Capítulo 25

Jenny

Mis párpados estaban pesados, como si hubiese bebido o pasado toda la noche en vela. Intenté moverme para incorporarme, pues tenía un poco de hambre, pero una mano, sujetaba fuertemente mi cintura. Una serie de imágenes se vinieron a mi cabeza, donde los labios de Jimena se paseaban por mis pechos, por mi abdomen y un poco más al sur. Debía admitir que había tenido una de las mejores noches de mi vida, y vaya que me he metido con varias personas.

Al girarme, me topé con ese rostro angelical que me hacía dibujar una sonrisa en mi rostro. Ni en mis más locos sueños, imaginé que podía despertarme con alguien a mi lado. En todas las noches locas que he tenido en brazos de otras personas, es la primera vez que amanezco en la misma cama, abrazada con alguna chica de turno.

Podría acostumbrarme a estar entre los brazos de Jimena, al sentir su olor, sus besos recorrer mi piel y esa manera de gemir que me vuelve loca. No puedo creer que me enrede con esa chica a la que odiaba hasta hace unas horas, si bien podría decir que del odio al amor, sólo hay un paso. Pero, ¿En realidad siento algo por ella o sólo me deje llevar por el momento? —me cuestioné.

Después de ese acercamiento que yo propicie, me perdí en sus húmedos labios, besaba tan bien la condenada que se me hizo imposible no seguir con ese roce. Lo único que tenía planeado era darle un beso y nada más, pero las cosas se me salieron de control. Desde que presencie cómo le coqueteaba a Danielle de la forma más descarada, me atrajo al instante, y moría por probar sus labios. Aunque fuese solo una vez.

Sin embargo, caí en mi propia trampa, me deje llevar por sus besos, por su manera de acariciar mi espalda. Cuando creí que podríamos llegar a algo más, se detuvo o más bien yo lo hice, me separé de sus labios y le pedí disculpas, porque había ido muy lejos, pero su mirada trasmitía cierto deseo y temor a lo desconocido, que se me hizo imposible contener mis deseos, me acerque de nuevo a sus labios para perderme en ellos.

Después de un rato, comencé a besar su cuello, mientras ella jadeaba despacito, invitándome a continuar cada vez más. Nos fuimos retirando nuestras prendas con cierta maestría, hasta que decidí morder su lóbulo con cierta picardía para susurrarle que por nada del mundo se detuviera. Realmente deseaba hacerla mía, al menos deseaba estar una noche con ella.

—No te vayas —expuso Jimena dormida.

De alguna manera, percibió como me incorporaba de la cama, yo sonreí ante su petición y me acerque a sus labios para depositarle un pequeño beso. Camine de puntitas hasta el baño, me di una ducha rápida y cubrí mi cuerpo con una toalla, al salir, note que Jimena aún seguía en los brazos de Morfeo, era evidente que esa noche apasionada la había dejado sin energías. Luego recordé que estábamos en el departamento de Danielle y esa sonrisa tonta que tenía en mi rostro, se borró. Cómo podría explicarle a mi amiga que me acosté con Jimena.

Recogí la ropa que estaba esparcida por el suelo, me vestí apresuradamente y salí a la cocina, sin importar que estuviese algo avergonzada por usar la casa de Danielle cómo un hotel, debía ir por algo de comer. Mis nervios reaparecieron, al ver la silueta de mi amiga junto a un plato que degustaba ansiosamente y una sonrisa tonta en su rostro, quizás se había reconciliado con Emma después de todo.

—Muy buenos días —pronuncié, intentado ocultar mis nervios. Deseaba en lo más profundo de mi corazón que Danielle no se diera cuenta de lo que pasó en aquella habitación.

—Hasta que te dignas en aparecer, veo que tuviste una noche muy entretenida —dijo, mostrando cierta seriedad en sus palabras.

—Qué tierno—comenté, al ver unos hot cakes en forma de corazón, rodeados con unos trozos de fresas, mientras que en un plato más pequeño, había dos figuras muy originales, simbolizando besos y abrazos con algunos frutos rojos—Por lo visto, anoche hubo reconciliación —tomé una fresa para comerla.

