SANGRE, SUDOR, Y VIOLENCIA.
Ruy de Montagnac, Barón de Essex, había decidido invertir en un nuevo espectáculo: la Liga de Lucha Extreme; sudor, jadeos, sangre, y dolor ¿Qué mejor espectáculo para su paladar?
Aún quedaban algunas horas antes de que comenzara la velada, así que decidió hacer una llamada.
-Hola.
La llamada era a una de sus... asistentes personales.
-Hola Ruy.
Se apunto mentalmente que la desollaría por esas confianzas.
-¿Qué tal?
-Bien, bien, gracias.
Él maquinal, y desapasionado, tono de la muchacha, solo podía significar una cosa:
-¿Ocupada?
-Si, estoy con una amiga, por otra línea.
Definitivamente, la iba a desollar... y quizá la violaría mientras lo haga.
-Ah, entonces, no molesto.
-No molestas le contestó ella desde el otro lado de la
línea -, ya hablaremos luego.
Iba a disfrutar haciéndolo, sin duda.
-Ok. Avísame cuando estés disponible.
-Ok.
Ella colgó.
-Valiente zorra... Te juro que lo haré lento y doloroso, y que yo voy a gozar haciéndolo...
Ruy se giro, alguien había entrado en el despacho sin que él lo oyera.
-Hola, Mimí
Era su secretaria, nunca sabría lo cerca que estuvo de que la decapitaran.
-Hola, Sr. Montagnac. Espero no haberle asustado, ni molestado.
-No dijo Ruy, quitándole importancia al asunto -, supuse que llegarías tarde o temprano.
-Sí... Abajo le esperan ya los demás dueños de la Liga.
Ruy asintió, y ambos salieron del despacho en dirección a la sala de reuniones.
-Mimí, cuéntame eso de Bárbara.
Su secretaria se volvió hacía él. Mimí se había dado cuenta de que, cuando entró, su jefe estaba hablando con la mentada, y, también, había oído los planes que tenía este hacía esa persona.
-Pues Mimí dudaba, no quería la sangre de otro manchando sus manos -... Dice que usted la buscó a ella... Pregunta mucho sobre que le contamos a usted de ella... y demás cosas.
-Ah.
-Es muy rara, señor... Si me permite decirlo... da miedo No se por qué habla, usted, con ella.
-¿No debo?
Ruy disfruto viendo como Mimí temblaba al haber sido pillada en falta.
-No... No quería decir es... Pero, sepa, usted, que va diciendo ciertas cosas por ahí... Cosas no muy agradables
-¿Qué tipo de cosas dice?
Mimí dudo un instante antes de contestar...
-Dice que tiene fotos... y cosas así...
-Comprendo.
Ruy no dijo más, en ese momento entraba en la sala de reuniones...
Ruy estaba sentado en su despacho, a escasamente una hora de que comenzara la velada, cuando llegó la llamada de Bárbara...
-Ruy, ya estoy por estos lares él escuchó esto con una sonrisa perversa en sus labios -, aunque antes voy a pasar por mi apartamento para bañarme y cenar.
-Ah, entonces no te robare tu tiempo de aseo y cena la contesto mientras afilaba su fiel espada -. Cuando vos deseéis, hablaremos, señorita... No seré yo el que os entretenga.
-¡Uis! ¿Y ese acento? - Bárbara tembló, sin saber porque -... Voy a mi apartamento, como algo, hoy estaré hasta tarde, tengo una botellita de vino y tendremos tiempo de hablar.
-Ok Ruy paso un paño por el filo de su espada -. Cuando estés disponible, puedes pasarte por aquí. Come algo... Alimentarse es bueno.
La comunicación se corto. Ruy enfundo su espada, y se la coloco cerca de él... Para cuando Bárbara llegara.
Ruy pertenecía a la estirpe de los Montagnac, dicha estirpe comenzaba con Guido de Montagnac quien, comandando una avanzadilla del Gran Consejo, creó la primera colonia en el desierto de Ascetia. Lo malo es que cuando se descubrió que Guido, entonces nombrado Marqués de Essex (nombre de aquella pequeña, y primera, colonia), participaba en el comercio de esclavos de los demonios, enseguida se le expulso de aquellas tierras y se entrego la colonia al señor de Ascetia (otra de las colonias, la cual fue bautizada con le nombre del desierto), como ocurriría con las de aquellos que también habían participado en tal comercio. Ascetia acabó teniendo categoría de reino, y su dirigente recibiría el titulo de rey.
Tuvieron que pasar muchos años para que, como agradecimiento del rey de Ascetia al hombre que dirigió a las tropas en una defensa a un ataque de los demonios, se renovara el marquesado de Essex. De nuevo sería un Montagnac, Sebastián de Montagnac, quien llevara este titulo.
Sebastián era el abuelo de Ruy, y lo que había oído de él se podía resumir en que fue el Montagnac más fiel al Gran Consejo. Cuando su hijo Guy, el padre de Ruy, heredo el titulo, fue un poco más astuto que el lejano Guido, y, junto al Conde de Cheshire, se dedico a financiar el comercio de esclavos con los demonios. Cuando el Gran Consejo los descubrió, Guy supo arreglárselas para no solo no ser descubierto sino que también hacerse con la posesión de condado de Cheshire...
