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Mandy

en Erotismo y Amor

Mandy

Buenos días, soy Garganta de Cuero y regreso con un relato que trata del amor que nace entre un maduro director de escuela, divorciado, heterosexual y solitario, con uno de sus alumnos, un jovencito delicado y muy femenino que encuentra en él al hombre de su vida.

Es una historia que escribí bajo la inspiración de un personaje mío antiguo, Tito, cuyos relatos también pueden leer. Espero que les guste y que me manden sus opiniones al respecto. Besos y abrazos.

Garganta de Cuero.

 

Mi nombre es Bernardo Asensio, o solo Nayo para los amigos, soy guatemalteco. Hacía más de año y medio me divorcié, quedándome solo por primera vez. Mi esposa me había dejado por el amante que tuvo durante años y que resultó ser mi amigo. Y para colmo de males, mis 3 hijos pidieron irse a vivir con ellos antes que quedarse con su padre "pobretón".

La verdad no era pobre, lo que ganaba siempre nos alcanzó para vivir dignamente. Era maestro de filosofía y además había puesto una librería en mi domicilio. Sin embargo, "dignamente" no es lo mismo que decir "holgadamente", menos de "muy holgadamente" como vivían al lado de Juan Antonio, mi supuesto amigo y nueva pareja de mi ex mujer.

Luego que ella me anunciara que se iba, mis 3 hijos la siguieron y entre los 2 se encargaron de alejarlos de mi. No sé si era esa su intención, pero de la noche a la mañana los empecé a ver cada vez menos. Mis 2 mayores, de 20 y 18 años, tomaron el ofrecimiento de Juan Antonio de irse a una universidad extranjera. Y el menor, de 16, andaba ese año de intercambio en Holanda. Así era obvio que la soledad iba a pegarme duro y que me sentiría el hombre más miserable del mundo.

No perderé el tiempo rumiando mi frustración y empezaré este relato con lo que importa. En aquellos días tenía 46 años y acababa de ser nombrado director del prestigioso colegio capitalino en donde era el catedrático de filosofía, en dónde también habían estudiado mis hijos y en donde se encontraban mis sobrinos, era literalmente el colegio de la familia. Tenía el título de Licenciado en Pedagogía y Administración Educativa.

Dicho establecimiento, como ya dije, gozaba de un añejo prestigio, por encima de la gran mayoría de colegios, especialmente de los llamados "desagües" (colegios caros y gachos a donde iba a dar todos los malos estudiantes de colegios mejores), y se encontraba a la par de otros establecimientos más antiguos y de renombre y rancio abolengo, por lo general en manos de congregaciones religiosas como jesuitas, maristas o salesianos. Era mixto y ofrecía numerosas carreras de diversificado. Yo, como el nuevo director, me propuse elevar y mantener el nivel académico y mantener la disciplina y la excelencia en la educación, no sin muchos esfuerzos, en especial por la indiferencia que los dueños le ponían al asunto.

Siempre tenía que estar corrigiendo a los jóvenes, algunos porque no iban bien en las clases, otros por su mala conducta. Cada año había un grupito especialmente conflictivo, otro muy bueno y los típicos "mamones", siempre buscando como quedar bien con los maestros.

Pues bien, en ese año me ocurrió algo con un alumno, su nombre era Phillipe Armand, proveniente de una familia muy rica y de larga historia, sus apellidos eran Vaca-Spross Pouirett, su madre era francesa. De la noche a la mañana su desempeño académico bajó mucho, lo cual prendió la alarma en el departamento de control académico y de orientación. Supuse que aquello era provocado por la reciente salida de su hermana mayor, Gisel, del colegio, la cual se rumoraba que había quedado embarazada de otro alumno que también se fue. Además él, junto a sus 2 mejores amigos, era la víctima preferida de los demás alumnos, que descargaban todas sus mierdadas sobre ellos. El problema era que Armand era un poco amanerado y delicado, seguramente gay, una presa muy fácil para todos los demás.

Las agresiones y humillaciones contra ellos llegó al extremo de ser agredidos salvajemente entre 8 muchachos. Me harté y decidí sentar un precedente, esos 8 truhanes fueron suspendidos por una semana y se les impuso fuertes condiciones para continuar en el colegio, tan fuertes que 5 de ellos no pudieron cumplirlas. Muchos profesores me dijeron que había exagerado, que aquel castigo había sido demasiado para algo que "siempre pasaba porque así son los jóvenes". Pues lo lamento para los que piensen así, eso no es aceptable, mucho menos normal. La masacre de Littleton en Columbia no la hicieron delincuentes, eran adolescentes rechazados.

Contraviniendo los deseos de muchas personas impuse nuevas reglas: dentro del salón de clase ningún alumno podría humillar o faltarle el respeto a otro, de lo contrario se le sancionaría inmediatamente. Y las sanciones se extendían al catedrático que permitiese dicho comportamiento. Por fortuna las medidas funcionaron, poco tiempo después a casi todos los bravucones les daba miedo meterse con los más débiles, ya no hubieron más agresiones. Y en cuanto a Armand y sus amigos, quedaron muy agradecidos conmigo.

