miprimita.com

Mi segundo amor 41

en Lésbicos

Capítulo 41-Verdades

 

 

Brenda

Mientras reajustaba el calendario general de las actividades y modificaba el horario del profesorado y del alumno, me di cuenta que estaba divagando en algo completamente diferente desde hace rato. Tal como si padeciera del déficit de atención con hiperactividad que tiene cada niño en un determinado tiempo de su vida.

No había dejado de pensar en todo lo que dijeron mis padres sobre Jack, tal vez no sea el mismo de antes, pues la mayoría de las personas tienden a cambiar cuando no le queda más remedio y mi hermano, no sería la excepción, pero la pregunta seria, ¿Qué tanto cambio?

Sin importar cuan diferente sea ahora, jamás cambiaría el cariño y la confianza que le tenía, seguiría siendo mi hermano, pero si realmente estaba en malos pasos, lo ayudaría a como dé lugar. Escucharía su versión de la historia, sin emitir juicios, sin categorizar, ni mucho menos opinar, sólo mantendría contacto visual para determinar la veracidad de sus palabras.

—¿Te encuentras bien? —dijo mi hermano, al ingresar a mi despacho.

—Sí —respondí por inercia.

—¿Segura? Es que has actuado extraña desde que estoy contigo —expresó, mientras tomó asiento.

No me había percatado que estaba actuando de una manera extraña, porque sinceramente actuaba en modo automático, sin la intención de hacer daño a mis allegados. No obstante, existen algunas situaciones en la vida que te empujan de un modo u otro a hacer una determinada cosa, sin tomar en cuenta tu lado racional y por ello, actuamos de una manera que precisamente no es la adecuada.

Era lo que me pasaba exactamente desde aquella cena con mis padres, toda esa información que me habían dicho sobre mi hermano, me mantenía sumamente distraída y por si fuese poco, aún no podía creer que me hubiesen dejado a Jack como si nada y que no tomarán en cuenta la relación que tanto me esforcé en fingir con Alondra, ¿Se traerán algo entre manos? Pensé, como si ese par, estuviese armando una trampa de la que no podía escapar.

—Brenda —pronunció Jack.

—Necesitamos hablar —dije, mantenimiento la calma.

Quería conocer todos los detalles de ser posible y no descansaría hasta que Jack me dijera lo que necesitaba escuchar. Quizás me estaba apresurando a los hechos, pero vamos, me tenía preocupada toda esa situación.

—¿Cuéntame lo que pasó realmente en Madrid? —pregunté.

—Pasaron muchas cosas —dijo, sin mirarme.

—Jack —insistí.

—No quiero que te molestes conmigo, ¿Podemos mejor no hablar del tema? —se puso nervioso.

La reacción que tuvo mi hermano, me puso en alerta, dándome a entender que tal vez, mis padres estaban en lo cierto. Quizás Jack ya no era el mismo niño inocente que conocía y eso me causo una tristeza enorme, porque de alguna manera u otra, me sentía culpable. Nunca debí dejar que mis padres nos separaran, debí luchar por él y haber hecho lo posible por traerlo de vuelta.

—Necesito saber que pasó, así que dime, por favor —supliqué.

—Está bien—dijo por lo bajo—La verdad es que me cansé de insistir y de suplicar que quería vivir contigo, por eso decidí tomar medidas drásticas —me miró serio.

—¿Consumiste drogas? —expresé con mucha preocupación.

La angustia me estaba matando y no pude controlar mi estado de ansiedad, así que decidí preguntar de una vez por todas y salir de dudas. Porque si realmente mi hermano estaba consumiendo drogas, tenía que llevarlo a un centro de rehabilitación para que dejara ese mal hábito.

—No llegue a ese extremo hermanita—me respondió—Tome una actitud despreocupada, no asistía a esas reuniones que estaban acostumbrados a ir para demostrar mis habilidades y fue un completo maleducado con sus colegas. Además que le hice un par de desplantes en la orquesta filarmónica donde trabajaban —añadió.

Sentí un alivio en mi corazón, mi hermano no había cambiado en nada durante mi ausencia, aunque no podía negar que tenía cierta satisfacción, ya que les dio a nuestros padres una cucharada de su propia medicina.

—Brenda, existe algo más —dijo, sin mirarme.

—¿Cómo qué? —indague.

Sentí un nudo en la garganta, cómo estaba eso de que había algo más, pensé que me había dicho toda la verdad, pero ahora no sabía que pensar. No quería dar rienda suelta a mi imaginación, porque seguramente podía equivocarme con mis conjeturas y no deseaba juzgarlo, sin tener pruebas.

