Capítulo II
Era alarmante y triste ver la docilidad con la que esas 2 niñas se dejaban conducir, me refiero a Gisel y a la otra, era como si no tuvieran nada que saber, ninguna que preguntar, solo obedecer. Y cuando les hacíamos preguntas respondían sin rechistar. Cuidar de ellas no era un problema, más bien era una complicación, pues el verdadero problema era que Braulio no se iba a quedar con los brazos cruzados, iba a regresar por ellas, de eso podía estar segura.
La otra muchacha, talvez de 15, era morena y flaca pero de bonitas formas femeninas, pues lo que tenía, chiquito, pero lo tenía bien puesto, especialmente su trasero, un culo redondo, grande, duro y bien parado. Sus rasgos eran gatunos y duros, tenía una mirada agresiva y parecía siempre lista para atacar. No conocía su nombre, estaba tan mal que no podía ni decirlo, solo se limitaba a arrodillarse frente a mi o a Jorge cuando aparecíamos y a lamernos los pies temblando. De hecho, al tratar de tener un contacto más cercano con ella, se tiró al suelo abriéndose de piernas, sometiéndoseme automática y sexualmente, era terrible.
La verdad hacía falta un buen psicólogo para poder tratarla, yo no tenía la más mínima idea. No hablaba, no hacía absolutamente nada que no se le ordenara, mantenían una sumisión total. Eso no era tan malo si tomamos en cuenta que así no causaba problemas, pero no nos servía de nada y cada minuto que pasaba sentía que mi vida se volvía un más peligrosa.
Beatriz me habló el amo por telepatía, la forma en que nos comunicábamos.
¿Si Maestro? le respondí con mi pensamiento.
Tenemos que hablar me dijo, yo estaba secando los platos del almuerzo de mi pensión junto a Olivia, una inquilina de confianza.
Dígame Maestro
¿Tiene usted alguna idea de qué hacer con la esclava que Jorge liberó?
¡No le diga así que no es una esclava, es una muchacha! le dije, él sabía que no me gustaba que la llamara así.
Así es, es una muchacha esclavizada
¡No es así! a veces es tan desesperante
Bea, usted misma los ha visto
De todas maneras no me gusta que los llame así. Y no sé como llamarla, pero mientras no la vamos a llamar esclava. cuando quería era terca como una mula, no me iba a quedar con la boca callada.
Bueno, bueno, llamémoslos como usted guste igual sigue siendo una criatura sin mente ni voluntad, un espíritu quebrantado que no sé se pueda reedificar.
No diga eso, les está quitando toda esperanza.
Beatriz, aun no estoy seguro de qué fue lo que le hicieron, tampoco a Gisel, pero percibo un profundo sufrimiento en sus almas. Solo de esa forma una ser humano puede caer hasta donde ellas se encuentran ahora.
¿Cree que las torturaron?
Es probable aunque no se basaron en la tortura física para reducirlas a este lamentable estado, sus cuerpos deberían estar casi destruidos.
¿Tortura psicológica?
Seguramente, pero tengo la impresión de que hay algo más tragué saliva Mi señora, ellas son una fuente invaluable de información, a través de ellas podemos llegar a sus captores y esclavistas y saber más de nuestros enemigos.
¿Pero cómo?, una ni siquiera puede decirme su nombre y la otra grita y cae al suelo cuando le preguntamos, ¿cómo vamos a saber algo más de ella? Aunque, podría leerles la mente
Sabe que nunca se debe ver dentro de la mente de una persona demente o de un muerto, no se sabe qué demonios pueda encontrar adentro.
Usted puede hacerlo
Y usted también, le he concedido esa habilidad mágica, pero no es prudente. Primero debemos hacer que regrese a la realidad.
¿Está seguro? Gisel no está tan mal
Si, estoy seguro y aunque Gisel no esté tan mal, lo mejor será esperar. Confíe en mi por ahora hay otra cosa que debemos hacer, necesito recuperar algo
¿Qué es?
Es un baúl lleno de efectos personales míos, son algunos objetos que vamos a necesitar. Jorge vendrá con nosotros, convertido en Robert.
¿Y Gisel y la otra muchacha?
Les induciré un sueño profundo, no darán ningún problema. El baúl lo custodian unos sacerdotes en una iglesia algo alejada , pero es fácil de llegar.