Las cosas continuaron su curso, pasaron 3 meses desde ese incidente, las clases iban bien, el fin de año se acercaba y con ellos las actividades propias de las clausuras, planificación de exámenes finales entre otras cosas. Quien no seguía igual era Armand, cuyas sus notas se elevaron hasta volverse aceptables. Pero noté que siempre estaba pendiente de mi, parecía buscarme siempre, coincidíamos en todos lados, cuando caminaba por las canchas o en los pasillos y Armand estaba presente, podía sentir su mirada sobre mi. ¿Era mi imaginación o él se sentía atraído hacia mi persona? No era improbable, muchos alumnos tienden a enamorarse de sus profesores, y en este caso, y si él era gay como pensaba, era factible que se hubiese fijado en mi. Yo mejor supuse que se trataba de gratitud.

Por mi parte sentía mucha simpatía por él y algo de pena también (no pude evitarlo), lo veía tan solitario, pues si no estaba con sus 2 amigos, no tenía a nadie más. Incluso intuía que estaba solo en su propia casa, pues era su hermana la que siempre sacaba la cara por él en el colegio, a su mamá no la conocía. Así me trataba de mantener pendiente de él y de sus amigos, y a la vez sentía que él estaba pendiente de mi. Un día viernes me quedé tarde trabajando en mi oficina, ya era de noche por lo que no quedaban estudiantes dentro del colegio. Terminé lo que hacía y me retiré. Al salir al pasillo encontré a Armand sentado en una banca, totalmente solo.

¿Armand, y tú qué hacés aquí todavía? – le pregunté.

Pues… nada… me iban a venir a traer pero me acaban de avisar que no pueden.

Mmmmm… ¿y cómo te vas a ir entonces?

Pues… en taxi supongo…

¿En taxi?… eso no es seguro.

Pero, ¿y qué más puedo hacer? – me preguntó clavándome sus preciosos ojos celestes.

Pues… te puedo dar jalón a un sitio cercano a donde te puedan ir a traer. – le dije.

¡Gracias profe, muchas gracias! – me contestó con una amplia sonrisa.

En el camino íbamos platicando de todo un poco, de las clases, de las calificaciones, que si lo seguían molestando, de su familia. No pude dejar de notar sus miradas y algunas maneras que insinuaban que me estaba coqueteando. Claro, no quise ponerle atención.

¿Por dónde es? – le pregunté, cerca de su domicilio pues resultó que no vivía lejos.

Allá a la vuelta profe.

En la casa azul.

Si… esa misma… – paramos en frente, me extrañó la casa, pensaba que su familia era muy rica por lo que esperaba ver una mansión, aunque la casa no era nada pequeña tampoco – ¿Quiere pasar a tomar algo?

Mmmmm… no quisiera molestar a tu mami.

No se preocupe, a ella le encantan las visitas… quédese profe… se la va a pasar bien… –

Aunque quise pensar que era solo mi imaginación, la forma en que me invitó me pareció bastante insinuante. Pero yo me empeñé en que solo era mi imaginación, que Armand no se me estaba insinuando y que solo era una invitación. Al final entré engañándome diciendo que era una buena oportunidad para conocer a su madre y hablar con ella.

Bajamos y entramos, la casa era amplia, de 2 pisos y decorada con muy buen gusto. Me dijo que me sentara mientras él entraba a llamar a su madre, caminó meneando las caderas y sacando un poco más el culo. Me quedé solo, sentado y con cara de signo de interrogación, algo me decía que no tenía nada que estar haciendo allí y que a él poco le interesaba ofrecerme café y que conociera a su mamá. Pero por otro lado, algo también me decía que no me fuera, no era excitación, no era más bien alguna especie de instinto.

Y ese instinto no me engañó, caminando por el pasillo de regreso hacia donde yo estaba, venía él, vestido únicamente con un extraño calzoncillo blanco que no era más que un escueto triangulito por el frente que cubría a duras penas sus genitales y 2 tiras por detrás que pasaban sobre sus nalgas, dejándole expuesta la raja del culo.

Quedé impactado mirando ese hermoso efebo de catorceañero que parecía la estatua de un dios griego, hecho de una piel blanca como el mármol y ojos celestes como el caribe. Su cabello rubio lo hacía ver más blanco todavía, resaltándole al mismo tiempo el color de sus mejillas rosadas. Sabía que era bello y caminaba sacándole fuego a cada paso, mirándome fijamente con la frialdad de un asesino a sueldo y la lujuria de una puta caliente. No pude evitarlo, terminé caliente a pesar que sabía que era mi alumno y un hombre además.

