EL ANUNCIO (1 – LA PISTA)

Algún tiempo después del asunto de los mercaderes de esclavos, Felipe Dumas, desengañado por la decisión del Gran Consejo, regresó a su mansión en Madrid (España), junto a Sussex y sus antiguos asistentes. La razón de su exilio voluntario de Midian, y su abandono de su puesto de Tribuno en las asambleas, fue la decisión del Gran Consejo de no condenar a Guy de Montagnac en un momento de crisis tan grande, con los demonios constantemente atacando a las provincias y reinos de los Hommo Magick.

-¿Encuentra el señor todo a su gusto?

Felipe asintió ante la pregunta de su mayordomo.

-Sí, gracias.

Durante años Felipe había creído fervientemente en el Gran Consejo, y en su justicia... Ya no era así, y aquello le había creado un gran sentimiento de soledad en su interior ¿Si no podía confiar en el Gran Consejo, en quien lo haría?

Se derrumbo en su sillón. Pasó minutos que se convirtieron en horas, ensimismado y melancólico, allí sentado...

Un cigarro tras otro, para llenar la sensación de vacío que le devoraba por dentro... ¿Qué haría ahora?

Llamó a la oficina, y se entero que con su marcha se habían terminado también los clientes... Solo el dinero de Felipe había podido mantener en pie la consultoría. La malas noticias se sucedían, y Felipe sentía que por una razón o por otra, no podía levantar la cabeza.

De pronto le llamó la atención un folio, que se encontraba en la mesilla que había junto al sillón. En el folio había dos textos separados, el primero era un articulo sobre Salamanca, y, decía así:

Si hay un recuerdo típico de Salamanca ese, es La Rana.

Esta Rana está sobre una de las tres calaveras que podemos encontrar en la fachada (de estilo plateresco y tallada en la famosa Piedra de Villamayor), de la Universidad, (situada en el Patio de Escuelas), justo a la derecha de la puerta.

No es extraño ver delante de ella a un grupo de turistas o estudiantes buscándola, ya esta costumbre se ha convertido, además de en atracción turística, en tradición al visitar la ciudad. También se puede ver allí a algún muchacho que por unas monedas nos cuente la historia y nos ayude, si fuera necesario, a encontrar La Rana entre tan enriquecido lienzo de piedra, ya que no es la única rana que allí se encuentra.

Su significado no está claro, puesto que no se sabe si era la firma del cantero que labró las calaveras (ya que ellos utilizaban símbolos en vez de nombre para firmar sus obras), o una simple forma de la época de transmitir enseñanzas bíblicas (la Rana simbolizaría uno de los pecado capitales, la lujuria, que conduce a la muerte muerte; la calavera sobre la que se encuentra), cosa más que probable, ya que en realidad, no es una rana, si no un sapo (símbolo femenino), y es que en aquel entonces, la totalidad de los estudiantes eran varones, y esto pretendía ser un recordatorio de que debían centrarse en estudiar, y no en prodigarse en fiestas de alcohol, lujuria y desenfreno.

"A Salamanca putas, que viene San Lucas", reza el refranero estudiantil, y es que las putas en Salamanca, se entrenaban con los estudiantes, para luego ser, las cortesanas del reino. De aquellos tiempos de simbiosis de estudiantes y meretrices, ha quedado en la ciudad la festividad del Lunes de Aguas, que se ha extendido a toda la provincia.

En cualquier caso, la tradición dice que el hecho de encontrar La Rana, indica buena suerte y en lo referente a los estudiantes, que aprobarán sus estudios si logran verla sin ayuda; de ahí el que cuando llegan a la ciudad vayan a examinar su suerte, buscando La Rana en la fachada de la Universidad.

Este animal lo podemos encontrar, en insignias, camisetas, llaveros, ceniceros, pisapapeles y cualquier otro objeto sensible de ser utilizado con fines de venta como recuerdo.

