Ana Lee

Ana Lee se dejaba poseer por el calamar gigante, y, mientras la bestia la realizaba una mezcla entre cunnilingus y penetración, a su mente llegaba el grabado japones "El sueño de la mujer del pescador" de Hokusai...

... Sustancia mercurial en marcha, su cuerpo desnudo empezo a cubrirse con gran rapidez... Hokusai...

...Katsushika Hokusai, conocido simplemente como Hokusai (nacido y muerto en Edo, actual Tokio, octubre de 1760 - 10 de mayo de 1849) fue un pintor y grabador japonés del período Edo, adscrito a la escuela Ukiyo-e. Acuñó el término manga en 1814. Pintor y grabador, también conocido por los diversos nombres que utilizó a lo largo de su carrera profesional, Shunro, Sori, Kako, Taito, Gakyonjin, Iitsu y Manji. Es uno de los principales artistas de la escuela Ukiyo-e, "pinturas del mundo flotante".

Vino al mundo, con el nombre de Tokitaro, en el distrito de Honjo, al este de Edo. Allí, desde los cinco años, desarrolló su gran vocación por el dibujo y la pintura. Esta inclinación determinó que, con una corta edad, fuera adoptado como aprendiz y como hijo por un prestigioso artesano de Edo, familiarmente conocido con el nombre de Nakajima, del que posteriormente fue su legitimo heredero, hecho que hace pensar que, posiblemente, sea cierta la historia que explica que Hokusai era verdaderamente hijo de Nakajima, nacido de una concubina. En su juventud, Hokusai decidió trabajar como vendedor en una prestigiosa librería, y a partir de los 15 años, y hasta los 18, entró como aprendiz de grabador en un taller. Este temprano entrenamiento en el mundo del libro y del comercio de la impresión contribuyeron al desarrollo de Hokusai como impresor. En el año 1778, con 18 años de edad, se convirtió en discípulo del maestro de la escuela Ukiyo-e, Katsukawa Shunsho, con el que aprendió la técnica del grabado con planchas de madera, especializándose en retratar a actores. El joven Hokusai publicó sus primeros trabajos al año siguiente, invitaciones impresas para el teatro Kabuki, en las que el género de la escuela del Shunsho y de Katsukawa aparece ya totalmente dominado. A juzgar por las edades de sus hijos, Hokusai debió contraer matrimonio en torno a la edad de 20 años. Posiblemente, debido a la influencia de la vida familiar, en este periodo sus diseños tienden a recoger actores y mujeres en ambientes históricos y en jardines utilizando la técnica Uki-e (paisajes semi-históricos en los que se utiliza la técnica occidental de la perspectiva), así como impresiones de niños. Los libros de ilustraciones del artista y sus textos dieron la vuelta a los temas históricos y didácticos, al tiempo que el trabajo de Hokusai en el género Surimoro durante todo la década siguiente marcó uno de los puntos culminantes de su carrera.

El género Surimoro se utilizaba, principalmente, para publicar tarjetas para las ocasiones especiales, año nuevo y otras felicitaciones, para presentar programas musicales, aviso, etc., en ediciones limitadas que ofrecían una impresión perfecta y la más alta calidad. Hacia los 30 años Hokusai sufrió importantes cambios personales. Su Shunso murió temprano, en 1793, y su joven esposa falleció dejándole un hijo y dos hijas. En el año 1797 se volvió a casar y adoptó el conocido nombre de Hokusai. Este cambio de nombre marca el inicio de la edad de oro de su trabajo, que continuó durante medio siglo. La obra de Hokusai en este periodo cubre toda la gama del arte Ukiyo-e: tarjetas, Surimono, libros ilustrados, ilustraciones de antologías de versos, libros eróticos, pinturas a mano o libros de bocetos. Dentro de los temas tratados por Hokusai, en escasas ocasiones compitió con Utamaro, el mejor grabador de voluptuosas imágenes femeninas. Pese a esta limitación consciente, Hokusai trató de abarcar una amplia gama de temas, especialmente puso énfasis en la representación de paisajes y escenas históricas, en las que la figura humana desempeña un papel secundario. Alrededor del final de la centuria introdujo en su estilo la técnica de la perspectiva y el colorido occidental. A partir del siglo XIX Hokusai comenzó la ilustración del yomihon, novelas históricas. Bajo su influencia, su estilo comenzó a sufrir cambios importantes y claramente visibles entre 1806 y 1807. Su figura y su trabajo cada vez tuvo un mayor alcance, pero perdió en delicadeza y tendió a prestar mayor atención a los temas clásicos tradicionales, especialmente la representación de samuráis, guerreros o temas chinos, y a alejarse del mundo de Ukiyo-e.

