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Alberto, el Semental que me hizo su Yegua (04)

en Amor filial

Alberto, el Semental que me hizo su Yegua 04

Ingrid entró a mi habitación, cerrando la puerta tras de si. Se había convertido en una mujer hermosa, muy bella, yo la conocía cuando tenía 11 o 12 años, y desde entonces se perfilaba como una adolescente preciosa. Su madre, Rosario, la tuvo luego engañar a su ex esposo, quien la tenía completamente abandonada y no quería tener hijos nunca, con un turista japonés. Así que la niña nación con rasgos orientales, pero unos ojos azules preciosos y el cabello claro, de un castaño brillante, hermoso. Ingrid Mayén siempre fue una belleza exótica.

¡Lalita, ¿cómo estás?

¡Bien Ingrid, bien! – le dije algo chiviada.

¡Qué alegré que te haya elegido a ti! – me quedé callada por un momento, ya estaba al tanto de todo entonces. – Perdón, no te quería chiviar, pero es que de verdad me da gusto esto… sos la mujer perfecta para Beto… ¿qué bueno que te viniste con el?

¿Cómo puede ser eso si el tiene muchas aparentemente?… ¿Vos…?

Si, si… yo también…

¡Pero es que eso no puede ser!

Lala, ya mi mami mi contó todo lo que necesitaba saber de ti, sé que esto no nada nuevo para ti.

¡Lo es porque se trata de mi amigo!

Yo sé, yo sé, pero así se dieron las cosas y así han sido desde hace mucho… ya no podemos volver atrás.

No entiendo por qué me quieren como su esposa. El tiene muchas mujeres, todas muy hermosas, ¿para qué me necesita?

Todas son familiares de el, con nosotras tiene compromisos de ese tipo. El mantiene a toda la familia, y nosotras lo mantenemos feliz y contento. No porque le debamos algo, si no porque así lo queremos. Pero es muy distinto el trato que tiene con nosotras, al que tendría contigo. Acordate, muy suya puedo ser, pero al final siempre seré su primita.

¿Cómo así?

Mirá… la tía Silvi es su mujer, pero también es su madre, y Alberto ha dejado claro desde hace mucho que, primero que nada, ella es su mamá, luego su mujer. Por mucho que ella trate de ser completamente suya, siempre deberá ocupar el lugar de su mamá, con todas sus obligaciones y derechos. Lo mismo con sus tías y sus primas, somos familia primero que nada, por lo que en la práctica, el jamás ha tenido a nadie más fuera de nuestro círculo. Lo que queremos es que Beto tenga a alguien de afuera, que tenga una vida un poco más normal…

¿Con otra mujer más?

Yo sé que se mira raro y hasta ilógico, pero así son las cosas Lala. Por eso estamos felices de que vos estés aquí, sos la mujer perfecta para el.

Pero todavía no he dicho que si…

¿Y le pensás decir que no? – me preguntó con una mirada burlona e incrédula, parecía que todas me daban como parte de la familia desde ya.

Me quedé callada un momento, entonces reparé en la vestimenta de Ingrid. Llevaba un Baby Doll azul, de encajes, con una tanguita diminuta azul también.

¿Estabas esperando a alguien? – le pregunté, ella se puso roja como un tomate.

A ti… – me respondió, ahora yo me puse roja como un tomate.

¿Cómo así?

Hay que ser buena anfitriona… – ambas nos desatornillamos de la risa, más por la forma en que lo dijo que por el hecho; ya calmadas, le pregunte.

¿Cómo te volviste mujer de Beto.

No fue hace mucho, todo fue cosa mía. Yo veía a las demás serlo, y veía como gozaban, así que yo también quería. Pero me decían que no, que era muy joven, que además yo no debía hacer eso si no tener una vida normal, y un montón de cosas. Por otro lado, Beto tampoco quería, yo era su primita chiquita y no quería que me metiera a hacer esas cosas, pero igual me salí con la mía. ¡Si hubieras visto la cara que tenían cuando los pesqué cogiendo Lala! ¿Querés que te cuente?