El otro texto era un anuncio, que no tenía, aparentemente, nada que ver con lo anterior, y, decía así:

Felipe, se puso en pie de golpe, y camino hacía las estanterías que había al fondo de la buhardilla. Extrajo, de entre un grupo de carpetas, una en cuestión, y sacó dos documentos de ella. Ambos eran articulos, y ambos sobre la ciudad de Salamanca. El primero trataba sobre la llamada Cueva de Salamanca, y, versaba así:_

Leyenda de la Cueva de Salamanca

"Las tradiciones salmantinas guardan en su fatigada memoria [...] la leyenda de la Cueva de Salamanca, como lugar de un viejo culto nigromántico, relacionado con la presencia del Demonio en un punto del subsuelo geológico de la ciudad, donde impartía a la luz de una arruinada vela incombustible clases de adivinación y otras artes diabólicas, durante siete años, a siete estudiantes, de los que uno, como pago obligado por las lecciones dictadas, se quedaba en poder del Maligno".

La cueva de Salamanca, Luciano G. Egido

Entre las citas literarias de Salamanca, la de mayor fortuna es la de su famosa Cueva, referencia obligada del esoterismo español y frecuente presencia en las antologías de la literatura del barroco. Su inclusión en el texto emblemático de la demonología hispánica, el tratado De disquisitionum magicarum de Martín del Río, de 1600, le confiere un aura privilegiada en el cultivo de las ciencias ocultas, lo mismo que su utilización por Cervantes en su entremés La Cueva de Salamanca, la ennoblece literariamente y le da rango de categoría universal. Los viajeros que visitaban la ciudad nunca dejaban de citarla entre curiosidades turísticas y su fama llego hasta un poema de Walter Scott.
La situación de la cueva, en la cuesta de Carvajal, y su cristianización con el templo levantado sobre ella y la dedicación a San Cipriano, el santo de la magia, hacen creíble la hipótesis de que allí hubiera un lugar de culto primitivo, de adoradores del sol, que se trasformara posteriormente en un refugio de creencias marginales y heterodoxias religiosas. De la creencia popular, originada ene la baja edad media, a la sombre de la ya afamada Universidad de Salamanca, se desprenden dos elementos reales: la propia cueva y la figura del inquilino del Diablo que osó engañarle y huir de su prisión, el marqués don Enrique de Villena.

El segundo articulo era una monografía de la ciudad, y, contaba esto:

Salamanca:

La mira de nuestro destino se centra hoy en Salamanca; otra bella ciudad española denominada "Capital Europea de la Cultura" y "Ciudad Patrimonio de la Humanidad"; ante todo y como síntesis, Salamanca es por derecho propio Universidad. 

Para llevar a cabo nuestro objetivo, tomamos la carretera Madrid, A Coruña, en una red vial, muy mejorada, algo compleja para los novatos, pero muy bien señalizada, que impide extraviarse... y todos los rótulos de nombres de pueblecitos y ríos, me traen a la memoria, las viejas historias de la literatura española como el río Tormes, que me transporta a la picaresca medieval.

Otra carretera se desvía hacia Medina del Campo, que también quisiera recorrer, no porque sea un lugar emblemático, sino porque invita a "viejos fantasmas" de la memoria en mi época adolescente; de éste lugar, era una monjita educadora nuestra, que se sentía muy orgullosa de su cuna...

Los letreros que anuncian las ciudades de Ávila y Segovia, me recuerdan al tiempo de mi infancia, en el que jugaba al juego de la comba, con su sonsonete monótono que iba repasando los nombres de algunas ciudades españolas; solo que entonces, éstas ciudades, me eran tan extrañas y lejanas como si se tratase de otro mundo.

Salamanca nos abre sus puertas con gran elegancia, decidimos confiar en los muros del convento dominico de S. Esteban para hacer un alto, hay mucha agitación turística, pero la envuelve la paz lugareña, de modo que nos sentimos bienvenidos y hasta nos mezclamos entre ellos... el convento se anuncia majestuoso, está en reconstrucción y tiene una fachada renacentista llena de símbolos.