¿Cuándo iremos?
Mañana por la mañana
Al mismo tiempo que tenía esa conversación, otra mucho más tensa estaba a punto de iniciar. Era Braulio, que tendido sobre esa cama aun rumiaba su derrota, escondido en aquel motel perdido en las calles de Salamá. Alguien tan orgulloso como él no podía asimilar tan fácilmente que lo hubiesen desalojado de Cobán, era como un tigre herido que descansa en una oscura cueva lamiéndose las heridas y obsesionado con una pronta y violenta venganza.
Tenía muchas deudas que pagar, por un lado sus jefes, los mandos de la organización a la que pertenecía no se conformaban con fracasos y les gustaba mucho buscar culpables. Y siendo que desde Cobán controlaban gran parte del altiplano Kekchí, perder esa ciudad era un duro golpe. Por otro lado estaba su hijo, Braulio Jr., abatido en aquella redada realizada por Robert. Esa era una tercera deuda, haber sido vencido por un solo tipo, que aunque enorme y muy hábil, era solo uno. Si eran demasiadas deudas que debía pagar y cobrar.
Frente a él, la pareja de ejecutivos manipulaban un celular de última generación tratando de entablar comunicación con su jefe. Su presencia era un problema y un dolor de cabeza para la "Bestia de los Bosques Nublados", el sobrenombre utilizado por Braulio. Si los enviaron era para supervisar sus acciones, y si lo iban a supervisar era porque ya no le tenían confianza y él sabía que no se debía perder la confianza del "Ingeniero".
Sus supervisores eran 2 jóvenes ejecutivos de la organización. En realidad todo la armazón de esa mafia funcionaba como una compañía bien montada, cubriendo sus negocios ilícitos con una entramado de negocios lícitos y legales con los que lavaban su dinero mal habido. Él era el supervisor de la región centro-norte del país (que abarcaba los departamentos de las Veparaces, El Progreso y parte de Huehuetenango), ella era su asistente y su segunda. Él se llamaba Julio Obregón, de 27 años, graduado en administración con altas notas de una prestigiosa universidad y unas ansias aun más grandes de llegar lo más lejos que pudiera. No le fue difícil a la organización reclutarlo para sus poco éticas operaciones. Era delgado, como de 1.70, moreno claro, cabello negro rizado, físicamente no la gran cosa pero de buen ver. Su asistente se llamaba Miriam Larios, de 25, graduada de la misma universidad en psicología industrial y antigua conocida de Obregón. Era bajita, de cabello castaño claro y piel blanca, ojos avellanados, bastante atractiva, con un aire de "yo no mato ni a una mosca" que no correspondía con su verdadera naturaleza, fría y calculadora, nunca muy dada a tener escrúpulos. En la puerta estaba Benjamín, hijo menor de Braulio.
Ya me comunican. anunció Mimí con su suave y dulce voz y esa afable sonrisita en los labios, la mujer exudaba hipocresía.
Para la próxima si quiere se tarda más le respondió Braulio sarcásticamente.
Son muchos los filtros por donde debe pasar la llamada para no ser rastreada. Además, Salamá no tiene una señal de celular óptima. respondió ella, siempre tan amable, mientras, con el altavoz encendido, se escuchó una voz del otro lado.
Aquí el Ingeniero
Buenos días Ingeniero, aquí lo saluda Obregón.
Buenos días Julio, ¿qué noticias me tenés?
Bueno, en realidad lo llamo porque aquí tenemos algunas divergencias de opiniones con el señor Juárez en cuanto a los siguientes pasos a dar.
Ya veo respondió la voz por el teléfono, sostenido por una siempre sonriente Mimí.
Los niños que mandó Ingeniero dijo Braulio, siempre sarcástico y pesado creen que me pueden dar clases de cómo hacer mi trabajo. ¿Puede decirles quién soy yo?
Usted es la persona que perdió la ciudad de Cobán, una de las más importantes para nuestra organización replicó Obregón.
¡No hay ni mierda perdido!
¿Entonces qué hace aquí escondido? Braulio calló, odiaba que lo dejaran callado.
