miprimita.com

Linda colegiala

en Jovencit@s

Les pedí que hicieran los ejercicios anotados en el pizarrón y me senté detrás del escritorio a leer un libro sobre el ciclo de vida de los insectos. Estaba por terminar el prólogo, cuando escuché a una dulce y suave voz pronunciar mi nombre.

Se trataba de Mariana, una de mis alumnas, quien estaba parada a unos cuantos pasos de mí. Ella era el sueño de cualquier profesor, de todo hombre y una que otra mujer. Una cara de perfectas y finas facciones. Cabello largo y negro peinado en dos divertidas colitas. Un cuerpo de cintura estrecha, senos prominentes y piernas largas que, metido en su sensual uniforme de colegiala, lucía aún más tentador.

Tratando de ocultar el nerviosismo que su simple presencia me provocaba, le pregunté que se le ofrecía. En lugar de responderme, la atrevida chamaca se hincó entre mis piernas y comenzó a acariciar mi paquete por encima del pantalón.

No tengo que decir lo que eso me hizo sentir. Mi miembro despertó al primer contacto de sus pequeñas manos y mi corazón aceleró exageradamente su ritmo. Estábamos frente a toda una clase, por lo que no era prudente seguir con todo aquello, pero aunque así lo hubiera deseado, no la habría podido detener. La chiquilla era sumamente hábil y, antes de que yo me diera cuenta, en dos movimientos sacó mi endurecido pene. Ya no podía poner resistencia. Coloqué mis manos en mi nuca y la dejé hacer.

Se lo metió entero en su pequeña y estrecha boca que más bien parecía un barril sin fondo, pues ni siquiera se inmutó cuando su nariz topó con mi pubis. Empezó a subir y bajar por el tronco de mi polla, encargándose de éste con los labios y de la punta con su traviesa y experta lengua.

Al principio lo hizo con calma, casi de manera religiosa, pero conforme los gemidos de placer que me provocaba subieron de tono, ella aumentó la velocidad de su mamada. Pronto pareció que me arrancaría el pedazo, de la fuerza que le imprimía a su vaivén.

Esa húmeda cavidad rodeando mi verga y todos esos adolescentes viéndonos con envidia y asombro, hicieron que una intensa corriente eléctrica se concentrara en mis testículos y exploté como nunca antes. Disparé ocho o tal vez nueve chorros de semen contra el paladar de la jovencita y ella, demostrando su maestría, se los tragó todos. No derramó una sola gota.

El orgasmo fue tan fuerte que sentía que mis extremidades no me respondían. Creí que tendría tiempo de descansar, pero en cuanto limpió mi instrumento por completo, me dijo que era su turno. Se despojó de su diminuta falda y no llevaba nada debajo. Ante mis ojos quedó su sexo libre de vello, tan hermoso como juvenil y ya chorreando jugos de la excitación.

La muchacha subió una pierna al escritorio y otra a la silla y me puso su raja justo al nivel de mi boca. Me ordenó que comenzara a chupar su vulva y que no me detuviera hasta que ella quedara satisfecha. Sin más opción, empecé a mover mi lengua como un cachorro que se bebé desesperado su leche.

Aquel orificio y aquellas tibias carnes tenían un sabor delicioso que me provocó una nueva erección. Mientras disfrutaba lamiendo cada uno de aquellos pliegues y aprovechando que tenía las manos libres, decidí también masturbarme. Mi mano rodeando mi enhiesto pene, subiendo y bajando rápidamente, así como mi lengua dentro de su cálida e inexplorada gruta, me tenían en la gloria.

La preciosa niña, dueña de esa babeante cueva en la que también metía ya mis dedos, se deshacía en gemidos que me permitían gozar aún más del momento. Con un gran esfuerzo, miré hacia arriba y noté lo duro que estaban sus pezones, transparentes ante la delgadez de su blusa. Aceleré mi paja y mis bucales caricias.

Los jadeos y suspiros de Mariana se convirtieron en gritos y, empujando mi cara contra su sexo, ocurrió lo inevitable. Al mismo tiempo que yo me venía por segunda vez, manchando el piso del aula, ella también terminó. Sentí su orgasmo como si hubiera sido un balde de agua que me despertó de manera inesperada.

Se trataba de mi esposa, quien efectivamente y por mi negativa a levantarme de la cama, me había arrojado un balde de agua para quitarme el sueño. Era hora de irme a trabajar. Todo, mi palpitante verga en su boca, su mojada vulva en la mía y los jóvenes espectadores aumentando la excitación del momento, había sido un sueño.

Mas de edoardo

Mi hermano es el líder de una banda de mafiosos

Pastel de tres leches

Hasta que te vuelva a ver...

Regreso a casa

Plátanos con crema

El galán superdotado de mi amiga Dana...

Porque te amo te la clavo por atrás

Runaway

Mi segunda vez también fue sobre el escenario

Mi primera vez fue sobre el escenario

¡Hola, Amanda! Soy tu madre

En el lobby de aquel cine...

El olvidado coño de mi abuela...

Consolando a Oliver, mi mejor amigo

En el callejón

Prácticas médicas

Donde hubo fuego...

Cabeza de ratón

Hoy no estoy ahí

Mi hermanastro me bajó la calentura

Tatúame el culo

Jugando a ser actor

Yo los declaro: violador y mujer

Pienso en ti

Hoy puedes hacer conmigo lo que se te plazca.

Y perdió la batalla

Prestándole mi esposa al negro...