—Les dije a mis padres que soy gay —me confesó.

Mis ojos casi salieron de sus cuencas, no esperaba semejante información, ¿Cuándo pasó tal cosa? Aunque bueno, no podría juzgarlo, pero vaya que me sorprendió su confesión. Quizás estaba explorando las diferentes alternativas para escoger un género por el que se sienta atraído, tal como lo hice yo en su momento, más no estaba segura que fuese así.

Por un instante, fue como tener un flashback de hace unos años, donde por cosas del destino, mi padre me vio salir de un motel con mi novia y como era de esperarse. No reaccionó del modo que espere, me insultó hasta no más poder y me alejo de mi hermano, pero lo que más me dolió, es que aquella mujer con la que llevaba un tiempo, decidió terminar nuestra relación para no exponerse.

—Quiero aclararte que sólo se los dije para darles una estocada final—su voz, me hizo volver a la realidad—Recordé como reaccionaron al enterarse de tus preferencias sexuales, así que quise jugar con eso para convencerlos de que no valía la pena —me explicó.

El que alguien te haga sentir mal, sin ninguna razón, no tiene mayor repercusión en nuestra personalidad, pero cuando ese alguien es tu madre o tu padre, todo cambia. Porque esa persona en la tanto confías, no tolera tus errores, más bien te los recuerda una y otra vez, con la excusa de que debes hacer todo bien.

—Jack—sostuve su rostro—No necesitas demostrarles quien eres o de lo que eres capaz, tú eres más valioso de lo que ellos creen y no saben lo que se pierden al rechazarte —manifesté.

Por muchos años, desee que mis padres planificaran cada milímetro de mi vida, tanto personal como profesional y aunque no estuve de acuerdo. Intenté cumplir todas sus expectativas a como dé lugar, para que se sintieran orgullosos de mí, hasta estudie dos carreras universitarias que ellos mismos me impusieron, pero que a la final, me terminaron gustando y las ejercí con pasión.

Sin embargo, intenté que mi hermano no pasará por todo eso y aunque no tuve mucho éxito, la vida me estaba dando la oportunidad de comenzar de cero. Esta vez, intentaría que Jack se sintiera a gusto consigo mismo e intentaría reparar, todo ese daño emocional que mis padres le causaron.

—Te quiero hermanita y no quiero volver con nuestros padres —me abrazó.

—No lo harás, te lo prometo—correspondí a su a abrazo—Ahora que has vuelto a vivir conmigo, ¿Quieres seguir estudiando música o deseas estudiar algo más? —le pregunté, al separarme de su abrazo.

—Sí quiero, pero me gusta más la batería, no los instrumentos de cuerda —me confesó.

Sonreí ante su comentario, como no lo pillé antes, mi hermano era del tipo de jovencito que le fascinaba la percusión. Lo que me llevó a recordar, que hace unas semanas el conservatorio había aprobado una serie de programas para dar nuevas disciplinas en la institución e intentaría sacar provecho de eso.

—¿Tienes los conocimientos básicos para tocar la batería? —le pregunté.

—Por supuesto—me regalo una sonrisa—Tome algunas clases de manera clandestina, mientras estuve en Madrid —me confesó.

—Perfecto—le devolví la sonrisa—Organizaré todos tus documentos, para que ingreses en el nuevo año escolar —dije.

—Estarás orgullo de mi —me abrazó.

—Siempre lo he estado —besé su mejilla.

Sofía

Estaba sumergida en mis pensamientos, mientras escuchaba las tonterías que decía mi madre, cuando en realidad lo único que deseaba era ir tras Abigail para pedirle una disculpa sincera. Había sido un error ignorarla todo este tiempo como si no me importará o sacarle excusas tontas para no salir con ella. Estaba tan estresada con todo lo que estaba pasando a mí alrededor, que no podía controlar mi forma de actuar.

No lograba encontrar un equilibrio entre el conservatorio, los quehaceres de la casa y mi relación con Abigail. Porque de alguna forma, sentía que mi noviazgo, consumía mucho tiempo, un tiempo que podía invertir en otras actividades. También estaba esos desplantes continuos que mi madre le hacía a mi novia como si ella hubiese sido la culpable de mi descuido académico.

Cómo podía ser tan idiota en pensar que Abigail era una carga para mí o que su presencia me ocupaba mucho tiempo, porque a decir verdad, si no hubiese sido por ella y sus esfuerzos constantes, no sería la chica aplicada que soy ahora.

