DOCTOR DELIRIO: AMANECER
Todo empezó con un anuncio en el periódico... Noticia de última hora: Busco gente a la que matar... ¿Alguien se ofrece a ser mi victima?
-Si si si si si si... Te cortare la polla, y me la comeré en ensalada - parecía enloquecido, sus ojos estaban inyectados en sangre -. Elija ¿qué quieres perder primero?
-Déjalo, pobre.
Dijo una voz femenina detrás del psicópata.
-Los ojos para el caldo de las brujas.
Siseo el psicópata.
-Mis amigas las brujas prefieren carnes más tiernas - le susurró ella, mientras ponía la mano sobre el hombro de aquel asesino -... y rollizas.
Él se dio la vuelta, y se relamió mientras la miraba.
-Si te hubiera conocido antes, cuando eras más joven y tu carne más tierna, te hubiera comido a ti también.
La siseó.
-No le hagas caso al rey Sapo le dijo a la victima atada, ignorando el lascivo comentario, hacía ella, que había hecho el asesino -, solo es así cuando tiene hambre.
-Tengo ganas de comerte.
A ella no la dio tiempo de esquivar a su compañero, cuando este la agarró y lamió su mejilla. Le empujó, y rió, con cara de circunstancia delante de la victima.
-Estoy segura, señor Sapo... Pero no desatendamos a nuestro invitado.
-Estas más rellenita.
Le suelta el asesino, obsesionado con ella, y, perdiendo su atención de la victima.
Ella le clavó su mirada, hubiera deseado prenderlo en llamas en ese mismo momento... Pero el sindicato quería al Rey Sapo contento... y sin ningún rasguño.
-Tienes una boca muy sexy continuo el Rey Sapo me encantaría que me dieras sus atenciones.
-Gracias, señor Sapo dijo ella, cada vez menos pacientemente, y le volvió a indicar que prestara atención a la victima -, pero no haga esperar a nuestro invitado.
-Primero te follaría, y después te comería.
Ella ya estaba apunto de perder la paciencia.
La victima se les había quedado mirando un rato, disfrutando del drama, y, abandonando su papel de victima suplicante.
Poco a poco observaba como él las desnudaba a la fuerza, ella trataba de quitárselo de encima pero sin inflingirle daño alguno (las ordenes del sindicato eran claras). El Rey Sapo rebozaba su priápico sexo contra ella... No se dieron cuenta de que la victima se desataba, y se acercaba lentamente hacia ellos.
La mano de la antigua victima se apoyo en el hombro verrugoso del Rey Sapo... Un desfila de luces y pompas psicodélicas rodeo al engendro, antes de tragárselo y hacerlo desaparecer.
Diana, la chica, miro al hombre que la había quitado de encima al Rey Sapo.
-Gracias.
Acertó a decir antes de que el hombre, en silencio, pasara por delante de ella y desapareciera por la puerta.
Las brujas tienen los ojos rojizos y son muy cortas de vista; pero, en cambio, su olfato es muy fino, como el de los animales, por lo que desde muy lejos ventean la presencia de las personas. Cuando sintió que se acercaban Hänsel y Gretel, dijo para sus adentros, con una risotada maligna: «¡Míos son; éstos no se me escapan!». Levantóse muy de mañana, antes de que los niños se despertasen, y, al verlos descansar tan plácidamente, con aquellas mejillitas tan sonrosadas y coloreadas, murmuró entre dientes: «¡Serán un buen bocado!».
(Hansel y Gretel, Hermanos Grimm)