—No del todo, pero si conversamos de algunos asuntos pendientes —su mirada, regreso a su plato. Al parecer, había olvidado su comentario y esperaba que siguiera así. No tenía cara para verla, no después de haberme acostado con Jimena.

—Por algo se empieza, ¿No? —revise el gabinete para extraer un plato.

—Supongo—se encogió de brazos—Emma me dejó está nota —extendió su mano para mostrármela.

No quiero estar sin ti, gracias por darme una oportunidad de enmendar mis errores. Te prometo que no te volveré a defraudar con mis acciones, te mostraré que eres la persona que más amo.

Hoy será el primer día de muchos, donde te voy a enamorar con cada detalle... Te amo…

—¡Vaya! Esa latina va por todo. Enhorabuena por ti —le di una palmadita en su hombro.

—Espero sea así, no quiero desilusionarme de nuevo —su mirada se tornó triste.

—Bueno, ya sabes qué hacer si eso sucede —le dedique una mirada pícara.

—Eso jamás va a pasar, ahora menos que te has metido con Jimena—me apunto con su cubierto—¿Creías que no me daría cuenta de lo que pasó entre ustedes? —entrecerró sus ojos, como intentado descifrar mi mirada.

—No pasó nada entre nosotras —respondí con mis mejillas rojas.

—Si, como no—su mirada se situó en la otra habitación—Ya que afirmas que no sucedió nada, no te importará si voy hablar con Jimena —se incorporó de la silla.

—No, espera —cogí su brazo para impedírselo. Lo menos que deseaba era que viera el cuerpo desnudo de Jimena sobre la cama.

—¡No puedo creerlo! Realmente lo hicieron—se zafó de mi agarre—¿Qué pasó con ese odio que le tenías? —me recriminó.

Fui incapaz de pronunciar alguna palabra, Danielle tenía razón, no tenía ni la menor idea del porque me acosté con esa pelinegra. Sin embargo, no me arrepentía. De hecho, quería volver estar entre sus brazos y sentirla mía.

—¿En que estabas pensando? —me regaño.

Mis ojos coincidieron con los de Danielle—Sus labios, son tan irresistibles —respondí, como si eso pudiera librarme de mis acciones.

—Jenny—sus manos sostuvieron mi rostro—Tu más que nadie, eres consciente de lo que significa que jueguen con tus sentimientos. Así que te pido de todo corazón, que no hagas lo mismo con Jimena. No es justo y lo sabes —me dedicó una mirada de comprensión.

Por estar tan cegada por ese dolor que mi primer amor me causo, no había sido consciente que lastime a más de una persona en el camino. Nada de lo que había hecho hasta entonces, podía justificar mis acciones. Cuando Jimena me hizo esa confesión, pude ver en sus ojos una chica noble de corazón, una chica me hizo recordar a mí misma, pero que intenté ocultar tras mis noches de locura en brazos de cualquier persona que estuviese dispuesta a disfrutar, sin esperar nada a cambio. Sólo una noche de sexo y nada más.

—Puede que Jimena tenga sus defectos, pero es una gran persona —mencionó, sin dejar de sostener mi rostro.

—¿Por qué la defiendes tanto? —pregunté, estaba muy confundida por la actitud de Danielle. Después de todo, la pelinegra le ha hecho la vida imposible desde que se conocieron.

—Mientras tú estabas de cama en cama con cualquier estúpido o mujerzuela que quería  ligar contigo—se apartó de mí, con cierto enojo—Jimena ha sido la única que se preocupó por mi estado de ánimo, que me alentaba a seguir para no dejarme llevar por el dolor y me acompañaba a todas partes procurando que no hiciera una tontería —expresó.

Era cierto, estaba tan ocupada con cualquier chica de turno y pendiente de coquetear con un tipejo que quería en mi cama, que me olvidé por lo que estaba pasando Danielle, ¿Qué clase de amiga soy? —me recrimine a mí misma. Pero antes de que pudiese pedirle disculpas, Danielle se había ido a su habitación con un semblante triste.

