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Triste despedida que no quiero repetir

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Hoy no tenía ánimos de levantarme de la cama; en verdad que hubiera deseado despedazar el despertador en lugar de haber puesto un pie fuera de esta. Sentía como si mi espalda estuviera cargando una gran loza de varias toneladas de peso, como si en mi cabeza se estuviera llevando a cabo un festival lleno de pirotecnia.

Y es que la noche anterior, por primera vez en poco más de diez meses, me di cuenta que el amor no es lo único que se necesita para mantener una relación en buen estado. La noche anterior, por primera vez desde que le dije que si, no nos despedimos con un beso. A pesar de las ganas que tenía de hacerlo, mi orgullo, mi tristeza o algo parecido no me lo permitieron.

Di la vuelta y baje las escaleras a la estación de tren haciendo un enorme esfuerzo por no comenzar a llorar, conteniendo mis ganas de regresar corriendo a decir lo siento y a darle un beso. No pude dormir más de una hora seguida sin despertar y ponerme a pensar en lo ocurrido horas antes. El imaginar que tal vez pude haber perdido la ultima oportunidad de decirle te amo me quemaba por dentro.

Y todo por culpa de mi mente paranoica y de mi eterno empeño en deshacer todo lo bueno en mi vida, tratando de castigarme por hechos pasados que ni siquiera fueron mi culpa pero que aún no puedo olvidar.

Todo por culpa de esa sensación que en algunas ocasiones te invade haciéndote sentir una basura que sólo por la lástima o la compasión de alguien puede recibir una muestra de amor. Esa sensación que te hace pensar que no tienes el más mínimo valor y que el que tengas a alguien a tu lado no es más que un producto de la suerte por el que tienes que sentirte agradecido con la vida y con dicha persona por hacerte ese gran favor. Todo por sentirme la persona más estúpida, sin el más mínimo rastro de algo que parezca una cualidad, sin el más mínimo derecho de aspirar a la felicidad.

¿Alguna vez han sentido algo igual? ¿Alguna vez han experimentado una sensación como esa? ¿Es algo normal en la vida de una persona o será que realmente no es mi imaginación, sino la misma verdad?

Quiero pensar que no es más que un lapso de inseguridad, que no es más que un momento de insatisfacción causado por las cosas perdidas. Quiero creer que la misma seguridad que muestro en otros aspectos de la vida puedo llevarla también al ámbito del amor. Debo superar mis traumas y complejos para mantener lo que tanto trabajo me ha costado comenzar, para superar los intentos masoquistas de mi mente por sabotear mi vida.

Quiero hacerlo porque no puedo seguir en una carrera con vallas que me sorprendan cada quince o treinta días tratando de hacerme caer de manera definitiva. Voy a lograrlo porque no quiero perderlo, porque nada resulta tan placentero si no lo siento a mi lado, porque no puedo estar tranquilo sin escucharlo decir que me quiere, porque entre sus brazos me siento más vivo que en cualquier otro lado, porque no quiero que se repita esa triste despedida, no quiero marcharme a mi casa sin saber que podemos pasar por encima de cualquier problema, no quiero desahogar mis amarguras en una tontas líneas otra vez, por mi propio bienestar, porque lo quiero más que a nadie o nada en el mundo, porque es, más que la persona que rondaba mis sueños, la persona que deseo, quiero y amo.

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