GABRIEL (EL ÁNGEL EXTERMINADOR)
Hace más de una década, en un lugar llamado Badabi (Una de las ciudades del gran reino de Ascetia), Gabriel, un muchacho de 16 años, había sido enviado a rescatar a la hija del gobernador de la ciudad, presa en esos momentos de un rival político. El gobernador tenía, y aún los tiene, amigos dentro de la cúpula del Credo (El Credo de los Soulwalker, una orden de asesinos que combatían al Cartesianismo que invadía como un cáncer todo, y, a la que Gabriel pertenecía), así que Gabriel fue enviado allí, siendo apenas un adolescente, como favor personal.
Badabi era una ciudadela hermosa, llena de preciosos jardines, y su palacio era el orgullo de la ciudadela. Alguien dijo una vez que era inexpugnable, Gabriel, con tan solo 16 años, no tardo en descubrirlo. Las trampas y los pasadizos se sucedían a una velocidad vertiginosa, de vez en cuando, Gabriel, se alegraba de tener algún combate a espada con uno de los mercenarios contratados por el villano.
Lo peor llegó cuando, por fin, le tuvo frente a frente, y, fue victima de un engaño una vil treta: Cada vez que hería a su rival, la herida se reproducía en él (Aunque a la inversa esto no se produjera). Finalmente, Gabriel, cayó ensangrentado al suelo, y él villano huyo con la muchacha y nunca se les ha vuelto a ver
Pero eso fue hace mucho tiempo, o, al menos, eso quiere pensar Gabriel. Hace unos días cayó en sus manos algo que pertenecía a esa parte de su pasado: una pluma negra tallada en un metal típico de Badabi Un símbolo, el de la pluma negra, de gran importancia heráldica en aquella ciudadela. Pero eso tampoco importaba, si aquel tipo quería algo de él, pues que viniera él mismo a buscarle, el verdadero problema lo tenía el propio Credo: había surgido un escisión que se hacían llamar Soulclaw, y cada vez eran más los que se unían a su cruzada contra el Hommo Sapiens en su totalidad. Se suponía que Gabriel, que era la actual cabeza del Credo, debía hacer algo, pero ¿a quién iba a dirigir, ahora que casi todos habían abandonado el Credo?
Gabriel había estado haciendo auto stop durante días, cargado solo con la funda de espada (La Espada del Caos fue su herencia, cuando, según la tradición, derroto a Samuel, su mentor y cabeza del Credo, y así se convirtió, también en nueva cabeza del Credo). Todos le preguntaban que llevaba allí, él se inventaba excusas como que era topógrafo o arquitecto.
Ahora, después de buscar el sitio más tranquilo y aislado de España, ha llegado a un pueblito cuasiabandonado llamado Inestrosa, en la provincia de Burgos.
Encuentra una casona, en cuya entrada pone que alquilan habitaciones. Gabriel decide probar.
-Buenos días tras el mostrador hay una mujer de mediana estatura, de edad madura, y rostro rural - ¿Tienen alguna habitación libre?
-Claro su acento es realmente estridente, pero al menos muestra alegría -. Tengo muchas, en este pueblo apenas vive nadie, y, pocos vienen a hacer turismo. ¿Por cuánto tiempo la querría?
Gabriel se queda pensando mientras echa una rápida mirada al recibidor.
-No lo se, podría ser mucho o poco.
-Oh, bien la mujer disimula su confusión, pero es un cliente y, tal y como va el negocio, no puede arriesgarse a perderlo - ¿Usted ?
-Tráteme de tú.
Gabriel se lo dice para apaciguar, con un poco de formalidad, la tensión que empieza a notar en la mujer.
-Oh, muy bien la sonrisa de la mujer es buena señal -. Entonces ¿Cuál es tu nombre?
-Gabriel Ángel.
La mujer se queda en silencio, al principio Gabriel piensa que es por el momento de duda que tuvo al darle su apellido, pero, cuando nota las convulsiones en las comisuras de los labios de la mujer, descubre que es porque se esta aguantando la risa.
-Si, se que es un nombre curioso Como Ángel Gabriel Gabriel Ángel jejejejejeje.
Al verle reír, la mujer por fin da rienda suelta a sus carcajadas.
-Bueno la mujer se vuelve a centrar - ¿Puedes enseñarme tu DNI para apuntarlo en el libro?
-Claro.
Gabriel se llevo, de su anterior hogar, algunos de sus pasaportes y DNIs falsificados, para ocasiones como estas Por suerte, había uno con la identidad de Gabriel Ángel.
La mujer apunta los dígitos, y luego se lo devuelve.
