Orgía en la mansión
La mansión de los Inferno se erigía sobre aquella colina, acechando al pueblo que se cernía sobre la llanura, desde hace tanto tiempo que los más viejos del lugar ya la reconocían como antigua en su infancia. De un estilo neogótico, no parecía que el tiempo hubiera pasado por ella.
Para los oriundos del lugar, y, sobre todo para los más jóvenes, aquella morada era usada como herramienta de bromas y mitos truculentos.
Una niebla perpetua parecía tragarse permanentemente los cimientos del lugar, hiciera sol o estuviera nublado. La verdad es que era un lugar como mínimo inquietante.
En el día que nos ocupa, el sol ya comenzaba a salir. Era un espectáculo igualmente inquietante el ver como, al salir por detrás del grotesco edificio, la mansión apenas parecía afectada (como si aún conservara a la noche atrapada sobre sus muros) por el nuevo amanecer y los primeros rayos del sol.
Los despertadores son maquinas infernales que nos ponen en pie, con taquicardias de música de fondo, cada nuevo día.
Diana piensa en romperlo en mil pedazos, no sabe que es peor: ese puto sonido a esas horas o el madrugar para ir a la AIP (Academia de Individuos Paranormales) porque un gilipollas decidió que los estudiantes ya no debían vivir en el complejo. De entre los "estudiantes", Diana, es de las mas jóvenes, hace una semana que ha cumplido los 12 (Hagamos un poco de memoria, y recordemos lo mucho que nos molestaba levantarnos, para ir al colegia, a esa edad), y bien se puede decir que la tienen un poco consentida.
Y sin más demora nos plantamos en la entrada de las instalaciones de la AIP, en el momento del reencuentro diario entre compis de estudios.
-This is my dream house. look at the pool. WOW
El gesto de Ary, que acompaña a esta afirmación, hace que Diana asienta, sonriendo, como si comprendiera que tipo de saludo era ese. La disponibilidad de la mente de Ary llegaba a cansarte, nunca sabías con quien te ibas a encontrar... Algunos de los usuarios eran auténticos imbéciles.
Caos pasa al lado de las dos.
-Hola Dice de pronto Ary - ¿Acaso estas enojado conmigo?
Esto ultimo lo dice al ver el gesto de Diana y Caos ante sus
palabras.
-Ya no saludas raro
Se adelanta a decir Diana
-¿Raro? - Ary esta confundida - ¿Por qué dices que saludo raro? ¿Cuándo he
saludado raro?
-No, no estoy enojado contigo Dice Caos, tapando la boca de Diana con su mano
- ¿Me has dado alguna razón para ello?
Ary se siente confusa, la suele ocurrir a menudo (Quizá seria
mejor que una señorita decente no se dejara poseer tan a menudo por otros
"usuarios")
-No nada... Yo nunca saludo raro...
-Es que veras el ingles no es mi fuerte
Intenta arreglarlo Diana, que se libra de la mordaza un breve
instante.
-Eh... El mío si... Pero no lo use hoy
-Ya... Caos la intenta calmar. La ofrece su brazo para que pueda caminar, esta
un poco mareada aún, hasta el edificio de formación La niña, que a veces tiene
unas cosas... no te preocupes. Vamos, a clase, que se nos va hacer tarde.
Al terminar las clases, 6 horas después, Caos, al que más le había agradado el liberarse del internamiento dentro de la AIP, decide proponerles algo a sus dos acompañantes y amigas.
-Como hoy es Viernes, y mañana no hay clase ¿Qué os parece si esta noche subimos hasta la mansión?
Ary no dice nada, pero, Diana mira a Caos como si estuviera mirando a un minusválido psitico.
-¿Subir a la Mansión? ¿Y luego qué? ¿Esperamos a que venga la policía a detenernos por allanamiento de morada?
-Diana, esas cosas solo les pasan a los normales comienza a decir, con sorna, Caos -... Nosotros...
-Nosotros somos adolescentes residentes en este pueblo, conn los mismos derechos y deberes que cualquier chico o chica de nuestra edad.
-De tu edad, querrás decir.
-De todas las edades, capullo.
Caos esta a punto de responderla, pero se queda unos segundos pensando, y, luego, con voz débil, dice:
-Tienes razón... ¿Te vienes tu Ary?
Diana se queda a cuadros, creía que había conseguido que Caos entrara en razón... Dios, como odiaba sentirse la más madura de los tres (y más teniendo en cuenta que Ary y Caos tenían ambos 18 años, 6 más que ella). Así que decide acompañarles esa noche, alguien tendrá que cuidar de esos dos tortolitos.
-Orgía en la mansión.
Se escucha, como un insoportable eco, entre los muros de la Mansión de los Inferno...
