Chicos Genet

Ahora me es mas difícil comprender a los adolescentes, pero me basta abrir un libro de Burroughs para rememorar a uno es especial: a mi. La vida no es siempre fiesta y alegría, también huele, y sabe, a sangre, esperma, sudor, vomito, fiebre, desengaño,... Podría pasar horas enumerando texturas que me trasladan a mis vidas pasadas...

Fue decisión de mis padres es que nos trasladáramos a aquella área de descanso, no se si ya por entonces las cosas iban mal en casa... O si fue entonces cuando empezaron a ir mal...

Yo apenas era un niño, uno de esos descarados golfillos desinhibidos que solo una "Nueva España", aun en pañales, podía dar...

Cuando digo descarado golfillo desinhibido, no quiere decir que fuera un trasto... Solo era un niño extrovertido que le gustaba tener la atención del mundo sobre él... En los abres me paseaba entre las mesas llamando la tensión de los allí presentes, me gustaba que mi familia estuviera pendiente de mi... que los demás niños y las niñas me quisieran siempre a su lado, es decir, en su grupo y en sus juegos... Era descarado porque la vida aun no me había pisoteado la cabeza para hundírmela en el fango del que desea el anonimato, y creía que el mundo tenía que ser como en las películas o las series de televisión que poblaban mis tardes en casa... Soñaba, tras ver la Guerra de las Galaxias, con ser un astronauta que junto a mis amiguitos cruzaría la galaxia viviendo mil aventuras (Y no me cortaba en ir pregonándoselo, a voz en grito, a todo aquel que me quisiera escuchar), o, tras ver El Coche Fantástico, con que algún día tendría un bólido igual... Mi héroe de infancia era Superman, no hace falta decir que otras cosas soñaba...

Pero todo aquello quedó atrás en cuanto cruce las puertas de aquella casa, en aquella villa de reposo, que mis padres habían elegido como retiro de la ciudad...

¿Era un niño controlador? Supongo, casi siempre me salía con la mía... Y aquello me servia en muchos campos...

Andres, mi mejor amigo durante aquellos primeros años, siempre me guardo rencor por la manipulación a la que le sometí... Me gustaba empujarlo a los abismos a los que él ni siquiera se atrevía a asomarse... Con los años comprendí que en realidad estaba enamorado de él... En los primeros tiempos me gustaba agarrarle de su regordeta maniata, y llevármelo conmigo a mis expediciones entre las mesas de los bares, Andres, introvertido como era, odiaba que hiciera eso... Así que me pegaba hasta hacerme sangrar, cuando nos encontrábamos al fin solos... Una y otra vez hacia, yo, que se repitiera la tragicomedia...

Pero no era Andres el objeto de mis manipulaciones mas... particulares, se podrían calificar ahora, si tenemos en cuenta que era un niño de 4 años quien las tejía...

Solo tengo que pasar la pagina, y el cine de la memoria se pone en marcha...

-¿Javier, por qué no juegas un rato con tu primo?

-Pero, mama

-Javier... Por favor...

Javier tiene 12 años, es de constitución atlética, ojos castaños como el cabello, la piel aun conserva el bronceado del verano anterior...

-A ver, enano, ¿a que quieres jugar?

El pequeño de apenas 4 años le sonríe. Podría tener una erección mientras mira a su primo, un gigante a su lado, arrodillarse frente a él...

-A los médicos

-Pero eso es de niñas

El pequeño podría enfurruñarse, quizá ni siquiera eso, e insiste...

-Juguemos a los médicos, primo

-Esta bien

-Yo seré el medico, y tu el paciente.

Javier no sabe que hacer, quizá se plantee la posible homosexualidad del pequeño, así que se rinde a los deseos de su primito...

-Levántese al camiseta

Javier obedece, siempre es igual... Siempre acaban jugando al mismo juego...

... Las pequeña manitas se pasean por los pezones, Javier aun no se ha desarrollado del todo, por lo que su primo siente la diferencia entre lo blandos que están los suyos, y lo duros que están los que esta tocando...

-¡Uy! Los tiene duros, señor

-Es grave doctor

-Habrá que curarlos

Y el niños pasa sus deditos por las aureolas y el pezones... Entramos en la mente del niño: Vemos su manita acariciar los pectorales de un musculoso muñeco, el niño tiene una mirada de deseo en sus ojillos verdes...

-Ya esta curado

Y ahí acababa siempre el juego... Una y otra vez repetido de la misma forma...

Y ahí acaba la escena dentro del film de la memoria...

