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El mejor año

en Gays

La mayoría de las personas que conozco acostumbra pasar la noche buena en familia y el último día del año se la pasan con los amigos o en alguna fiesta en un antro. En mi caso sucede totalmente lo contrario. No se porque, pero la noche buena y la navidad en mi familia son casi como cualquier otro día. Muchas veces las pasé en casa de algún amigo o cenando con mi hermana, los dos solos en mi casa. Con los días 31 no sucede así. Toda la familia de mi madre –o al menos la mayor parte- se reúne en casa de mi abuelo para celebrar la llegada de un nuevo año.

Las doce uvas, las absurdas supersticiones, el calzoncito rojo, los brindis, los abrazos y todas las demás tradiciones están incluidas en la celebración. Parece divertido, pero si a mi gusto por la soledad le agregamos que a gran parte de la gente en dicha reunión la veo únicamente ese día entenderán que para mi resulta poco menos que un martirio. Nunca había pasado un día de año nuevo en otro lugar, tal vez porque no se había presentado la oportunidad de hacerlo con alguien a quien quisiera tanto como a mi pareja. Un día que me llamó por teléfono me comentó que era muy probable que toda su familia se fuera a la granja de su abuela. Me preguntó si me gustaría pasar la noche en su casa. No era seguro, pero me ilusionó mucho la idea de dormir y despertar con él.

No creí que pudiera presentarse algún problema que me lo impidiera. Olvidaba que desde el día que en mi casa se enteraron que soy homosexual tengo que pedir permiso para casi cualquier cosa, siendo que nunca antes lo había hecho. Le comenté a mi madre que existía la posibilidad de que no estuviera en la reunión familiar del año que acaba de terminar. Se puso furiosa y de su boca salieron frases como "estás loco, ni lo pienses", "ya sabes que ese día lo pasamos en familia".

Es realmente complicado tratar de razonar con ella, por lo que no insistí y me tragué mi rabia. No me parecía justo dejar de hacer algo que deseaba tanto nada más porque a la señora no le parecía bien. Intenté que no me afectara tanto. Soy muy bueno para ocultar mi depresión tras una risa permanente, pero en esa ocasión me resultó imposible. Puede parecer un poco exagerado y dramático, pero el que no pudiera estar ese día con Alberto me provocaba una profunda tristeza. No tenía ganas de hacer nada, hablaba menos de lo acostumbrado –o sea que no pronunciaba palabra alguna-, no estaba riendo todo el tiempo como acostumbro hacerlo, en resumen me sentía fatal. Por más que me esforcé en esconder mi melancolía cuando me llamaba por teléfono, no pude. Cada vez que escuchaba su voz sentía unas ganas enormes de llorar. Cuando quería hablarle, las palabras difícilmente escapaban de mi garganta.

Obviamente me escuchaba diferente y él lo notó. Eso era lo que más me dolía. No le gusta que este en ese estado y a mi no me gusta que este preocupado por mi culpa. El 30 acordamos que sólo lo llamaría y nos despedimos. En cuanto colgué la bocina solté el llanto. No podía parar. Intentaba calmarme pero mi pena era más fuerte que mi voluntad. Cuando logré tranquilizarme un poco lo llamé a su casa esperando que hubiera llegado del trabajo, pero no fue así. Me pasé toda la noche llorando y castigándome al recordar que ni siquiera podría verlo unos minutos. Parecía como si estuviera sacando todo las lágrimas que retuve en el pasado cada vez que algo malo sucedía en mi vida.

Amanecí con los ojos hinchados y un humor de los mil diablos. Su teléfono almacena las los números de las llamadas que recibe, por lo que a primera hora de la mañana sonó el teléfono. Le dije que quería verlo y acordamos encontrarnos a las 8:00 afuera del Mc´Donalds de Juárez. Le pedí disculpas por haberlo preocupado y le prometí hacer un esfuerzo por mejorar mi ánimo. Algo que veía difícil, porque en cuanto colgué comencé a llorar nuevamente. Decidí dejar de sentirme así y hablar con mi madre para convencerla de que el que sea gay no era razón suficiente para su actitud. No tenía nada que perder, y si al fin de cuentas no lograba nada podía irme y afrontar las consecuencias a mi regreso. Afortunadamente todo salió mejor de lo que creía. Por primera vez en mucho tiempo pude hablar con ella sin gritos y reclamos. Reconoció que las bases de su negativa eran poco sólidas. Finalmente no tenía que ir a la casa de mi abuelo. La expresión en mi cara volvió a mostrar mi eterna sonrisa y corrí hacia el teléfono esperando que Alberto aún estuviera en su casa. Le pregunté si no era muy tarde para decir que si podía pasar la noche con él. Dijo que no y nos despedimos esperando dieran las 8:00.