La ciudad goza de una fuerza natural que cautiva, con razón es un punto telúrico que captaron colectivos humanos desde el paleolítico. Hay restos arqueológicos que lo atestiguan, con hermosas pinturas rupestres en sus alrededores.

También los celtas sintieron ésta atracción, a ellos se les debe precisamente su nombre, pues deviene de "Helman" un dios celta al cual adoraban. La gran Helmántica de entonces, ya gozaba de aprecio entre sus visitantes y moradores.

Plutarco dice: "Aníbal sitió la ciudad y sus habitantes, por evitar males mayores, se sometieron, ofreciéndole a cambio, un pago monetario y varios rehenes, pero poco tiempo después los Helmantiquenses protagonizaron una insurrección que los independizó del poder bárbaro".

Los romanos también enraizaron en Salamanca y dejaron obras arquitectónicas importantes, como por ejemplo el puente, con quince arcos a los cuales se les añadió otros once, en el siglo XVII.

Desde los años 589 al 712, visigodos, cristianos y sarracenos se la disputaron, hasta quedar anexada, definitivamente para la corona, en la Reconquista. En 1105 se repobló la ciudad y se construyeron las murallas protectoras. De éste tiempo data también las principales construcciones, impulsadas por mecenas de la realeza.

En el año 1110 comenzaron las obras del claustro de la Catedral vieja, que hizo las veces de lugar de reunión política por la creación de leyes y de cánones, lo que le dio el sobre-nombre de "Master o Magíster".

Éste fue el preludio de la creación universitaria, que esperó hasta el impulso del rey d. Alfonso X en el año 1218 para su total cristalización, la primera Universidad española fue la de Palencia, seguida por la de Valladolid y la de Salamanca, que se unieron al hervidero cultural europeo.

La universidad ha contado con importantes apadrinazgos y ha dado el fruto de grandes hombres que en ella laboraron, (como Unamuno). Gracias a ellos, hacia el siglo XVI, dió nacimiento del movimiento humanista en el que Nebrija -rector de la universidad salmantina- tuvo un importante protagonismo como filólogo traduciendo obras del árabe, griego y hebreo a lenguas provenzales. A ellos les debemos las mejores traducciones de alquimia y de filosofía y el resurgimiento de la búsqueda interior cuestionando los dogmas de la fe. Es el tiempo de la libertad, de los inconformes y a la vez de la búsqueda de lo auténtico. Uno de sus más grandes exponentes fue Petrarca quien además de criticar el fanatismo y la superstición era capaz de respetar las ideas perennes de la filosofía de Cicerón y de Virgilio; decía: "...Y el cruel amor, a quien acaso a cambiado en dulzura, la amargura de vivir...".

Es por tal motivo que aquí, en Salamanca, encontramos arte, sensibilidad histórica y monumentalidad, en una rica y variada red de rutas turísticas, doblegándose a las terquedades del tiempo, arremolinado entre los escondrijos de sus vetustos huesos. Es el ímpetu por la búsqueda intelectual, es el respeto a la creatividad, es la llamada a la trascendencia más allá del intelecto, es la respuesta a la encrucijada dual del hombre.

La catedral muestra una fachada del año 1660 que alberga un estilo gótico elegante, con una cúpula central de 80 ms. que le da luz y realza su belleza, el coro es churrigueresco y muestra escenas de la vida del Cristo, los sitiales son de madera tallada con ricos relieves de santos y profetas, engalanando todo el conjunto con dos sendos órganos. El altar mayor está bajo la advocación de la Asunción.

Por entre las calles se escuchan los rumores ancestrales, todo el pavimento está empedrado para pasar y volver a pisar los siglos de su historia... cada hollada del transeúnte la sigue reafirmando.

La casa de las conchas es tal vez la más emblemática de la ciudad, ¡quien sabe porqué!... pero es la más representativa, a lo mejor solo porque ha sido la más fotografiada y forma parte de todos los folletos turísticos. Es de una bella construcción gótica con claustro decorado por leones, flores de lis y seres antropófagos colgando de sus capiteles, actualmente es utilizada como biblioteca.

