miprimita.com

Mi segundo amor 34

en Lésbicos

Capítulo 34-Miedos

 

Abigail

Mi madre salió con la bata de baño puesta y su mirada coincidió con la mía. Podía notar los vestigios de su tristeza, una tristeza que no había visto nunca, pero que no justificaba su repentina desaparición. Estábamos compartiendo en familia y con algunos amigos, ¿Qué podría ser tan importante como irse sin dejar ninguna explicación? Estaba enojada por lo que hizo y un poco dolida por no haberse despedido de mí.

—Veo que te has dignado en regresar a tu hogar —le reproché.

—Hija, las cosas no son como crees —pronunció con un hilo de voz.

—¿Cómo pudiste dejarme abandonada?—tensé mi mandíbula—Esa persona te jodió la vida y te fuiste tras ella como si nada —expuse molesta.

—Necesitaba ir, quería despedirme de ella—mencionó—Sé que no lo entiendes, pero —comenzó a llorar.

Esa no era la mujer que me enseñó a no jugar con los sentimientos de los demás, ni era esa mujer que actuaba sin medir sus actos. Aunque me dolía verla triste, había aprendido a relativizar ese sentimiento porque cada cosa tiene su ciclo, aun cuando va a una velocidad que no podemos controlar.

—Ven aquí —la abrace, no me gustaba verla llorar.

—Lo siento hija, sé que no debí dejarlas de ese modo, lo lamento —dijo entre lágrimas.

Después de tanto aciertos y desaciertos, comprendió que lo difícil de despedirse de alguien, no está en decir adiós, sino más bien en enfrentarse a ese dolor que implica el no tener a esa persona, el comprender que se debe continuar a pesar del dolor. Sin embargo, cuando no puedes despedirte porque no se dio el momento, porque han quedado vacíos o porque te sientes desprotegido al no conocer la verdad, es cuando más duele.

—¿Te has tomado la molestia de escribirle a Jane para avisarle que regresaste? —manifesté.

—Sí, pero no me contesta —limpió su mejilla.

—Tal vez, está ocupada —la defendí.

Desde que regresamos del viaje, Jane se había enfocado en realizar tareas insignificantes y otras actividades dirías para mantener su mente ocupada, pero lo que más le resultaba agotador, era converse a Francy que mi madre regresaría pronto. De hecho, me había vuelto toda una experta en manualidades con pintura, plastilina y juegos para distraer a la pequeña, era lo menos que podía hacer para ayudar a Jane.

—¿Y si no quiere hablarme? —dijo preocupada.

—Estaría en todo su derecho, Jane no se merece esto y lo sabes —manifesté.

Quizás estaba siendo algo dura con mi madre, pero ella no tiene idea lo que ha sido para mí, ver a Jane triste por su culpa. Sé que estaba sufriendo por la noticia que recibió y quizás movió mucho recuerdos en ella, más no debió apartar a las personas que tenía a su lado.

—No tengo idea de cómo remediar lo que hice —dijo temerosa.

—Encontrarás la forma—besé su coronilla—Sabes mamá, la felicidad no es constante y tarde o temprano todos estamos obligados a perder lo que más queremos, así que deja de lamentarte por tu pasado y has algo para solucionar lo que has hecho —expresé, sin medir mis palabras.

—¿Por qué me juzgas? —me reprochó.

—Mamá—sostuve su rostro—No te juzgo, sólo quiero que veas lo que tienes a tu alrededor, se cuánto amaste a Zoe, pero no puedes permitir que su muerte te destruya de esa manera —limpié sus lágrimas.

—Hubiese querido que las cosas fueran distintas —manifestó.

—Mamá—la abrace con fuerza—Necesito que te recuperes, necesito que seas esa mujer valiente que me sacó adelante con sus esfuerzos —comenté.

—Lo intento, pero no puedo —me confesó.

—Mamá, si no estás dispuesta a seguir con Jane, díselo, pero no permitiré que juegues con ella —pronuncié.

Su actitud negativa me estaba cabreando y llevando a un nivel de frustración que desbordaba mis sentidos. Amaba a mi madre y le tenía mucho respeto, pero no quería que me arrastrara con su dolor e hiciera como si fuera la única que estaba sufriendo.

—Debo irme —besé su frente.

—¿A dónde vas? —pronunció.

—Voy acompañar a Jane a un lugar —respondí, antes de incorporarme.

—Ve con cuidado, por favor —me expresó.

Mientras conducía, no dejaba de pensar en mí madre y en Jane, no quería que su relación culminara, pero tampoco deseaba escoger entre las dos. Era un dilema, al que no quería enfrentarme porque seguramente, ninguna de las partes quedaría conforme y desde mi punto de vista, no era justo que yo tuviese que sufrir las consecuencias de sus desavenencias.

