciones que me estaban dando y así, poco a poco, logré empezar a sentir las sensaciones que ellos estaban teniendo. Así las comencé a manejar, elevándolas rápidamente, lo supe por el aumento de los jadeos de ambos así como su sudoración. Franco tenía los ojos totalmente en blanco, me imaginé que Alfredo también, en aproximadamente un minuto los 2 hombres estaba a punto.
Alfredo me desempaló y me jaló rudamente del pelo, dejándome de rodillas frente a su enorme verga enhiesta en el momento en que la pajeaba enérgicamente ya sin condón. El moreno calvo acabó exageradamente con largos y fuertes chorros que cubrieron mis pechos y cara, gritando y aullando como un desesperado, enloquecido de placer. Casi de forma simultánea el otro se paró a mi lado masturbándose con fuerza hasta acabar en mi rostro, llenándomelo completamente de su espesa leche, embarrándome toda la cara y el pelo con el semen que no alcancé a tragarme.
Quedé en el suelo, empapada en sudor, con semen dentro de mi boca y cubriéndome la cara y lo pechos, con largas líneas del mismo cayendo de mis pezones hacia el suelo y con el pelo embarrado. Mis 2 agujeros estaba abiertos como boquetes y mi corazón no alcanzaba a relajarse, ese par de infelices me hicieron trizas.
No hay dudas que su Amo sabe elegir muy bien a sus siervas dijo Alfredo.
Ah, si no hay duda agregó Franco ¿hay algo más que podamos hacer por usted?
No nada lo mejor es que me vaya. dije, poniéndome de pié trabajosamente.
Se despidieron con una sonrisa y salieron de la habitación seguidos por Cindy sin siquiera darme ayuda para vestirme u ofrecerme algún baño para limpiarme un poco. Pero bueno, debía reconocer que al final no había resultado tan malo como yo esperaba. Mientras buscaba en dónde había quedado mi ropa, interrogué al Amo sobre ese par.
Sus nombres son Alfredo Calderón y Franco Posca, español e italiano, pertenecen a una antigua y secreta orden religiosa que perseguía a monstruos, brujos, demonios y seres sobrenaturales.
Pues a mi no me parecieron muy religiosos Maestro.
Es porque están deshonrados y corrompidos, aunque nunca fueron hombres píos. Se perdieron en el camino y ahora no son más que mercenarios que no distinguen entre los amos a los que sirven.
Se nota que usted no confía en ellos y que el contenido del baúl es importante ¿por qué se los encomendó?
Mi señora, siempre he apreciado la fuerza de la lealtad ganada y no comprada, puede llegar a ser un lazo que nunca se romperá. Pero cando no se consigue y es preciso, ay otras formas. Nunca me fueron leales ni cuidaron de mis bienes por fidelidad a un juramento, únicamente por el amor que sentían por su propia vida o el miedo atroz que les inspiraba la muerte.
¿Los tenía amenazados? pregunté sorprendida.
Si, para qué negarlo
¿Y cómo?
Les ofrecí cuidar de mi baúl a cambio de no enviar sus almas al fuego eterno de la condenación en el infierno, je, je, je
No le quise preguntar si de verdad podía cumplir con esa amenaza aunque me pareció que si. Mientras tanto, otra duda saltaba a mi mente, ¿qué había dentro de ese baúl que era tan importante para el Maestro.
¿Puedo preguntar por qué es tan importante ese baúl para usted Maestro?
Por supuesto en el interior tengo algunos bienes que me pertenecer, artefactos mágicos que nos pueden ser muy útiles en la lucha contra este mal que nos rodea.
¿Cómo qué artefactos?
Todo a su tiempo mi señora, todo a su tiempo
Un fuerte ruido interrumpió al Amo, y yo que creía que todo había terminado ya. Claro, aquella fue una apreciación muy apresurada, pues en ese instante unos sonoros aplausos llamaron mi atención desde la misma puerta por donde minutos antes habían salido los 2 "religiosos"
¡Bravo, estoy muy impresionado, qué desempeño sexual, ese tal Abelardo tiene una puta soberbia, definitivamente! me asuste muchísimo y me puso de pié rápidamente, tratando de cubrir en vano mis opulentas y juveniles formas femeninas con las manos.
¡¿Qué es esto, quién es usted?!
Mi nombre no importa en este momento y de lo qué se trata se va a enterar ahora. entonces entraron otros 2 hombres, seguidos por un terrorífico gigante, inmediatamente supe que había sido vendida, esos sacerdotes de mierda, seguramente a un miembro de la organización a la que estábamos combatiendo Inmovilícenla, vamos a divertirnos con ella antes de llevárnosla.
Los otros 2 hombres se me fueron encima y me sujetaron de los brazos, yo en mi mente llamaba al Amo para que me salvara pero nada, ni me respondía, me sentía totalmente sola.
¡¿Qué hacen?, suélteme! grité, pero pronto una gruesa tira de cinta adhesiva me tapó la boca, por lo que ni siquiera podría llamar a Robert.
CONTINUARÁ
Garganta de Cuero.
Pueden enviarme sus opiniones y comentarios a mi correo electrónico, besos y abrazos.