Los pensamientos de Ruy se vieron interrumpidos por unos golpes en su puerta...
-Pasa.
La puerta se abrió, entró Bárbara.
-Hola, Ruy.
-Bárbara se cercioró de tener su espada a mano -, me alegro de tu llegada. ¿Qué tal comiste?
-Comí muy deprisa.
-¿Pero te alimentaste?
-Sí, estoy bastante bien alimentada.
-Me alegro... yo aun no he cenado.
-Pide algo de comer.
Bárbara hizo ademán de salir del despacho e ir a pedir la comida.
-Para eso te tengo aquí.
La detuvo Ruy.
-¿Me vas a comer?
Bárbara simulo el miedo.
-Mmmmmmmmmmm... sí.
Bárbara se encogió de hombros, y con tono de gata melosa dijo:
-¿Por donde vas a empezar?
-¿Por donde te gustaría?
-Estas un poco loco.
Bárbara se alejo un poco.
-¿Tu crees?
-Sí.
Ruy soltó una carcajada... pensaba divertirse con esto.
-Pensé que serias una buena asistente... dócil y obediente con tu jefe.
-No, no creo.
Ruy se levanto y caminó hacía ella.
-Podríamos intentar enseñarte...
-¡Ja! ¡Eso dicen todos!
Ruy estaba cada vez más cerca de ella...
-Tendremos que descubrir si es así...
El móvil de Bárbara sonó en ese momento, en el gesto de la muchacha se cruzo una gesto de alivio...
-Espera un momento, que está mi mamá llamándome.
-Ok Ruy se encogió de hombros, como si no pasara nada Avísame cuando acabes.
Ruy miraba su espada, la cual descansaba junto a la mesa del despacho... Algo le hizo recordar la primera vez que mató...
Guy de Montagnac, su padre, había decidido que él, su hijo y heredero del marquesado, entrara en el Credo de los Soulwalker (Una escisión del Gran Consejo, cuyo cometido era eliminar el Cartesianismo... costara lo que costara) para garantizarle una buena posición dentro de lo que poco a poco se veía como una guerra futura.
Su padre le puso frente al hijo único de uno de los criados que trabajaba en el palacete, y le ordeno degollarlo... Ruy lo hizo para no defraudarlo.
Días después aparecieron los dos cadáveres de los padres del muchacho, se habían suicidado conocedores del destino de su único, y por ello muy querido, hijo.
Bárbara regresó, sacando a Ruy, de nuevo, de sus meditaciones.
-Ya estoy.
-Muy bien.
Un gato salto entonces al regazo de Bárbara, ella lo abrazó mientras miraba con temor a Ruy.
-¿Qué tal con tu novio?
Rompió el silencio, Ruy.
-¿Cual novio?
-El colombiano contra el que te dispuse.
Bárbara rió, aún nerviosa, por el comentario.
-Ahí mas o menos
-Seguro que no es la mitad de ardiente y complaciente que yo.
-Jajajajajajajajajajajaja... No entremos en detalles.
Ruy ya se había acostado un par de veces con ella, pero este no hizo caso a la alusión.
-Sí, me imagino que no deberíamos... pero me gustaría Ruy junto las puntas de su dedos, y, con una mirada penetrante, la preguntó - ¿Ya te ha tomado con sus brazos morenos y fuertes?
-Sip
-Suertudo... y ¿Ya has hecho sexo oral?
-Ya para de preguntar.
Bárbara ya empezaba a sentirse incomoda.
-Ok, si lo has hecho Ruy se echo hacía delante, y la susurro con tono que pretendía ofender -. En fin, ya eres una muesca más en su cuchillo.
-Eres un cerdo cruel.
Bárbara se adelantó para abofetearle, pero Ruy la agarro la muñeca con fuerza.
-¿Te molesta que te abran los ojos? Para eso están los amigos ¿No?
-No creo que seamos amigos.
Ruy sonrió, seguía agarrando la muñeca de Bárbara.
-Soy un poco egocéntrico la dijo, clavándola su mirada -, y tendente a los celos... Cuando alguien tiene lo que yo deseo... Me pongo muy celoso...
La hizo sentarse en una silla, al otro lado de la mesa.
-Cuéntame la dice con tono cordial - ¿Qué cenaste?
-Ensalada de ave.
-Eso tiene pocas calorías.
-Claro.
Ruy se levantó de su asiento, y se sentó en el borde de la mesa, a escasos centímetros de Bárbara.
-Eso me viene fatal... mi objetivo es engordarte antes de comerte.
-Si como eso, es porque creo que me veo gorda ¿No crees?
Ruy la miró de arriba abajo con mirada felina.
-Un caballero comenzó Ruy - no ha de fijarse en esas cosas.
-Si claro.
Despreció Bárbara las palabras de su acompañante.
Ruy iba a decir algo cuando uno de los ejecutivos de la Liga apareció para anunciarle el inició de la velada.
-Si, enseguida voy.
Ruy miró a Bárbara, y se encogió de hombros: Otra vez sería.