Estuve tentada a ir detrás de ella para pedirle disculpas, pero mis piernas no me reaccionaron, había sido tan idiota y estúpida en pasar por encima de los demás, que no quería alejar a más nadie de mi vida. Por una vez, le haría caso a Danielle, debía aclararle a la pelinegra lo que paso entre nosotras para no crear malos entendidos.

Retome lo que estaba haciendo, busque una bandeja para colocar ese plato que contenía algunos trozos de esos hot cakes y me dirigi a la habitación. Cuando ingresé, mis ojos se toparon con el cuerpo de esa pelinegra cubierto por una diminuta toalla, era tan sexy, mordí mi labio inferior para calmar esa ola de placer que comenzaba avivar mi ser. Dejé la bandeja sobre la cama y me acerque a ella—Me gustas más cuando estás sin ropa —mordí el lóbulo de su oreja.

—¿Eres así con todas tus conquistas? —su pregunta me descolocó un poco, pero no se lo mostré. Simplemente rodeé si cintura e hice que se volteara.

—¿Qué te hace pensar eso? —acaricié su mejilla y delinee sus labios. Moría por besarla otra vez y de ser posible, repetir esa magnífica noche que me regaló en sus brazos.

—No soy tonta, sé que eres esa chica de las que hablan en la facultad—su mirada se tornó triste—Yo sólo fui otro polvo en tu gran lista —desvió su mirada.

—Por primera vez, quisiera no tener esa reputación—la tome del mentón para que me mirase—Tú no eres ningún polvo para mí —acorte la distancia entre las dos y me perdí en sus labios. Pude notar que mi confesión la agarró desprevenida, pero aun así, me correspondió con la misma pasión.

—No tienes que mentirme—se separó de mis labios—Sé que ahora estás detrás de un chico para llevártelo a tu cama —me confesó.

—Jamás te mentiría—la apreté más contra mi cuerpo—Estoy consciente de mi pasado, de esa reputación que me he ganado y de ese chico del que hablas, pero lo que pasó entre nosotras es diferente —le di un beso corto.

—¿Por qué soy diferente? —su voz tembló.

—Estando entre tus brazos, me di cuenta que toda mi vida me la pasé haciendo de todo para olvidar una herida del corazón—disminuí la fuerza con la que la abrazaba—Que mis numerosas conquistas, sólo eran algo pasajero y que sin importar que hacía, me sentía vacía por dentro—jamás había sido tan sincera con alguien y desconocía porque eso había cambiado—Tú me hiciste sentir viva, con tus caricias y me demostraste que puedo sentir de nuevo —mis ojos se cristalizaron. Jamás había estado tan vulnerable frente a alguien, menos con una chica con la que había dormido.

—¿Qué significa eso? —frunció el ceño.

—Sé que no empezamos como era debido—me sonreí, al recordar que la tuve desnuda toda la noche, recorriendo su piel—Quisiera salir contigo, para ver si puede surgir algo —dije con mucho entusiasmo. Quizás me estaba lanzando a una aventura desconocida, pero si lo de anoche significó algo entre nosotras. Creo que valdría la pena averiguarlo.

—Entonces, ¿Ese desayuno es un inicio? —me regalo una sonrisa.

—En realidad—me sonroje—No lo prepare yo, se lo dejo Emma a nuestra amiga—bese su mejilla—Sin embargo, puedo intentarlo algún día. Si tú me dejas, claro está —entrelacé nuestros dedos para llevarla a la cama y disfrutar de esa deliciosa comida.

—Eso lo quiero ver —me regalo una sonrisa.

Hola Hombrefx: Veo que no eres el único que ha quedado sorprendido por el pequeño giro que le hice a la historia... Jejejeje creo que es un punto positivo, ¿no crees? Te cuento, tus anhelos se han vuelto realidad después de todo, la historia se alargó a 29 capítulos con dos epílogos. Así que aún queda para rato…

Sasia: Holaaaaa había pensado que no te volvería a ver, mira que me encanta tus comentarios…No tienes que disculparte, las calamidades le suceden a cualquiera, así que ánimos…Me encanto tu frase (amo a Dany y Emma hasta la médula) es única, que no te quede duda. Buenos hasta otro capítulo…