Sin importar la decisión que ellas pudieran tomar, yo no estaba dispuesta a renunciar a esa familia que había formado en pocos meses. Simplemente, no podría, estaba tan a pegada a cada una de las integrantes, que no me imagina una vida sin ellas.

Reduje la velocidad de mi motocicleta y me estacione frente a la casa de Jane. Más no imaginé, que Francy se encontraba esperándome con un delicioso trozo de brownie entre sus manos y junto a ella, estaba Silvia con una sonrisa. Al ser hija única, nunca pude experimentar esa sensación de llegar a casa y que alguien, que no fuese mi madre, estuviese esperándome con una sonrisa contagiosa.

—¡Abigail! —Francy corrió a mis brazos.

—Mi pequeña—la abracé—¿Ya escogiste la película que veremos hoy? —le hice cosquillas.

—Sí, pero mi mamá me dijo que debes acompañarla a un lugar —besó mi mejilla.

—Es cierto, pero regresaré pronto —le regale una sonrisa.

—Abigail—suavizo su voz—¿Sofía está molesta conmigo? —preguntó con preocupación.

—No, ¿Qué te hace pensar eso? —jugué con su cabello.

—Porque no ha venido a jugar con nosotras —su carita estaba triste.

—Lo hará pronto —sonreí.

Tras aquel incidente que pasó en Colombia, la pequeña pensaría que mi novia estaba molesta por su gesto inocente de robarle un beso, pero la verdad, es que Sofía no ha podido venir por cuestiones de estudios.

—Gracias por acompañar a Jane, sé que tu madre se había ofrecido, pero seguramente lo olvido —mencionó Silvia.

—No tiene que agradecerme, lo hago con gusto —respondí.

Por la manera en que Silvia se expresaba de mi madre, era más que obvio que se encontraba algo molesta por la manera en la que había actuado en nuestro viaje. Y no era para menos, la actitud de mi madre fue de toda una adolescente que no midió las consecuencias.

—¿Hace mucho que llegaste? —preguntó Jane, al mismo tiempo que se acercó a nosotras.

—De hecho, acabo de llegar, ¿Quieres ir en tu auto o nos vamos en mi moto? —le sugerí.

—En mi auto, desde luego—me regaló una sonrisa—Estaremos de vuelta en media hora —se despidió de Silvia.

—Bueno mi pequeña, ve con tu abuela—la coloque en el suelo—Gracias por el brownie —lo tomé entre mis manos para comerlo en el camino.

Mientras me colocaba el cinturón de seguridad, pude apreciar como mi hermanita me envió un besito al aire y agitó su manito a modo de despedida. Era un gesto que solía hacer y me resulta tierno de su parte.

—No tienes que acompañarme si no quieres —manifestó Jane, antes de encender el vehículo.

—Quiero hacerlo—expuse—¿Siempre vas a visitarla? —no tarde en preguntar.

—Intento hacerlo, aunque hace un par de meses, no he venido —su rostro mostró tristeza.

—¿Aún te duele su partida? —la miré, esperando una respuesta qué tal vez ya conocía.

—Sí—dijo sin mirarme—Aunque ese dolor ha disminuido desde que tu madre apareció en mi vida y con ello, te trajo a ti —me regaló una sonrisa.

Por un instante, me perdí en mis pensamientos y estudie la posibilidad de que mi madre pueda hacer lo mismo. Quizás pueda aferrarse a ese amor que Jane le ha brindado todo este tiempo o tal vez no, estaba en sus manos continuar con esa hermosa familia que había formado o apartarla para perderse en su pasado.

—Jane —llame su atención.

—Dime —dijo, sin mirarme.

Hace tiempo, había querido preguntarle algo qué tal vez la ofendería, pero la curiosidad me tenía al filo del colapso y no podía luchar contra ella. Quería salir de una duda que me carcomía hace tiempo y sólo preguntando aplacaría mi instinto.

—¿Cómo sabes que Helen realmente está muerta? Bueno, nunca viste su cadáver y no sé, tengo mis dudas —expresé.

—Pensé que nunca me lo preguntarías —manifestó tranquila.

—Lo siento, yo —me sentí avergonzada.

El sentirme avergonzada, era una de las emociones más personales e internas que estaba archivada en mi registro emocional. No era visible, ni tangible pero expresa todo lo que mi interior podía sentir en ese momento.

—A tu edad, es normal que seas tan curiosa —me regalo una sonrisa.

—No quería ser tan irrespetuosa —dije apenada.