No quería llegar tarde, por lo que inmediatamente empecé a hacer las cosas que tenía pendientes. Limpié mi casa, preparé la ensalada de manzana y me bañe justo a tiempo para salir con mi hermana. Como ella no quería llegar tan temprano a la casa de mi abuelo y no tenía otros planes, me pidió que la acompañara al cine. Antes de llegar al cine compramos un pastelito y nos sentamos en una banca a comerlo. Compramos boletos para ver La sonrisa de Mona Lisa. No es la mejor película que se haya realizado, pero en mi opinión es bastante buena, en especial las actuaciones de Kirsten Dunst, Maggie Gyllenhaal y Ginnifer Goodwin. Las tres son chicas muy talentosas que seguramente se convertirán en actrices reconocidas con el tiempo. Pero bueno, volviendo a mi historia, estuve todas las cerca de dos horas que duró la proyección mirando el reloj. Ansiaba que ya fueran las 8:00. Por fin salimos del cine y corrimos a la parada de autobús, ya que apenas y había tiempo suficiente para que yo llegara a tiempo. Dejé a mi hermana en casa de mi abuelo y me despedí de todos.

Tomé el tren ligero poco antes de las 8:00. Como suele sucederme me pasé de estación, por lo que tuve que caminar unas cuantas calles para llegar al lugar donde lo vería. El reloj marcaba las ocho con cinco y el estaba sentado en una banca esperándome. El corazón me saltó cuando lo vi, me sentía enormemente feliz. Tomamos el camión a su casa y yo solamente pensaba en llegar para poder besarlo, ya habían pasado tres días desde la última vez que lo había hecho.

Una eternidad para mi. Entramos, y después de ver a sus perras me dijo que estaba muy contento de que estuviera ahí y me besó. Como ya lo he dicho antes, sus besos me hacen estremecer y alejan todos los pensamientos de mi cabeza. Lo que siento cuando sus labios están sobre los míos es tan grande que no queda espacio para nada más.  Nos sentamos a ver la televisión y a comer papas fritas esperando por su amiga Janet –espero que así se escriba su nombre-. Cuando llegó se sentó un rato a ver la tele y después salimos rumbo a su casa. Había una "fiesta" a la vuelta y ahí estuvimos un par de horas. Conocí a la hermana de su amiga y al esposo de esta. Todos son muy agradables y simpáticos, me hicieron reír bastante; sin embargo, mi mente estaba ocupada en otra cosa. Pensaba en él. Nos despedimos como a eso de las 2:00.

Llegando a su casa se encargó de sus mascotas y subimos a su recámara. Se quitó la chamarra y yo la mía. Se recostó en la cama y yo a su lado. Me besó y mi mente dejó de funcionar. Después de "jugar" por un tiempo nos metimos de bajo de las sábanas y se durmió casi de manera instantánea. Yo no tenía sueño ni ganas de quedarme dormido. Quería ver su rostro, me fascina ver su cara y más cuando duerme. Se ve tan tierno y lleno de paz. No se cuanto tiempo pasó antes de que yo también cerrara los ojos, pero todo ese tiempo no fue suficiente para cansarme de tener la vista fijada sobre él. Cerca de su casa está una iglesia donde el reloj suena cada quince minutos, por lo que no pude dormir mucho. Desperté en varias ocasiones, pero no me importaba porque cada vez que abría los ojos él estaba a mi lado. En otras circunstancias me habría molestado el echo de despertar casi cada quince minutos, pero sería imposible enojarme por escuchar su respiración opacando las campanadas. Sería imposible no dar gracias por poder admirar su belleza una ves más. Mi amiga Livier me dijo una vez que no había nada más satisfactorio que despertar al lado de una persona que aún dormida y sin decir una palabra te hiciera sentir como si todavía estuvieras soñando, tenía toda la razón.

En la mañana me desperté antes que él y si, me quede mirando sus ojos, sus labios, su belleza. Pasaron por mi mente todos los momentos que me ha regalado. Desde aquella primera salida al cine hasta el último beso de la noche anterior. No podía creer lo afortunado que soy al tenerlo con migo. Cuando él despertó pasamos un rato más acostados. Comimos gelatina y vimos la tele. Actividades tan comunes que a mi me parecían toda una aventura por hacerlas en su compañía. Aunque la gelatina sació un poco nuestro apetito no fue suficiente. Fuimos a desayunar a casa de su amiga. El pozole no es una de mis comidas favoritas, pero estaba muy bueno.