Se paró a menos de un metro de mi y empezó a exhibirse, a girarse despacio mostrándome unos glúteos pequeñitos pero carnosos, firmes, redondos y lampiños, perfectos. Todo él era casi lampiño a excepción del vello entre sus piernas, cortito y muy simétrico. Su esmerado cuidado personal, así como sus actitudes y formas de provocarme, tan calculadas y con tanta seguridad, me decían que el nene tenía mucha experiencia.

¿Le gusta lo que ve director? – me preguntó con una voz suave y sexy.

Armand – dije tragando saliva y tratando de guardar la compostura – ¿qué estás haciendo? – siempre, en estos casos, lo único que podemos hacer son preguntas tontas.

¿No le gusta?

Eso no fue lo que te pregunté… mirá Armand, no me meto con la vida privada de mis alumnos, pero tampoco permito estas cosas conmigo. Soy tu profesor y director, no me presto para estas cosas. Además, no entiendo qué querés lograr con esto.

Bueno… es que desde que usted intervino ya no nos molestan…

Pero eso lo hice porque era lo correcto, me molesta que bravucones anden causando problemas… además, para esto estoy en el colegio, es parte de mi trabajo. No tenés que agradecerme nada, mucho menos de esta forma.

Bueno, cada uno tiene su modo de decir gracias…

Si, pero…

Además, le tengo mucho respeto y admiración, además de gratitud, por eso quiero que me tome hoy y que me trate como a su puta…

¡¿Qué, cómo?! – no daba crédito a lo que estaba oyendo.

Que me trate como a su puta profe, quiero ser suyo, que me haga lo que quiera. Usted me gusta mucho y le quiero agradecer todo lo que ha hecho por mi y por mis amigos.

¡Pero esto no es necesario y yo no quiero!

Yo sé que no es necesario, pero yo lo quiero así… además, yo sé que si quiere. Ya tiene la verga parada, eso me dice que si quiere estar conmigo hoy…

¡Maldición, no lo podía ni quería creer, pero era cierto, tenía la paloma parada tan solo de verlo así! ¿Pero por qué, si yo era un hombre maduro y heterosexual? De verdad, nunca me había sentido atraído por otro hombre, mucho menos por un alumno, pero ese día, por alguna razón, mi pene tomó vida y voluntad propia y empezó a crecer a un ritmo imparable. Además, una perturbadora e intensa calentura se iba apoderando de mi.

Armand se alejó unos pasos de mi y se dirigió hasta un sofá que tenía detrás y se sentó con las piernas abiertas y en alto, dejando casi la mitad de su hermoso culo en el aire. Así empezó a sobarse el miembro, un bonito pene parado de unos 14 o 15 centímetros. Al mismo tiempo se frotaba las nalgas, llegando cada vez más cerca de su ano cerradito y rosado. Luego, separándoselas y enseñándome el hoyo, comenzó a abrírselo metiéndose los dedos dentro. Como dije, sabía que era bello y le sacaba el mayor partido posible a eso, sabía que me atraía y que me tenía muy caliente y se me ofrecía.

Y yo, por más que mi mente me decía que me fuera de allí, que eso no estaba bien, ya no pude aguantar más. Me levanté y fui su lado, sin pensarlo empecé a acariciar sus suaves y torneadas piernas mientras el me habría la bragueta y me sacaba la verga. Yo temblaba confundido, excitadísimo, no sabía que decir ni hacer, por lo que me dejé llevar. Él se tragó mi pene y, tomándome de la mano, se pasó mis dedos sobre el ano por primera vez. Armand pegó un profundo suspiro y comprobé impresionado que lo tenía muy sensible.

Acelerando la mamada hizo que le empezara a meter un dedo, que pronto se convirtió en 2 hasta lograr 3, aunque me daba la impresión que le entrarían más por la elasticidad que su esfínter. Por su parte continuaba mamándomela como un profesional. Se metía mi pene casi por completo hasta que rozaba su garganta, y así lo succionaba, sacándoselo despacio al mismo tiempo y acariciando el glande con la lengua. Me volvía loco, era muy bueno, aparte era tan bello que me calentaba todavía más, y el morbo que me daba que fuera alumno de mi colegio me ponía peor. Pero en un momento de lucidez lo detuve.

Alto, – le dije, el me miró sorprendido - ¿y tu mamá?

Mi mami no viene hoy…

¿No? ¿Y por qué no?

Porque no vivimos aquí… esta es una de las casa que tenemos y yo agarré las llaves.

¿Pero… Y cuándo vea que no llegaste?

Eso tampoco importa… ella cree que estoy estudiante en la casa de un amigo y que me van a ir a dejar, puedo llegar tarde. – estaba impresionado, el nene lo tenía todo fríamente calculado – No tenga pena profe, nadie va a venir a "salvarme", – me dijo con una amplia sonrisa sin dejarme agregar nada – usted puede hacerme lo que se le de la gana y todo el tiempo que quiera… – dijo con una caliente mirada.