En torno al año 1812 el hijo mayor de Hokusai murió. Esta tragedia no fue sólo un duro golpe emocional sino también económico, porque, como heredero de la acomodada familia Nakajima, su hijo suponía el medio de obtener una importante renta, de manera que Hokusai no tuviera que preocuparse de la incertidumbre de vivir de los cobros de su pintura, sus diseños y sus ilustraciones.

Por razones económicas o no, a partir de este momento la atención de Hokusai se centró en la ilustración de libros, y particularmente en los libros de copias de grabados diseñados para artistas aficionados. Su intención era encontrar nuevos discípulos y, por tanto, nuevos protectores, en lo que tuvo un éxito limitado. Junto a la fama de sus detalladas impresiones e ilustraciones, Hokusai cosechó también gran éxito en las exposiciones públicas de su pintura; hizo, por ejemplo, una enorme pintura de unos 200 m2 con figuras mitológicas para un multitudinario festival. Incluso una vez fue convocado para mostrar sus habilidades artísticas ante el shogun, teóricamente un ayudante del emperador que en la práctica era el gobernante del Japón. En el verano de 1828 la segunda esposa de Hokusai murió. El maestro tenía entonces 68 años, se encontraba afligido, con una parálisis intermitente en el brazo izquierdo, solo y con un nieto disoluto, que había demostrado ser un delincuente incorregible. Ante esta situación su hija favorita y alumna, O-ei, rompió su matrimonio con un artista menor y volvió a la casa del padre donde permaneció el resto de su vida. Hokusai trabajó hasta el último día de su existencia. Era un artista enérgico que se levantaba temprano y pintaba hasta la noche. Ésta había sido su forma de actuar durante todo su larga y productiva vida, y fue también la de sus años finales. De los millares de libros y de impresiones de Hokusai, sus Treinta y seis vistas del Monte Fuji son particularmente notables. Publicada entre 1826 y 1833, esta famosa serie, que con los suplementos incluía un total de 46 impresiones a color, marcó un hito en la impresión japonesa de paisajes. La grandeza del diseño y la habilidad de la ejecución no había sido alcanzada hasta ese momento, incluso en el trabajo de su contemporáneo Hiroshige. Los continuos cambios de domicilio de Hokusai -residió en más de 90 viviendas-, e incluso los cambios de nombre, son elementos significativos del carácter del artista. Además de su nombre principal, Hokusai utilizaba otros dos seudónimos ocasionales, y alrededor de una veintena de nombres que, indistintamente, añadía a su nombre principal.

Pese a sus súplicas por seguir viviendo una década más, el día 18 del cuarto mes japonés "el viejo enojado con la pintura", como él mismo se definía, murió a lo 89 años, sin haber satisfecho la búsqueda de la última verdad sobre la pintura. Quince años antes había escrito: [...] a la edad de cinco años tenía la manía de hacer trazos de las cosas. A la edad de 50 había producido un gran número de dibujos, con todo, ninguno tenía un verdadero mérito hasta la edad de 70 años. A los 73 finalmente aprendí algo sobre la calidad verdadera de las cosas, pájaros, animales, insectos, peces, las hierbas o los árboles. Por lo tanto a la edad de 80 años habré hecho un cierto progreso, a los 90 habré penetrado el significado más profundo de las cosas, a los 100 habré hecho realmente maravillas y a los 110, cada punto, cada línea, poseerá vida propia [...]

Considerado el máximo exponente de la escuela de grabados Ukiyo-e, Hokusai incorporó a lo largo de su vida la esencia del arte de esta escuela. Las líneas curvas trazadas con una gran soltura, características de su estilo inicial, fueron evolucionando gradualmente hacia una serie de espirales que añadieron una libertad y elegancia aún mayores a su obra, como puede observarse en Raiden (Espíritu del trueno). Era famoso por la energía y espontaneidad de su genio creador, cualidades que con la edad se incrementaron aún más. En las obras de su última época utilizaba pinceladas amplias cortadas y una técnica de coloreado que le daba una cualidad más sombría. Entre las más conocidas están el cuaderno de dibujos en 13 volúmenes Hokusai manga (comenzado en 1814) y la serie de grabados conocida como Fugaku sanjurokkei (Treinta y seis vistas del monte Fuji), que contiene algunas de las imágenes más famosas de la tradición artística japonesa. Su obstinado genio también representa, a sus 70 años, la creación artística permanente, el prototipo del artista único que se esfuerza en terminar la tarea emprendida. Por otra parte, Hokusai constituye una figura que, desde finales del siglo XIX, impresionó a artistas, críticos y amantes del arte occidentales. Desde mediados del siglo sus grabados, como los de otros artistas japoneses, llegaron a a París, donde se coleccionaban con gran entusiasmo, en especial por parte de impresionistas de la talla de Claude Monet, Edgar Degas y Henri de Toulouse-Lautrec, cuya obra denota una profunda influencia de dichos grabados.