La mansión de los Inferno se erigía sobre aquella colina, acechando al pueblo que se cernía sobre la llanura, desde hace tanto tiempo que los más viejos del lugar ya la reconocían como antigua en su infancia. De un estilo neogótico, no parecía que el tiempo hubiera pasado por ella.
Para los oriundos del lugar, y, sobre todo para los más jóvenes, aquella morada era usada como herramienta de bromas y mitos truculentos.
Una niebla perpetua parecía tragarse permanentemente los cimientos del lugar, hiciera sol o estuviera nublado. La verdad es que era un lugar como mínimo inquietante.
Aquella noche, nada más llegar la luna llena a lo más alto de su ciclo nocturno, cuatro desgarbadas figuras llegan, en un coche, al final del camino de graba que terminaba a los pies del edificio
Aquella noche, nada más llegar la luna llena a lo más alto de su ciclo nocturno, los tres jóvenes estudiantes llegan al final del camino de graba que termina a los pies del edificio.
Las cartas están echadas...
-¿Ustedes también son invitados?
Se dirige a los tres uno de los ocupantes del coche.
-Esto comienza diciendo Caos -... Solo subimos a disfrutar las vistas.
-Nell, déjales en paz le increpa, a su compañero, una señora de edad indefinible que también sale del coche ¿No ves que tan solo son un grupo de chiquillos curiosos?
-Si dice otro de los ocupantes del coche, este joven y de piel pálida como el mármol -. Pero tu también sabrás, querida Annis, que la curiosidad fue lo que mato al gato.
Y, al decir esto, les dedica una cruel sonrisa a los tres jóvenes.
-Dejad de asustar a los niños y entremos.
Les increpa el cuarto individuo, aquel que conducía.
Los cuatro llaman a la puerta, y, en cuanto esta les es abierta, entran uno detrás del otro dentro del edificio.
-Que tíos más raros.
No puede evitar decir Caos.
Numerosos coches llegan después de aquel, sus ocupantes apenas parecen notar la presencia del grupo de jóvenes, sorprendidos tanto por la calidad de los vehículos como por la excentricidad de quienes descendían de ellos, y entran en la casa sin prisa pero sin pausa.
Los jóvenes que han visto el desfile en silencio, permanecen en ese estado minutos después de que llegara el último coche y desalojara su contenido dentro de la mansión.
-¿Qué clase de fiesta se estará montando ahí dentro?
Rompe, por fin, el silencio Caos.
Los tres jóvenes se miran unos a otros, y sin mediar palabra caminan hacia la ventana más cercana...
Una vez allí, sus ojos no pueden creer lo que ven: Despojados de sus extrañas vestimentas, los invitados danzan desnudos alrededor de un circulo en cuyo interior destaca un enorme pebetero en llamas y unos extraños dibujos tanto en el pebetero como en el suelo, y siempre dentro del circulo, a su alrededor. El cristal de las ventanas no les deja oír, a los tres, la música que hace danzar a esos hombres y mujeres desnudos, pero, en cada una de sus cabezas la música es inventada a su antojo gracias a la imaginación.
De pronto la música parece detenerse, pues todos se paran en seco, y, comienzan a reunirse en grupos de tres o cuatro. Ary tapa los ojos de Diana cuando, entre los integrantes de los distintos grupos, se comienzan a realizar una serie de libidinosos e imposibles juegos sexuales.
-Joder... Déjame en paz grita Diana, deshaciéndose de la mano de Ary -... Que no soy ninguna niña.
Aunque, por muy preparada o madura que se pueda considerar Diana, no esta preparada para ver como van degenerando estos juegos: pronto utensilios como potros, velas o antorchas ardiendo, alicates, cuchillos, y otros elementos que pondrían los pelos de punta al mismo divino marques, son incluidos en estos.
Diana escucha un golpe seco a sus espaldas, y a Caos gritando el nombre de Ary, pero no puede reaccionar... Aquel espectáculo era... era...
-... Alucinante.
-¿Qué cojones dices, niña? le grita Caos mientras la zarandea Vayámonos de este lugar antes de que alguno de esos nos vea, y quiera que participemos en su fiestecita.
Caos apenas puede Con la conmocionada Ary, como para tener que arrastrar a Diana colina abajo... Pero no le queda otra.
6 Años después...
Alguien llama a la puerta de la mansión de los Inferno, el mayordomo, servicial, le abre la puerta a una joven de piel pálida, cabellera morena recogida en un moño oriental, exótico maquillaje, y ropas de cuero.
Una voz la da la bienvenida desde el fondo de la sala.
-Oh, Diana, querida, te estábamos esperando todos... Entra. La fiesta va a empezar.