La posibilidad que su madre pudiera llegar de repente era lo único que mantenía con vida mi razón, y ante la desaparición de esta ya no me lo pensé 2 veces y terminé dejándome llevar por completo. Lo seguí masturbando con los dedos mientras él seguía aferrado con la boca a mi sexo y me quitaba la corbata y me abría la camisa. Solo se separó de mi tranca para pedirme guerra.

¡Dele profe que soy una perra que aguanta y mucho! – me dijo.

Tomándolo de los muslos le di vuelta y lo coloqué de frente a mi, acostado en el sofá y con el culito abierto. Sabiendo lo que venía me extendió un condón y yo me lo puse, luego apunté y mi barra y empujé, entró en el como cuchillo caliente entre la mantequilla, la dilatación que tenía era bárbara. Lo tomé de las caderas y lo comencé a embestir, él me sujetaba del cuello y me besaba mientras gemía como una dama caliente y apasionada. Me perdí en sus ojos celestes y le empecé a dar duro, rápido y salvaje, tal y como me lo pedía. Armandito no paraba de gemir y jadear, de pedirme más, estaba como enloquecido de placer, de calentura, con sus piernas rodeándome la cintura me jalaba para que le diera más fuerte, era increíblemente excitante.

Lo cambié de pose como 2 veces, primero boca abajo sobre el sofá, sostenido de las rodillas en el suelo y aferrándose al asiento con las manos. Así le seguí dando, sujetándolo de las caderas, a veces del pelo, pero siempre estrellando vigorosamente mis caderas contra sus redondas y pequeñitas nalgas. Luego lo coloqué en 4 sobre el suelo y le seguí dando duro y el gimiendo como una perra. Estaba desquitando toda la frustración de mi matrimonio en él, gozando enloquecidamente. Pero se me ocurrió llevarlo mejor a otro lado, aprovechando que la casa estaba completamente sola.

¿Dónde está tu cuarto? – le pregunté.

Venga conmigo… – me respondió y me tomó de la mano.

Llegamos a su habitación y nos tiramos sobre la cama. Paramos un poco las revoluciones y comenzamos a besarnos en los labios, en el cuello, en las orejas. Era la primera vez que besaba a alguien de mi mismo sexo y lejos de molestarme me encantó. Bajé un poco y comencé a succionar sus tetillas y tocar todo su cuerpecito delgado y delicado. Esa caricia le encantó, pues me sujetaba de la cabeza y me pegaba más a su pecho.

Bajé más y me topé con su pene inmaduro en todo su esplendor, sin circuncidar, de 14 o 15 cm. Estaba tan excitado que no me importó, así que me lo metí entero entre la boca y comencé a masajearle el glande con la lengua mientras él se retorcía de placer. Se la chupaba como a mi me habría gustado que me lo hicieran, pues mi ex no era muy dada a complacerme de esta forma. Al parecer al chico le encantó:

¡Ya, yaaaa!… ¡¡¡YA NO AGUANTO!!! ¡Necesito que me lo vuelva a meter, dele, le suplico que me coja de una vez profe, porfa! – me encantó que me rogara que lo cogiera otra vez, así que no lo hice esperar.

Me subí sus piernas a los hombros y dirigí mi ariete a su ano. Lentamente se la embutí toda y comencé a bombear de nuevo, Armand movía la cabeza enloquecido, gimiendo con fuerza. Aparte, comencé a masturbarlo también hasta hacerlo acabar a los pocos minutos. Regó mi mano con su semen, que el mismo limpió a lamidas, quedando con la boca y labios cubiertos de esa blanca sustancia.

Continuamos con el encuentro, me eché sobre él pegando sus rodillas casi a sus oídos. Él comenzó a besarme el cuello, los oídos, me los mordisqueaba y seguía gimiendo. El placer era inmenso, el calor sofocante, nuestros cuerpos estaba empapados y yo seguía rebotando mis caderas potentemente contra las suyas, la cama rechinaba y amenazaba con romperse. Llegó el momento en el que ya no pude continuar aguantando, di un grito de placer y acabe a chorros dentro del condón.

Quedamos quietos, agotados, jadeando, me eché a su lado y el me abrazó. Me sacó el condón y se lo llevó a la boca, bebiéndose toda mi leche como el más delicioso de los néctares. Lo tomé suavemente de la barbilla y lo besé a pesar del semen que tenía allí, me había regalado la noche de mi vida.

Profe, le mentí…

¿Me mentiste? ¿Cómo?