... La sustancia mercurial retrocedió, dejando su cuerpo desnudo de nuevo...

¿Cuánto llevaba metida allí? ¿Minutos? ¿Horas? ¿Un día? Ana Lee se preguntó de pronto sonbre ello. Hizo desaparecer al calamar, y se quedo ahí, flotando en medio del eter que componía la biblioteca de LA ALQUIMIA, la orden Hommo Magick, recientemente revivida, a la que pertenecía. Sus maestros la habíoan enseñado algunos trucos para evitar "el efecto tiempo" mientras permanecía dentro de la Biblioteca. Solo debía centrarse en una conversación pretérita, y recordarla de forma que su mente volviera a centrarse en cosas del exterior, y, no se desconectara de este.

-¡Feliz navidad! - Había exclamado al verle - ¡Te quiero mucho!
-Lo mismo te digo, mi cielo – él correspondió al efusivo abrazó, Ana se esforzo en recordar como la hizo sentir - Aún no has cenado, supongo.
-No
-Yo ya acabe con la maldita cena de nochebuena.
-¿Por qué maldita?

Ana se había separado de su familia cuando entro en la Orden, no comprendia a la gente que odiaba las reuniones familiares.
-Me toco con mi familia materna.
-¡Uy! ¿No te llevas bie con ellos?
Un zumbido interrumpio su concentración, la escena se evaporo.

Ana Lee se puso inmediatamente un traje de baño, en la Biblioteca debía estar desnuda o bien con el habito de tejido mercurial que llevaban los miembros de su orden, fuera de ella había de cubrirse por respeto a las leyes de la sociedad en la que vivían (es decir las leyes de nuestra sociedad). LA ALQUIMIA se había establecido en Salamanca recientemente, Ana había sido la compiladora de datos y la que había transcrito todo la información que se les facilito a través dela gente exterior que usaron para investigar la ciudad. Antes de salir de la Biblioteca, con un gesto de su mano abrio el archivo donde guardaba el material compilado y lo leyo...

Si hay un recuerdo típico de Salamanca ese, es La Rana.

Esta Rana está sobre una de las tres calaveras que podemos encontrar en la fachada (de estilo plateresco y tallada en la famosa Piedra de Villamayor), de la Universidad, (situada en el Patio de Escuelas), justo a la derecha de la puerta.

No es extraño ver delante de ella a un grupo de turistas o estudiantes buscándola, ya esta costumbre se ha convertido, además de en atracción turística, en tradición al visitar la ciudad. También se puede ver allí a algún muchacho que por unas monedas nos cuente la historia y nos ayude, si fuera necesario, a encontrar La Rana entre tan enriquecido lienzo de piedra, ya que no es la única rana que allí se encuentra.

Su significado no está claro, puesto que no se sabe si era la firma del cantero que labró las calaveras (ya que ellos utilizaban símbolos en vez de nombre para firmar sus obras), o una simple forma de la época de transmitir enseñanzas bíblicas (la Rana simbolizaría uno de los pecado capitales, la lujuria, que conduce a la muerte muerte; la calavera sobre la que se encuentra), cosa más que probable, ya que en realidad, no es una rana, si no un sapo (símbolo femenino), y es que en aquel entonces, la totalidad de los estudiantes eran varones, y esto pretendía ser un recordatorio de que debían centrarse en estudiar, y no en prodigarse en fiestas de alcohol, lujuria y desenfreno.

"A Salamanca putas, que viene San Lucas", reza el refranero estudiantil, y es que las putas en Salamanca, se entrenaban con los estudiantes, para luego ser, las cortesanas del reino. De aquellos tiempos de simbiosis de estudiantes y meretrices, ha quedado en la ciudad la festividad del Lunes de Aguas, que se ha extendido a toda la provincia.

En cualquier caso, la tradición dice que el hecho de encontrar La Rana, indica buena suerte y en lo referente a los estudiantes, que aprobarán sus estudios si logran verla sin ayuda; de ahí el que cuando llegan a la ciudad vayan a examinar su suerte, buscando La Rana en la fachada de la Universidad.