—No pasa nada cariño—expuso tranquila—Creo que esto podría responder a tu pregunta —levanto su blusa.

Mis ojos curiosos, se detuvieron en una pequeña cicatriz que estaba en la línea media del abdomen, muy por debajo del ombligo. Aunque no comprendía que tenía que ver esa cicatriz con mi enigma, no podía negar que se le veía sexy. Era como una herida de guerra, digna de admirar.

—Sigo sin aclarar el misterio —expresé e hice el mayor de mis esfuerzos por no delinear esa línea con mis dedos.

Jane sonrió ante mis palabras, tal vez le parecía tonto mis conjeturas ante un hecho que no podía creer del todo, pero mi lado curioso siempre me ha permitido resolver algunos problemas y circunstancias personales que parecían ser creíbles a simple vista. Sólo me gustaba descubrir la verdad sobre los diferentes matices que tiene la vida y la muerte de Helen, me resultaba todo un caso sin resolver.

—¿Puedes explicarme? —coloque mi mejor sonrisa.

—Tras mi accidente automovilístico, tuve varias lesiones que me afectaron la funcionalidad de algunos órganos—dijo, sin quitar la vista del camino—Mi estado de salud, era totalmente crítico y necesitaba con urgencia un trasplante de páncreas y riñón—se detuvo en un semáforo en rojo—Gracias a que mi esposa era una donante voluntaria, los médicos pudieron salvarme la vida —me explicó.

—Entiendo  —expresé.

—Sin embargo, todo el papeleo lo tuvo que realizar Silvia, mientras me encontraba en terapia intensiva —añadió.

No pude expresar ni una palabra ante su confesión, era demasiada información que debía digerir de golpe, pues hasta el momento, tenía conjeturas que me hacían creer que Helen podía estar con vida y quizás sin memoria. Sin embargo, la vida me mostraba una vez más, lo valiente que había sido Jane por afrontar todo lo que le sucedió.

—Espero haber resulto tus dudas —sus ojos coincidieron con los míos.

—Sí —medio pronuncie.

Mis ojos se fijaron en el paisaje, no podía creer que realmente le había realizado ese interrogatorio a Jane, no me creí capaz, pero ahora que tenía mis respuestas, me sentía avergonzada. No quería incomodarla, ni tampoco quería que recordara su pasado, aunque si apreciaba el gesto de que respondiera mis dudas con mucha sinceridad.

—¿Todo bien? —me preguntó de repente.

—¿Disculpa? —dije, sin pensar.

—Me pareció muy curioso que te quedaras en silencio, si venías conversando animadamente —me confesó.

—Disculpa, sólo estaba recordando lo que ha pasado con mi madre —mentí.

—No tienes que preocuparte por eso  —mencionó.

—No soy tonta Jane, sé que te afectó que te dejará abandonada sin ninguna explicación —respondí.

Estaba cansada que tuviera que mentirme para no hacerme sentir mal, claro que estaba sufriendo por lo que hizo mi madre. La verdad, es que no sabía qué hacer para remediar lo que había pasado, sólo quería que todo volviera a la normalidad entre ellas.

—Tu madre, necesitaba realizar ese viaje —manifestó.

—¿Por qué la defiendes? —pronuncié.

Tal vez Jane tenía una argumentación válida para defender a mi madre y aunque fuese algo contradictorio, su actitud me hacía sentir tranquila. Era más que evidente, ese amor que sentía por mi madre.

—No se trata de defender o no cariño—suavizo su voz—Simplemente, existen situaciones adversas, a las que no tenemos la remota idea de cómo afrontar —me explicó.

—¿Tu hubieses hecho lo mismo? —pregunté.

—No lo sé —respondió, sin mirarme.

Aunque me cueste admitirlo, hay cosas que no puedo comprender del todo por más que me esfuerce en ello. Pero eso no significaba que esas ideas dejarán de dar vuelta en mi cabeza, como queriendo analizarlas en su mínima expresión.

No tuve que preguntar si estábamos por llegar, pues el paisaje cambio drásticamente, mostrándome una series de tumbas a mi alrededor. Al bajar del auto, seguí a una Jane que caminaba despacio, tal como si pudiera reconocer el lugar con los ojos cerrados, mientras que yo, podía perderme con mucha facilidad, ya que todas las tumbas me parecían iguales.

Cuando Jane dio con aquella lápida, no tuve que pensarlo dos veces para quedarme unos pasos atrás y darle un poco de privacidad. Sin embargo, fue imposible que no pudiera escuchar aquella conversación que mantenía con su esposa.