De aquel primer, y precoz, acercamiento, a lo que luego, ya mucho mas mayor, conocería como "El sexo", la siguiente pagina me transporta al objeto de mis primeros sueños infantiles: Marcos... Marcos era un desafío, él único al que no podía manipular, y, por lo tanto con el que mas me gustaba estar... Marcos me despreciaba, y le gustaba reírse de mi, y eso no hacia mas que aumentar mis deseos y mis sueños... Quería vivir mil aventuras con él, y, gastaba las horas, que no estaba siguiéndole como un perrillo faldero, en planear como serían estas... Marcos se reía de mi, me despreciaba, me convirtió en su juguete... En el monigote al que someter en sus juegos de patio... Oh, como adoraba a ese niño...

Cuando llegue a aquel lugar, él también se esfumo...

... Mi madre siempre dijo que en aquella primera infancia poseía, fuera involuntario o no (nunca lo sabré con seguridad, han pasado muchos años, y he mudado muchas pieles), un encanto que me llevaba a ir apoderándome, merced a mi abrumadora personalidad, de las vidas de los demás...

Cuando llegue a aquel lugar, aquello también se esfumo...

Paso otra pagina,

Me encuentro en una clase atestada de niños desconocidos...

Hoy me llevo al colegio el hijo de mi vecina, es guapo y alto, va a ultimo curso... ¿Marcos? ¿Quién es Marcos?... La profesora pasa lista, no me nombran, y lo hago notar... Los demás niños se ríen de mi, y, eso me hace sentirme mal. La profesora me lleva de la mano a mi clase...

-¿Quién es este?

Pregunta la profesora de la clase que me corresponde.

Oigo a la otra dar mi nombre y mis apellidos...

-Anda, siéntate allí

Dice mi profesora con desgana...

Los niños de la clase se ríen de mi, y, eso me hace sentirme mal...
Oigo, avergonzado, las palabras de aquella mujer alta y delgada... Luego nos envían al recreo...

... Allí me rodean entre un grupo, se ríen de mi, y, me llaman cuatrojos, antes de irse me dan una patada en la entrepierna... Es la primera vez que me fijo en Josemaria, esta entre aquella turba, se ríe de mi junto a los demás... Pero no me importa, no me separare de él me haga lo que me haga... Lo decido tras aquel primer vistazo...

(Josemaria había nacido en el norte de África, y, cuando le conocí, hacía poco que se había trasladado a la península... Mas concretamente a la capital: Madrid. Era delgaducho, moreno, y su cara marcados esos rasgos, de golfo a lo Delón, que llenaron mis sueños sobre las aventuras que compartiríamos...

Josemaria se reía de mi, y, no perdía ocasión para ridiculizarme, someterme, o pegarme... Y allí seguía yo, siempre ansioso por compartir el mismo espacio que él...

De Josemaria también me excitaba el exotismo que representaba su origen en mi mente, aun infantil. África era, para mi, la tierra de Tarzan, una tierra misteriosa, sensual... Y allí tenía África, y la deseaba tocar con la mano, rozarla con la punta de mis dedos... Pero ella me despreciaba y me insultaba, se reía de mi cuando me acercaba a ella... Para África yo no era mas que un pardillo cuatrojos sucio y despreciable...Y yo no cesaba en mi empeño, ni en mis sueños, por compartir algo con aquel pedazo de África...)

Paso otra pagina, y de nuevo el cine de la memoria se pone en marcha...

La Dama Negra (La profesora de primero de EGB) le saca a la pizarra... Alguien ha pintarrajeado la mesa de una compañera, Él niño, que es arrastrado por los pelos, no puede comprender porque ha tenido que haber sido él, pero todos le culpan.

Ayer intento ganarse a la profesora, arrancó unas flores de un jardincillo que había junto a su casa, y, se las entrego con una sonrisa. Ella se las tiro a la cara con una expresión de asco.

-Ímbecil... Estas hierbajos me dan alergia

Él tenía la misma cara de desorientación que tiene ahora, y, como hiciera entonces, rompe a llorar...

-No he sido yo... No he sido yo...

-Encima te atreves a negarlo

Los tirones se hacen mas violentos...

-No he sido yo... No he sido yo...

Sus ojos se abrasan en lagrimas, la Dama Negra no se apiada... Ni tampoco se conforma con representar la escena de avergonzarlo delante de la clase... Lo arrastra a la otra clase, y allí vuelve a hacer lo mismo...

Él niño no comprende... Él niño, que es arrastrado por los pelos, no puede comprender porque ha tenido que haber sido él, pero todos le culpan... Y todos se ríen de él...