Bueno, no tengo que regresar a mi casa, me puede tener toda la noche si quiere. Y no me diga Armand… mejor dígame Mandy…

Volví a besarlo y quedamos profundamente dormidos, abrazados como un par de novios. Desperté cuando sentí una boca recorriendo mi miembro, engulléndolo y tragándolo hasta la garganta. Qué delicia, levanté las sábanas y lo vi, era Armand, el niño más lindo que se pueda ver, de verdad. Su piel era blanca como la nieve, su cabello lacio y dorado como el oro y su cuerpo muy delgado y bajito, de apariencia frágil y delicada. Su rostro armónico y de suaves y finos rasgos mostraba unos ojos grandes y celestes sobre una nariz fina, además de un cutis terso y sonrojado. Sus caderas eran estrechas, pero sus nalgas redondas, carnosas y firmes y su forma de ser amanerada y de modales afectados, que delataban su orientación sexual, era sencillamente encantador.

No es por presumir, pero yo tampoco estaba mal, heredé una mezcla de rasgos que combinaban la belleza arrebatadora de mi madre y la viril masculinidad de mi padre. Según Mandy era un macho maduro de 46 años y 1.80 de altura, de piel blanca y velludo de pecho, piernas y cara, además de un cuerpo grueso y robusto, algo pasado de peso por mi vida más o menos sedentaria, pero aun de buen ver por todo el ejercicio que hice en mi juventud. Mis ojos eran cafés claros y mi nariz pronunciada pero finamente construida.

¡Mmmmmmm!… ¡Mmmmmmm! – gimoteaba, enroscado junto a mis caderas mientras me chupando la verga erguida – ¡Qué increíble, qué delicia!… ¡Mmmmmmm! – acaricié su cabeza y el la levantó, clavándome sus bellos ojos celestes – Buenos días Osito… ¿le puedo decir Osito Profe?

Si, si, si podés… y me podés tutear Armand… – le dije, pensé que las formalidad ya estaba completamente de más.

Y tu a mi decime Mandy… ¿qué tal amaneciste? – me preguntó con su voz suave y sonriéndome coquetamente.

Bien… bien… muy bien… – fue lo único que pude balbucear, viendo embelesado ese precioso cuerpo desnudo y esos labios de fresa tomar de nuevo mi rígido mástil – ¿Te gusta nene?

¡Mmmmmmm! ¡Me encanta!

… pues allí está, para servirte…

Mandy continuó con su mamada, se enderezó un poco y se arrodilló en medio de mis piernas, el nene resultó ser muy exhibicionista, quería que lo viera hacerme la felación. Por veces levantaba la vista con picardía, con sus ojitos brillándole de lujuria. ¡Dios mío, ¿qué estaba haciendo en esa casa, en esa cama y recibiendo una mamada de ese muchacho?, ¿cómo logró seducirme?! No lo sabía ni me lo explicaba, pero lo gozaba con intensidad y, aunque seguía lleno de confusión y temores, deseaba con fuerza que aquello continuara.

No lo sabía, pero a partir de ese día me empecé a enamorar de él, de su dulzura, de su picardía, de sus ojos celestes, de su aspecto desprotegido. Ahora me encanta que se porte como una niña enamorada a mi lado, que me regale todo tipo de mimos y atenciones. Junto a él e vivido todo lo que me hizo falta en mis largos años de matrimonio.

Mandy continuó mamándome como si en ello se le fuera la vida, le encantaba hacerlo, era un amante de las vergas, las idolatraba. Me lamía el grueso mástil desde la base hasta del glande (que increíblemente exhibía una erección de 22 cm por 5½ diámetro), metiéndoselo entre la boca para chuparlo como a un bombón mientras lo pajeaba con las manos. Por minutos dejaba mi verga por un lado y se dirigía a mis testículos, unos huevos que también se veían mucho más grandes, enormes, gordos, peludos y rebosantes de semen.

Vení, cambiemos. – le dije, jalándolo y poniéndolo en un 69 sobre mi cuerpo, quería devolverle el placer que me había dado.

Cada nueva cosa que hacía me parecía más increíble que la anterior, así continuamos chupándonos y lamiéndonos mutuamente, rindiendo adoración al tótem del otro y acariciándonos enteros, yo cada vez me calentaba más. Puse especial atención a su ano, como era más alto (mis 1.80 contra el 1.60 de él) podía alcanzar su entrada posterior sin problemas. Y ahí estaba yo, un maduro heterosexual chupándole la verga a un casi púber mientras le masajeaba con energía su cerrado esfínter, ensalivándolo abundantemente y metiéndole 1 y hasta 3 de mis dedotes. Poco a poco y con mucho gusto iba cediendo.

¡Si mi Osito, si, abrime bien! – me decía jadeando – ¿Me vas a coger? – me preguntó, sabiendo de antemano la respuesta.

Si… me muero por hacerlo, me tenés hirviendo…

¡Dale pues, que me muero por que me partás en 2!

Apurada y atropelladamente, Mandy se dio la vuelta sobre mi, apuntó mi ariete y lo fue guiando hacia su puerta de entrada. Se sintió estremecer cuando el glande empezó a hacer presión, pero no había problema, si bien no era una cabeza pequeña, era más delgada que el resto pues mi verga se hincha a medida que se acerca a la base.