No es necesario empezar mal esta relación, dijo el Ingeniero creo que lo mejor es dejar las cosas claras de una vez. Julio y Mimí, ustedes fueron enviados para darle asistencia de índole técnica y logística al señor Juárez, pero él aun es el jefe del área, deben tener eso claro, Braulio sonrió con perfidia, Obregón perdió su sonrisa por primera vez no hay que inmiscuirse en los atributos y obligaciones de otras personas. Y precisamente por ello es que el señor Juárez tampoco debe ser reacio a recibir su ayuda después de todo sí fue desalojado de la ciudad que se le encomendó y que ahora es tierra de nadie. las sonrisas cambiaron de rostro, así era el Ingeniero, una cal y otra de arena Y no creo que necesite saber lo que ocurriría si no logra recuperar el control de Cobán en la brevedad posible. por supuesto que lo sabia, y muy bien ¿Hay algún otro pendiente que tratar?
No ninguno, no sé si el señor Juárez tengo alguno
No, ninguno Ingeniero
Bueno, seguimos en contacto entonces y no me fallen. cuando él decía " y no me fallen ", era como tener a alguien con una pistola en tu cabeza listo para disparar.
Mimí colgó, luego vino un tenso silencio, ninguna de ambas partes quería a hablar primero. Ambos fallaron en su intento con el Ingeniero, Obregón no consiguió que le diera autoridad sobre la Bestia ni este último pudo liberarse de sus 2 jóvenes supervisores. Estaban inevitablemente unidos y su futuro dependía de que tan bien pudieran trabajar juntos.
Pero bueno quitemos esas caritas que de nada nos sirve quedarnos callados, lo mejor es estructurar un plan que nos permita recuperar Cobán. dijo ella, paseándose frente a los 2 hombres.
No sabemos nada sobre nuestro enemigo
Chamanes Obregón, chamanes replicó Braulio mientras Mimí se dirigía a una silla con una media sonrisa en los labios.
En realidad no podría presentar pruebas si el Ingeniero se las pidiera, ¿o si? Además, por los últimos golpes que les dimos, los Kekchíes no están en condiciones de atacarnos de esa forma. Hay que hacer labores de vigilancia y visitar a nuestros aliados que aun permanecen en el pueblo.
Si, bien pensado
Señores los interrumpió Mimí ¿podríamos hacer un receso para relajarnos?
En una empresa normal Recursos Humanos habría llamado a un consultor experto para que limaran asperezas, lo que en este caso era indispensable. Sin embargo no necesitaban a un experto, pues Mimí lo era en todo lo que tenía que ver con las "relaciones interpersonales". Todos se quedaron en silencio cuando la vieron, estaba increíble, con su menudo cuerpo cubierto por un pequeñísimo conjunto morado de encajes que llevaba debajo de su traje sastre de trabajo. Era una brasilera minúscula que se le metía en medio de sus redondas y bien formadas nalgas. Por arriba unos senos redondos y grandes, éxito destacado de la cirugía estética, estaban medio ocultos por un sostén de media copa muy ceñido. Se había soltado el pelo y se retocó un poco los labios, dándoles una apariencia más carnosa.
Apagó un foco dejando un poco más oscura la habitación, y, con suaves movimientos, empezó a quitarse la ropa lentamente, haciéndoles un streaptease que los tuvo embobados. Cuando se quitó la parte de arriba les mostró unos senos grandes, con amplias aureolas rosadas y erguidos pezones en medio de ellas. Se arrodilló en ese momento y les dijo:
¿Bueno, me van a dejar hacerlo todo a mi solita o van a participar?
En ese instante los 3 hombres presentes se acercaron, se desnudaron y quedaron rodeándola con sus vergas erectas. Debo mencionar que los 3 estaban prodigiosamente dotados, los 3 penes sobrepasaban las medidas "estándares" por mucho, lo que hacía suponer que había mucho más allí que una simple y afortunada composición genética.
Fuera lo que fuera, Mimí no perdió el tiempo y se agachó para hacerles una mamada a cada uno, empezando con la de Braulio, luego la de Benny y después la de Obregón. Por turnos se las metía hasta el fondo de su garganta, matándolos poco a poco de placer, era una gran mamadora. También les chupaba los huevos, lamiéndolos y ensalivándolos en abundancia, no se los podía meter en la boca porque eran muy grandes. Hasta les lamía el ano cuando conseguía meter su cara y lengua a profundidad.