Mientras retiraba las flores marchitas para colocar las que había traído, le expresó a Helen que había cumplido su sueño de ser madre, le hablo sobre la enfermedad de Silvia, la reciente boda de su amiga y los motivos por lo que tuvo que dejar ese hogar que tanto se esforzaron en comprar.

En ese punto, mis lágrimas estaban por salir, jamás había venido a un cementerio y mucho menos hablarle a alguien que estaba muerto, pero escuchar a Jane, me rompía el corazón. Lo hacía con tanto amor que pareciera que su esposa fuese a responder en cualquier momento, aunque estaba segura de que no sería así.

Sentí un nudo en la garganta, al escuchar que Jane nos había mencionado en la conversación y sólo hasta ese momento, no me había detenido a pensar lo importante que nos habíamos vuelto para ella y me dolía que todo eso podría llegar a su fin, si mi madre no reaccionaba a tiempo.

—Abigail, acércate —me dijo.

Apenas pude reaccionar, no me esperaba que me hiciera participe en la conversación. Camine despacio y me senté a su lado, sin poder pronunciar algo. Sin embargo, lo que me dejó totalmente impresionada, fue aquella inscripción “La muerte nos separó, pero nuestro amor nos seguirá uniendo” Era una hermosa frase que simbolizaba el amor que ambas se tuvieron y que el destino impidió que fluyera como era debido.

—Quiero presentarte a una de mis hijas, la otra está muy pequeña aún para traerla —expresó.

—¡Hola Helen! —mi voz sonó temblorosa.

—No creerás lo enamorada que estoy de su madre, suena un poco loco—sonrió—¿Alguna vez pensaste que me enamoraría de nuevo? —dijo, como si Helen pudiera responder.

—Jane —le hice saber que no tenía por qué escuchar esa conversación.

—Me encantaría que Abigail no estuviese triste o se sintiera culpable por lo que pasó hace unos días con Alondra—colocó su brazo sobre mi hombro para acercarme a ella—Puede que no entienda la reacción de su madre, pero no quiero que se abrume por cosas de la que no es culpable —me dio un beso en la sien.

—No quiero que ninguna sufra, creo que ya han tenido demasiado —dije, sin poder evitar que una lagrima recorriera mi mejilla.

—No importa cuánto sufras, siempre y cuando puedas levantarte y seguir adelante—me expresó—Tu madre sólo necesita tiempo —mencionó, con mucha seguridad.

—Dime algo Jane, ¿Estás molesta por qué se fue sin avisarte? —pregunté.

—Para nada, sólo estoy un poco triste, pensé que me pediría que la acompañara —expuso, con su mirada triste.

Sentí unas ganas inmensas de llorar, apenas me podía imaginar la tristeza que tenía Jane y no era capaz de pronuncia alguna frase. Creo que me había pasado con mi madre, no debí hablarse de ese modo, pero estaba tan enojada, que no controle mis palabras.

—Todo saldrá bien —expuso Jane, al darme un efusivo abrazo.

Era de suponer que la necesitaba ese abrazo era Jane y no yo, pero me sentía tan mal por pensar que la relación que tenía con mi madre se estropearía, que no vi más allá. Jane no sólo entendía el dolor porque el que estaba pasando mi madre, también quería apoyarla y la esperaría el tiempo que fuese necesario.

—Es momento de que regresemos, tu hermanita te espera para ver una película —dijo, al dejar de abrazarme.

—¿Puedo conducir de regreso? —hice un puchero.

Desde que vi ese auto, moría por conducirlo, así fuese tan sólo una vez. Aunque eso implicaría luchar contra mis deseos de conducir a una velocidad vertiginosa. Sé que no podía sobrepasar la velocidad establecida, pero no todos los días me daba el lujo de manejar un Maserati Ghibli “Era un sueño hecho realidad para cualquier jovencita amante de la velocidad”

—Dejaré que conduzcas, si me prometes que no le dirás a tu madre —me advirtió.

—Te lo prometo —imite el gesto que hacía mi hermanita con su meñique.

—De acuerdo —me paso las llaves.

Pude observar cómo se despedía de su esposa y me hizo recordar el gesto tierno que hace mi madre para despedirse de mí. Jane me había enseñado algo muy valioso y mi manera de agradecerle, fue expresándole un te quiero, que hasta ahora, sólo le decía a mi madre.

Hola mis estimados lectores, he vuelto antes de tiempo jaja. Espero hayan disfrutado la lectura. Cabe mencionar, que la historia está por llegar a su final, así que disfruten cada capítulo y vayan pensando una pregunta que les dejare a continuación. ¿Quiere que culmine la historia con epilogo? Y de ser así, ¿Cuántos años desean que trascurra?

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí