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Hechizo de un ángel 5

en Lésbicos

Capítulo 5-Un regalo

 

Lydia no había dejado de pensar en su reciente noviazgo, ahora nada le impedía estar lejos de Ashley. Sin embargo, no podía dejar su vida de la noche a la mañana. Mientras buscaba los ingredientes para preparar una comida asiática, dejó caer un envase de cristal. Era la primera vez que le sucedía y todo se debía a que estaba distraída.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Paulo preocupado.

El corazón de Lydia se aceleró por razones que no podía cuestionar y cubrió su rostro con ambas manos. Se sentía algo avergonzada por dejar caer el envase—Sí, me encuentro distraída —contestó. Había pasado dos meses desde que Ashley le pidió que fueran novias y deseaba darle un regalo por ese tiempo juntas, pero la lejanía se lo impedía.

—¿Distraída?—inquirió Paulo—¿Hay algo de lo que no me he enterado?—le dedicó una mirada inquisitiva. Las mejillas de Lydia se sonrojaron y no pudo evitar sentir nervios—¿Te le declararse a Ashley? —preguntó finalmente.

Lydia negó con un movimiento de cabeza. Las cosas no habían sucedido de esa manera, pero ella estuvo a punto de confesarle su amor en más de una ocasión. Sin embargo, el miedo a ser rechazada, fue más fuerte que sus deseos y por ello se mantuvo al margen—En realidad, ella me pidió ser su novia —confesó.

—¿En serio?—preguntó Paulo. No podía creer que aquella costarricense diera el primer paso. Después de todo, estaba más que seguro que su amiga se declararía primero—¿Cuándo sucedió eso? —la regaño.

Lydia desvió su mirada, había mantenido su noviazgo en secreto—Hace dos meses —dijo apenada.

—¿Por qué hasta ahora me lo dices? —le dedicó una mirada inquisitiva. Era la primera vez que su amiga no le contaba sobre su vida amorosa.

—No surgió el momento adecuado—dijo—Pero antes que saques tus propias conclusiones, déjame decirte que mi respuesta fue un sí —exteriorizó Lydia con una sonrisa.

—¡Hay que celebrar tu noviazgo!—exclamó Paulo. Jamás se había alegrado tanto por una relación de su amiga—Propongo que nos vayamos ahora mismo a un bar —sugirió.

—¡Estás loco!—exteriorizó Lydia—No podemos dejar el restaurante, recuerda que somos los chef principales —señaló alarmada.

—Cierto, pero podemos persuadir a Mauricio —sugirió Paulo. A fin de cuentas, su compañero le debía un favor y que más razón que el compromiso de Lydia para retribuirlo.

—Tú no cambias, ¿Cierto? —refutó su amiga.

Paulo sonrió—Ve a cambiarte y nos vemos atrás —le ordenó.

Lydia consideró sus opciones cuidadosamente, si salía del restaurante se enfrentaría al interrogatorio de Paulo, pero si se quedaba, sería el mismo resultado. Aunque debía admitir que la idea de ir a celebrar, no sonaba tan mal. Dejó lo que estaba haciendo y guío sus pies al cuarto de descanso. Allí, se retiró su atuendo y vistió una blusa manga corta de color azul marino junto con un pantalón de terciopelo negro—¿Qué le ofreciste a Mauricio para que aceptara? —preguntó Lydia, al ver a su amigo.

—Eso es confidencial—dijo, al pasar su dedo índice y pulgar por sus labios. Tal como si estuviese guardando un secreto—Ese noviazgo te ha sentado bien, te ves muy radiante —expresó en tono juguetón.

Lydia sonrió. Su amigo era un caso perdido, en el buen sentido de la palabra—¿Para dónde vamos? —indagó. Estaba segura que Paulo no la llevaría a ningún bar como lo prometió.

—No seas curiosa —la regañó.

Recorrieron la gran plaza que tanto les gustaba, comieron un helado y pasearon por un pequeño centro comercial. Lydia le comentó a Paulo sobre las conversaciones que mantenía con la costarricense, pero se guardaba para sí misma los detalles que incluía la misma. Sin embargo, Paulo quería conocer si aquello que sentía su amiga, era real o solo un amorío sin sentido—¿Realmente la amas? —preguntó, sin dejar de mirarla.