Si, si… claro…

"Fue una vez cuando Beto tenía 17 años. Estábamos en la casa que teníamos en la capital, yo tenía 11 años y estaba enfermita, me había dado gripe y, para colmo, andaba en mis días. Ese mismo año me bajó la regla por primera vez y me sentía muy feliz, ya era grande. La tía Silvi se había quedado cuidándome, pues mi mami había salido de emergencia con las tías Blanqui y Bertita, para ver a una hija de la primera en el hospital. Aparte de nosotras, solo estaba la abuelita y Beto.

Silvi estaba leyendo en su habitación, allí la fue a encontrar Beto, sobre su cama, vestida con solo un camisón verde claro semitransparente, que dejaba ver claramente sus 2 turgentes y hermosos senos rosados, tan firmes, descansar suavemente sobre la cama. La vio con su mirada felina de adolescente excitado. Ella solo con verlo a los ojos sabe lo que piensa… además, traía la verga luchando por salirse del pantalón de sus piyamas.

¿Si amor? – le preguntó cariñosamente, y por toda respuesta, Beto se le acercó y se sentó a mi lado en la cama. – ¿Necesitabas algo amor?

Si…a ti mama

Pero… tu primita está en la casa y… nos puede oír. – su primita era yo y, supuestamente, no sabía nada de esa relación incestuosa.

Ella está con la abuelita allá en el sitio.

Pero Beto…

Vení… – le dijo y la jaló del brazo poniéndola de pié.

Beto todavía era un adolescente, y como tal era algo tosco, nunca con malas intenciones pero vos sabés como son los hombres a los 17. A Silvi no le gusta la brusquedad en su hijo antes del momento de copular, pues considera que el debe respetarla y yo estoy de acuerdo. Después de todo aun es su madre…"

¿Por qué le decís Silvi a tu tía Silvia?

Porque así me acostumbre, a ella ni a mi mamá les gusta mucho el título de tías.

Mmmmm… ya veo…

Continuemos…

Beto… – le dijo con seriedad su mami, mirándolo con ojos fríos de regaño.

¡Pero mama! ¡Es que… Tengo muchas ganas mami… – le contestó con voz de niño regañado.

Pero ya tuviste en la mañana… y mirá que me diste duro… ¿otra vez querés?

Si…

Pero Alberto José, la vida no es solo tener relaciones sexuales, no podés pasar montado encima de nosotras todo el santo día.

Pero es que es bien rico…

Si pero…

…y todas ustedes están tan hermosas… ¡A la, porfa mama! Solo una última vez hoy.

¿Última vez? Te acostás con tu abuelita cada vez que querés, Rosario se la pasa solo coqueándote y tu tía Bertita se deja hacer lo que se te da la gana… te estamos malcriando mucho Beto.

Si pero a ustedes les gusta. – respondió con la boca cargada de razón, a ellas les gusta… ¡ahora nos encanta!

Ella puso cara de fastidio y dejó de discutir con el. Beto comprendió y, rodeándola suavemente de la cintura, acercó su suave cuerpo a su musculoso y duro tórax, y le estampó un sonoro beso. Silvi lo correspondió, uniendo su lengua con la suya, enredándola en una suave caricia fraterna. Silvia siempre se pone a pensar cuando está con el, que a ese mismo hombre que deja entrar en su sexo, salió de el hace muchos años.

Le susurró suavemente al oído "suavecito amor, porfa", y el solo sonreía. Sabía que en la mañana, antes de irse al colegio, le había dado muy duro, y aunque le gustó, la delicadeza es importante también en toda relación.

¡No me puedo imaginar a Beto pidiéndole sexo a su madre! ¡No me cabe en la cabeza esa imagen!

¡Y eso que todavía no nos has visto en acción!

"Beto la llevó poco a poco al cuarto, acariciándole la espalda y pasando sus manos suavemente sobre sus nalgas. Rozaba discretamente los bordes de sus senos apretujados contra su pecho. Amontonó a su madre contra la entrada de su cuarto, y a punto estaba de bajarle el camisón, cuando oyeron llegar a mi abuelita y a mi. Veníamos muy alegremente del sitio, luego de perseguir, atrapar y soltar, algunas luciérnagas.

