Otra oprtunidad de Amar
Siempre se nos ha enseñado que una decisión por más pequeña que parezca, puede afectarnos a nivel emocional o profesional.
Nuestro cerebro no es lo suficientemente asertivo para advertirnos sobre decisiones inadecuadas y más si el corazón se encuentra en un estado de enamoramiento. Incluso, la vida te enseña que solo tienes una oportunidad para todo, pero nos hemos preguntado. Si el destino nos diera una segunda oportunidad ¿Qué haríamos?
¿Cambiaríamos algo en particular? ¿Dónde iríamos? Para olvidar todo o empezar de nuevo, Quizás ¿Repetiríamos los mismos errores? Uno tras otro, ¿Nos arriesgaríamos? ¿Seguiríamos una corazonada? A pesar de que nuestro cerebro exprese lo contrario. Seguramente, la respuesta a todas esas incógnitas sería un rotundo no.
— Estela ¡¡Al fin te encuentro!! Expreso una voz enérgica, que provenía de una mujer.
He recorrido todo el edificio buscándote. Me canse de llamarte al celular, pero no contestabas ¿Dónde te metiste esta vez?
— Lo siento, no avise donde me encontraría. Quiso disculparse, mostrando su mejor semblante.
— ¿De nuevo sumergida en tus pensamientos? Indago una mujer alta de cabello dorado, lo más cariñoso posible.
— Sí, hasta que tu voz me perturbo. Respondió la joven mujer de manera graciosa.
¿A dónde quieres llegar con todo esto? Vocifero la misma mujer de cabellos dorados, pero estaba vez sus rasgos habían cambiado. Parecía molesta y al mismo tiempo sentía pena por su amiga.
No crees que sería mejor olvidarla. Todo fue un mal entendido, uno que ella no quiso ver y por lo que me has comentado nunca te atreviste a formalizar su relación. Continúo con su discurso.
— No es tan sencillo. Expreso su amiga desviando la mirada.
— ¡¡Explícate mujer!! ¿Porque no es tan sencillo? Insistió.
— Las cosas no se dieron como tenía que ser. Expreso. Inhalo una gran bocanada de aire y continúo.
Su actitud me dañaba no te lo voy a negar, pero estaba tan acostumbrada a su presencia, simplemente no quería quedarme en manos de la soledad ¿No lo entiendes?
— Eso no es excusa. Exclamaba la mujer.
Jamás debes estar al lado de alguien solo por costumbre, estas con ella porque sientes algo sino, no lo haces.
— Mejor cambiemos de tema. Sugirió con una mirada de súplica.
Cuéntame ¿Qué otra presentación tenemos para esta semana? Se apresuró a indagar.
— No sé qué hare contigo niña, eres un caso. Expresaba Victoria con una mueca de resignación.
¿Julie realmente me quería como solía decir? Y si fuera así ¿Por qué no ha aparecido? Ni una llamada eh recibo de su parte. Bueno yo tampoco he movido ni un musculo para buscarla, quizás mi corazón no se equivocó después de todo “No era la correcta para mí, jamás me hizo sentir completa a tal punto que pudiese decir que todo era maravilloso” Era lo que rondaba a en la mente de Estela mientras caminaba al lado de su amiga.
Aush eso dolió — ¿Por qué me golpeas? Pregunto confundida.
— Por no prestarme atención, te estoyhablando desde hace rato, pero la señorita sigue sumergida en sus pensamientos. Manifiesto una Victoria molesta.
— Discúlpame, no lo hago intencionalmente. Sígueme contando, esta vez te escuchare atentamente. Sonrió
— Más te vale. Exteriorizó la otra con un tono desafiante.
Tendremos tres eventos por lo que queda de mes, el siguiente es de mayor magnitud, se trata de organizar una bienvenida a la hija de un distinguido empresario.
— ¿Eso implica que tendremos que viajar? Se apresuró en indagar.
— ¡¡Exacto!! Exclamo eufórica para luego dirigirle la mirada a su amiga, hizo que detuviera su andar y le expreso en tono regañón.
“Te agradecería de todo corazón que esta vez no te desaparezcas como lo hiciste hace un momento. Me dejas botada y debo hacerme cargo yo sola.
¿Crees que eso es justo?”
Estela solo asintió como queriendo decir “Esta bien, no lo haré” segundos después curioseo — ¿Para donde iremos esta vez?
— ¡¡Paris!! La ciudad de la Luz. Recibió como respuesta.
Tendré que alistar mi maleta. Se dijo para sí misma, la idea de viajar a Paris no era lo que tenía en mente. Prefería mil veces viajar a Marruecos, un lugar más cálido lleno de cultura por doquier.
— ¿Los otros en donde serán? Se apresuró a investigar.
— Aquí mismo en Montevideo. Expreso la otra divisando la parada de bus.
Al culminar esa frase comenzó a lloviznar, indicativo que era momento de correr e ir a refugiarse para no pescar un resfriado. Victoria por su parte no dudo en entrar al primer lugar que estuviese frente a ella, así no arruinaría su ropa ni mucho menos su peinado.
En cambio, Estela miro al cielo nublado, con sus parpados entre abiertos disfrutando de la suave sensación que producían las gotas al toparse contra su rostro, el efecto de humedad en la calle y la dócil brisa que despedía a su alrededor.
Inconscientemente sus recuerdos afloraron una vez más, de aquella vez que quiso formalizar su relación y una extraña situación se lo impidió. De improviso el sonido de un claxon hizo que volviera a la realidad.
El automóvil se acerca a una velocidad considerable en la misma dirección que se encontraba Estela. Sus instintos hicieron que esta reaccionara de inmediato quitándose del lugar, por otra parte el conductor vocifero barbaridades mientras se alejaba.
— Definitivamente no sé qué hare contigo. Decía Victoria tras su encuentro.
Estela al escucharla solo se encogió de hombros, para refugiarse y esperar a que escampase.
Minutos después logro oír un grupillo reírse tras ella, al parecer contaban un buen chiste. Fue la impresión que tuvo al escuchar las carcajadas.
— ¿Te das cuenta que esa gente se burla de ti? De la manera más descarada posible. Explicaba Victoria.
— ¿Tú crees? Pregunto ingenuamente Estela.
— No creo, es la verdad. Acaso no vez aquella chiquilla, la pelirroja que te mira de reojo y hace un gesto con sus compañeros.
Estela se quedó por una fracción de segundo observando al grupillo, mas no le dio gran importancia “A de ser que para ellos parezco un bicho raro así toda mojada” sugirió.
— Ahora que lo dices. Indicaba su amiga al divisarla con una expresión inquisitiva.
— Mejor no opines. Agrego Estela en tono amenazante, causando gracia a su compañera.
Media hora más tarde ceso de llover, afortunadamente para Estela ya no sería objeto de burla de aquellos adolescentes. Decidieron tomar un taxi para dirigirse a la compañía.
No tardaron en llegar a su destino, después de todo la autopista estaba completamente vacía por la lluvia, que había caído unos minutos atrás. Al bajarse del coche se toparon con una chica muy guapa que tenía el mismo destino que ellas.
Victoria no perdió tiempo para fastidiar a su amiga por lo que no duda en decirle “Ahí va tu enamorada”, desde que comenzó a trabajar aquí no te ha quitado el ojo de encima y tú que ni la mirada le regalas.
— No empieces. No estoy para ello, suficiente tuve con el carro que casi me atropella y aquellos niñatos que creían que era su bufón. Vocifero.
—No te sulfures, respira profundo y apresura el paso que nos dejara el ascensor. Sugirió.