¡¡¡OOOOHHHH DIOS MÍO!!! ¡¡¡SIENTO QUE ME ESTÁ ABRIENDO TODO!!!

Si te duele pará…

¡¡NO!! ¡¡¡NO QUIERO PARAAAAARRRRRGGGGGGHHHHHH!!! – se dejó caer sobre el ingente tronco, clavándosela hasta los huevos, luego se echó hacia delante, enterrando la cara entre mi pecho mientras yo lo abrazaba y lo acariciaba, susurrándole cosas tiernas al oído – Despacio bebé… despacito. – le decía, como si a él le importara, le encantaba ser ensartado con furia.

Mandy subía y bajaba acelerando paulatinamente el ritmo y aumentando la profundidad y fuerza. Yo lo besaba, enredaba mi lengua con la suya, mientras me aseguraba que mi pene lubricara bien el ano de mi joven amante, no le quería hacer daño. Pero eso solo a mi me importaba, en minutos estaba subiendo y bajando frenéticamente, aullando al sentir como mi masculinidad barrenaba su ano, gozando al sentirse como una auténtica hembra entregada a su macho. Me encantaba sentir como mi grueso duro y enrojecido pene belicoso agujereaba las suaves entrañas de aquel muchacho que pedía más a gritos.

¡¡¡¡HHHHHAAAAAAA!!!! ¡¡¡¡HHHHHAAAAAAA!!!! ¡¡¡¡HHHHHAAAAAAA!!!! – gemía casi a gritos, extasiado de sentirse tan profundamente invadido.

Lo agarré de las nalgas para subirlo y bajarlo yo mismo, acelerando el ritmo de la cogida hasta convertirla en una sesión de sexo salvaje. Mandy me abrazaba del cuello y me besaba apasionadamente. Poco a poco me fui enderezando hasta ponerlo boca arriba, llevándome sus piernas a los hombros, así podía descargarle con más fuerza mis embestidas sobre su delicado ano, haciendo que gimiera y gritara como una puta desesperada.

¡¡¡OSO!!! ¡¡¡OSO, OSITOOOO!!!… ¡¡¡OOOOUUUUHHHH OSITOOOOOOGGGHHHHH!!! – gritó Mandy cuando, ante el intenso masaje que mi verga propinaba a su próstata, le sobrevino un dulce orgasmo que derramó a chorros sobre su vientre y el mío.

Lo cambié de posición y lo puse de costado, primero con una pierna en el aire y luego con ambas cerradas para que sintiera mejor el grosor de mi paloma. Mandy gemía y gritaba, sentía mi ariete barrenarlo sin compasión, abriéndolo por completo, sometiéndolo como a él tanto le encantaba.

Volví a cambiarlo de pose, le encantaba que lo manipulara como una muñeca de trapo, lo puse en 4 en el piso y con el culo bien paradito para rematar la faena. Lo agarré de las caderas y le comencé a meter y sacar con fuerza mi instrumento mientras él gesticulaba y berreaba. Era lo máximo, nuestros encuentros eran sesiones del mejor, más rico y más salvaje sexo. Nuestros cuerpos estaban enrojecidos y empapados en sudor, el tenía la mirada perdida en la nada y la boca abierta, babeaba abundantemente.

Por fin, tras una faena larga y enajenante, desempalé a Mandy y me puse de pié frente a él. De inmediato tomó mi pene y lo masturbó y chupó, frotando con fuerza el tronco y lamiéndome el glande, restregándomelo con los dedos hasta que obtuvo su premio.

¡¡¡¡AAHH!!!! ¡¡¡¡AAHH!!!! ¡¡¡¡AAHH!!!!… ¡¡¡¡AAAAOOOOUUUURRRGGGGGHHHHH!!!! – rugí, obsequiándole al muchacho una acabada larga y abundante que recibió en fuertes chorros que se estrellaron contra su paladar y garganta – ¡¡¡AAHH, MANDY!!! ¡¡¡¡¡MAAAANNNDDYYYYYYYY!!!!! ¡¡¡¡¡OOOOUUUMMMMMMMMRRRR!!!!! – mi Mandy tragó cuanto pudo, el resto le salía a borbotones de la boca y caía por su barbilla hasta su pecho, y al terminar él todavía me ordeñó hasta sacarme la última gota, que se bebió con deleite.

Me quedé allí, de pié, jadeando, tratando de recuperar el aliento, contemplando a mi joven amante arrodillado en el suelo, como un esclavo que aun espera órdenes de su amo, ambos cubiertos de sudor y respirando agitadamente, él con la cara, la barbilla y el pecho cubiertos con mi lechosa esperma.

Gracias… – me dijo con un amplia sonrisa – soy el feliz depositario de tu semen…


Avanzó a gatas hasta la cama, meneando las caderas de formas muy insinuantes, levantando el culito y enseñándome orgulloso lo abierto que su ano quedó. Luego lo seguí y nos quedamos profundamente dormidos. Desde ese día somos pareja, a él me une algo mucho más profundo que solo el sexo, algo que nunca creí volver a vivir de nuevo.