—Sí, jamás imagine sentir algo similar por una mujer —confesó Lydia.

—¿Estás segura que esa niña siente lo mismo por ti?—le cuestionó. A pesar que se atrevió a escribirle a Ashley, él todavía tenía sus dudas—¿Al menos has visto su rostro? —investigó.

Lydia sonrió. Su amigo era todo un personaje—Claro que la he visto y conozco su voz. He conversado con ella por videollamada y puedo decir que tiene una hermosa sonrisa —explicó.

—¿Cómo es que no me habías dicho ese detalle?—refutó. Ahora comprendía que Lydia le había ocultado información—¿Tienes alguna fotografía? —inquirió, deseaba conocer aquella mujer.

—¿Por qué desconfías tanto?—preguntó. Su amigo se estaba volviendo paranoico y desconocía el motivo—Ella es Ashley Herrera —le mostró la fotografía.

—No desconfío, solo quería estar seguro que no rompan tu corazón—mencionó—Por cierto, ¿Segura que a Ashley no le gustan los hombres? Es muy buen partido —dijo, sin dejar de ver aquella fotografía.

Aquellas palabras, hicieron que Lydia sintiera una extraña sensación en su interior. Acaso, eso que comenzaba a sentir, ¿Eran celos? —se cuestionó.

—Es una broma Liz—exclamó Paulo. La mueca de desagrado que hizo su amiga, le causó cierta gracia—Me da gusto que al fin encontrarás a una persona a quien amar —sonrió.

—¿Sabes? Hubiese deseado conocerla antes y compartir todo los días a su lado —desvió su mirada. Lydia sintió un poco de nostalgia, al ver que había desperdiciado toda su vida en los brazos de otras personas.

—Ashley llegó a ti, en el momento justo—mencionó Paulo—¿Serías capaz de vivir en su país? —preguntó. Estaba feliz por su amiga, pero no se imaginaba una vida sin ella. Le había tomado tanto cariño a Lydia, que le resultaba difícil verla partir a otro país.

—Sí—contestó Lydia—Sin embargó, ella quedó en venir en sus vacaciones —añadió.

—Me parece una excelente idea—expuso—Me alegra tener esta conversación contigo —confesó Paulo.

—¿Te invito a cenar? —expresó Lydia.

—Que sea preferiblemente en tu casa—sugirió Paulo—Sabes que me encanta tu sazón, yo jamás podría cocinar tan delicioso como tú —la halagó.

—No digas tonterías, tú también cocinas rico —lo alentó. Abordaron un taxi y en menos de lo planeado, ya estaban en la casa. Mientras Paulo colocaba la mesa, Lydia se encontraba en la cocina, preparando un delicioso Pad Thai, comida tailandesa.

—Celebremos por tu nueva relación —señaló Paulo, levantando la copa de vino blanco.

Lydia imitó el gesto—Por un nuevo comienzo —indicó.

Antes de continuar con la velada, Paulo se incorporó para buscar un pequeño presente—Cierra los ojos —le indicó. Lydia obedeció. Pero se encontraba a la expectativa, pues la última vez que hizo lo mismo. Su amigo y Mauricio, le dieron un afiche de un chico desnudo el día de su cumpleaños—Puedes mirar —señaló.

Lydia sonrió, frente a ella se encontraba un ramo de Claveles bancos—¿A que debo el honor? —indagó, al sujetar sus rosas favoritas.

 —Digamos que una personita muy especial, me encomendó este regalo para ti —sonrió Paulo.

—¿Una personita?—arqueó su ceja—¿A quién te refieres? —preguntó Lydia. Desconocía quién podría darle un regalo tan lindo.

Paulo se acercó para darle un abrazo y le expresó—Te lo envía tu novia, reiteró que te ama y que la disculpes por no entregártelo personalmente.

Lydia se estremeció. Jamás se hubiese imaginado que ese par se pusiera de acuerdo para darle un obsequio. Sin poder evitarlo, unas lágrimas recorrieron su mejilla producto de la emoción—Gracias, me has dado el mejor regalo —expresó.

