miprimita.com

Laura y Francisco

en Gays

En medio de un bosque abandonado en el cual sólo se escucha el sonido del viento viajando entre las hojas de sus antiguos y enormes árboles se encuentra una pequeña cabaña de no mejor aspecto. Sus paredes tienen cientos de telarañas como pintura y su piso hojas secas como alfombra. Una ventana está entreabierta y al moverse impulsada por el mismo viento que viaja entre los árboles suma un sonido más al ambiente, un rechinido que después de unos segundos se vuelve insoportable. Su estado delata un total descuido que de no ser por el humo que escapa por la chimenea haría pensar a cualquiera que está desabitada.

Dentro de la cabaña, en uno de sus cuartos, acostada sobre la cama, se encuentra una persona que parece dormir profundamente. Su cuerpo está cubierto por una sábana color negro y su cabeza reposa sobre una almohada enfundada con tela del mismo material y color, ambos accesorios combinan a la perfección con la atmósfera tétrica y poco iluminada que envuelve a la recámara. Las cortinas, también negras, evitan que se cuele mucha luz en el lugar y sombras son lo único que acompaña a la solitaria cama.

La persona ha abierto sus ojos, pero no puede ver mucho, la penumbra que llena el cuarto se lo impide. Se nota confundida y su cabeza amenaza con estallarle a causa de un agudo dolor. Voltea su cara una y otra vez buscando algo que le resulte conocido en algún rincón de ese lugar. Sus esfuerzos no sirven de nada. La falta de luz no hace fácil el buscar algo en esa habitación, eso sin contar que la cama sobre la que duerme es lo único que hay en ella. Sus ojos vuelven a cerrarse como un signo de resignación.

Después de unos segundos son sus manos las que continúan con el viaje de reconocimiento a lo largo y ancho del colchón, recorren cada centímetro de éste sin toparse con algo significativo. De pronto se detienen cuando tocan sus piernas. Su cara tiene una expresión de asombro, sus ojos se han vuelto a abrir pero esta vez mucho más que la anterior. Con violencia, se quita de encima la sábana que ocultaba sus extremidades inferiores para darse cuenta de que su cuerpo está cubierto por una tela aún más suave que comienza en sus rodillas y llega hasta sus hombros, los cuales la sostienen ayudados por un par de pequeños tirantes; trae puesto un vestido, que para no desentonar con el cuarto es también de color negro. Sus manos siguen recorriendo su cuerpo y al llegar a sus cabellos vuelven a descubrir algo que se adivina, por la manera en que ha abierto la boca, resulta extraño. Tal vez sea lo largo que estos son o la forma en que están peinados, no lo se, pero le han causado tal impresión que su respiración comienza a acelerarse y rápidamente sus manos vuelven a bajar y se apoderan de su entrepierna. Ahí han encontrado un bulto que ha tranquilizado un poco su respiración. Se levanta poco a poco el vestido hasta quedar descubierta la mitad de su cuerpo, la mitad bajo su cintura. Gracias a su semidesnudez podemos ver descansando entre sus piernas a un pene y un par de testículos que nos hacen saber que esa persona es un hombre.

Afuera de la habitación se escucha el crujir del piso, alguien está caminando en dirección al cuarto. La persona que ahora sabemos hombre se ve asustada y vuelve a cubrirse con la sábana, en está ocasión hasta no dejar parte de su cuerpo desprotegida. La puerta se ha abierto, lo sabe por el sonido que está produce al hacerlo. Los pasos se escuchan cada vez más cercanos hasta detenerse a un lado de la cama. Su respiración está más agitada que antes, teme que quien haya entrado a la recámara pueda hacerle daño. Una mano se ha apoderado del borde de la negra sábana y con una lentitud que raya en la delicadez deja al descubierto ese cuerpo que, ahora con la luz que entra por la puerta, se aprecia es completamente varonil, ancho, velludo y musculoso. La persona dueña de la mano es, al igual que quien está sobre la cama, un hombre, dueño también de una innegable belleza masculina. Ojos profundos y expresivamente oscuros bajo un par de cejas pobladas. Nariz recta arriba de una barba en forma de candado que encierra una boca de labios carnosos y rojizos. Frente amplia y cabello corto y tan negro como lo era ese cuarto antes de que la luz entrara por la puerta. Todo ese hermoso aspecto es iluminado además por una amplia y limpia sonrisa que ha borrado cualquier huella de espanto que pudiera haber existido en el rostro de quien ahora luce sorprendido y embobado.