Claro, nadie puede saber de lo nuestro, pues durante el día, en el colegio, somos profesor y alumno, nada más. Pero por las noches, cuando podemos vernos, somos amantes que se aman como locos. No sé cuánto tiempo durará esto, pero yo estoy dispuesto a que sea para siempre.

Fin.

Pueden mandarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, besos y abrazos.

Garganta de Cuero.

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Beatriz III (09: El Baúl del Amo)

Beatriz III (08: El Baúl del Amo)

Beatriz III (07: El Baúl del Amo)

Beatriz III (06: El Baúl del Amo)

Beatriz III (05: El Baúl del Amo)

Beatriz III (04: El Baúl del Amo)

Beatriz III (03: El Baúl del Amo)

Beatriz III (02: El Baúl del Amo)

Beatriz III (01: El Baúl del Amo)

Devoradora (18: La verdad)

Devoradora (17: Degradada)

Devoradora (16: Degradada)

Devoradora (15: una sombra oscura)

Devoradora (14: Una sombra oscura)

Devoradora (13: Una Sombra Oscura)

Devoradora (12: Prostituida Y Enviciada)

Devoradora (11: Prostituida y Enviciada)

Devoradora (09: Prostituida y Enviciada)

Devoradora (10: Prostituida Y Enviciada)

Devoradora (08: Sometida)

Devoradora (07: Sometida)

Devoradora (06: Sometida)

Devoradora (05: Sometida)

Devoradora (04: Sometida)

Devoradora (03: La que Es, Vuelve...)

Devoradora (02: La que Es, Vuelve...)

Devoradora (01: La que Es, Vuelve...)

La Degradación de una Viuda (07)

La Degradación de una Viuda (06)

La Degradación de una Viuda (04)

La Degradación de una Viuda (05)

La Degradación de una Viuda (03)

La Degradación de una Viuda (02)

La Degradación de una Viuda (01)

Beatriz III, Los Chamanes 12

Beatriz III, Los Chamanes 09

Beatriz III, Los Chamanes 10

De Esposo a Perra (06: Los Cambios de Laura)

De Esposo a Perra (05: Los Cambios de Laura)

Beatriz II (14)

Beatriz II (13)

Beatriz II (12)

Beatriz II (11)

Beatriz II (10)

Beatriz II (09)

Beatriz II (08)

Beatriz II (07)

Beatriz II (06)

Beatriz II (05)

Beatriz II (04)

Beatriz II (03)

Beatriz II (02)

Beatriz II (01)

De Esposo a Perra (04: Primer Aventura en Pareja)

De Esposo a Perra (03: Primer Aventura en Pareja)

De Esposo a Perra (02: Primer Aventura en Pareja)

Aprendiendo a Portarse Mal (02)

Aprendiendo a Portarse Mal (01)

Mi Madre y Yo

Esclavo de la Carne II, Bernardo 03

Esclavo de la Carne II, Bernardo 02

Esclavo de la Carne II, Bernardo 01

Consolando a Mi Madre (07)

Consolando a Mi Madre (06)

Consolando a Mi Madre (05)

Consolando a Mi Madre (04)

Consolando a Mi Madre (03)

Consolando a Mi Madre (02)

Consolando a Mi Madre (01)

De Esposo a Perra

Beatriz (15)

Beatriz (14)

Beatriz (13)

Beatriz (12)

Beatriz (11)

Beatriz (10)

Beatriz (09)

Beatriz (08)

Beatriz (07)

Beatriz (06)

Beatriz (05)

Beatriz (04)

Beatriz (02)

Beatriz (01)

Poder entre mis Piernas (03)

Poder entre mis Piernas (02)

Poder entre mis Piernas (01)

Silvia, mi perra en celo, mi mujer, mi esclava 02

Silvia, mi perra en celo, mi mujer, mi esclava 01

Los Amigos del Gatito (el Colocho)

Los Amigos del Gatito (la Gordis)

Orgía en la Sala (02)

Orgía en la Sala (01)

Ludwika

El Gato y el Gatito en el Sex Shop

El Club de los Machos Rancheros

Ludvin

Leche para mi Caliente Nuera

El Gatito

El Adiós

Haciéndole Compañía a mi Nuera

Mi Hijo como mi Esposa

Sorpresas de trae la Vida (02)

Sorpresas de trae la Vida (01)

Don Artemio y su señora

Cogido detrás de los Matorrales

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (03)

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (02)

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (01)

Volver a Empezar

Soluciones Temporales

Lo Maravilloso de la Cotidianidad… (03)

Lo Maravilloso de la Cotidianidad… (02)

Lo Maravilloso de la Cotidianidad… (01)

Un Semental, una Diosa y Yo

Ludvin y Tito

De esposa ejemplar a ramera empedernida 2 (05)