Este animal lo podemos encontrar, en insignias, camisetas, llaveros, ceniceros, pisapapeles y cualquier otro objeto sensible de ser utilizado con fines de venta como recuerdo.

Leyenda de la Cueva de Salamanca

"Las tradiciones salmantinas guardan en su fatigada memoria [...] la leyenda de la Cueva de Salamanca, como lugar de un viejo culto nigromántico, relacionado con la presencia del Demonio en un punto del subsuelo geológico de la ciudad, donde impartía a la luz de una arruinada vela incombustible clases de adivinación y otras artes diabólicas, durante siete años, a siete estudiantes, de los que uno, como pago obligado por las lecciones dictadas, se quedaba en poder del Maligno".

La cueva de Salamanca, Luciano G. Egido

Entre las citas literarias de Salamanca, la de mayor fortuna es la de su famosa Cueva, referencia obligada del esoterismo español y frecuente presencia en las antologías de la literatura del barroco. Su inclusión en el texto emblemático de la demonología hispánica, el tratado De disquisitionum magicarum de Martín del Río, de 1600, le confiere un aura privilegiada en el cultivo de las ciencias ocultas, lo mismo que su utilización por Cervantes en su entremés La Cueva de Salamanca, la ennoblece literariamente y le da rango de categoría universal. Los viajeros que visitaban la ciudad nunca dejaban de citarla entre curiosidades turísticas y su fama llego hasta un poema de Walter Scott.
La situación de la cueva, en la cuesta de Carvajal, y su cristianización con el templo levantado sobre ella y la dedicación a San Cipriano, el santo de la magia, hacen creíble la hipótesis de que allí hubiera un lugar de culto primitivo, de adoradores del sol, que se trasformara posteriormente en un refugio de creencias marginales y heterodoxias religiosas. De la creencia popular, originada ene la baja edad media, a la sombre de la ya afamada Universidad de Salamanca, se desprenden dos elementos reales: la propia cueva y la figura del inquilino del Diablo que osó engañarle y huir de su prisión, el marqués don Enrique de Villena.

Salamanca:

La mira de nuestro destino se centra hoy en Salamanca; otra bella ciudad española denominada "Capital Europea de la Cultura" y "Ciudad Patrimonio de la Humanidad"; ante todo y como síntesis, Salamanca es por derecho propio Universidad. 

Para llevar a cabo nuestro objetivo, tomamos la carretera Madrid, A Coruña, en una red vial, muy mejorada, algo compleja para los novatos, pero muy bien señalizada, que impide extraviarse... y todos los rótulos de nombres de pueblecitos y ríos, me traen a la memoria, las viejas historias de la literatura española como el río Tormes, que me transporta a la picaresca medieval.

Otra carretera se desvía hacia Medina del Campo, que también quisiera recorrer, no porque sea un lugar emblemático, sino porque invita a "viejos fantasmas" de la memoria en mi época adolescente; de éste lugar, era una monjita educadora nuestra, que se sentía muy orgullosa de su cuna...

Los letreros que anuncian las ciudades de Ávila y Segovia, me recuerdan al tiempo de mi infancia, en el que jugaba al juego de la comba, con su sonsonete monótono que iba repasando los nombres de algunas ciudades españolas; solo que entonces, éstas ciudades, me eran tan extrañas y lejanas como si se tratase de otro mundo.

Salamanca nos abre sus puertas con gran elegancia, decidimos confiar en los muros del convento dominico de S. Esteban para hacer un alto, hay mucha agitación turística, pero la envuelve la paz lugareña, de modo que nos sentimos bienvenidos y hasta nos mezclamos entre ellos... el convento se anuncia majestuoso, está en reconstrucción y tiene una fachada renacentista llena de símbolos.

La ciudad goza de una fuerza natural que cautiva, con razón es un punto telúrico que captaron colectivos humanos desde el paleolítico. Hay restos arqueológicos que lo atestiguan, con hermosas pinturas rupestres en sus alrededores.

También los celtas sintieron ésta atracción, a ellos se les debe precisamente su nombre, pues deviene de "Helman" un dios celta al cual adoraban. La gran Helmántica de entonces, ya gozaba de aprecio entre sus visitantes y moradores.

Plutarco dice: "Aníbal sitió la ciudad y sus habitantes, por evitar males mayores, se sometieron, ofreciéndole a cambio, un pago monetario y varios rehenes, pero poco tiempo después los Helmantiquenses protagonizaron una insurrección que los independizó del poder bárbaro".