El hombre que ha entrado al lugar trae consigo un plato caliente de caldo de pollo. "Laura, mi amor, tienes que comer algo", le ha dicho al otro justo antes de tomar un poco del caldo con una cuchara y llevarlo a su boca. Laura, como han llamado al hombre del vestido, abre la boca sin ningún reclamo o titubeo para poder comer lo que le ofrece. "Me llamo Miguel, y estoy aquí para cuidarte y atenderte", ha exclamado el hombre de innegable belleza masculina en uno de los tiempos de espera en que Laura mastica uno de los bocados. Después de un tiempo el plato que antes estuvo lleno de caldo de pollo ha quedado vacío y Laura, al parecer, satisfecho. Miguel lleva una de sus manos hasta la mejilla de Laura y tras acariciarla por unos segundos se acerca para darle un beso en los labios, un beso lleno de ternura que invade de felicidad a ambos, una felicidad extraña que no deja de arrancarles una cuantas lágrimas. Después de separarse, Miguel salé de la habitación y Laura vuelve a quedarse solo en medio de aquella penumbra que cada vez se acerca más a una total oscuridad.

Con las sombras disfrazando su verdadera apariencia, Laura ha comenzado a recorrer su cuerpo, esta vez lo hace como si no le perteneciera, como si acariciara el de alguien más. Lentamente pasa sus dedos por todos y cada uno de sus rincones de una sensual manera. La suavidad del vestido que lo cubre sobre su piel le resulta agradable. Su respiración, nuevamente, está un poco agitada, pero no por miedo o asombro, más bien por placer, se puede saber porque lo que esconde entre sus piernas ha comenzado a crecer. Sus manos han vuelto ha detenerse en esa parte de su cuerpo, pero ahora no permanecen inmóviles, suben y bajan, primero por encima de la tela y después por debajo de ella, haciendo un contacto directo y aumentando la velocidad de los movimientos. Laura se ha olvidado de la confusión y el miedo que sintió minutos atrás, se ha abandonado por completo al placer que le proporcionan sus caricias. Dejando de lado las inhibiciones, de su boca salen los más provocadores sonidos que le hacen compañía a una respiración cada vez más entrecortada. Su cuerpo se revuelca sobre aquella cama y el vestido le quema, lo hace gozar.

En medio de esos momentos de placer las cortinas que cubrían el lugar de su mente donde se encuentran los recuerdos se han empezado a abrir dejando pasar fragmentos de su vida, imágenes que no parecen tener sentido. El rostro de una bella mujer gritándole insultos, el llanto de un pequeño niño escondido detrás de un sillón color café, las risas de un grupo de gente que al parecer se burlan de alguien, su cara maquillada reflejándose en un espejo roto, un hombre sin cabeza golpeándolo con un tubo en la suya y a lo lejos alguien repitiendo una y otra vez el nombre de Francisco. Nada de lo que viene a su mente significa algo para él, está más confundido que antes, no sabe quien es ni el porque de todos esos recuerdos, pero ni siquiera la confusión ha interrumpido el viaje de auto satisfacción que cada vez se acerca más al clímax. Sus músculos empiezan a tensarse y cada nueva imagen en su cabeza es un paso más al paraíso. Sus manos se mueven con mayor velocidad conforme pasa el tiempo y sus gemidos se parecen más a un grito. Finalmente todas sus caricias, las físicas y las mentales, lo han llevado hasta la cima del placer, que se manifiesta en una abundante explosión que ha manchado el vestido, su rostro y partes de la almohada.