De esposa ejemplar a ramera empedernida 2 (06)

De esposa ejemplar a ramera empedernida 2 (04)

De esposa ejemplar a ramera empedernida 2 (03)

De esposa ejemplar a ramera empedernida 2 (02)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (2)

Silvia, mi Perra en Celo, mi Mujer, mi Esclava 02

Silvia, mi Perra en Celo, mi Mujer, mi Esclava 01

Coni, mi Perrita, mi Esclava y mi Mujer

La Hermana del Gatito

La Madre de Paúl

Los Amigos del Gatito (2: el Colocho)

Los Amigos del Gatito (1: la Gordis)

Consuelo, mi Consuegra

El Gato y el Gatito en el Sex Shop

Orgía Familiar III (Orgía en la Sala 02)

Orgía Familiar III (Orgía en la Sala 01)

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (03)

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (02)

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (01)

Ludwika

Leche para mi Caliente Nuera

El Gato y el Gatito

Volver a Empezar (02)

Volver a Empezar (01)

Un Semental, una Diosa y Yo

Ludvin y Tito

Lo Maravilloso de la Cotidianidad… (03)

Lo Maravilloso de la Cotidianidad… (02)

Lo Maravilloso de la Cotidianidad… (01)

Las Aventuras de Lorenzo (04: Sheyla y su jefa)

Cambio de Imagen

Una Despedida

Soy Mujer de una Valkiria

Vero, mi Hermanita

Las Aventuras de Lorenzo (03: Adán y Teresa)

Platicando Largo y Tendido (04)

Platicando Largo y Tendido (03)

Platicando Largo y Tendido (02)

Platicando Largo y Tendido (01)

Las Aventuras de Lorenzo (02: Diana)

Noche de Bar II 04

Noche de Bar II 03

Noche de Bar II 01

Noche de Bar II 02

Las Aventuras de Lorenzo (01)

Noche de Sexo, Sudor y Semen

El Semental de las Mayén (12 y final)

El Semental de las Mayén (11)

El Semental de las Mayén (10)

El Semental de las Mayén (09)

El Semental de las Mayén (08)

El Semental de las Mayén (07)

El Semental de las Mayén (06)

El Semental de las Mayén (05)

El Semental de las Mayén (04)

El Semental de las Mayén (03)

El Semental de las Mayén (02)

El Semental de las Mayén (01)

Alberto, el Semental que me hizo su Yegua (04)

Alberto, el Semental que me hizo su Yegua (05)

Alberto, el Semental que me hizo su Yegua (03)

Alberto, el Semental que me hizo su Yegua (02)

Alberto, el Semental que me hizo su Yegua (01)

Ceviche de Sexo

Orgía Familiar II (03)

Orgía Familiar II (02)

Orgía Familiar II (01)

Esclavo de la Carne (06)

Esclavo de la Carne (05)

Esclavo de la Carne (04)

Esclavo de la Carne (03)

Esclavo de la Carne (02)

Esclavo de la Carne (01)

Orgía Familiar (03)

Orgía Familiar (02)

Orgía Familiar (01)

Fin es comenzar otra vez (09)

Fin es comenzar otra vez (08)

Fin es comenzar otra vez (07)

Fin es comenzar otra vez (06)

Fin es comenzar otra vez (05)

Fin es comenzar otra vez (04)

Fin es comenzar otra vez (03)

Fin es comenzar otra vez (02)

Fin es comenzar otra vez (01)

Todo por Puta

Javier (02)

Javier (01)

Kika

El Nacimiento de Kika

Perro de Alquiler (18: Final)

Perro de Alquiler (17)

Perro de Alquiler (16)

Perro de Alquiler (15)

Perro de Alquiler (14)

Perro de Alquiler (13)

Perro de Alquiler (12)

Perro de Alquiler (11)

Perro de Alquiler (10)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (19 Final)

Perro de Alquiler (09)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (18)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (17)

Perro de Alquiler (08)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (16)

Perro de Alquiler (07)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (15)

Perro de Alquiler (06)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (14)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (13)

Perro de Alquiler (05)

Perro de Alquiler (04)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (12)

Perro de Alquiler (03)

Perro de Alquiler (02)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (11)

Perro de Alquiler (01)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (10)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (09)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (08)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (07)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (06)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (05)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (04)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (03)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (02)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (01)

Amor de Hermanas (03)

Amor de Hermanas (02)

Amor de Hermanas (01)

Toda una Valkiria

Revolcado entre el Bosque

El Amigo de mi Esposo

Noche de Bar

Las Playas de Monterrico (02)

Las Playas de Monterrico (01)

Nos dejamos llevar

Mi Esposo se Entregó (03)

Mi Esposo se Entregó (02)

Mi Esposo se Entregó (01)

Poder entre mis Piernas

Negro Semental Mío (4)

Negro Semental Mío (3)

Negro Semental Mío (2)

Negro Semental Mío (1)