-No he sido yo... No he sido yo...

-Encima se atreve a negarlo... Voy a tener que hablar con tu madre...

En la papelera de la clase, aun yace, echo trizas, un dibujo del niño dedicado a la Dama... Ella esta de pies sobre una mesa, asustado por un ratón, él se representó ayudándola (Salvándola del ratón), desea que ella le quiera...

-Pero ¿que clase de monstruosidad es esta?... ¿Que asco?... Además ¿no te había prohibido usar el negro?

-Pero es que me robaron los otros colores, solo tenía la cera negra...

Ella le miro de forma rara, no se puede decir si estaba asustada, asqueada, o, simplemente, horrorizada por aquel monstruito que tenía delante... Hizo el dibujo trizas, y, cogiéndole por los pelos, le devolvió a si sitio... Él niño, arrastrado por los pelos, no comprendía que hacía mal, porque ella era así con él... Y todos, mientras era arrastrado a su sitio, se rieron de él...

Mientras la Dama Negra le despelucha con sus tirones, él toma una decisión: Mañana no volverá al colegio...

De nuevo finaliza otra escena, dentro de la película de la memoria... Y paso a otra pagina...

Poco a poco me fui evadiendo... Inventando un mundo interior, lleno de amigos imaginarios, ajeno al exterior y a los demás niños y niñas, como mecanismo de defensa ante la crueldad que me rodeaba... Me volví introvertido, y comencé a comerme mis propios mocos como forma de combatir la ansiedad, lo cual me valió otro mote: Mocoso.

Mis padres, quizá preocupados, quizá convencidos por aquella profesora, decidieron enviarme a un psicólogo infantil.

Tras muchas pruebas, y no mas de dos sesiones, la psicóloga me declaro sano mentalmente... Un niño normal de 6 años de edad...

Ya no había vuelta atrás, aun así, aunque declarado sano mentalmente, algo se había roto en mi interior... Llámalo inocencia, llámalo como desees, yo nunca volví a ser aquel niño que mi madre no dejaría de invocar durante los años que siguieron...

Acabo la pagina, y paso a la siguiente... Entonces se me aparece la imagen de David, y de nuevo vuelvo a la sala del cine de la memoria, aunque, esta vez huele diferente...

Él niño se balancea en el columpio que su abuelo le ha regalado, se impulsa con fuerza, quiere ver por encima de los setos, quiere ver la casa del final de la calle, y, al niño que en ella vive...

-¡David!

Grita el excitado niño.

-¡Que!

Grita el otro, desde su casa.

-¿¡Vienes a jugar a mi casa!?

Primero observamos al niño del columpio, es la primera vez que su cuerpo es recorrido por lo que los mayores llaman "excitación sexual", esta se refleja en su respiración entrecortada y en la expresión anhelante de su redondo rostro sin mentón ni rasgos distintivos.

Luego pasamos al otro niño: David, el hijo de pastor acostumbrado a la estricta disciplina de un padre, que lo tuvo ya muy mayor, basada en la rectitud católica. David tiene en su cara la alegría de quien abandona un hogar gris y austero, para entrar en un paraíso lleno de juguetes. Él desea lo que el niño tiene, y no la compañía de este.

En menos de un minuto David se presenta en la casa de su amiguito.

-Venga, subamos

Le dice su anfitrión.

David sube las escaleras detrás de él.

Una vez en la habitación, el anfitrión expone sus deseos.

-Juguemos a la Casita de Chocolate

David ya conoce el juego de sobra, ya lo han jugado muchas otras veces... Así que corre a pedirse el rol del niño... lo hace por egoismo, para ser él quien tome la posición pasiva de ser la victima, sin saber que su amiguito es el primero en desear que así haya de ser (Al fin y al cabo, era como había imaginado todo mientras tenia su primer orgasmo sobre aquel columpio)...

-Sal fuera, y llama a la puerta

David obedece.

Toc... Toc...

-¿Quien es?

El niño abre al puerta.

-Soy un niño que se ha perdido, y tiene hambre

Dice David dentro del papel tantas veces interpretado.

-Pasa, pasa, pequeño... Te daré algunos dulces para comer...

David cruza al puerta, y entra en la habitación que hace de Casa de la bruja...

-Ya eres mío, ahora te encerrare en una jaula, y, te engordare antes de comerte

David se deja colocar sobre la cama, que hace de jaula, se sienta con las piernas cruzadas.

El niño hace que va de un lado a otro, y finalmente se dirige hacia la cama.

-Enséñame un dedito

David obedece.

