miprimita.com

Mi segundo amor 1

en Lésbicos

Capítulo 1-Rutina

 

 

Alondra

 

Esa mañana, me encontraba sentada en la mesa del comedor, con una taza de café entre mis manos y mi vista perdida en algún punto de la sala. Me encontraba recordando aquella noche lluviosa en la que mi hija Abigail, me pidió que nos mudáramos a Venezuela, el país donde nacieron sus abuelos.

Apenas tenía once años, por lo que no le preste mucha atención, pero estaba segura que su decisión de irse del distrito de Manhattan, una isla situada en la desembocadura del río Hudson, era por la pérdida de sus abuelos. Quienes habían partido hace un año, mi madre había sufrido de un infarto al miocardio y un par de meses después, mi padre falleció sin ninguna causa aparente, pero estaba segura que había sido por la ausencia de su amor.

El tiempo pasó y ambas continuamos con nuestras vidas, pero cuando Abigail cumplió sus quince años, le dio por preguntar por su padre biológico. Una pregunta que no pude seguir evadiendo como de costumbre y tuve que decirle la verdad. No sólo le confesé que ella era una inseminación artificial, sino que también le exprese que yo era lesbiana. No sé cuál confesión le afecto más, pues me dejó de hablar por dos meses enteros, un tiempo que resultó ser muy largo para mí y me parecía injusto que actuará de esa manera conmigo, como si yo tuviese la culpa de haber cometido un crimen, cuya pena era aplicarme la ley del hielo.

Estuvo distante y callada por todo ese periodo, hasta que una tarde, me confesó que le gustaban las mujeres. Fue entonces, donde comprendí su reacción. Abigail había estado luchando por si sola con sus preferencias sexuales y no le pude brindar mi apoyo como era debido, sólo por ocultar quien era. Creí que hacia lo correcto, de alguna manera deseaba evitarle un conflicto mental o que me rechazará por quien era, pero se me salió de las manos y ahora comprendía las consecuencias.

Con el tiempo, le conocí un par de novias, pero no se atrevía a tener una relación estable, porque según ella, no había llegado la chica indicada que conquistara su corazón. Después que terminó la secundaria, me imploro que fuéramos a Venezuela para estudiar en el conservatorio Vicente Emilio Sojo, donde su ídolo Gustavo Dúdamel, se formó como músico, compositor y director de la orquesta Sinfónica Venezolana. Emprender el viaje y dejar todo atrás, sería lo de menos. Ya que una parte de mí, deseaba conectarse con mi descendencia latina y ejercer mi título de licenciatura en música.

Después de mover algunos hilos, para lograr mi transferencia a ese conservatorio, ambas hicimos nuestras maletas para ir a Barquisimeto, la ciudad musical de Venezuela. El idioma no era problema, ya que mis padres me enseñaron perfectamente hablar el español y yo le enseñe a Abigail, el cambio de moneda me resultó ser beneficioso y mientras nos daban nuestras cédulas de ciudadanía, hicimos los trámites para la inscripción de Abigaíl.

Al principio, fue algo complicado porque las clases ya habían empezado hace un mes, pero luego de tanto esfuerzo, logramos nuestro objetivo. Lograr la inscripción al conservatorio de música y buscar un lugar acogedor para vivir. Logramos rentar un bonito apartamento, situado al lado de una típica casa colonial, compramos una Suzuki  Hayzabuza 1300 RR que normalmente manejaba mi hija y logramos mantener un ritmo constante para cubrir todas las actividades del conservatorio.

Todo parecía estar bien entre las dos, hasta esa tarde que me tropecé con aquella mujer de ojos cafés, piel trigueña y cabellos castaños. No creí que podría sentir esa corriente eléctrica al estrechar su mano, pero algo me decía, qué tal vez y sólo tal vez, podría tener la dicha de verla de nuevo. Mis pensamientos, fueron interrumpidos por la presencia de mi cachorro, un Border Collie que se acercó con una pelota para jugar como todas las mañanas, pero esta vez, se nos hizo tarde para ir al conversatorio, así que mi pequeño Split, tendría que esperar a que regresáramos a casa para jugar.