—Liz, no me agradezcas—limpió su mejilla—Solo fui un intermediario entre ustedes—expuso—Se nota que esa mujer te ama. No desaproveches esta oportunidad —la alentó.

—Muchas gracias—se retiró para colocar las flores en agua—Si ya has conversado con Ashley, ¿Por qué me hiciste ese interrogatorio? —le reprochó.

—Supongo que debía cerciorarme —se encogió de hombros.

—Espero ya no tengas dudas sobre mis sentimientos —ingirió un sorbo de vino.

—Para nada, ya comprobé que están hecha una para la otra —sonrió Paulo.

Después de tan lindo gesto, ambos disfrutaron de su comida tailandesa. Lydia no perdió tiempo en interrogar a Paulo para conocer los pormenores de aquella petición. Por lo que su amigo, se vio en la obligación de contarle todo, pero omitió que él le había escrito a Ashley para darle su aprobación en la relación.

—Gracias por tu hospitalidad, me tengo que retirar para hacer unas vueltas de último momento—se excusó—Te dejo para que converses con tu amorcito —añadió con una sonrisa en sus labios.

—Muchas gracias por todo y por ser cómplice de mi novia —reiteró Lydia. Unos minutos después, se encontraba colocando su atuendo para dormir, mientras mantenía su ordenador en la cama. Deseaba charlar con su novia y conocer cómo estuvo su día.

Ashley —Amor, te estaba esperando.

Lydia se estremeció, su novia estaba conectada y no dudaría en pasar toda la noche conversando.

Lydia —Gracias por tu detalle mi vida.

Ashley —¿Cuál detalle?

Lydia hizo una mueca de incomprensión, su novia le estaba tomando el pelo o algo parecido. Por lo que se apresuró en responder.

Lydia —No te hagas la desentendida, me enviaste mis rosas favoritas.

Ashley sonrió, sabía exactamente a lo que se refería Lydia. Pero no pudo aguantar la tentación de bromear con ella.

Ashley —Me hubiese gustado dártelas yo misma, acompañada de un beso apasionado. En cambio, se me ocurrió pedirle el favor a tu amigo.

Lydia —No te preocupes, me encantó (Guiños de besitos).

Ashley —¿Cómo te fue en la semana?

Lydia —Estupenda. Te cuento, una chica muy guapa me pidió que fuese su novia.

Ashley —¡Vaya! ¡Hasta ahora me lo cuentas!

Lydia —Tú la debes conocer, es de mediana estatura, cabello castaño, ojos de un color café “Es todo un encanto”

Ashley —Por la descripción que me das, intuyó que estás enamorada de esa chica o me ¿Equivoco?

Lydiase encontró riendo, el conversar con su novia en tercera persona, era algo sin igual.

Lydia —No te equivocas. De hecho, lo que más me gusta de ella es: Su sencillez, su romanticismo, su manera de ser y en especial la manera como me trata.

Ashley se paralizó por unos segundos, su corazón latía a mil por hora, el pulso estaba acelerado y sus mejillas se encontraban algo rojizas. Agradecía que su novia no la estuviese viendo por cámara, sino sus mejillas la delatarían. Estaba tan feliz, al fin había encontrado alguien que la quisiera por su forma de ser y no por lo que debía aparentar.

Ashley —Esa chica debe ser afortunada.

Lydia no podía evitar reírse durante la conversación, sin querer coqueteaba con su novia y al mismo tiempo le daba a entender que conversaba con otra chica.

Lydia —Déjame decirte, que yo soy la afortunada. Ella fue quien se atrevió a dar el primer paso, porque yo no me hubiese atrevido. Tenía miedo de perderla.

Ashley se cubrió el rostro con sus manos, no podía evitar sonrojarse ante esa conversación.

Lydia —Me encantaría ir a tú país.

Ashley —¿Realmente vendrías?

Lydia —Sí

Ashley se encontraba riendo de manera nerviosa, no creía que ese día pudiese llegar y más por la distancia que había entre ambas. Sin poder evitarlo, una lágrima recorrió su mejilla. Quizás nunca podría conocer a Lydia y eso la entristeció.

Lydia —¿Qué harás con tu amiga? Tengo entendido que es homofóbica.

