SOULCLAW
La llevó a una casa a las afueras de
Madrid.
La desnudó, y, una vez la tuvo desnuda, la agarro la carita
La vio redonda y
apetecible: La lamió y mordió sus mejillas
-Mmmmm
Que jugosas están.
Con su otra mano la agarró un pecho
lo apretó.
-Mmmmmm
Que carnoso - le dio un mordisco -
y además esta jugoso.
La apretó contra si
Apretó y amaso su trasero con las manos
-Mmmmmm
Te has alimentado muy bien para mí
Vas a ser un bocado muy exquisito.
Su mano se metió entre los muslos, y sus dedos la masajearon los labios
vaginales y el clítoris
-Mmmmmm
Que buenos filetes saldrán de aquí.
El pene se coló dentro de ella, las manos se colocaron bajo el trasero y la
elevaron
-Voy ha abrirte bien el coñito, para que quepa la barra con la que te voy a
empalar
La penetró sacando y metiendo la polla, cada vez más rápido, cada vez más
fuerte
Sintiendo como todo su cuerpo se calentaba, como la subían los calores. Él
volvió a morder sus enrojecidas mejillas
-Ahora están en su punto
Mmmmmmm
Voy a cenar bien rico, inocente asada
Mmmmmm
Uno de los dedos se metió por su anito
Pronto ya eran dos
Subiendo y bajando,
adentro y afuera. Ella comenzó a gemir, mientras su ano se dilataba cada vez
más.
-¿Te gusta?
-S-si.... ah...
Susurraba ella mientras se arqueba hacía él.
-Me encantaría probar a meterte mi polla por tu delicioso culito
La volteó y la colocó frente al muro, la apretó contra él y
levanto sus piernas para disponer del ano lo mejor posible
Así, con el anito
bien dilatado, la penetró de un solo golpe, y sin importarle que gritase por el
momentáneo dolor
La oprimió fuerte contra la pared para que la penetración fuera lo más profunda
posible, excitándose al sentir como se tensaban los músculos del esfínter... Una
mano magreaba, mientras, su pecho izquierdo, y la otra la daba azotes en un
cachete de su duro y tenso trasero. Cuando se cansó, cogió sus muñecas y las
clavó contra el muro, y. apretó más fuerte casi aplastando su cuerpo contra la
pared, casi traspasándola, aunque sea anatómicamente imposible, de lado a lado
con su miembro.
Ella gemía más y más fuerte, intentaba deshacerse de la presa y se movía para sentirle cada vez más adentro.
Los dientes se clavaron en su cuello, movidos por el hambre, la lujuria, y la pasión del momento.
De pronto, ella, sintió algo calido dentro de sus entrañas, nunca lo había sentido antes, era como una quemazón placentera... No se la ocurrió pensar, hasta que lo vio escurrirse por sus muslos, una vez que é se hubo retirado, que era su sangre mezclada con el esperma.
Ella se apoyó contra la pared, mareada... indefensa... Toda su fiereza inutilizada... Entonces le vio acercándose y empuñando una guadaña... Se perdió el resto, al desmayarse.
Ella se despertó desnuda, con el tacto de algo suave,
afilado, y frío sobre su piel
-¿Ya estas despierta?
No hubo respuesta por parte de ella. Estaba atada a una mesa, por cada esquina un pañuelo sujetaba sus manos y sus piernas. Cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que lo que se paseaba por su piel desnuda era la guadaña.
-¿Te gusta mi juguetito?
Tampoco, esta vez, logró respuesta por su parte.
La hoja curvada se oprimía contra la copa de su pecho derecho.
-¿Sabes?, me gustaría oírte gritar mientras te cerceno este delicioso bollito
relleno - una gotas de sangre se abrieron paso al cortar unos centímetros de
carne-. Si, seria delicioso. Pero antes creo que voy a divertirme.
Giró la guadaña, y comenzó a penetrarla con el largo mango de negra caoba... Lo
movió adelante y atrás, para que el sexo se lubricase y el mango entrara cada
vez más profundo
Lo que empezaron siendo centímetros, se fueron volviendo
decímetros... hasta llegar al metro introducido.
Hacia delante, y hacía atrás, se divirtió viendo como combatía, ella, por no sentir el placer que esto la provocaba, viendo como intentaba liberarse de las ataduras que inmovilizaban sus brazos y sus piernas.
El mango de negra caoba ya se encontraba metro y medio dentro de ella, él había sido cuidadoso de no tocar nada importante durante el ascenso. la garganta de ella comenzó a sentir el acorchado sabor a madera.
Hacia delante, y hacía atrás... Ella sentía como los tejidos se rompían en su interior, tosió un poco, y, gotas de sangre salieron disparada de entre sus labios.
Él comenzó a remover el palo en círculos dentro de ella, sus
labios vaginales dieron todo lo que podían en elasticidad, cada vez, él, sentía
más deseos de ella. Removió el palo, como si las entrañas fueran un caldero, y
su interior el contenido del guiso.
Ella se abandono ante la mezcla de dolor y placer, mientras de su boca
comenzaron a emerger los órganos hechos papilla... lentamente
Hasta dejarla
vacía... Hasta convertirla en tan solo un cascaron de carne vacío
Pero ella murió con una sonrisa de placer, un último orgasmo
congelado en el tiempo.
Estrajo el mango del interior, y comenzó a usar la hoja para trocearla, poco a
poco... lentamente... Disfrutando / saboreando su carne conforme la separaba del
resto de ella.