—Split—acaricié su cabeza—Ahorita no puedo jugar, prometo hacerlo más tarde —dije, mientras le serví su desayuno y llamé a mi hija.

—Mamá, si continúas llamándome de esa manera, asustaras a los vecinos —me expresó en un tono divertido.

Al verla, recordé cuando la tuve entre mis brazos por primera vez, había sido un embarazo difícil por mi hipertensión arterial, pero gracias a mis padres, todo fue más llevadero. Era una verdadera lástima que ambos hayan partido hace un par de años y no hayan visto la hermosa jovencita que se ha convertido mi hija, pero al menos, tuvieron nueve años para compartir a su lado y darle algunos consejos.

—¿Estás lista? No quiero llegar tarde a mi clase de violonchelo —escuché a mi hija.

Mis ojos coincidieron con los suyos, ya no era la misma niña que tuve en mis brazos. Ahora tenía una larga cabellera igual que la mía, ojos de un azul verdoso, unas piernas largas y de caderas anchas. Toda una mujer hermosa, lista para enfrentarse al mundo.

—Abigail, la que se tarda en vestir eres tú —manifesté. Todas las mañanas era lo mismo, ella duraba horas en el tocador arreglándose, mientras que yo, sólo me tomaba unos diez minutos para alistarme.

—Pórtate bien, más tarde viene la vecina para sacarte a pasear —Abigail le dijo a nuestro cachorro. Yo tomé las llaves de la moto y nuestro portaviandas. Bajamos las escaleras a zancadas, nos colocamos nuestros cascos y mi hija se puso en marcha.

Al llegar, me baje de la motocicleta con cuidado, aún no me acostumbrada del todo a la manera desenfrenada que tenía mi hija para conducir y siempre terminaba un poco mareada. Pero era la manera más fácil de transportarse y evitar el tráfico vehicular. Mientras caminaba por el pequeño sendero, me perdí en la inmensidad de aquel campus, era la combinación perfecta de naturaleza y elegancia, con ciertas notas musicales sobre el césped.

Al cruzar la puerta de madera, observe algunos niños practicando con sus instrumentos, otros ensayando alguna estrofa, pero antes de subir al segundo nivel. Me dio por admirar aquella biblioteca cuyos manuscritos estaban en orden alfabético, al igual que aquella colección de cuatro, maraca, tambor, violas, violines, violonchelo y el piano más antiguo que se conocía. Ver todo aquello, me llenaba de orgullo que mis padres me hayan heredado el amor por la música y por su ciudad natal, era la manera de llevarlos conmigo y agradecerles por la vida que me dieron.

Continúe mi recorrido, hasta llegar a mi salón, donde me esperaban mis alumnos de doce años, los salude como de costumbre y comencé a dar clase. Saque del estuche mi guitarra clásica de color negro con tapa en pícea, aros y fondo en meranri, di algunas instrucciones y reforcé algunos temas para motivar a los rezagados. Algunos ya se habían familiarizado con el estilo clásico o casual para tomar la guitarra, otros aún le costaba afinar su instrumento, mientras que dos jóvenes ya podían ajustar los sonidos de mi, la, re, sol, si y mi, sin la necesidad de utilizar un afinador. Les indique que tocaran un acorde mayor, para comenzar a tararear la siguiente canción:

Mira como pierdo yo sin ti

con esta soledad dentro de mí, en mi cuarto

escucho tu nombre, siento tus pasos,

tengo una marca y no puedo borrarlo.

 

—¿Esa canción es para alguien especial?—escuché a mi espalda. Al ver aquella chica de cabello balayage gris oscuro, supe de quien se trataba.

Les indique a mis alumnos que continuaran con la práctica de los acordes para luego estudiar los ritmos de rasgueo y me dirigí aquella jovencita. La verdad era que no tenía idea del porque esa melodía me hacía recordar a esa mujer con la que me tropecé, pero no quería que me estuviese realizando preguntas indiscretas.

—¿Qué te trae por aquí Sofía? —le pregunté para cambiar de tema.

—¿Suegra, ha pensado a donde vamos a llevar a Abigail? —no tardó en preguntarme.

