Marcial se despertó en ese momento, el teléfono no paraba de golpear sus oidos. Aquel extraño sueño, le había llenado de confusión, frustración, e indefensión.
Levanto el auricular, y, tras escuchar un rato, colgó y se puso en pie...
-¡VAMOS DE PASEO!
Anunció con desgana.
... Tiempo después...
-Placer y dolor, dolor y placer. Menudo axioma ¿Verdad?
"¿Se encuentra placer en el dolor? ¿Dolor en el placer? Creo que sí, y así se ha
demostrado en muchos estudios anteriores.
"No hace falta ir a un club de Sadomaso para encontrar ejemplos de esto,
simplemente vayamos a cualquier libro que verse sobre la vida de los santos. El
cristianismo esta lleno de sangre y dolor, y al mismo tiempo actitudes casi
orgiásticas en estos píos hombres. El mismo cristo nos es representado más en su
pasión que en su vida, siendo la cruz (símbolo de su martirio y muerte) el
objeto de mayor veneración y placer de un cristiano. ¿Es la religión cristiana
un credo que busca el placer a través del dolor? Toda su tradición así lo
atestigua, aunque solo conozco un caso donde aún se lleva a cabo. "El dolor
purifica" es una máxima de "El Camino" la obra de Monseñor Escrivá de Balaguer,
este eclesiástico es el fundador del Opus Dei (La obra de Dios), y, es de sobra
conocido que muchos de sus seguidores se han tomado en serio esta máxima. Soy de
Vallecas, un barrio de Madrid, donde la figura del Opus esta muy en boga (Allí
se encuentra el Colegio masculino Tajamar (Colegio privado controlado por el
Opus, que tiene gran renombre pues allí han estudiado muchos de los políticos o
sus hijos de orientación democristiana o conservadora), y donde se encuentra una
gran concentración de adeptos a esta secta católica, que controla hasta las
iglesias allí demarcadas). Muchas veces he bromeado, con conocimiento de hechos
cercanos, con que los del Opus deben ser grandes asiduos de clubes fetichistas y
BDSM, pero ¿es una broma imposible de que sea cierta? No, no lo creo...
Sinceramente, creo que hay mucho cura y adepto del Opus en estos clubes (¿Donde
si no van a estar metidos?).
Marcial acabó de hablar, y siguió conduciendo. Seguramente los ilustres pasajeros que iban con él, debieron sorprenderse del intelecto de aquel al que tomaban como un miembro más del vulgo. Los tres ilustres hombres eran: el Obispo (Un hombre corpulento, que poco después de la Gran Crisis mando cocinar a sus cuatro monaguillos, a los que devoro en un decadente banquete con frutas y vino), su patrona, y un afamado cocinero que tras la crisis se dedico a otro tipo de carnes (la humana).
-Marcial, puedes aparcar aquí.
Le dijo su patrona.
El coche se detuvo al lado de una guardería, y los tres pasajeros se bajaron para entrar en ella.
Es todo lo que puedo sacar de este lugar, la guardería donde entraron... Aún puedo oír los gritos de los niños mientras se los llevaban.
Juro que matare a esa zorra, de nuevo volvió a meterme en sus manipulaciones mentales, y, me hizo llegar tarde... ¿Pero acaso han de importarme esos niños, o ha de importarme mi venganza? Ya ni siquiera estoy seguro de por qué hago esto...
Abandono la guardería, sin saber muy bien que hacer ahora.
Comienzo a sentirme mareado, la cabeza comienza a arderme...
-¿Ricardo?
¿Esa voz? No, maldita sea, ahora no.
-Lárgate, no estoy de humor... Estoy cansado y exhausto...
-Pareces estar algo peor que eso me agarra del brazo, y tira de mí -. Déjame llevarte algún sitio, donde puedas descansar.
-¿No me has oído?
-Créeme, por el camino por el que vas, yo soy el menor de tus problemas vuelve a tirar de mí. Por extraño que parezca, cada vez pongo menos resistencia Es cierto que he hecho algún trabajillo para esa gente, has de comprender, que en los tiempos que corren, hay que tener amigos hasta en el infierno. Esos tipos son asquerosos, no te lo voy a negar, pero tienen poder y dinero (algo, si miras a tu alrededor, muy útil e indispensable para estos tiempos tan caóticos)... Y no pienso, no pensamos y al decir esto se frota el vientre, lo cual me llena aún de más nauseas -, perderte ante esos pervertidos.
Doy un tirón para deshacerme de sus manos.
-Te lo advierto...
-Luz... Es cierto, nunca te dije mi nombre...
Es la primera vez que caigo en ese detalle... Pero hay algo más, algo que se activa en mi memoria, y que me llena de inquietud, al oír ese nombre de labios de ella.
-Ricardo, sabes que me importas mucho me dice llenando de dulzura sus palabras -, si detenerles es lo que deseas, yo te llevare hasta ellos.
¿Es lo que deseo? ¿De veras?
De pronto siento como tiran de ella, me giro y veo a Marcial sujetándola en volandas.
-Niña idiota, no me costara lo más mínimo extraer de esos lindos morritos tu último estertor la susurra entre dientes -. Las pasiones que laten bajo la delicada y suave superficie de tu piel, alimentaran más aún las que laten en mi.
-Creo que eso tendrá que esperar, "Marcial" le increpo al chofer y secuestrador de niños -. Por cierto, ¿cómo cojones sobreviviste en esa chabola?
-Oh, me agradas dice con una sonrisa cruel - creo que también te llevaremos a la fiesta.
No veo venir el golpe, pero este me deja seco... Todo se vuelve...
... Negro...
Las luces y las formas regresan con un fondo sonora de gritos y jadeos. En cuanto se me enfoca la vista puedo ver el panorama al completo: Una sala rectangular de amplias paredes cubiertas con tapices de gran tamaño y de marcado color bermejo, una mesa preside el centro de la sala, en ella se pueden ver los restos del banquete antropófago al que se acaban de dedicar los comensales. Ahora estos parecen estar en el postre, y, diseminados por la sala se dedican a las tareas más licenciosas: El Cardenal esta sodomizando al alcalde con gran deseo y gula lasciva; La dueña de la casa se encuentra en el centro de un circulo de hombres desnudos, y, mamándosela, a cada uno, por turnos; Luz se encuentra atada a una mesa, desnuda, y amordazada con una pelota de plástico, a merced de dos tipos que magrean y chupan sus pechos de dolor café, mientras, uno de ellos, la penetra sin atender a los deseos de la zorra; tres o cuatro parejas de avanzada edad, y cubierta su desnudez por los restos del profano banquete, practican en kamasutra a lo largo de la sala. De pronto siento unas manos sobre mis hombros, estoy tumbado bocabajo, e intento zafarme, es difícil, pues, mis manos y mis pies están atados.
-Mmmmm... Que culito más suave, como él de un bebe...
Una de las manos baja desde mi hombro hasta mi trasero, y me da un par de cachetadas (será hijo de...)
Oigo bajarse la cremallera de sus pantalones, dios... otra vez no...
... Entonces ocurre... las ligaduras se convierten en cenizas, y me veo libre. Al girarme no me sorprende encontrarme con un párroco de pelo gris y polla al aire.
-¿Caliente, padre?
Y en tan solo un parpadeo, el cura estalla en llamas.
Sus alaridos llenan al lugar así como las llamas que desprende hacen arder los tapices por donde pasa, en busca de algo con lo que apagarse. La orgía no es interrumpida lo más mínimo, incluso parece volverse más grotesca y ardiente conforme las llamas van cerniéndose sobre los participantes.
Echo una última mirada a Luz (por un instante me planteo salvarla y todo... Solo por un instante), y me largo. Atrás dejo una orgía de fuego y sexo, un teatro de lo grotesco... Algo que no debería volverse a repetir.