Beto le soltó de inmediato, pues yo no sabía nada de la relación incestuosa que todas tenían con su primo… eso creían ellas. El se metió a su cuarto, y su mamá caminó hacia el baño para disimular."

¡Qué inoportunas son! – regañé a Ingrid.

¡Je, je, je, je, je, je, si la verdad es que si! Yo sospechaba lo que estaba haciendo, pues, aunque no vi nada más explícito, si me fijé cuando Beto se metía dentro de su habitación, y su mami caminaba rápidamente a los baños

"En aquella casa habían 2 baños, afuera de los cuartos y al final del corredor. Cada uno de ellos con excusados, la regadera estaba por otro lado, ¿te acordás Lala? A veces costaba mucho tomar turno para bañarnos, éramos demasiadas mujeres.

¡Qué caliente estaba Silvi!, su vulva se encontraba rebosante de fluidos que esperaban reunirse con los de su hijo, pero se tuvieron que quedar decepcionados. Salió de allí, y se metió en la cocina. La abuelita también estaba allí y hablaron un rato, luego se dieron las buenas noches y se despidieron. Supuestamente yo ya me había ido a dormir y Alberto también. Lo cierto es que me quedé mirando por la cerradura de mi habitación, esperando a que pasara frente a ella mi tía, pues ya había visto a la abuelita meterse en el cuarto de Beto.

Silvi todavía se quedé un rato más tomando agua y limpiando algunos platos que quedaron sucios, para relajarse y que se le pasara el calor. Como a las 9:15 se fue a dormir, entró a su cuarto, apagó la luz y se metió entre las sábanas. Yo aproveché para salir del mío, dirigiéndome al de Beto, desde donde, el característico sonido de una cama rechinando y una mujer gimiendo, llamó mi atención. ¡La abuelita se le había ido a meter!

La tía Silvi también escuchó y se levantó molesta, cuando yo me quedaba tan sola no era prudente hacer eso, primero que nada, yo siempre me levantaba por las noches para ir al baño, y si me asustaba por algo, buscaba meterme al cuarto de la abuela, y si no, al de alguna de sus tías, para dormirse allí. Últimamente lo hacía al de Beto, pero buscando otras cosas. Además, mis primas solo habían salido una rato en la noche y no iban a llegar más tarde de las 10, era muy imprudente que la abuelita hiciera eso. Además, querían disciplinar más a Alberto José, quien ya había revolcado como se le dio la gana en la mañana a su mamá, y, de seguro, le pegó una buena amontonada a nuestra prima Lesbia después de clases."

¡¿Lesbia también?!

Si, ella también… – Lesbia tenía casi la edad de Beto, y era también una muy buena amiga mía, no lo podía creer – Ye te enterarás de todo Lalita…

"La tía Silvia casi me pesca cuando salió de su cuarto, me tuve que tirar al suelo detrás de unas macetas en un lugar lleno de babosas, ¡puaaaajjj! Revisó el cuarto de su mamá para constatar que, efectivamente, ella no estaba allí. Entonces fue al de Beto y le dio vuelta a la perilla…¡oh, sorpresa! se les olvidó echar llave. Al entrar encontró a mi abuelita en 4, con las manos puestas sobre la cabecera de la cama de Beto, con el detrás, hincándole su vergota entre su sexo.

¡Mamá! ¡Alberto José!

¡Mama!

¡Silvi!

¡¿Qué están haciendo?! ¡Ingrid acaba de irse a dormir y los pude oír!

Pero nena, más nos va a oír con el escándalo que hacés tú…

Si mama…

¡Nada de que "si mama…"! Y tú mamá, sabés que ya le tenemos que poner un freno a Beto.

Pero Silvi…

¡Solo cogiendo se la quiere pasar!

Pero para eso estamos Silvia, para el…

¡Si, pero no solo para eso!

Bajá la voz mamá.

Silvia, mirá, ya tengo 63 y dentro de poco ya no voy a aguantar mucho.

Ya voy a hacerme más vieja y van a tener que sacarme en una canasta a asolearme afuera" esa era su excusa típica. Como buena abuelita, Irma Yolanda Asensio viuda de Mayén, sabía que el trabajo de los abuelos es malcriar a sus nietos, para hacerles ver a sus hijos lo que estos los hicieron sufrir, je, je, je. Ella siempre le hacía caso a Beto, siempre le decía que sí. Ella y mi mami eran las que más tenían sexo con el. La abuela nunca se le negaba, en cierta ocasión, Silvi la encontró mamándole la paloma a Beto bajo la mesa, el tenía 14. El almorzaba muy tranquilamente como si nada estuviera pasando. "Es que también estaba almorzando" explicó la abuelita.

Silvi se les quedo viendo furibunda, ellos sabían que estaba furiosa, así que Beto se salió de su abuela, se acostó boca arriba sobre la cama y se le quedó mirando con cara de niño regañado. Su soberbio pene enrojecido miraba hacia el techo, palpitante, brillante. La abuelita se sentó sobre la cama en dirección hacia la pared, sus grandes senos colgaban libremente y se mecían suavemente al compás de su respiración acelerada. Son unos senos tan grandes… ella no puede casi ponerse blusas escotadas, pues por ellos, el escote crece una barbaridad. No hay manos en el mundo que puedan abarcar toda esa superficie de suave carne rosada, tierna, blanda, firme, coronada por un par de pezones bellos, rojizos en sus hijas, en ella ya de un tono cafesón por la edad.

Y como te podrás imaginar Lala, la tía se volvió a calentar, Beto la había dejado necesitada.

Mama, no es para tanto.

Claro que sí…

No. Mirá, soy un buen estudiante, tengo buenas notas, no tengo problemas con nadie, me llevo bien con todo el mundo. La casa la cuido bien, para mi edad la cuido muy bien. – eso ni se dudaba – La finca va bien, este año espero sacar más que el año pasado, igual con la ferretería. Y hacer el amor con ustedes es tan delicioso y hermoso… no te podés enojar conmigo por querer estar siempre con ustedes. Eran 5, y a las 5 les gustaba que las tomara. Después con Lesbia, Marisol y Eleane, ella son muy calientes. Si no son ustedes, son ellas, y si no, soy yo el que tiene ganas. La verdad mamá, no es solo culpa mía. – en cierto sentido Beto tenía razón, el tenía que ser el hombre de sus 3 primas, de su abuela, de sus 3 tías y de su madre… mucha responsabilidad para un niño de 17.

La abuelita se puso de pié, caminó felinamente hacia su hija con sus bellísimos ojos celestes encendidos. Contoneaba sus caderotas a cada paso, haciendo que la inercia meneara sus inmensos senos. Le sonreía lasciva, iba como una tigresa contra una inocente cervatilla. Pegó sus pechos contra los suyos, metidos bajo la delgada tela de su camisón, mi tía sentía sus pezones rozar los suyos, sentía su respiración acelerándose junto a la de ella. Llevó su mano a su cara y acarició su mejilla y su dorado cabello. ¡Era astuta la viejita, sabía perfectamente que verla moverse de esa manera y, sobre todo, que pegara sus bellísimos senos contra los de su hija, la ponían súper caliente! ¿Te imaginás a tu madre actuar como una hembra en celo, Lala?

"¡Mamá!… no…" le dijo haciéndose la enojada, pero la verdad es que ya estaba caliente. Además, los avances de su mamá no le fueron indiferentes, no, ella la dejó prendada de su belleza desde aquella primera vez que se acostaron, su desnudez la pone como una brasa de verdad. ¡Y por si fuera poco su hijo todavía tenía la verga parada, rígida y mirando al cielo! El mide 1.90, es muy musculoso por tanto ejercicio, velludo, de cabello negro y ojos grises… ¡Mi primo está bien bueno Lala, no lo podés negar!

Madre e hija me besaron profundamente, jugando con sus lenguas, acariciándose los paladares, al tiempo que se restregaban sus chichotas. La abuelita le pasó los brazos alrededor de su cuello, la tía Silvia le saco como 7 centímetros de altura. Ella abrazó por la espalda a su mamá y, poco a poco, bajó las manos hasta sus carnosas nalgas. Las comenzó a acariciar, a sobar, a apretar y a estrujar. Cómo me gustan ese par de nalgas, son suculentas.

Poco a poco fueron avanzando hacia la cama, Beto manipulaba su pene masturbándoselo. La abuelita despojó del camisón a su hija y esta se deshizo de su calzoncito y se dispuso a darle una buena mamada a su hijo. Silvi gateó hasta su ingle y engulló su falo sin meter las manos, la abuelita se acostó a la par de el, ofreciéndole una chiche a su boca golosa. Las Mayén somos muy aficionadas a que nos chupen los pezones, tenemos todas senos grandes y muy sensibles.

La tía pasaba mi lengua sobre su glande rojo, después de correr su prepucio… te cuento Lala que Beto no está circuncidado. Ella se entretuvo chupándolo, también bajaba para lamerle los testículos, que son grandes como bolas de billar, a Beto le encanta. Mientras, el estaba prendido al pezón maternal de su abuela, chupándolo y succionándolo al tiempo que le metía los dedos entre la vulva, introduciéndolos y jugando adentro mientras ella jadeaba, suspiraba y gemía.

Después de un ratito, la abuelita bajó y se puso a lamerle los huevos mientras Silvi seguía mamado. Agarró uno de sus senos y lo comenzó a restregar contra los suyos, lo que aumentó su excitación. Pronto ya habían entrelazado sus piernas, meneándose de tal manera que buscaba que sus sexos se rozaran. Esa es una maniobra lesbiana muy, pero muy, sabrosa.

Alberto tenía los ojos en blanco, se dejaba hacer por las amorosas bocas y lenguas de su madre y de su abuela, y casi se desmayan cuando ambas empezaron una chupada simultánea, en donde tomaban el glande cabezón de su bebé y lo chupaban al mismo tiempo, mientras acariciaban y masajeaban sus huevos con suavidad y muchísima ternura. Los genitales de ambas mujeres se hallaban inundados, estaba ardiendo, implorando con la mente ser empaladas de una buena vez.

¡Que alguien se monte sobre mi pipí! – pidió Beto, su mamá y su abuela se iban a incorporar para complacerlo, pero solo una podía ensartarse.

Mija, yo ya estaba aquí para cuando tu llegaste.

Pero el y yo íbamos a coger desde antes, pero nos interrumpieron tu e Ingrid.

Pues te vieras encerrado con el, ahora me toca a mí.

¡Babosadas! Yo soy la mamá y voy primero.

Pero yo soy tu madre…

Eso no tiene nada que ver aquí.

… y ya estoy poniéndome viejita…

¡No me salgás con eso mama!

Betito, ¿a quién querés de primero nene?

¡Yo no me meto!

Como no te conviene, ¿verdad?

Es que no hay manera de hacer una elección correcta aquí mama… arréglense ustedes."

Pero y tú, para todo esto, ¿dónde estabas? – interrumpí a Ingrid.

Me coloqué en la mirilla de la puerta… acordate como eran.

Si, eran de las antiguas que dejaban ver hacia adentro, si…

A través de ellas tuve una vista privilegiada de esa y muchas otras escenas que mis tías protagonizaron con el. yo estaba caliente, mi inmadura vulva se hallaba encharcada de flujos y apretaba mi mano empuñada fuertemente entre mi ingle.

¿Y cuándo fue que se dieron cuenta de que los mirabas?

Ahorita llego a eso Lala…

"La abuelita fue la primera en cabalgar a su nieto, se miraba tan necesitada que el corazón de su hija no le permitió decir que no. Y también influyó que le haya prometido chuparle todo lo que ella quisiera a la mañana siguiente… se puso de pié sobre la cama y bajó lentamente sobre el inmenso falo de su nieto, a pesar de sus dimensiones entró suavemente por la cálida raja de la anciana, rebosante de fluidos. De todas maneras le costó un poco y le sacó suspiros y quedos gemidos mientras iba entrando. Una vez ensartada, comenzó a mover las caderas de forma circular al mismo tiempo que subía y bajaba. Por su parte, Silvia la abrazó por atrás acariciándole los senos, además de masajearle la vulva, tratando de meter mis dedos entre esta y el pene de su hijo.

Te preguntarás, Lalita, como aprendieron a ser buenas amanes, luego de ser mujeres conservadoras y reprimidas durante casi toda su vida. Lo que pasa es que una de mis tías, Berta, se casó con un canadiense degenerado que la abusó hasta hartarse. Le hacía de todo lo que te podés imaginar… sado, humillaciones, la golpeaba, la manoseaba y violaba frente a sus conocidos, la alquilaba a sus mejores amigos y la utilizaba solo como un instrumento de placer, como una cosa bonita con la que se podía masturbar. Pues bien, ella nos enseñó algunas de las cosas que tuvo que aprender a hacer para satisfacer al desgraciado de Jean-Pierre.

La abuela se ensartó esa verga por unos 10 minutos. Tuvo un orgasmo sobre ese mástil, con los dedos de su hija sobre su clítoris y el pene de su nieto entre su vagina. Casi todas las Mayén somos multiorgásmicas también. Y una vez saciada, vino el turno de la otra. Mi tía se acostó boca arriba sobre la cama, con la cabeza en dirección opuesta a la cabecera, Beto apuntó su fiera arma a la entrada indefensa de la pobre vaginita de su mami – pobrecita – y atacó sin piedad, como a ella le gusta. "Suave bebé" le dijo quedamente. "Si mami" le respondió tiernamente mientras le daba un beso.

¡Qué delicioso tormento y que noble suplicio estar empalada por ese hombre Lala! Yo lo recibí por primera vez hace algún tiempo y lo sigo esperando con las piernas abiertas, lista para rodearlo de la cintura. El sujetaba las caderas de su madre y le dejaba ir potentes golpes de su pelvis, que se estrellaban contra el sexo de su progenitora estremeciéndola toda. Sus senos grandes rebotaban de un lugar a otro, el sudor cubría su rosada piel, sus ojos entrecerrados, su boca abierta jadeante, su rostro enrojecido y su alma volando en el sabroso vaivén que había entre cada embestida.

La abuelita se encontraba detrás de su nieto, lamiéndole la espalda, acariciándole las nalgas, 2 turgentes protuberancias de carne, redondas, duritas y muy grandes, Beto es todo un culazo. Pronto, la abuelita se colocó sobre la cabeza de su hija, esta abrió los ojos y la vio descender con los labios mayores abiertos, y posarse sobre su boca. Ella la abrió automáticamente y sacó su lengua para lamerle el sexo como a ella le gusta. "Te quiero bebé" le dijo la madre a la hija. Silvi es la más joven de sus hijas, y por lo tanto siempre será su bebé.

Mi abuelita se restregaba sobre la cara de mi tía como tantas otras veces había hecho, y ha seguido haciendo, llenándola de sus jugos, que ella lamía y tragaba ávidamente. Mi tía pasaba su lengua entre la raja que la vio nacer, intentando meterla todo lo que pudiera y al sacarla, la pasaba sobre su clítoris, mientras la otra le ofrecía sus senos a Beto, que los chupaba glotonamente mientras se seguía cogiendo a su mamá, elevándole las caderas con las manos…

Y justo en ese momento, abrí la puerta y entré yo…

¡Dios mío, de seguro casi se mueren!

¡Poco faltó para que les diera un ataque! "¡¡¡¿QUÉ ESTÁN HACIENDO?!!!" les pregunté casi a gritos, mientras que Beto alcanzaba el orgasmo saliéndose del interior de su madre. Vi claramente como los chorros de semen brotaban como un chorro de su pene paradísimo mientras gesticulaba tratando de detener su clímax y su placer… ¡je, je, je, je, je, se cayó de la cama!

¡Santo Dios!

La abuelita se levantó de la cara de su hija y se fue a esconder al baño, cubriéndose inútilmente los senos con los brazos. Y mi tía Silvi se quedó sobre la cama, con cara de tonta, sin saber donde enterrarla, cubriéndose, también inútilmente, los senos con los brazos, y con la cara toda brillosa por los abundantes jugos de la abuela.

¿Y qué pasó después!

Bueno… yo estaba caliente y entusiasmada, así que les dije: "ya me bajó la regla el mes pasado, así que también puedo hacer lo mismo que ustedes hacen con Beto" y me saqué la blusa y me bajé el short y el calzón, quedando completamente desnuda. Mi mamá puso el grito en el cielo al otro día, les dijo a todas hasta de qué se iban a morir. Pero con el tiempo terminé siendo parte de ese exclusivo harem.

¿Cómo?

Bueno… eso te lo cuento después Lalita… – me dijo eso mirándome a los ojos y acercándose furtivamente – por ahora quiero saber si es cierto que sos tan buena en la cama como mi mami me contó…

Ya sabía yo en qué iba a terminar aquella plática. ¿Que qué hice? Bueno, díganme, ¿de qué me servía negarme? Además, ¿ustedes creerían que yo no tenía ganas?

Continuará…

Garganta de Cuero.

Pueden enviarme sus comentarios a mi correo electrónico, gracias. Besos y abrazos. Y abajo les mando una foto de Ingrid, posando con su uniforme escolar. Noten que estaba un poquitín pasada de peso… ¡ojalá todas engordáramos así!

 

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Aprendiendo a Portarse Mal (02)

Aprendiendo a Portarse Mal (01)

Mi Madre y Yo

Esclavo de la Carne II, Bernardo 03

Esclavo de la Carne II, Bernardo 02

Esclavo de la Carne II, Bernardo 01

Consolando a Mi Madre (07)

Consolando a Mi Madre (06)

Consolando a Mi Madre (05)

Consolando a Mi Madre (04)

Consolando a Mi Madre (03)

Consolando a Mi Madre (02)

Consolando a Mi Madre (01)

De Esposo a Perra

Beatriz (14)

Beatriz (15)

Beatriz (13)

Beatriz (12)

Beatriz (11)

Beatriz (10)

Beatriz (09)

Beatriz (08)

Beatriz (07)

Beatriz (06)

Beatriz (05)

Beatriz (04)

Beatriz (02)

Beatriz (01)

Poder entre mis Piernas (03)

Poder entre mis Piernas (02)

Poder entre mis Piernas (01)

Silvia, mi perra en celo, mi mujer, mi esclava 02

Silvia, mi perra en celo, mi mujer, mi esclava 01

Los Amigos del Gatito (el Colocho)

Los Amigos del Gatito (la Gordis)

Orgía en la Sala (02)

Orgía en la Sala (01)

Ludwika

El Gato y el Gatito en el Sex Shop

El Club de los Machos Rancheros

Ludvin

Leche para mi Caliente Nuera

El Gatito

El Adiós

Haciéndole Compañía a mi Nuera

Mi Hijo como mi Esposa

Sorpresas de trae la Vida (02)

Sorpresas de trae la Vida (01)

Don Artemio y su señora

Cogido detrás de los Matorrales

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (03)

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (02)

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (01)

Volver a Empezar

Soluciones Temporales

Lo Maravilloso de la Cotidianidad… (03)

Lo Maravilloso de la Cotidianidad… (02)

Lo Maravilloso de la Cotidianidad… (01)

Un Semental, una Diosa y Yo

Ludvin y Tito

De esposa ejemplar a ramera empedernida 2 (06)

De esposa ejemplar a ramera empedernida 2 (05)

De esposa ejemplar a ramera empedernida 2 (04)

De esposa ejemplar a ramera empedernida 2 (03)

De esposa ejemplar a ramera empedernida 2 (02)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (2)

Silvia, mi Perra en Celo, mi Mujer, mi Esclava 02

Silvia, mi Perra en Celo, mi Mujer, mi Esclava 01

Coni, mi Perrita, mi Esclava y mi Mujer

La Hermana del Gatito

La Madre de Paúl

Los Amigos del Gatito (2: el Colocho)

Los Amigos del Gatito (1: la Gordis)

Consuelo, mi Consuegra

El Gato y el Gatito en el Sex Shop

Orgía Familiar III (Orgía en la Sala 02)

Orgía Familiar III (Orgía en la Sala 01)

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (03)

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (02)

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (01)

Ludwika

Leche para mi Caliente Nuera

El Gato y el Gatito

Volver a Empezar (02)

Volver a Empezar (01)

Un Semental, una Diosa y Yo

Ludvin y Tito

Lo Maravilloso de la Cotidianidad… (03)

Lo Maravilloso de la Cotidianidad… (02)

Lo Maravilloso de la Cotidianidad… (01)

Las Aventuras de Lorenzo (04: Sheyla y su jefa)

Cambio de Imagen

Una Despedida

Soy Mujer de una Valkiria

Vero, mi Hermanita

Las Aventuras de Lorenzo (03: Adán y Teresa)

Platicando Largo y Tendido (04)

Platicando Largo y Tendido (03)

Platicando Largo y Tendido (02)

Las Aventuras de Lorenzo (02: Diana)

Platicando Largo y Tendido (01)

Noche de Bar II 03

Noche de Bar II 04

Noche de Bar II 01

Noche de Bar II 02

Las Aventuras de Lorenzo (01)

Noche de Sexo, Sudor y Semen

El Semental de las Mayén (12 y final)

El Semental de las Mayén (11)

El Semental de las Mayén (10)

El Semental de las Mayén (09)

El Semental de las Mayén (08)

El Semental de las Mayén (07)

El Semental de las Mayén (06)

El Semental de las Mayén (05)

El Semental de las Mayén (04)

El Semental de las Mayén (03)

El Semental de las Mayén (02)

El Semental de las Mayén (01)

Alberto, el Semental que me hizo su Yegua (05)

Alberto, el Semental que me hizo su Yegua (03)

Alberto, el Semental que me hizo su Yegua (02)

Alberto, el Semental que me hizo su Yegua (01)

Ceviche de Sexo

Orgía Familiar II (03)

Orgía Familiar II (02)

Orgía Familiar II (01)

Esclavo de la Carne (06)

Esclavo de la Carne (05)

Esclavo de la Carne (04)

Esclavo de la Carne (03)

Esclavo de la Carne (02)

Esclavo de la Carne (01)

Orgía Familiar (03)

Orgía Familiar (02)

Orgía Familiar (01)

Fin es comenzar otra vez (09)

Fin es comenzar otra vez (08)

Fin es comenzar otra vez (07)

Fin es comenzar otra vez (06)

Fin es comenzar otra vez (05)

Fin es comenzar otra vez (04)

Fin es comenzar otra vez (03)

Fin es comenzar otra vez (02)

Fin es comenzar otra vez (01)

Todo por Puta

Javier (02)

Javier (01)

Kika

El Nacimiento de Kika

Perro de Alquiler (18: Final)

Perro de Alquiler (17)

Perro de Alquiler (16)

Perro de Alquiler (15)

Perro de Alquiler (14)

Perro de Alquiler (13)

Perro de Alquiler (12)

Perro de Alquiler (11)

Perro de Alquiler (10)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (19 Final)

Perro de Alquiler (09)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (18)

Perro de Alquiler (08)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (17)

Perro de Alquiler (07)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (16)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (15)

Perro de Alquiler (06)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (14)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (13)

Perro de Alquiler (05)

Perro de Alquiler (04)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (12)

Perro de Alquiler (03)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (11)

Perro de Alquiler (02)

Perro de Alquiler (01)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (10)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (09)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (08)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (07)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (06)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (05)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (04)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (03)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (02)

De esposa ejemplar a ramera empedernida (01)

Amor de Hermanas (03)

Amor de Hermanas (02)

Amor de Hermanas (01)

Toda una Valkiria

Revolcado entre el Bosque

El Amigo de mi Esposo

Noche de Bar

Las Playas de Monterrico (02)

Las Playas de Monterrico (01)

Nos dejamos llevar

Mi Esposo se Entregó (03)

Mi Esposo se Entregó (02)

Mi Esposo se Entregó (01)

Poder entre mis Piernas

Negro Semental Mío (4)

Negro Semental Mío (3)

Negro Semental Mío (2)

Negro Semental Mío (1)