Padre mío, ¡no me dejes caer en tentación!

¿Cobardía, sensates o precaución?

¿Pagarás mi renta?

Al primo... aunque él no quiera

Sexo bajo cero

Raúl, mi amor, salió del clóset

Lara y Aldo eran hermanos

La Corona (2)

Fotografías de un autor perturbado

Diana, su marido y el guarura

La mujer barbuda

No sólo los amores gay son trágicos y clandestinos

Una oración por el bien del país

El gato de mi prometido

Doble bienvenida mexicana

Doscientos más el cuarto

Llamando al futuro por el nombre equivocado.

¡Adiós hermano, bienvenido Leonardo! (3)

Todavía te amo

Simplemente amigos

¡Adiós hermano, bienvenido Leonardo! (2)

¡Adiós hermano, bienvenido Leonardo!

La casi orgásmica muerte del detective...

Internado para señoritas

¡Qué bonita familia!

La profesora de sexualidad.

Podría ser tu padre

Si tan sólo...

Su cuerpo...

Culos desechables

El cajón de los secretos

Agustín y Jacinta (o mejor tu madre que una vaca).

Una mirada en su espalda

Un lugar en la historia...

Veinte años

Razones

Sorprendiendo a mi doctor

Un intruso en mi cama

Una vez más, no por favor, papá

Tu culo por la droga

Lazos de sangre

Cantos de jazmín

El mejor de mis cumpleaños

Tres por uno

Con el ruido de las sirenas como fondo

Heridas de guerra

Regalo de navidad.

Cenizas

Botes contra la pared

Madre e hija

Dímelo y me iré

A las 20:33 horas

A lo lejos

Prostituta adolescente

En la plaza principal

¿Por qué a mí?

Después de la tormenta...

Dando las... gracias

Tantra

Lo tomó con la mano derecha

Querido diario

Mírame

A falta de pene...

Río de Janeiro

Dos hermanas para mí

Sucia pordiosera

Un Padre nuestro y dos ave María

Ningún puente cruza el río Bravo

Metro

Tengo un corazón

Un beso en la mejilla

Masturbándome frente a mi profesora

Regresando de mis vacaciones

TV Show

Buen viaje

Noche de bodas

Máscaras y ocultos sentimientos

Caldo de mariscos

Infidelidad virtual

Suficiente

Interiores y reclamos

Una más y nos vamos

Cancha de placer

Caballo de carreras.

Puntual...

La ofrecida

El fantasma del recuerdo

Tiempo de olvidar

París

Impotencia

La corona

Tratando de hacer sentir mejor a mi madre.

En la parada de autobuses

Crónica de una venta necesaria.

Serenata

Quince años

Gerente general

Lavando la ropa sucia

Cuéntame un cuento

¿A dónde vamos?

Háblame

Licenciado en seducción

Galletas de chocolate

Entre espuma, burbujas y vapor

Sueños hechos realidad

Madre...sólo hay una

Más ligera que una pluma

Una botella de vino, el desquite y adiós

Cien rosas en la nieve

Wendy, un ramo de rosas para ti...

Gloria

Juntos... para siempre

El apartamento

Mentiras piadosas

Pecado

Vivir una vez más

Julia, ¿quieres casarte conmigo?

Para cambiar al mundo...

Dos más para el olvido

Ya no me saben tus besos

Embotellamiento

Húmedos sueños

Por mis tripas

Ximena y el amante perfecto

Inexplicablemente

Quiero decirte algo mamá

Entrevistándome

Recuerdos de una perra vida (4)

Recuerdos de una perra vida (3)

Recuerdos de una perra vida (2)

Recuerdos de una perra vida (1)

Una vela en el pastel

Zonas erógenas

Frente al altar

Ojos rosas

Abuelo no te cases

Mala suerte

Kilómetro 495

Mi primer orgasmo

El plomero, mi esposo y yo

En medio del desierto

El otro lado de mi corazón

Medias de fútbol

Examen oral

El entrenamiento de Anakin

Un extraño en el parque

Tres cuentos de hadas

No podía esperar

La fiesta de graduación

Ni las sobras quedan

La bella chica sin voz

Feliz aniversario

Dejando de fumar (la otra versión)

Una noche en la oficina, con mi compañera

La última esperanza

Pedro, mi amigo de la infancia

Sustituyendo el follar

Dejando de fumar

Buscándolo

La abuela

Tan lejos y tan cerca

Entre sueños con mi perra

Tu partida me dolió

Ni una palabra

Mis hermanos estuvieron entre mis piernas.

Compañera de colegio

La venganza

Tras un seudónimo

Valor

La vecina, mis padres, y yo

La última lágrima

Sueños imposibles

Espiando a mis padres

La amante de mi esposo

Al ras del sofá

La última cogida de una puta

Confesiones de un adolescente

Esplendores y penumbras colapsadas

Volver

Celular

El caliente chico del cyber

Friends

La última vez

Laura y Francisco

El cliente y el mesero (3-Fin)

El cliente y el mesero (2)

El cliente y el mesero (1)

El ángel de 16 (6 - Fin)

El ángel de 16 (5)

El ángel de 16 (4)

Asesino frustrado

El ángel de 16 (3)

El ángel de 16 (2)

Por mi culpa

El ángel de 16

Triste despedida que no quiero repetir

Un día en mi vida

Utopía

El pequeño Julio (la primera vez)

El amor llegó por correo

El mejor año

Mi primer amor... una mujer

My female side