-Muy bien Habitación 4, arriba a la izquierda Me llamo Rosalía, llámeme si encuentra alguna incomodidad ¿Vale?
Gabriel asiente, y comienza a subir las escaleras.
Una vez arriba, y alojado en su habitación, Gabriel saca su espada de la funda. Se queda observándola, mientras se sienta en el añejo camastro, esa espada había sido forjada especialmente para Samuel ¿Qué derecho tenía él a llevarla, si ya ni siquiera dirigía él credo que su maestro fundó?
Se queda ahí sentado, sosteniendo la espada frente a sus ojos, hasta que cae la noche, y, su estomago, clama por algo que comer.
Baja al recibidor, allí sigue la mujer. Gabriel trata de recordar su nombre
-Eh Rosalia ¿Podría decirme si hay algún restaurante o sitio para comer cerca?
La mujer le regala su mejor sonrisa.
-Por supuesto, gire por esa calle y encontrara la Taberna.
Gabriel se lo agradece con una sonrisa y sale del edificio.
Las calles no están asfaltadas, y se resumen en simples caminos de tierras donde crecen las malas hierbas. Entra en la Taberna, donde enseguida le atiende el Tabernero (Quizá porque a esa hora apenas están él, un grupillo de viejos jugando al domino).
-Viene solo, veo Siéntese aquí Gabriel lo hace - ¿Qué va a querer de beber?
-¿Tiene Te helado?
-Pues el hombre se queda unos momentos pensativo - Si, creo que queda algo ahí detrás ¿Ha decidido que desea comer?
Gabriel se encoge de hombros.
-¿Un filete con guarnición de patatas?
-Pues claro, señor exclama con entusiasmo el tabernero -, ahora mismo le traigo la bebida y su comida.
El tipo se marcha, Gabriel pasea su mirada por el lugar Nada especial, casi todo madera desgastada, y, esos 4 viejos entretenidos con su jueguecito.
El tintineo del carrillón, anunciando nuevos clientes saca a Gabriel de sus meditaciones. Quizá sea el aroma que desprenden, o la forma familiar de respirar del que parece liderarlos, pero Gabriel se levanta como un rayo, y se gira hacía ellos.
-¡Ruy!
Pronuncia, casi como un rugido, Gabriel.
-¡Gabriel! aquél al que se dirige Gabriel es un hombre alto, esbelto, de cabellos castaños recogido en una coleta, y, viste una larga levita azul - ¡Que coincidencia encontrarte aquí!
-¿¡Que haces aquí, maldito traidor!? Ruy de Montang es el cabecilla de los Soulclaw, aquel que esta debilitando, con sus falsos argumentos de odio a la humanidad, al Credo Para nada puedo creer que sea coincidencia.
Gabriel da un paso al frente, y cuatro seguros saltando anteceden a los cuatro cañones, correspondientes, apuntando a Gabriel. Ruy extiende sus brazos.
-Caballeros, bajen las armas, estamos en un Taberna decente ¿No es verdad, viejo amigo? - Y esto último lo dice mirando a Gabriel -. Me acabo de fijar que no vas armado, menuda temeridad por tu parte, atacarnos ¿No crees?
Gabriel le fulmina con una mirada de odio.
-¿Qué tal si salimos afuera y charlamos?
Ruy se muestro orgulloso y altanero ante Gabriel.
Gabriel y Ruy salen a las desiertas y polvorientas calles de Inestrosa.
-¿Y ahora qué?
Pregunta Gabriel.
-Ahora, te mato yo Ruy sonríe mientras desenvaina su espada Ha sido realmente una suerte encontrarte aquí.
Ruy se equivocaba en una cosa, algo evidente: Gabriel es un Hommo Magick (Un Ser Humano que tiene despierto su lado mágico), y como tal solo necesita de un deseo para hacer aparecer si espada entre sus manos.
-Formidable aplaude Ruy -. Ahora veamos de qué te sirve.
Gabriel, siente un imperceptible gesto de Ruy. Describiendo con su espada un arco, corta el ataque antes de que se produzca. Un nuevo tajo descendente, antes de que Ruy recupere el aliento, alcanza su objetivo. Ruy se arrastra lejos de la espada de Gabriel, pero una y otra vez este descarga un golpe y otro Hasta que solo la magia puede sacar de allí al malherido Ruy.
-Muy bien Gabriel se gira hacia los 4 Soulclaw -, fuera de este pueblo. Voy a quedarme aquí, y todo el que venga a molestarme Volverá mutilado si no muerto ¿Ok?
Los cuatro asienten al unísono. Se marchan en el vehículo en el que vinieron, mientras Gabriel vuelve a entrar en la Taberna.