Los romanos también enraizaron en Salamanca y dejaron obras arquitectónicas importantes, como por ejemplo el puente, con quince arcos a los cuales se les añadió otros once, en el siglo XVII.

Desde los años 589 al 712, visigodos, cristianos y sarracenos se la disputaron, hasta quedar anexada, definitivamente para la corona, en la Reconquista. En 1105 se repobló la ciudad y se construyeron las murallas protectoras. De éste tiempo data también las principales construcciones, impulsadas por mecenas de la realeza.

En el año 1110 comenzaron las obras del claustro de la Catedral vieja, que hizo las veces de lugar de reunión política por la creación de leyes y de cánones, lo que le dio el sobre-nombre de "Master o Magíster".

Éste fue el preludio de la creación universitaria, que esperó hasta el impulso del rey d. Alfonso X en el año 1218 para su total cristalización, la primera Universidad española fue la de Palencia, seguida por la de Valladolid y la de Salamanca, que se unieron al hervidero cultural europeo.

La universidad ha contado con importantes apadrinazgos y ha dado el fruto de grandes hombres que en ella laboraron, (como Unamuno). Gracias a ellos, hacia el siglo XVI, dió nacimiento del movimiento humanista en el que Nebrija -rector de la universidad salmantina- tuvo un importante protagonismo como filólogo traduciendo obras del árabe, griego y hebreo a lenguas provenzales. A ellos les debemos las mejores traducciones de alquimia y de filosofía y el resurgimiento de la búsqueda interior cuestionando los dogmas de la fe. Es el tiempo de la libertad, de los inconformes y a la vez de la búsqueda de lo auténtico. Uno de sus más grandes exponentes fue Petrarca quien además de criticar el fanatismo y la superstición era capaz de respetar las ideas perennes de la filosofía de Cicerón y de Virgilio; decía: "...Y el cruel amor, a quien acaso a cambiado en dulzura, la amargura de vivir...".

Es por tal motivo que aquí, en Salamanca, encontramos arte, sensibilidad histórica y monumentalidad, en una rica y variada red de rutas turísticas, doblegándose a las terquedades del tiempo, arremolinado entre los escondrijos de sus vetustos huesos. Es el ímpetu por la búsqueda intelectual, es el respeto a la creatividad, es la llamada a la trascendencia más allá del intelecto, es la respuesta a la encrucijada dual del hombre.

La catedral muestra una fachada del año 1660 que alberga un estilo gótico elegante, con una cúpula central de 80 ms. que le da luz y realza su belleza, el coro es churrigueresco y muestra escenas de la vida del Cristo, los sitiales son de madera tallada con ricos relieves de santos y profetas, engalanando todo el conjunto con dos sendos órganos. El altar mayor está bajo la advocación de la Asunción.

Por entre las calles se escuchan los rumores ancestrales, todo el pavimento está empedrado para pasar y volver a pisar los siglos de su historia... cada hollada del transeúnte la sigue reafirmando.

La casa de las conchas es tal vez la más emblemática de la ciudad, ¡quien sabe porqué!... pero es la más representativa, a lo mejor solo porque ha sido la más fotografiada y forma parte de todos los folletos turísticos. Es de una bella construcción gótica con claustro decorado por leones, flores de lis y seres antropófagos colgando de sus capiteles, actualmente es utilizada como biblioteca.

Una curiosa alusión nos sigue por el recorrido. El toro. Lo vemos en las tiendas o en gravados, nos llama la atención como sobresale en un escudo pétreo, su heráldica nos indica que es todo un símbolo de prosperidad, como el mítico dios celta Cernunnus, parece que de su lomo sale el árbol de la abundancia, repleto de frutos y él mismo domina el horizonte sobre un puente en el río con tres arcos.

Diversas construcciones van jalonado de belleza la ciudad, casi todas religiosas, que se han ido adaptando a la necesidades actuales. En la plaza de los Agustinos, descansamos contemplando su ornamentación, todo un derroche alegórico entre renacentista y barroco que representan a dragones, leones alados, a el gran Hércules entre las sempiternas columnas, además de curiosas fusiones de monstruos y de peces. Toda una cátedra alquimista aludiendo a la importancia vital del azufre, del mercurio y de la sal, intercalada por la dulce mirada de angelitos.

¡Qué sorpresa! Aquí se encuentra el origen del charro mexicano, con el traje típico apretadito y cargado de adornos, con el sombrero de ala ancha y alta copa, más pequeño y sin tanto lujo como el mexicano, pero con la misma forma, los elementos de trabajo... todo está expuesto con la más rotunda sencillez, gente de campo y trabajo...y es que "charro" significa literalmente "aldeano, jinete salamanquino".

Merece la pena visitar sin prisas, las iglesias góticas. Son tan sencillas... que dejan un hálito en la conciencia de placidez, de trascendencia, de relatividad por lo efímero, de pasar de aquello de hacernos con casas y con cosas que nos atan y nos atrapan cortándonos las alas para la renunciación...

Y es que es tan difícil, desprenderse de la ilusa maraña recurrente que pretende bajo nuestra voluntad, siempre ignota, concretar sus planes sensoriales. Éste es el entretejido del subconsciente... que seguimos sin aprender, aunque nos invite el poeta con persistencia a considerar que todo es vanidad, todo es ilusión, todo es maya...

Esto es lo que nos dicen las iglesias...La Iglesia de S. Agustín, la de La Purísima, la de S. Martín, la de Sancti Spiritus o la de S. Marcos son góticas con elementos románicos llenos de simbología esotérica, un gusto para el buscador.

Lástima que el kali-yuga nos deparara tanta guerra, pues en el año 1812 las tropas francesas desolaron la ciudad, se vinieron abajo, entre escombros, conventos, iglesias, palacios y un sinfín de enclaves arquitectónicos de alto valor ¡si aprendiéramos de la historia, para respetarnos!.

Para concluir con éste breve recorrido, queremos hacernos eco, de aquellas supuestas leyendas y cuentos, que circulan por la ciudad. Hasta el mismo Cervantes las mencionó, en su libro "La cueva de Salamanca":" Digan lo que quisieren; que nosotros (los diablos) somos como los perros del herrero, que dormimos al son de las martilladas; ninguna cosa nos espanta ni turba". Entremos;(dice Pancracio) que quiero averiguar si los diablos comen o no, con otras cien mil cosas que de ellos cuentan; y, por Dios, que no han de salir de mi casa hasta que me dejen enseñado en la ciencia y ciencias que se enseñan en La Cueva de Salamanca.

   Dicen que Salamanca está "embrujada" quien sabe si por todas las cosas que hemos mencionado aquí o por alguna otra clase de magia.

El caso es que pudimos comprobar que esa magia se respira en el ambiente, se habla de cosas extrañas, de extraños personajes pintados en las fachadas más nobles, un tanto anacrónicos, de susurros que espantan, de brujas que van tras los jóvenes y de siniestros aquelarres....¿tal vez se trate del castillo de Klingsor?. Una puerta abierta a la investigación.

Ana encontro entre las pilas de datos el panfleto encriptado con el que habían contactado con su agente exterior, decía así:

Vocalista de Blues – Rock con experiencia en algunas formaciones, con infuencias de Joe Cocker, Eric Clapton, the doors, leonard cohen, y el r&B y soul clásico, busca grupo, o músicos, de dicho estilo o similares.

Llamar:

515688275

Ana sonrio, luego regresó a los siguientes datos... Lo siguiente que consulto fueron las crónicas de ese agente exterior, desde que llego a Salamanca hasta que contacto con ellos...

Felipe hizo su equipaje y le pidió a Sussex que le llevara al aeropuerto, la participación sorpresa de un viejo aliado le lanzaba a un viaje al otro lado del abismo.

Mientras el avión despegaba, Felipe repasó sus notas...

... Empezando por la famosa rana sobre la calavera, en realidad un sapo (símbolo de la lujuria), que se encontraba escondida en la fachada de la Universidad de Salamanca. Se dice que si la encuentras sin ayuda, tendrás suerte. También se dice que era un recordatorio para los estudiantes de que no sucumbieran al pecado de la lujuria, que les llevaría a la muerte (Quizá enfermedades como la sífilis y demás venéreas).

Su móvil sonó mientras repasaba sus meditaciones.

-Hoooooooola
La voz de Helena sonó al otro lado.

-Hola, mi tesoro, ¿qué tal?
-Bien, ¿y tu?
-Mejor, recién salgo de vacaciones.
-¿Si? ¿A donde?
-Salamanca
-Mmmmmm... Espero que te diviertas
-Sí, espero sea muy fructífero... tanto como trabajo de campo, como de vacaciones.

-Me alegro por ti.
-Gracias, y, ¿tu que has hecho?
-Estoy trabajando.

Un silencio siguió a esa frase.

Quizá la conversación hubiera continuado, quizá no... Un campo de turbulencias dejó sin cobertura a Felipe.

Felipe regresó a sus notas...

7 estudiantes recibían clases, en ciencias ocultas y adivinación, del propio demonio, el cual se cobraba a uno de los alumnos una vez el "curso" hubo terminado. Esto lo extrajo, el propio Felipe, del Disquisitionum magicarum de Martín del Río. Solo había un caso de estudiante entregado que escapo de las garras del demonio: El Marqués de Villena (Al cual se le atribuye una torre cercana a la iglesia de San Cipriano (santo que fuera, con anterioridad, mago) que se encuentra sobre la Cueva de Salamanca.

La huella celta se encuentra en el nombre de "Helmantica", en honor al dios celta Helman, y en la figura del toro (dios celta Cernunnus)

Salamanca es la última ciudad dedicada a la Alquimia en España.

Un hombrecillo de piel dorada y cabello llameante, le esperaba, apoyado en su cayado de roble, a la puerta de su hotel.

Ambos se saludaron con cortesía, la burlona sonrisa del hombrecillo indicaba su espíritu travieso y juguetón.

-¿Vamos?

Pregunto el hombrecillo, mientras, con paso rápido, emprendía la caminata.

Empezaba la expedición...

Felipe caminaba por el puente romano que cruza el río Tormes, contando los pasos que daba... 1... 2... 3... 450... Lo que daba el número 9 (según la numerología, símbolo de generosidad y de paso de transición entre 2 mundos.

-No debes olvidar los 26 arcos.

Dijo el hombrecillo, adivinando los pensamientos de Felipe.

Era cierto, y eso daba el número 8, la afluencia entre dos extremos y la gran potencia que canaliza en su recorrido de un lado a otro.

Continuaron caminando, y pronto se encontraron ante la catedral de Salamanca. El hombrecillo desatendió la fachada principal, y condujo a Felipe hasta otro portón. Felipe se sorprendió al reconocer, en las jambas de un templo cristiano, figuras talladas, sobre la misma roca, de un astronauta, el dios Anubis, un demonio burlón, un conejo, un perro de aguas, un carnero, y un cuerpo desnudo con sus atributos sexuales bien destacados.

-Todos los templos de Salamanca reúnen los mágico y lo simbólico en sus construcciones.

Dijo el hombrecillo ígneo, adelantándose a la pregunta que nacía en la mente de Felipe.

De nuevo, emprendieron marcha, y, en menos de media hora, tras tomar un refrigerio en una cafetería, se encontraban entre las ruinas de la antigua iglesia de San Cebrián o San Cipriano, allí se encontraba la entrada principal, ahora tapiada, a la Cueva de Salamanca (de la cual partían una serie de catacumbas y pasadizos que recorrían toda la ciudad). Subieron la llamada Torre del Marqués de Villena, cuyas escaleras estaban llenas de símbolos satánicos y restos de juegos para ocultistas novatos.

-Aquí era donde se impartían las llamadas clases de ciencias ocultas y adivinación, por supuesto, los mortales, beatos ignorantes o los rebeldes sin causa, siempre confunden ocultismo con satanismo... En fin.

Dictaba el hombrecillo mientras caminaban por el lugar.

-¿Tengo entendido que no es el único ocultista famoso que hubo en Salamanca?

Le interrumpió Felipe.

El hombrecillo se apoyo en su bastón, y con gesto travieso y divertido se le quedo mirando, y, luego dijo.

-Te refieres a Torres Villarroel.

Felipe asintió, devolviéndole la sonrisa.

-Aún debe estar abierta la universidad, quizá te guste ver una cosa.

El hombrecillo se movía con una rapidez y agilidad inhumanas, e, incluso para un antiguo Soulwalker, como Felipe, le costaba seguirle el paso. Al moverse, como si la ciudad fuera su pista de acrobacias particular, el cabello llameante dejaba al descubierto sus puntiagudas orejas y su naturaleza no mortal.

Cuando llegaron ante la fachada de la Universidad de Salamanca, se encontraron rodeados de turistas que buscaban la famosa rana. El hombrecillo se reía de sus esfuerzos pero no pretendió guiar a ninguno de esos buscadores. Felipe poseía una capacidad de observación bastante notable, y vio enseguida la calavera donde reposaba el famoso batracio.

-Vamos adentro, en la antigua biblioteca esta lo que te quiero enseñar.

Felipe siguió al saltarín hombrecillo al interior, y luego trato de no perderle en las escaleras, las cueles este saltaba de tres en tres. Al fin llegaron a una estancia separada por un cristal, el hombrecillo señalo a cuatro esferas mundiales (cada una marcando unas coordenadas astrológicas / astronómicas diferentes) que conformaban un cuadrado perfecto en su disposición a lo largo de la sala.

-Una de ellas contiene la disposición de los astros que había en la fecha en que murió Torres Villarroel – dijo el hombrecillo -, este las trajo aquí las cuatro... Muchos dicen que fue el último mago español.

-¿Tú lo crees?

El hombrecillo le dedico una de sus sonrisas como única respuesta.

Felipe regresó a su hotel, cansado y agotado por el paseo. Cual no seria su sorpresa, cuando al abrir la puerta se encontró a Helena con tan solo una toalla, tapando su desnudo cuerpo, y una copa, llena, de champagne. Sus profundos ojos castaño rojizos le devoraban, y una lasciva sonrisa se adivinaba en su ancha y carnosa boca... pero lo que más destacaba era aquellos voluptuosos pechos que sobresalían por la ceñida toalla.

Se le acercó contoneándose, y le susurró al oído:

-Te noto tenso... Quizá yo pueda hacer algo para relajarte.

Y sin más palabras, se arrodillo, le desabrocho el pantalón y le bajo los calzoncillos... El resto, ya os lo podéis imaginar.

Al día siguiente, Felipe y Helena, abandonaron Salamanca, no sin antes dejar un buen tributo a Loki, por sus labores de guía.

Antes de abandonar la habitación, Felipe había realizado una breve llamada mientras sostenía el folio, que le había lanzado a aquella aventura, por el lado del anuncio.

Vocalista de Blues – Rock con experiencia en algunas formaciones, con infuencias de Joe Cocker, Eric Clapton, the doors, leonard cohen, y el r&B y soul clásico, busca grupo, o músicos, de dicho estilo o similares.

Llamar:

515688275

-El lugar es adecuado – comenzó diciendo -. Espero no tener noticias de vosotros.

Ana cerró el archivo, solo tenía que pensar y la materia mercurial guardaba el objeto en su sitio, para luego tomar forma de puerta para que Ana salga de allí. Tras la puerta la esperaba su piso de estudiante. Caminó hacía el armario, se alegró de que no hubiera nadie en el piso... Les hubiera extrañado mucho verla con un bañador en pleno Diciembre. Sacó una camiseta, una sudadera, unos pantalones y algo de ropa interior, del mueble. Se preguntaba que había ocasionado aquel zumbido que la insto a abandonar la Biblioteca. Quizá más tarde lo investigara, ahora había decidido asistir a una clase a la que en principio no iba a asistir.

LA ALQUIMIA había sido fundada por Artemiodoro. En su origen la formaban aquellos miembros del Gran Consejo Hommo Magick que no estaban de acuerdo con la inmovilidad del Gran Consejo conforme a las persecuciones a los magos y al olvido de las antiguas doctinas, pero tampoco apoyaban el extremismo de los Soulwalker ni los cultos de LA MANDRÁGORA (los otros dos grupos disidentes). Artemiodoro murio a manos de los Cartesianos, pero no sin antes de legar un libro con sus enseñanzas que habria de servir como guia de la orden. Por desgracia, a Artemiodoro le sucedió Primo, el cual desoyendo las instrucciones del libro decidió darle un camino más radical a la orden. Aún así no faltaron quieness siguieron fieles a Artemiodoro, aquel grupo se bautizo como los artemiodorianos, y serían un dolor de cabeza para el nuevo lider de la orden. Los artemiodorianos seguían el libro legado por su fundador, mientras que Primo había creado su propio ejercito, cada componente representaba un elemento (agua, fuego, aire, y tierra), y prefería el camino más violento contra aquellos que habían desoído las enseñanzas de los 3 Dioses Creadores (La Roca, El Fuego, y El Trueno). Poco a poco ambas facciones se separarían tanto que llegó a haber una escisión interna: Los de Primo conservaron el nombre de LA ALQUIMIA, mientras que los artemiodorianos se retiraban a esperar su momento. LA ALQUIMIA de Primo tuvo su fin llegado el S. XXI, aunque los artemiodorianos tardaron algun tiempo (uno o dos años) en revindicar el nombre. Para entonces esta resurgida ALQUIMIA había adoptado una segunda piel de tejido mercurial (el tejido de las ideas y cuyo nombre procede del dios mercurio) como habito de la orden. Además, siguiendo el libro de Artemiodoro (No olvidar la gran importancia que se da al mercurio en la alquimia tradicional) habían aprendido a usar dicho tejido como materia de trabajo, creando a Biblioteca y muchas cosas más. Ana Lee era una más dentro de un centenar de miembros desperdigados por la ciudad de Salamanca.