Junto con los fluidos que abandonaron su cuerpo, se han ido las dudas y los miedos. Ya no le importa conocer el verdadero significado de todas las fotografías que rebeló su memoria, ya no quiere saber por qué despertó en medio de ese oscuro cuarto, cómo llegó hasta ahí, quién rayos es Miguel o porqué trae puestos un vestido y una peluca. Lo único que sabe y le importa es que se siente bien debajo de esa ropa, se siente libre y sin preocupaciones, se siente, como diría si supiera con exactitud lo que eso significa, como en casa, ha decidido tomar ese día como el primero de su vida, una nueva vida.

Después de tomar esa decisión Laura se ha dado cuenta de que su cuerpo es iluminado por la luz que entra por la puerta, todas las emociones que experimentó minutos antes no le permitieron notar que Miguel estaba nuevamente dentro del cuarto, observándolo, ni tampoco que al igual que él, quien antes le diera de comer ese delicioso caldo de pollo, ha llegado a la misma explosión de placer manchando el piso de la recámara. Ahora que lo sabe su corazón palpita con mayor alegría y su boca dibuja una sonrisa, mezcla de felicidad y lujuria, se ha acostado boca abajo levantando un poco su trasero, el cual ha dejado al descubierto, como invitando a Miguel a jugar con él. Este último ha entendido a la perfección el mensaje y ha cerrado la puerta dejando que la oscuridad se apodere nuevamente del cuarto. Camina lentamente hacia la cama y con cada paso va tirando una de sus prendas, la camisa, el cinturón, una bota y después el par, los pantalones y los calzoncillos hasta quedar completamente desnudo, hasta que toda su innegable belleza masculina queda disfrazada nada más por las sombras. Se sube a la cama y con la furia característica de un macho al que le gusta sentirse el amo le arranca el vestido a Laura, que lejos de molestarse vuelve a adentrarse en ese mundo lleno de placeres.

Las respiraciones de Laura y Miguel se han vuelto una, se han convertido en un concierto de gozo que sirve de fondo para la que seguramente será una noche inolvidable, una noche en medio de la oscuridad, oscuridad que será el único testigo.

Mas de edoardo

Mi hermano es el líder de una banda de mafiosos

Pastel de tres leches

Hasta que te vuelva a ver...

Regreso a casa

Plátanos con crema

El galán superdotado de mi amiga Dana...

Porque te amo te la clavo por atrás

Runaway

Mi segunda vez también fue sobre el escenario

Mi primera vez fue sobre el escenario

¡Hola, Amanda! Soy tu madre

En el lobby de aquel cine...

El olvidado coño de mi abuela...

Consolando a Oliver, mi mejor amigo

En el callejón

Prácticas médicas

Donde hubo fuego...

Cabeza de ratón

Hoy no estoy ahí

Tatúame el culo

Mi hermanastro me bajó la calentura

Pienso en ti

Yo los declaro: violador y mujer

Jugando a ser actor

Hoy puedes hacer conmigo lo que se te plazca.

Y perdió la batalla

Prestándole mi esposa al negro...

Padre mío, ¡no me dejes caer en tentación!

¿Pagarás mi renta?

¿Cobardía, sensates o precaución?

Al primo... aunque él no quiera

Sexo bajo cero

Raúl, mi amor, salió del clóset

Lara y Aldo eran hermanos

Fotografías de un autor perturbado

La Corona (2)

La mujer barbuda

Diana, su marido y el guarura

No sólo los amores gay son trágicos y clandestinos

Una oración por el bien del país

El gato de mi prometido

Doble bienvenida mexicana

Doscientos más el cuarto

Llamando al futuro por el nombre equivocado.

¡Adiós hermano, bienvenido Leonardo! (3)

Todavía te amo

Simplemente amigos

¡Adiós hermano, bienvenido Leonardo! (2)

La casi orgásmica muerte del detective...

¡Adiós hermano, bienvenido Leonardo!

Internado para señoritas

La profesora de sexualidad.

¡Qué bonita familia!

Podría ser tu padre

Si tan sólo...

Su cuerpo...

Culos desechables

El cajón de los secretos

Agustín y Jacinta (o mejor tu madre que una vaca).

Una mirada en su espalda

Un lugar en la historia...

