SOULWALKERS
EL OGRO
Su nombre apenas se escuchaba ya por las mismas calles donde había sembrado el terror tiempo atrás. Ahora se pudría en una apartamento lleno de goteras, donde el moho crecía a sus anchas. En sus tiempos de gloria se decía que sobre su cuerpo dejaba testigo de cada una de sus victimas, y algunos aseguran que ya apenas le quedaba sitio en su piel cuando el Credo decidió expulsarle de sus filas.
"Rat" O´Hoggan se había criado en Edimburgo. Su madre apenas era una adolescente cuando lo tuvo, y enseguida se desentendió de él para ocuparse de la vida en los barrios bajos de la ciudad. "Rat" creció odiando a las mujeres, y viendo en cada una de ellas a su madre. Tampoco su aspecto enclenque, sus enormes orejas y la extraña forma de su cabeza, ayudaron mucho a la felicidad de la infancia del chico.
Los impulsos homicidas anidaron en él, como las cigüeñas anidan en los campanarios de las iglesias, y pronto pudo probar, por primera vez, el sabor de la sangre. Fue en las calles de uno de los barrios más pobres de la ciudad, como siempre su madre se había quedado frita en el sillón, seguramente aún con la jeringuilla clavada en el brazo, y hasta que no despertara, "Rat", tendría que quedarse esperando fuera. Fue entonces cuando aquellos tres matones se encararon con él, los insultos, las provocaciones, y los empujones se sucedían con un cadencia mareante.
-¡Scarecrow! ¡Scarecrow! ¡and his mother the bitch!
Aquella puta cancioncilla se le colaba por los oídos, poco a poco el chico comenzó a enfurecerse con aquellos muchachos más mayores. En uno de esos empujones, "Rat" cayo junto a un montón de botellas rotas. Empuñando una, se acerco, lleno de rabia, a sus asaltantes y, sin que estos pudieran haber hecho nada, los degolló a los tres. Dicen que fue entonces cuando, por primera vez, se marco tres líneas en su brazo, símbolo de las tres victimas que se había cobrado.Cuando llego, al día siguiente, aquel hombre a su casa, pensó que sería de la policía (Algún vecino le habría visto la noche anterior, y habría llamado a la pasma). Se equivocaba, aquel hombre, de aspecto pulcro y elegante, que dijo llamarse Samuel, venía a invitarle a unirse a algo que nombro como "El Credo de los Soulwalkers". "Rat" no dudo en seguirle, de esa manera no tendría que aguantar más a la yonky de su madre ni a los putos paletos de los suburbios de Edimburgo.
El Credo, como así lo llamaban los que a él pertenecían, era una sociedad de asesinos dedicada a combatir algo que al joven "Rat" le sonó a un rollo raro: El Cartesianismo. Pero al joven solo le importaba volver a sentir aquello que sintió la noche antes de su marcha, la gloria de ser el cazador y no la presa.
Durante 10 años fue entrenado e instruido en las artes del acero y el asesinato, pero, seguramente, jamás se grabaron en su mente las reglas de honor y conducta que regían la orden.
Por su ímpetu y habilidad pronto se convirtió en uno de los miembros de la filial británica del Credo, cuya base estaba en Londres.
"Rat" se gano el sobrenombre de "La Décima Plaga", por la sangre y la muerte con la que inundo las ciudades británicas. Era un asesino sanguinario, sádico y sin escrúpulos. Él que el Credo supiera tapar los crímenes de sus miembros, hizo más atrevido aún a "Rat". Pronto su sed de sangre no se destino solo a las victimas que el Credo le ponía, en su mayoría miembros de aquella cosa que, en el Credo, llamaban "Cartesianismo", si no que comenzó a violar, torturar y asesinar inocentes. El Credo, que funcionaba como un ejercito de combate por unos ideales, pronto vio a "Rat" como un peligro. Así que le expulsaron de la orden, y se aseguraron de que no fuera más un peligro para el mundo. Al menos eso creyó el Credo, cuyos agentes, encargados del caso, atestiguaron la muerte del asesino.
Pese a su aspecto enclenque y demacrado, "Rat" sobrevivió al intento de asesinato (de nuevo volvían a minusvalorarle) y pudo huir a España bajo una de las falsas identidades que había aprendido a hacerse en el Credo.
Pero que sobreviviera no significaba que hubiera salida ileso... Cada noche, el dolor le recordaba, tumbado en aquel camastro (tan mohoso como la casa donde se resguardaba), su fracaso y su debilidad.
Gracias a la Gran Crisis, pronto encontró un trabajo bien pagado a las ordenes de una mujer anciana y podrida de dinero. Su trabajo era simple: como la Gan Crisis había acabado, entre otras muchas cosas, con las reservas de ganado mundial, él se debía encargar de llevar buena carne a las mesas de los ricos (y la única carne que había, y a la que los pocos ricos habían cogido gusto, era la de los niños pobres y hambrientos (como fuera él en el pasado) que se encontraban por los barrios pobres). Eso, para alguien sin escrúpulos como él, apenas era una molestia en su conciencia, así que pronto se convirtió en el favorito de aquellos gordos hacendados de la capital española. Pese a todo, seguía fiel a aquella mujer. De vez en cuando, y, si localizaban una familia pobre y numerosa, sin reparos a vender a uno de sus hijos por una cantidad de dinero, el servia de chofer a su patrona, y, se quedaba esperando fuera (a la espera de algún signo de resistencia o arrepentimiento, por parte de la familia, que le obligara a entrar y "convencerles" de la transferencia).
No solo había aprendido a falsificar pasaportes en el Credo, si no a hablar, también, perfectamente varios idiomas. Así que, su identidad como Marcial Gómez, y su perfecto dominio del Castellano, impidieron que se le relacionara con "Rat" O´Hoggan (y se le tomara como un españolito más en busca de una forma de sacarse dinero en aquellos tiempos duros). Esto era más una forma de que no le localizara el Credo, que de tapar sus antiguas actividades (de las cuales, como ya hemos dicho, ya no quedaba más testimonio que las cicatrices de su cuerpo).
Y todo hubiera seguido así de idílico, si no hubiera intervenido aquel maldito brujo y hubiera echado al traste todo el negocio de su patrona y amigos.
Ahora "Rat" se buscaba la vida como podía, y había regresado a ese nido de moho (del que solo se había librado durante un muy corto periodo de tiempo) al que llamaba apartamento.