Una curiosa alusión nos sigue por el recorrido. El toro. Lo vemos en las tiendas o en gravados, nos llama la atención como sobresale en un escudo pétreo, su heráldica nos indica que es todo un símbolo de prosperidad, como el mítico dios celta Cernunnus, parece que de su lomo sale el árbol de la abundancia, repleto de frutos y él mismo domina el horizonte sobre un puente en el río con tres arcos.

Diversas construcciones van jalonado de belleza la ciudad, casi todas religiosas, que se han ido adaptando a la necesidades actuales. En la plaza de los Agustinos, descansamos contemplando su ornamentación, todo un derroche alegórico entre renacentista y barroco que representan a dragones, leones alados, a el gran Hércules entre las sempiternas columnas, además de curiosas fusiones de monstruos y de peces. Toda una cátedra alquimista aludiendo a la importancia vital del azufre, del mercurio y de la sal, intercalada por la dulce mirada de angelitos.

¡Qué sorpresa! Aquí se encuentra el origen del charro mexicano, con el traje típico apretadito y cargado de adornos, con el sombrero de ala ancha y alta copa, más pequeño y sin tanto lujo como el mexicano, pero con la misma forma, los elementos de trabajo... todo está expuesto con la más rotunda sencillez, gente de campo y trabajo...y es que "charro" significa literalmente "aldeano, jinete salamanquino".

Merece la pena visitar sin prisas, las iglesias góticas. Son tan sencillas... que dejan un hálito en la conciencia de placidez, de trascendencia, de relatividad por lo efímero, de pasar de aquello de hacernos con casas y con cosas que nos atan y nos atrapan cortándonos las alas para la renunciación...

Y es que es tan difícil, desprenderse de la ilusa maraña recurrente que pretende bajo nuestra voluntad, siempre ignota, concretar sus planes sensoriales. Éste es el entretejido del subconsciente... que seguimos sin aprender, aunque nos invite el poeta con persistencia a considerar que todo es vanidad, todo es ilusión, todo es maya...

Esto es lo que nos dicen las iglesias...La Iglesia de S. Agustín, la de La Purísima, la de S. Martín, la de Sancti Spiritus o la de S. Marcos son góticas con elementos románicos llenos de simbología esotérica, un gusto para el buscador.

Lástima que el kali-yuga nos deparara tanta guerra, pues en el año 1812 las tropas francesas desolaron la ciudad, se vinieron abajo, entre escombros, conventos, iglesias, palacios y un sinfín de enclaves arquitectónicos de alto valor ¡si aprendiéramos de la historia, para respetarnos!.

Para concluir con éste breve recorrido, queremos hacernos eco, de aquellas supuestas leyendas y cuentos, que circulan por la ciudad. Hasta el mismo Cervantes las mencionó, en su libro "La cueva de Salamanca":" Digan lo que quisieren; que nosotros (los diablos) somos como los perros del herrero, que dormimos al son de las martilladas; ninguna cosa nos espanta ni turba". Entremos;(dice Pancracio) que quiero averiguar si los diablos comen o no, con otras cien mil cosas que de ellos cuentan; y, por Dios, que no han de salir de mi casa hasta que me dejen enseñado en la ciencia y ciencias que se enseñan en La Cueva de Salamanca.

   Dicen que Salamanca está "embrujada" quien sabe si por todas las cosas que hemos mencionado aquí o por alguna otra clase de magia.

El caso es que pudimos comprobar que esa magia se respira en el ambiente, se habla de cosas extrañas, de extraños personajes pintados en las fachadas más nobles, un tanto anacrónicos, de susurros que espantan, de brujas que van tras los jóvenes y de siniestros aquelarres....¿tal vez se trate del castillo de Klingsor?. Una puerta abierta a la investigación.

Un nombre se repetía en la mente de Felipe: Villarroel.

Se recostó en su sillón, y encendió un cigarro, mientras su mente recorría aquellas calles ya visitadas antaño, pero, a las que ahora miraba con nuevos ojos...

... Villarroel.