Veinte años

Sorprendiendo a mi doctor

Razones

Un intruso en mi cama

Una vez más, no por favor, papá

Tu culo por la droga

Lazos de sangre

Cantos de jazmín

El mejor de mis cumpleaños

Tres por uno

Con el ruido de las sirenas como fondo

Heridas de guerra

Regalo de navidad.

Botes contra la pared

Cenizas

Madre e hija

Dímelo y me iré

A las 20:33 horas

A lo lejos

Prostituta adolescente

En la plaza principal

¿Por qué a mí?

Después de la tormenta...

Dando las... gracias

Tantra

Querido diario

Mírame

Lo tomó con la mano derecha

Río de Janeiro

A falta de pene...

Un Padre nuestro y dos ave María

Sucia pordiosera

Dos hermanas para mí

Tengo un corazón

Metro

Ningún puente cruza el río Bravo

Regresando de mis vacaciones

Un beso en la mejilla

Masturbándome frente a mi profesora

TV Show

Buen viaje

Noche de bodas

Una más y nos vamos

Suficiente

Caldo de mariscos

Interiores y reclamos

Máscaras y ocultos sentimientos

Infidelidad virtual

Cancha de placer

Caballo de carreras.

Puntual...

La ofrecida

El fantasma del recuerdo

Tiempo de olvidar

París

Impotencia

La corona

Linda colegiala

Tratando de hacer sentir mejor a mi madre.

En la parada de autobuses

Crónica de una venta necesaria.

Serenata

Quince años

Gerente general

Lavando la ropa sucia

Cuéntame un cuento

¿A dónde vamos?

Licenciado en seducción

Háblame

Galletas de chocolate

Entre espuma, burbujas y vapor

Madre...sólo hay una

Sueños hechos realidad

Más ligera que una pluma

Una botella de vino, el desquite y adiós

Cien rosas en la nieve

Wendy, un ramo de rosas para ti...

Gloria

Juntos... para siempre

El apartamento

Mentiras piadosas

Vivir una vez más

Pecado

Julia, ¿quieres casarte conmigo?

Para cambiar al mundo...

Dos más para el olvido

Ya no me saben tus besos

Embotellamiento

Húmedos sueños

Por mis tripas

Ximena y el amante perfecto

Quiero decirte algo mamá

Inexplicablemente

Recuerdos de una perra vida (4)

Entrevistándome

Recuerdos de una perra vida (3)

Recuerdos de una perra vida (2)

Recuerdos de una perra vida (1)

Una vela en el pastel

Zonas erógenas

Frente al altar

Ojos rosas

Abuelo no te cases

Mala suerte

Kilómetro 495

Mi primer orgasmo

El plomero, mi esposo y yo

En medio del desierto

El otro lado de mi corazón

Medias de fútbol

El entrenamiento de Anakin

Examen oral

Un extraño en el parque

No podía esperar

Tres cuentos de hadas

La fiesta de graduación

Ni las sobras quedan

La bella chica sin voz

Feliz aniversario

Dejando de fumar (la otra versión)

Una noche en la oficina, con mi compañera

La última esperanza

Pedro, mi amigo de la infancia

Sustituyendo el follar

Dejando de fumar

Buscándolo

Tan lejos y tan cerca

La abuela

Entre sueños con mi perra

Tu partida me dolió

Ni una palabra

Mis hermanos estuvieron entre mis piernas.

Compañera de colegio

La venganza

Tras un seudónimo

Valor

La vecina, mis padres, y yo

La última lágrima

Sueños imposibles

Espiando a mis padres

La amante de mi esposo

Al ras del sofá

La última cogida de una puta

Confesiones de un adolescente

Esplendores y penumbras colapsadas

Volver

Celular

El caliente chico del cyber

Friends

La última vez

El cliente y el mesero (3-Fin)

El cliente y el mesero (2)

El cliente y el mesero (1)

El ángel de 16 (6 - Fin)

El ángel de 16 (5)

El ángel de 16 (4)

Asesino frustrado

El ángel de 16 (3)

El ángel de 16 (2)

Por mi culpa

El ángel de 16

Triste despedida que no quiero repetir

Un día en mi vida

Utopía

El pequeño Julio (la primera vez)

El amor llegó por correo

El mejor año

Mi primer amor... una mujer

My female side