Antes de irnos le prestó la película de Los Ángeles de Charlie, la cual no pudimos ver porque el DVD no la aceptó. Rentamos El señor de los anillos, las dos torres. La vimos en la sala abrazados. Más no es lo que hicimos lo importante, sino el haber estado juntos tanto tiempo, el haber pasado la noche sin tener que despedirnos. No quería apartarme de su lado, pero tuve que hacerlo. A pesar de que tenía mucho sueño me acompañó al centro de la ciudad y espero a que terminara mi helado. Me dio un beso y entré a la estación del tren mientras el caminaba a la parada de autobús. Pasé todo el camino y toda la noche pensando en él, bueno siempre estoy pensando en él. Me imaginaba que estaba acostado a mi lado, que mi almohada a la que abrazaba fuertemente era él, que el sonido del viento era en verdad el de su respiración. Me dormí anhelando encontrarlo también en mis sueños.

Cuando aún estábamos en su casa me agradeció el haber estado con él, a lo que yo contesté que era yo el agradecido, que el haber amanecido a su lado fue muy padre. Creo que no me alcanzaría una vida para agradecerle todo lo que ha hecho por mi. No sólo me regalo una bella imagen que podré recordar cada vez que despierte a media noche. Me dio la oportunidad de vencer mi miedo a ser lastimado y volver a experimentar la sensación de amar. Cambió mi vida por completo al permitirme entrar en la suya y ser alguien importante para él. Me devolvió la felicidad.

El 2003 fue un año que seguramente no fue bueno para algunas personas. Muchos no encontraron nada que agradecer al momento de revisar lo que fue su vida durante ese tiempo. Otros en cambio no supieron por donde empezar de tantos sucesos increíbles que vivieron. Yo agradecí el tenerlo todo, porque eso es lo que siento cada vez que me dice te quiero. El 2003 fue un año maravilloso por el simple hecho de haberlo encontrado. Se que este año resultará mejor porque lo he comenzado con él. Sólo espero que el año siguiente pueda decir lo mismo, pero si no sucede así siempre podré dar gracias por haberlo conocido. El tiempo que hemos estado juntos aún es relativamente corto, pero lo que ha pasado durante ese tiempo me alcanzaría para vivir esta y mis siguientes vidas lleno de felicidad.

 

Si toda la gente del planeta muriera en un trágico accidente

y sólo quedáramos nosotros dos no me importaría.

Eres todo lo que necesito en la vida para ser feliz,

eres todo lo que necesito para poder vivir.

 

Si todo el esplendor de la naturaleza desapareciera

y no existieran más paisajes que admirar no me importaría.

Tu rostro opaca y resta interés a cualquier belleza natural,

las líneas de tu cara son mas bellas que las de cualquier mural.

 

Si el afán de desperdicio y desinterés del hombre alcanzara niveles insospechados

terminando con todo rastro de comida no me importaría.

Me acostumbraría a vivir solamente de tus besos

y tus palabras serían para mi alma el mejor de los alimentos.

 

Si la vida me sorprendiera abandonando mi cuerpo sin previo aviso

y tuviera que partir de este mundo, ni siquiera lo sentiría.

Me marcharía con una enorme sonrisa dibujada en mi rostro,

porque seguramente lo último que vería en sueños serían tus ojos.

 

Si la muerte viniera a visitarme de improviso

y me mostrara el camino al otro mundo no experimentaría dolor alguno.

Es tanta la felicidad que me has dado que me iría totalmente complacido,

no podría pedir nada más a la vida después de haberte conocido.

 

Es por eso que quiero darte las gracias por las cosas que me has hecho vivir

y por todos los maravillosos sentimientos que renacieron en mi.

Jamás me aburriré de escuchar que me quieres o de estar a tu lado,

nunca me cansaré de besarte o de estar de ti enamorado. 

 

Gracias por darme la inspiración para escribir estos tontos versos,

gracias por haberte transformado en el centro de mi universo,

gracias por todos los momentos que seguramente vendrán,

gracias por haberme regalado la oportunidad de volver a amar.

 

Gracias, gracias, gracias.

Te amo.

Mas de edoardo

Mi hermano es el líder de una banda de mafiosos

Pastel de tres leches

Hasta que te vuelva a ver...

Regreso a casa

Plátanos con crema

El galán superdotado de mi amiga Dana...