Ashley —No lo sé, pero tampoco quiero pensar en ello. Solo quiero estar contigo y el resto del mundo, me importa muy poco.

Lydia sonrió. Era la primera mujer que conocía tan decidida y eso le agradaba. Al menos Ashley, no ocultaba lo que sentía y eso era mucho que decir.

Lydia —¿Puedo verte?

Ashley intentó colocar un mejor semblante, no deseaba que su novia la viera triste. Mientras esperaba que Lydia atendiera la llamada, su mirada permaneció fija en algún lugar.

—Lamento no darte algo en nuestro aniversario —Lydia se disculpó. Realmente no tenía como hacerle llegar un regalo.

—No te preocupes mi bonita —dijo Ashley.

—¿Mi amor, te encuentras bien? —no tardó en preguntar Lydia, pudo notar que su novia estaba distraída.

—Sí —mintió.

—¿Pasó algo? —insistió Lydia, era la primera vez que veía triste a su novia y eso le dolía.

—No puedo hacer esto—dijo Ashley y cerró su portátil. Se suponía que debía conversar con su novia y mostrarse feliz, pero el pensar qué tal vez nunca la conocería. Se entristeció. Sin embargo, su celular comenzó a sonar y por inercia ella atendió—¡Aló!

—Gracias a Dios contestaste, ¿Qué tienes mi amor? —preguntó Lydia, desde el otro lado de la línea. Ashley se paralizó y sin poder evitarlo, comenzó a llorar. Lydia se le arrugo el corazón y sintió mucha impotencia al no estar a su lado.

—No sé, si esto sea correcto—su voz se congeló—No tiene caso ilusionarme contigo. Tal vez, nunca podré verte —dijo Ashley, con mucho dolor  

—No digas eso, claro que podremos vernos—expuso Lydia—¿Tienes miedo? —indagó.

—Más de lo que imaginas, nunca había sentido tanto por alguien y no quiero salir lastimada —mencionó Ashley.

—No eres la única yo tampoco me había enamorado de esta manera y siento temor—una lágrima recorrió su rostro—Nadie me puede asegurar que este amor, conserve la misma intensidad si te conociera en persona —le explicó Lydia.

—Disculpa—Ashley se excusó—Creo que estoy siendo muy melodramática —intentó bromear con su novia.

—Un poco—sonrió—No te rindas, por favor —suplicó Lydia.

—Lo intentó—limpió sus mejillas—Quiero tenerte a mi lado y saber que nunca te irás de mi vida —manifestó Ashley. Ansiaba conocer a Lydia y compartir todo a su lado.

—Yo también deseo estar a tu lado —confesó Lydia.

—Quiero hacer el amor contigo —confesó Ashley. No tenía idea si algún día vería a su novia, pero esa noche quería entregarse a ella. Al menos por ese medio.

—¿Estás segura? —manifestó, ella quería prepararle algo especial para su primera vez, pero era consciente que ese día podría tardar en llegar.

—Sí, puede que no sea lo mismo que estar a piel—hizo una pausa—Pero justo en este momento, quiero entregarme a ti y sé que escucharte haría la diferencia —explicó Ashley y sus mejillas se sonrojaron. Simplemente quería dejarse llevar por ese amor que sentía y estaba dispuesta a dejarse guiar por Lydia.

—De acuerdo, necesitaré que te coloques cómoda y sigas mis indicaciones —pronunció Lydia. Era la primera vez que hacía algo similar y eso la tenía muy excitada.

A pesar que esa noche Ashley flaqueó por el temor a un futuro incierto, decidió dejar sus inseguridades y continuar con su relación. Esa noche, se entregaron a ese amor que sentían, a ese amor que las mantenía unida a pesar de la distancia.

Hola Hombrefx, aprovecho el momento para realizarte una pregunta. Veras, estuve estudiando la posibilidad de publicar mis pequeños relatos en wattpad y considerando que eres uno de mis seguidores más fieles. Quería saber, si tal vez, ¿me seguirías en esa nueva aplicación? En tal caso que la respuesta sea no, podrías escribirme a mi correo para hacerte llegar otra de mis historias (una en la que recientemente estoy trabajando) cuídate.

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