La esta decorada al estilo oriental, las luces son difusas y hacen oscurecerse los enormes pañuelos carmesí que la decoran. Entra con un vestido rojo, cuyas trasparencias dejan al aire la desnudez que pretende cubrir. Su cuerpo no esta bronceado, es puro bronce. Sus enormes y duros pechos resaltan bajo el fino paño rojo, y su enorme pene se bambolea de un lado a otro mientras camina. Sus rasgos son femeninos, pero aún conservan algún carácter afilado propio de su naturaleza original. Sublime además de gran cartomante, es el hombre o la mujer sublime (Un hombre con tetas o una mujer con polla).
-Hola.
Su voz es neutra.
-Hola.
Contesto, es increíble como un ser así puede llegar a
intimidarte.
-¿Como estas?
La pregunta es mera cordialidad, no parece interesarla/e mi
estado de animo.
-Bien.
Apenas puedo moverme desde que entro en la habitación.
-Yo hace una pausa para mirarme de arriba abajo -... acabo de terminar una
receta de nuevo calla y me disecciona con su mirada, fría y depredadora -...
carne humana Se acerca y me clava una rodilla en el pecho -. Contigo saldría
una receta muy rica
-¿Como es esa receta?
Pregunto, intentando no parecer intimidado.
-Asado con fresas y champagne, con un fresón en la boca para decorar acerca su
boca a mi cara, su aliento es dulce como la miel - ¿Te gusta?
-¿Como que me vas a asar? Si me asas muero... Tendré una muerte dolorosa.
Trato de confundirle, pero noto que mis intentos son torpes y
ridículos.
-¿Prefieres que te mate antes?
Y, mientras me lo susurra al oído, siento algo puntiagudo
clavándoseme al esternón.
-Claro pronuncio en un hilo de voz -, para no sufrir asándome
-Pues, ya esta cerrada tu receta.
Me dice apartándose de mí, sus movimientos son felinos.
-Un poco agridulce ¿No? digo, sin haber recuperado mi valor del todo, pero,
simulando que así es - Aunque, claro, no tiene porque gustarme a mí,,, yo seré
la comida.
-Te escandalizarías si supieras como me gusta comerme a la gente.
Y esa última máxima me hace enmudecer.
Se acerca ágilmente a mi, intento evitarlo, pero, no puedo moverme, me agarra del mechón y me introduce de golpe su enorme tranca en la boca. Tirando de mi mechón de adelante a tras, marca el ritmo de la mamada que me obliga a hacerle... Aunque más diría que me esta follando la boca, más que yo haciéndole una mamada.
Se corre tras casi diez minutos de toma y daca dentro de mi boca. Cuando, por fin, saca su enorme cacho de carne de mi garganta, siento el escozor de mis labios y mi boca (los cuales no estaban preparados para aquello ni para su tamaño).
-Ahora, vete, mañana hablaremos..
Su voz parece no dar importancia a lo que acaba de hacerme.
Me marcho confundido, y con la boca y la garganta irritadas... además de este puto sabor a pescado podrido.