Porque te amo te la clavo por atrás

Runaway

Mi segunda vez también fue sobre el escenario

Mi primera vez fue sobre el escenario

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El olvidado coño de mi abuela...

Consolando a Oliver, mi mejor amigo

En el callejón

Prácticas médicas

Donde hubo fuego...

Cabeza de ratón

Hoy no estoy ahí

Tatúame el culo

Mi hermanastro me bajó la calentura

Yo los declaro: violador y mujer

Pienso en ti

Jugando a ser actor

Hoy puedes hacer conmigo lo que se te plazca.

Y perdió la batalla

Prestándole mi esposa al negro...

Padre mío, ¡no me dejes caer en tentación!

¿Pagarás mi renta?

¿Cobardía, sensates o precaución?

Al primo... aunque él no quiera

Sexo bajo cero

Raúl, mi amor, salió del clóset

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Fotografías de un autor perturbado

La Corona (2)

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Diana, su marido y el guarura

No sólo los amores gay son trágicos y clandestinos

Una oración por el bien del país

El gato de mi prometido

Doble bienvenida mexicana

Doscientos más el cuarto

Llamando al futuro por el nombre equivocado.

¡Adiós hermano, bienvenido Leonardo! (3)

Todavía te amo

Simplemente amigos

¡Adiós hermano, bienvenido Leonardo! (2)

La casi orgásmica muerte del detective...

¡Adiós hermano, bienvenido Leonardo!

Internado para señoritas

La profesora de sexualidad.

¡Qué bonita familia!

Podría ser tu padre

Si tan sólo...

Su cuerpo...

Culos desechables

El cajón de los secretos

Agustín y Jacinta (o mejor tu madre que una vaca).

Una mirada en su espalda

Un lugar en la historia...

Veinte años

Sorprendiendo a mi doctor

Razones

Un intruso en mi cama

Una vez más, no por favor, papá

Tu culo por la droga

Lazos de sangre

Cantos de jazmín

El mejor de mis cumpleaños

Tres por uno

Con el ruido de las sirenas como fondo

Heridas de guerra

Regalo de navidad.

Botes contra la pared

Cenizas

Madre e hija

Dímelo y me iré

A las 20:33 horas

A lo lejos

Prostituta adolescente

En la plaza principal

¿Por qué a mí?

Después de la tormenta...

Dando las... gracias

Tantra

Querido diario

Mírame

Lo tomó con la mano derecha

Río de Janeiro

A falta de pene...

Un Padre nuestro y dos ave María

Sucia pordiosera

Dos hermanas para mí

Tengo un corazón

Metro

Ningún puente cruza el río Bravo

Regresando de mis vacaciones

Un beso en la mejilla

Masturbándome frente a mi profesora

TV Show

Buen viaje

Noche de bodas

Una más y nos vamos

Suficiente

Caldo de mariscos

Interiores y reclamos

Máscaras y ocultos sentimientos

Infidelidad virtual

Cancha de placer

Caballo de carreras.

Puntual...

La ofrecida

El fantasma del recuerdo

Tiempo de olvidar

París

Impotencia

La corona

Linda colegiala

Tratando de hacer sentir mejor a mi madre.

En la parada de autobuses

Crónica de una venta necesaria.

Serenata

Quince años

Gerente general

Lavando la ropa sucia

Cuéntame un cuento

¿A dónde vamos?

Licenciado en seducción

Háblame

Galletas de chocolate

Entre espuma, burbujas y vapor

Madre...sólo hay una

Sueños hechos realidad

Más ligera que una pluma

Una botella de vino, el desquite y adiós

Cien rosas en la nieve

Wendy, un ramo de rosas para ti...

Gloria

Juntos... para siempre

El apartamento

Mentiras piadosas

Vivir una vez más

Pecado

Julia, ¿quieres casarte conmigo?

Para cambiar al mundo...

Dos más para el olvido

Ya no me saben tus besos

Embotellamiento

Húmedos sueños

Por mis tripas

Ximena y el amante perfecto

Quiero decirte algo mamá

Inexplicablemente

Recuerdos de una perra vida (4)

Entrevistándome

Recuerdos de una perra vida (3)

Recuerdos de una perra vida (2)

Recuerdos de una perra vida (1)

Una vela en el pastel

Zonas erógenas

Frente al altar

Ojos rosas

Abuelo no te cases

Mala suerte

Kilómetro 495

Mi primer orgasmo

El plomero, mi esposo y yo

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El otro lado de mi corazón

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Un extraño en el parque

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