Me costaba centrarme en el aquí y en el ahora gracias a esa preocupación que recaía en mis hombros, estaba agotada, con miedo y una pizca de nervios que no podía controlar. ¿Estaré a tiempo para que Abigail pueda perdonarme? Realmente la echaba de menos, así como a su familia y su hermanita que me ponía en aprietos cada que iba a visitarlas.

—¿Me vas a poner atención o no? —escuché a mi madre.

Allí estaba de nuevo su tono altanero, como si mi única obligación era ponerle atención las veinticuatro horas al día, ¿Dónde quedó esa mujer risueña que me hacía sonreír con sus locuras?, ¿Por qué ha cambiado de actitud estos últimos meses?

—Sofía, te estoy hablando —me regañó.

—¿Qué quieres mamá? —pregunté con desdén.

—Tu hermano Robert, vendrá este fin de semana y nos presentará a su novia. Así que debemos planear el almuerzo que haremos ese día —manifestó.

—¿Vamos a preparar?—la miré de reojo—¿Desde cuándo me ves metida en la cocina? —fruncí mi ceño.

—Se me olvidaba que la señorita sólo tiene tiempo para su novia —dijo, con cierto tono despectivo.

—¿Por qué le tienes tanta bronca a mi novia?—la miré sería—¿Te ha tratado mal?, ¿Acaso no te ha ayudado con las cosas de la casa cuando se quedaba a dormir? —dije, a punto del colapso.

—No creas que he olvidado que por su culpa, estuviste a punto de perder una materia —elevó su tono de voz.

—Ese es tu puto problema, siempre supones cosas que no son—expresé, al mismo tiempo que noté como mi madre se preparaba para abofetearme—¡Vamos! Es lo único que te falta hacer —la rete.

—Sofía Castillo, no te permitiré que me hables de ese modo —me amenazó.

—Lo siento —dije cabizbaja, ya estaba sobrepasando los límites.

Siempre tuve una relación respetuosa con mi madre aunque no muy afectiva como hubiese querido, pero de alguna manera u otra, había aceptado mi vida liberal porque está no había interferido con mis estudios. No obstante, desde que comencé a salir con Abigail, comenzó a interesarse más en mi vida privada, no sé si por curiosidad o porque deseaba saber hasta dónde quería llegar con esa relación.

Y aunque era consciente que mi madre siempre querrá lo mejor para mí, no se daba cuenta que su actitud me ha causado un vacío enorme en mi corazón. Quería alejar de mi vida a la única persona que le había dado sentido, la única chica de la que realmente me había enamorado y todo por un mal entendido que no había aclarado.

—¿Por qué juzgas a mi novia sin conocer la verdad? —dije, con un hilo de voz.

—¿De qué verdad hablas? —suavizo su mirada.

—Abigail no tiene la culpa de que me haya descuidado en mis estudios —confesé.

—Podrías ser más claro, por favor —me indicó.

Mis padres se habían tomado el tiempo de criarme y brindarme las cosas necesarias desde que tengo uso de razón, era algo que no podía negar y tampoco deseaba hacerlo. Pero así como me daban ciertas cosas, también exigían otras y no quería defraudarlos.

Sin embargo, sentía que estaba en edad de conseguir mis propias cosas, quería independizarme y brindarle algunas cosas a mi novia, tal como ella lo hacía conmigo. Así que no podía acudir a mis padres para hacer tal cosa, pero tampoco podía seguir mintiéndoles o que pensaran que mis actitudes, eran por culpa de esa grandiosa chica que me hacía feliz cada día.

—Sofía —pronunció.

—Un compañero de clases me propuso que podía trabajar con él en un supermercado para ganar un poco de dinero y yo acepté gustosamente porque quería tener mis propios ingresos—intenté explicarle—Por eso he estado más agotada que de costumbre, por eso descuide mis estudios y por esa misma razón, estoy por perder a mi novia —un nudo, se formó en mi garganta.

—¿Cómo qué estás trabajando?, ¿Por qué no nos habías contado? —expresó agitada.

—Cuando cumplí un año de relación con Abigail, no pude darle un regalo como hubiese querido—mi voz, sonó triste—Y no les había contado, porque me hubiesen obligado a renunciar a mi trabajo y no quiero —añadí.

—¿Por qué me dejaste pensar que tú novia era una mala influencia para ti? —me reprochó.

—Por idiota—una lágrima recorrió mi mejilla—Estaba tan ilusionada con ese brazalete que deseo regalarle, que no he sido capaz de explicarte las cosas —dije, sin poder mirarla.

Mi madre acortó la distancia entre las dos y me abrazó, quería consolarme por la tontería que había cometido todo este tiempo. Porque a decir verdad, nada estaba saliendo como quería, todo se había distorsionado con el paso de los días y no tenía idea de cómo reencaminar los acontecimientos para conseguir lo que me había propuesto desde un principio.

Alguna veces crees que todo saldrá bien y te esfuerzas para que así sea, ya que tienes claro cómo tiene que ir todo para conseguir tu objetivo, pero a medida que avanzas, te das cuenta que las cosas no salen como esperas. Era justo lo que me estaba sucediendo ahora, que por mi deseo de darle una sorpresa a Abigail, oculte información que ella debía saber y sin querer, la estaba perdiendo.

—¿Puedo saber qué es ese regalo que deseas darle a tu novia? —me preguntó, al separarse del abrazo.

—Claro—limpié mis mejillas, mientras buscaba la imagen en el celular—Deseo darte este brazalete, está hecho de acero inoxidable —le mostré.

—¡Es hermoso!—exclamó, al detallar la imagen—¿Realmente estás enamorada de ella? —su mirada coincidió con la mía.

—Nunca me había comprometido con alguien y lo sabes—mis dedos acariciaban ese hilo rojo que Abigail me colocó en nuestro aniversario—Es la primera vez que me preocupo por otra persona más de lo que me hubiese imaginado y no se compara con nada que haya sentido antes —confesé.

—Jamás pensé que te vería de este modo—sostuvo mi rostro—Mi bebé se ha enamorado —me regalo una sonrisa.

—No quiero que me separes de Abigail, por favor —le suplique.

—Lamento haber actuado como lo hice. No sabes lo decepcionada que estaba, al pensar que te quedaría una materia—dijo—Sé que me extralimite y no debí prohibirte que te alejaras de tu novia todo un mes, sólo quería protegerte y que no enviaras tu futuro a la borda —sus palabras sonaban sinceras.

—No tienes que disculparte mamá, sé que no hice las cosas como debía —dije.

Debía admitir que toda la culpa recaía en mis hombros, debí ser franca desde un principio y no ir ocultado las cosas como si con eso, podría salirme con la mía. Estaba a poco de perder ese amor sincero que me brindaba Abigail.

Cometer errores es lo más habitual y lo más normal que todos hacemos, pero existe dos formas para enmendar dicha acción. La primera consistía en pretender que nada había sucedió y la segunda, reconocer que había metido las patas hasta el cuello a pesar de mis buenas intenciones.

—Tienes que buscar a Abigail y explicarle todo —mi madre, interrumpió mis pensamientos.

—Lo sé, pero hoy no puedo, en media hora tengo que ir a trabajar —respondí.

—¿De eso hablaremos luego? No me agrada que te estés esforzando más de la cuenta —sentenció.

—No tienes que preocuparte, trabajaré hasta esta semana, pero ya acordé con mi compañero para volver en vacaciones —le regale una sonrisa.

—Tomaste la decisión correcta—dijo—Bajaré para hacer el almuerzo, no quiero que te vayas sin comer —expuso, antes de salir.

Cuando me quedé a solas en la habitación, le marqué a mi novia, necesitaba escuchar su voz y pedirle disculpas por mi manera de actuar en el conservatorio. No quería ignorarla, no quería hacerla sentir mal, sólo me dejé llevar por el momento y me hice a un lado, cuando mi compañero me mostró una cajita que contenía su regalo.

No deseaba que lo viera antes de tiempo y tampoco sabía cómo explicarle lo que tenía en mis manos, porque seguramente hubiese imaginado que estaba recibiendo regalos de un chico. Cuando en realidad, me estaban mostrando nuestros brazaletes, porque había mandado hacer dos con nuestros nombres, pero no serían míos hasta que mi jefe me pagará.

—¡Aló! —se escuchó al otro lado de la línea.

—Echaba de menos tu voz—dije, al sentir como mi corazón latía de prisa—Quiero pedirte disculpas por haberte ignorado está mañana, no debí hacerlo —expresé.

—Sabes muy bien que no sólo ha sido esta mañana, llevas varios días ignorándome —su voz sonaba triste.

—Lo sé y lo lamento—expuse—Dame una semana y te explicaré todo, te lo prometo —manifesté, con un nudo en la garganta.

—¿Y por qué no ahora? —preguntó.

—Porque no puedo —odiaba lastimarla de ese modo, pero pronto le diría toda la verdad.

—¿Me lo prometes? —dijo, con un hilo de voz.

—Te lo prometo mi amor, confía en mí sí —dije.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí