KALI, LA SANGRIENTA
A principios del siglo XXI el ser humano había alcanzado el cenit de su evolución, y, de una manera sorprendentemente rápida (Comparado con el lento proceso anterior), comenzó a involucionar.
En la India un grupo de hinduistas decidió atajar esto, volviendo a los viejos hábitos en un rincón de las montañas. Entre estas gentes nació aquella que recibiria el nombre de Kali, la sangrienta. Y no sin merecerlo, pues a los 6 años ya avenbtajaba a todo hombre en el manejo del arco y la espada. Aunque su delicada belleza de piel tostada la confería un aspecto dulce, su alma era fiera y destructora.
LA CASA DE LOS GATOS
... Dicen que fue el humo que salía por la chimenea lo que la empujo a refugiarse contra los muros de esa casa...
Ella pensaba que era el sueño y el panorama de aquella noche lo que la hacían imaginar que manos invisibles surgían del muro, para palpar sus costados, y juguetear con sus redondos pechos sobre la ropa.
Pensó que si seguía fantaseando de esa forma acabaría dando un espectáculo, intento reincorporarse. Sin venir a cuento, sintió el sabor del miembro, de un amante tiempo atrás olvidado, en su boca. Eso empezó a asustarla, el sabor era demasiado real como para ser tan solo una reminiscencia del pasado.
Unos ojos inyectados en sangre se asoman tras las cortinas, escanean el cuerpo de la recién llegada... evaluando altura, peso, y complexión... Aquellos ojos degustan a la chica ya en la distancia...
Una sombra se despega del suelo, abraza a la chica por detrás, y, llena de besos su nuca, mientras, cada mano tienta el gordo trasero y los pechos jugosos... Ella, asustada, intenta gritar, pero una masa negra como el petróleo se cuela por la boca abierta...
... Lo único que encontró la policía fueron los huesos, y una gata gorda y somnolienta que los rondaba relamiéndose...
Tras semanas de comprobaciones y pruebas, se pudo identificar los restos: pertenecían a una joven de unos 18 años, cuya desaparición había sido denunciada en el periodo que coincidía con su huida, y, el momento en que se encontraron sus huesos... Pero lo que mas alarmo a los forenses fueron las marcas de descarnamiento que encontraron en los huesos... Parecían de gato, pero no había gatos tan grandes... ¿O quizá si?
JOSH, LA CAZA - BRUJAS
01 - LA ADORABLE ANCIANITA
Josephine Siempre tuvo miedo de aquella vecina, era una de las mas antiguas inquilinas del edificio, y, desde siempre la había mirado de forma excesivamente cariñosa... Un modo que ahora, que había entrado en la adolescencia, se había convertido en empalagoso. Un día incluso creyó verla espiandola desde la ventana mientras se bañaba...
Unas noche que no conseguía conciliar el sueño, un terrible alarido acabo por quitarla las ganas de dormir... El alarido venía de la casa de la anciana, y, porque conocía la voz de esta, supo que aquel grito no venía de la garganta de a dueña de la casa...
Se levanto de la cama, y algo la impulso a asomarse por su ventana, que daba a algunas de las habitaciones de la anciana... Quizá solo fuera una pesadilla motivada por los prejuicios que se había conformado de la anciana, pero lo que vieron sus ojos era atroz. Una muchacha desnuda, colgada por las manos, y junto a ella la anciana. Su vecina abrazaba la cintura de su victima con el brazo que empuñaba un enorme cuchillo de carnicero, mientras mordisqueaba con gestos de aprobación los cachetes del redondo trasero de la chica.
Fuese realidad o tan solo una pesadilla, fue en ese momento que Josephine perdió el conocimiento.
02 LA TERRIBLE ANCIANA
-Hola ¿Hay alguien en la casa?
Y la pregunta reboto contra los muros de piedra.
Nadie respondió... Aunque el humo de la cocina indicaba que alguien habitaba la casa.
Josephine pego la oreja a la puerta.
-Mmmmm... que buen sabor va a dar al guiso esta morenita, pero parece que aún he de trocearla un poco mas, demasiado alta para caber entera... Veamos... Después de las piernas... ¿Qué tal la cabeza?... Mmmmm... Ya huele que alimenta, y sabrá mucho mejor... tan sonrosadita su carne, va a ser un manjar...
-¿Hola?
Josephine alzo la voz, con la esperanza de interrumpir tan macabro acto... Pero el crepitar del caldero hirviendo ensordecía su llamada.
-Mmmmm... Me gusta que estén tiernecitas y con la piel bien suave... Para cocinarlas, y, después, para el paladar, son exquisitas... Mmmmmm...
Josephine pensó que ya solo cabía una opción... Y usando lo mas contundente que encontró, consiguió tirar la puerta en tan solo 2 o 3 golpes.
Ese ruido si que debió llamar la atención de su vecina, quien, aún empuñando su ensangrentado cuchillo de carnicero, se presento en el rellano, demostrando una agilidad impropia de su edad... Pero la bombona, con la que Josephine había estado golpeando la puerta, tenía ya un escape... Solo hizo falta un fósforo encendido, y la velocidad de reacción propia de una situación critica, para que la muchacha se escapara de la terrible explosión que devoro en un instante el ala del edificio junto con la casa de la terrible anciana.