-Mmmm... Que gordito... Ahora te comeré

David se retumba sobre la cama, se deja quitar la camiseta... El niño se pone sobre él...

-Empezare por tus mofletes que se ven gordos y tiernos

Le lame y chupa las mejillas...

-A ver esas tetillas

Pasa la lengua por los pectorales de David, esta ya se esta sacando su pene... El siguiente plato de la bruja, y su única aportación al guión del juego...

-Mmmm... Que colita mas gorda

David ya se ha excitado pensando lo que viene ahora...

Ninguno de los dos comprende aun lo que es una felación, pero es eso lo que ahora interpretan... El niño se mete el pequeño pene en la boca, lo llena de lamidas que simbolizan el acto de devorar el miembro viril...

-Que rica estaba

Y allí acaba el juego.

Ahora le tocaría a David, pero, como casi siempre sucede, encuentra una excusa para evitarlo.

-Mi madre me ha dicho que no me quede mucho rato, tengo que irme ya

Y David se sube los pantalones, con el pene aun húmedo por la saliva del otro, y se dirige a la puerta...

... Ni siquiera espera a que el otro le acompañe a la puerta, baja rápido las escaleras, y se despide de la madre del chico.

No se sabría decir cual de los dos se ha aprovechado mas del otro...

Y de nuevo las luces se encienden cuando la escena termina... Y una nueva pagina es dejada atrás, para empezar otra nueva...

Una que me traslada a la clase donde tantas veces fui torturado y vejado, y donde entonces me hallaba castigado, junto a otro chico... Tengo 7 años, él, mi compañero de castigo, es repetidor (Entonces se podía repetir 2º de EGB) y no para de bombardearme a preguntas...

-¿Qué serás de mayor?

-No se... Detective privado o policía

Era cierto, era lo que por entonces quería ser...

-Yo también... ¿Y si jugamos a que tu eres un ladrón y yo el poli?

Yo le dije que vale...

-Empezaremos con el cacheo

Anuncio él...

Se puso frente a mi, empezó a tocarme, brazos, costado, cintura, piernas... Y subió hasta mi entrepierna... Desabrocho mi bragueta, estaba demasiado confuso como para reaccionar... Él hizo lo mismo... Saco mi pene, y él se saco el suyo...

-Ahora jugaremos con nuestras colitas ¿Se te pone gorda alguna vez?

Yo asiento, y, acabo contándole lo de David... Esto, en lugar de provocarle escándalo o burla, le interesa...

Él con mi pene en su ano, yo con él suyo en la mia...

-Menéamela

Me pide.

Yo obedezco asustado, desorientado, mientras él realiza la misma acción sobre mi pene...

Me siento violento, hasta ahora era un juego privado que yo controlaba... Ahora ya no dirijo la acción... Y ya no es privado...

-Ahora nos daremos chupadas en las colitas

Tira de mi para que me acerque a su aparato... cierro los ojos, me siento incomodo, y le doy una chupadita en el glande... El gime, una risilla...

Él me corresponde, aunque su chupada en mas profunda, y, dura un poco mas... No siento placer, la culpa y la vergüenza me invaden...

Creo que nunca mas volví a mirar a ese chico a la cara... Al año siguiente, él, ya no estaba en mi clase...

A partir de ese día enterré mis deseos y sueños, referidos a gente de mi mismo sexo, en lo mas hondo de mi ser... Intente ser uno mas. Me esforcé porque me gustaran las chicas (Como debían de gustarle a los demás chicos normales), y por ocultar mis excentricidades... Pensé que así la gente me empezaría a aceptar... Porque lo único que quería era eso, que me aceptaran, que me quisieran...

¿Era mucho pedir?

Pase años intentándolo, esforzándome por enamorarme de, y enamorar a, muchachas, que, en verdad, resultaba que eran verdaderos marimachos. Años llorando, escondido en mi habitación, porque cada noche soñaba con que mi boca y mis manos recorrían jóvenes, y deliciosos, cuerpos masculinos... Años convenciéndome que aquello que sentía al ver a un joven guapo estaba mal.

Por aquella época mis padres se separaron, y aquello no ayudo mucho a mi estabilidad emocional... Nunca les he confesado a ninguno de ellos lo que aquí estoy narrando, creo que les mataría... Y perdería su amor...

Y yo lo único que quiero es que me acepten, que me quieran... Ser amado...

¿Es mucho pedir?

Cierro el libro... Y entonces, al mirar la portada me doy cuenta de mi error...

No era una novela de William S. Burroughs... Sino una novela de Jean Genet...

... Ahora lo comprendo todo...