Yo negué con un movimiento de cabeza. No tenía la menor idea de donde podría llevar a mi hija para celebrar su cumpleaños número dieciocho. Aunque teníamos un par de meses en este país, no conocía del todo la ciudad y en parte era por mí falta de interés. Me resultaba algo tedioso ir algunos lugares sin ninguna compañía.

—Hace unos días escuche a mis compañeras de un lugar agradable para ir. Además tiene comida variada y un lugar exclusivo para el kareoke —me dijo muy entusiasmada.

—¿Hay que hacer alguna reservación? —le pregunte. Habíamos dejado ese asunto para último momento, pero ambas habíamos estado muy ocupadas para organizar algo decente.

—No se preocupe, yo me encargo de eso. Más tarde le enviare la dirección —manifestó, antes de irse.

Por un momento, me quedé observando cómo se alejaba aquella jovencita y sonreí al ver lo mucho que quiere a mi hija, sin importar que sólo tenemos nueve meses aquí, se llevaban de maravilla. Sin duda, el amor entre adolescentes, siempre es y será algo muy lindo.

—¿Cuándo podremos leer una tablatura? —escuché a uno de mis alumnos.

—Idiota, eso es lo que estamos haciendo —dijo una rubia.

—Niños—volví a mi posición—Tocar un instrumento requiere rigor y disciplina. No basta con las clases que les dé, deben practicar en sus hogares—dirigí mi mirada a ese chico castaño—Además, deben aprender a diferenciar una partitura de una tablatura.

—¿Y cómo haremos eso? —indagó otro jovencito.

—Todo es posible con mucha práctica y dedicación—sentencie— La partitura, se refiere a un pentagrama donde se introduce la clave de Sol y la tablatura, nos habla de la representación gráfica del instrumento con 6 líneas —expliqué.

—Sigo sin entender —comentó el castaño.

Ahora más que nunca podía comprender que la entrada a este exclusivo conservatorio no era tan aleatoria como lo imaginé, no debía ser una psíquica para darme cuenta que algunos alumnos no tenían ni la menor idea de lo que le hablaba en clases. Era de esperarse, la mayoría de estos adolescentes eran hijos de unos padres con una excelente chequera en el banco, una chequera que les permitía acceso a todo el conservatorio sin importar sus conocimientos.

No obstante, uno de mis grupos favoritos a los que les suelo dar clases por las tardes, son esos pequeños que apenas comienzan a tocar cuatro, el instrumento típico y emblemático de música venezolana. Utilizado para ejecutar géneros musicales de tipo folclórico, con sus cuerdas de nylon, produce un bello sonido metálico pero sobrio.

—¿Qué no entendiste? —intenté mostrar mi mejor semblante, para ocultar mi molestia. Aquel castaño no había aprendido nada desde que le empecé a impartir clases hace un mes.

—No entendí nada profesora, por favor vuelva a explicarme —me insistió.

—De acuerdo—deje mi guitarra sobre su estuche y me fui a una pizarra que tenía en el fondo. Cogí una tiza y empecé a dibujar un ejemplo de cada una—Veras, la figura que está a mi derecha contiene cinco líneas horizontales con dos líneas verticales en cada extremo. Esto indica que tienes frente a ti, un pentagrama con una música escrita en notación musical estándar, dentro de esas líneas verás un símbolo o un número que te indique cómo se deberá tocar la partitura —mencioné.

—Perfecto, ¿Y la tablatura? —hizo una pequeña connotación.

—Esa es más sencilla, como puedes observar en la figura que está a mi izquierda, hay seis líneas horizontales que indican el número de cuerdas que tiene la guitarra. Siendo la primera línea de arriba más aguda y la última línea, más grave —dije, prácticamente le había explicado con plastilina para ver si entendía.

—Vaya que eres idiota, ¿Cómo no puedes entender algo tan sencillo? —le cuestionó la rubia.

—No todos somos intelectuales como tú —respondió, generando un pequeño ruido entre sus compañeros.

—Bueno, dejen la pelea y a continuar con nuestra clase —les llame la atención. Lo que menos deseaba, era que se formará un alboroto en el salón.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí