Cheng
El que fuera conocido, simplemente, como Maestro Cheng, dentro del Credo, fue también un atleta portentoso para los simples Hommo Sapiens. La especialidad de Cheng era la lucha sin armas, así que se fue fraguando una carrera como luchador o boxeador en las competiciones multitudinarias que los seres humanos usaban para divertirse y olvidar sus penas. Quienes le conocieron en su juventud siempre supieron que Cheng tuvo un valedor para meterse dentro del mundo de la lucha libre, este era un luchador ya veterano en aquellas competiciones, y, el cual disfrutaba intercambiando conocimientos con el joven luchador.
-¿Cómo llamas a eso?
Le pregunto Sean, su valedor. Tras verle ejecutar con una velocidad sorprendente varias patadas a medio y bajo cuerpo, y algunas llaves de presión.
-KenJudo.
-No se parece al Judo.
-He dicho KenJudo.
-Ah exclamo Sean, sin comprender -... Claro.
Cheng debuto en aquel mundillo sustituyendo a un luchador que no se había presentado, lo malo es que el que si se presento fue el campeón de los pesos libres. El combate se sabía una pamema, ya que tarde o temprano aparecería el ausente para revindicar su sitio en el ring, pero Cheng demostro desde el rpicar de la campana que era un digno rival... Supo mantener las distancias, golpear en el momento justo e incluso dejar en evidencia a su rival proyectándole sobre la lona. El luchador "ausente" hizo su aparición en el momento acordado, y así acabo la primera velada de Cheng. Al menus cosecho algunos aplausos y vitores.
Cheng y sean se fueron haciendo muy amigos.
-Te has enterado lo de Hector.
Exclamo Sean delante de una buena jarra de cerveza.
-No.
-El cabrón ha conseguido engatusar a la hija de uno de los mayoristas del negocio, y esta ha comprado un superchalet para que vivan juntos... ¿Sabes lo mejor? El cabrón dice que no sabe que hacer.
-Normal dijo Cheng con la calma que le caracterizaba -, sabe que si le atan no podra seguir follandose a todo conejo que aviste con su objetivo.
-Ya.
Ambos hombretones chocaron sus jarras de cerveza.
Cheng comenzó, como novato, a enfrentarse con viejas glorias y campeones en horas bajas, uno de estos últimos estaba frente a él aquella noche. Ambos contendientes se intercambiaron puñetazos, pero solo el ex campeon se mostro variado en sus acciones: mostrando llaves y combinaciones que pusieron ens erias dificultades al principiante. El adversario de Cheng tenía todas las de ganar hasta que, sorprendentemente, Cheng utilizo una llave de este para volverla contra él. El ex campuon fue proyectado contra la lona, y Cheng aprovecho para inmovilizarle sobre la lona.
En el vestuario Sean, que también había combatida esa noche, se acerco a Cheng:
-Para llamar a tu estilo "El camino del puño flexible", no eres muy fexible ahí arriba Sean señaló a la puerta que daba accedso al cuadrilatero - ¿No crees?
-Sí... Bueno, supongo.
Esa noche le tocaba combatir de nuevo, esta vez su rival era el mismo tipo al que había "sustituido" el día en que debuto. Aquella montaña de musculo, hiperbronceada y supurante de aceite, le esperaba en el centro del cuadrilatero.
-Recuerda, sé flexible.
Le dijo Sean antes de que saliera.
Cheng comenzó golpeando rapidamente, zafandose con agilidad de cada intento de su adversario... Todo apuntaba a una victoría segura. Cheng le hizo varias llaves en el suelo que pusieron en jaque al afamado luchador... Pero solo basto un golpe de suerte de su rival para que Cheng acabara siendo aplacado con una llave de inmovilización de aquella bestia.
-Más flexibilidad.
Le gritaba Sean mientras entrenaban sobre el ring. Intercambiaban golpes y llaves de inmovilización en el suelo, al mismo tiempo que intercambiaban opiniones.
-Más felixibilidad.
-Ok.
-Debes pensar con rapidez, plantearte una estrategía para cada instante ¿Entiendes?
-Sí.
Entre jadeos y esfuerzo, Sean intentaba catecatizar a su discipulo y este entender lo que le enseñaban...
... Pero eso fue hace mucho tiempo, antes de que Cheng se convirtiera en el legendario Maestro de lucha en el Credo.