Tras las mamadas, Mimí se acostó de medio lado sobre la cama, mirando al trío con una sonrisa victoriosa. "¿Quién va primero?" preguntó, adelantándose Obregón en primer lugar, era un tanto delicado y no le gustaba coger una mujer "previamente usada". Se tumbó boca arriba en la cama, ella ya sabía lo que quería (además de compañeros eran amantes) y se le subió acuclillada, encajándose la recia verga en su totalidad. De Inmediato un intenso placer empezó a recorrer el cuerpo de ambos ejecutivos mientras ella subía y bajaba, al mismo tiempo que hacía movimientos circulares de cadera.
Más que ejecutiva, Mimí era una experimentada puta de lujo, con una musculatura vaginal muy desarrollada que parecía succionar esa verga. Obregón no acostumbraba demorar mucho la eyaculación, tan solo esperó a sentir las convulsiones en el cuerpo de su amante (era orgulloso y la quería dejar satisfecha) y entre fuertes espasmos la llenó de leche. Tras un minuto de recuperación, este se levantó, acostándose ella boca arriba en su lugar, pues Braulio ya se le iba encima. El hombre ese tenía una soberbia paloma de 26 cm, muy gruesa, que sin preámbulos enterró de una sola estocada dentro de los delicados genitales de Mimí, sacándole un fuerte grito de dolor. Empezó a bombearla a su antojo y con brusquedad y a ella no le quedaba de otra que aguantar, aunque no por ello dejaba de gozar. Se deleitaba viendo su rostro desencajado y deformado en muecas, sus senos estremeciéndose a cada nuevo embiste, toda su blanca piel enrojeciéndose más y más cada vez.
Obregón se quedó al margen mirándola prácticamente ser violada con salvajismo sin tratar de oponerse. Sabía que no lo haría, había que llevar las cosas en paz con la Bestia para que este cooperara con ellos. Con sus gritos y gemidos, sus gestos de dolor y demás ademanes enloquecidos, el ejecutivo se estaba calentando de nuevo, y más aun cuando el hombre se detuvo y rodó a su derecha, dejándola a ella ensartada sobre él y con el culo expuesto.
¡Dele mijo, métasela por el culo que a esta perra le encanta! le dijo a Benny mientras jugaba con los voluptuosos pechos de Mimí.
¡Eso no, la tienen muy grande y no estoy acostumbrada! chilló ella, pero ya era tarde.
Al garzón le gustó la idea y se acercó rápido desde atrás, a pesar de sus súplicas apuntó su gran macana a su ano y apretó con fuerza, clavándose poco a poco. La mujer se estremeció de dolor, trató de liberarse pero ninguno de los 2 hombres la iba a dejar y Obregón no la iba a salvar, después de todo ella los provocó y debía ver el dolor como un "gaje del oficio".
¡¡¡ME VAN A ROMPEERRRGGGHHH!!! suplicó en un largo alarido doloroso con el que no consiguió nada, pues luego estaría siendo sodomizada sin contemplaciones.
Benny la enculó lenta y sistemáticamente hasta metérsela a la mitad, para acto seguido sujetarla bien de las nalgas y volver a embestir taladrándola ahora hasta los huevos. Y así Mimí comenzó a ser doblemente penetrada por ese par de animales. La joven fue cogida sin piedad por esos 3 sementales y sus poderosos miembros durante horas, convirtiéndose en el papel en el que ambas partes firmaban una tregua y un compromiso de cooperación.
Con los ojos desmesuradamente abiertos, inyectados de sangre y derramando lágrimas, gritando y aullando hasta quedarse ronca, empapada en sudor y la piel enrojecida, soportó el largo suplicio al que la sometieron esos infelices. Sufría, pero gozaba también, pues tras el tercero, dejó de contar el número de clímax que alcanzaba. Al final la dejaron tirada sobre la cama revuelta, embarrada en semen y demás fluidos corporales, mientras Obregón y Braulio discutían, ya relajados y serenos, los pasos a seguir para dar con el responsable del ataque y ver de qué manera podían recuperar las esclavas perdidas.
CONTINUARÁ
Garganta de Cuero
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