miprimita.com

Mi segundo amor 23

en Lésbicos

Capítulo 23-Despedida de soltera

 

Alondra

Aquel grupo que había creado la madre de Olivia con anticipación para la despedida de soltera, resultó ser muy beneficioso, no sólo se había acordado el sitio donde se llevaría la reunión, sino que también llegaron al acuerdo de que las novias estarían juntas. Algo que resultaba ser nuevo para mí, ya que las futuras esposas debían tener su despedida de soltera por separado como era costumbre.

Sin embargo, aquel mensaje de texto que me había enviado Jane, me tenía demasiado ansiosa hasta el punto de convertirse en un factor desencadenante para mi imaginación. Me resultaba demasiado excitante verla nuevamente es un vestido que hiciera resaltar sus caderas y porque no, resaltar su belleza natural.

—Mamá, ¿Quieres un trago? —dijo mi hija, al tomar asiento a mi lado.

—Sí, me caería de perlas —cogí aquella cerveza.

De alguna forma, necesitaba calmar mi estado de ansiedad, estaba acostumbrada a que Jane vistiera de manera informal, pero el simple hecho de imaginar sus lindas piernas y sus caderas envueltas en un precioso vestido, me hacía delirar.

—Intenta no emborracharte, por favor —expresé, no quería que ella estuviese por la calle en estado de ebriedad.

—Tranquila mamá, sólo beberé un par de cervezas—me sonrió—Que suerte que las chicas reservaron este lugar para nosotras —manifestó.

—Sí, de lo contrario no estarías aquí —dije. Mi hija al igual que su novia, eran menores de edad y no tenían permitido estar en un lugar como este.

—¡Mamá! —me regaño. No quería que estropeará su primera despedida de soltera a la que asistía.

—¿Crees que puedas irte sola a nuestro hogar? —le pregunté.

Había planeado mucho para pedirle a Jane que fuese mi novia y tenía planeado hacerlo hoy, luego de la despedida de soltera. Quería llevarla a un lugar privado y hacerle la proposición con una linda cena.

—No creo que sea buena idea que le pidas a Jane ser tu novia justamente hoy, seguramente ambas estarán más ebrias de lo normal —mencionó mi hija.

—Lo sé —dije cabizbaja. Quizás no era el mejor momento, pero tenía la ilusión de hacerlo.

—¿Por qué no esperas a que pase toda esta locura de la boda? —me sugirió Abigail.

—No, ni de chiste —expresé.

—¿Qué no harás ni de chiste? —escuché la voz de Jane.

Mi corazón se aceleró y por un momento, sentí temor. Jane estuvo a punto de escuchar toda la conversación que había mantenido con mi hija y no quería que se enterara de esa forma. Al contrario, quería sorprenderla y hacerle algo especial.

Cuando decidí voltearme, pude apreciar a esa mujer que me traía locamente enamorada. Lucía un precioso vestido azul marino con escote bardot doblado de hombros descubiertos, con un suave maquillaje que hacía resaltar sus ojos cafés y unas sandalias de tacón que me daban una perfecta visión de sus piernas.

—¡Vaya! Te ves preciosa —expuso Abigail, sin quitarle el ojo de encima.

—¡Hola Abigail!—saludo a mi hija con un beso en la mejilla—¿Cuándo vas a visitarnos? La pequeña Francy quiere verte —comentó Jane.

—Iré mañana—respondió—¿Crees que pueda llevar a mi novia y a Split? —no tardo en preguntar.

Me encantaba la relación que mi hija tenía con esa pequeña, se comportaba tal como si fuese su hermana menor y era evidente que a Jane, eso le agradaba.

—Por supuesto, sabes que adoro tenerlas en casa—expuso, al mismo tiempo que se acercó para darme un beso en mis labios—Espero que estés preparada para bailar —me miró de una manera divertida.

—Si no lo está, yo me ofrezco —respondió mi hija, sin tan siquiera darme la oportunidad de hablar.

—Suena muy tentador —manifestó Jane, antes de entrelazar nuestras manos.

Comenzaba a molestarme que mi hija estuviese coqueteando con mi chica o la estuviera observando demasiado, era algo que no me agradaba para nada. Aunque era la primera vez que veía a Jane en vestido, no le daba derecho a ver lo que era mío.

—Hija, creo que deberías volver con tu novia —pronuncié, con la intención de que me dejara a solas con Jane.

—¡Oh! Sí—expuso, sin dejar de ver el escote de Jane—Nos vemos más tarde preciosa —dijo, antes de marcharse.

—Pero —pronuncié molesta, como se atrevía a decirle preciosa a mi chica.

—Tranquila mi princesa—me dio un corto beso en los labios—Aunque debo admitir que te ves adorable cuando estas algo molesta —me confesó.

—¿Fui muy obvia? —pregunté, sin poder ocultar la sonrojes de mis mejillas.

—Un poco—hizo una señal con su dedo índice y pulgar—Luces preciosa —acarició mi mejilla.

Estuve a punto de expresarle un te quiero, pero me contuve. Sólo se lo había dicho una vez y no quería que se sintiera presionada para decírmelo. Besé su mejilla y en la lejanía, disfrutamos de las actividades que habían preparado las chicas.

Las novias y el resto de invitados, no paraban de bailar, beber y disfrutar del movimiento de caderas que hacían aquellas dos bailarinas exóticas para entretener al público. Aunque debía admitir que esa fiesta, no sólo era para las personas de ambiente, sino que también estaban algunos heterosexuales disfrutando de su función privada.

Cómo era de esperarse, Jane no le estaba prestando atención aquel show erótico, sino que aprovecho que los demás estaban ocupados para sacarme a bailar. Los movimientos de sus caderas, me tenían al borde de la locura y sus caricias, me tenían totalmente erizada. No sólo había logrado su objetivo de impresionarme con aquel vestido, sino que me estaba excitando su manera de bailar.

—Creo que hemos tenido suficiente de esta despedida de soltera —susurró en mi oreja, con su voz un poco ronca.

—¿Qué tienes en mente? —dije, al coincidir con sus ojos.

El local estaba semioscuro, pero podía sentir su cuerpo junto al mío, rozándose suavemente al ritmo de la melodía que sonaba de fondo. A estas alturas, conocía los gemidos de Jane cuando besaba su cuello o repartía besos húmedos por el lóbulo de su oreja, pero también podía intuir cuando estaba súper excitada por mis caricias.

Habíamos postergado por mucho tiempo nuestro primer encuentro, pero hoy no quería darle más largas al asunto. La idea que tenía de llevarla a un lugar privado para pedirle que fuese mi novia, pasó a un segundo plano, simplemente quería hacerla mía y sentir su cuerpo desnudo. Junte nuestros labios, haciendo que ambas nos estremeciéramos por ese contacto que demostraba nuestras ganas de estar juntas.

 —Quiero muchas cosas —mordió mi labio inferior y tiro de mi mano para salir de aquel lugar.

No hubo tiempo de despedirnos de las chicas o avisar que nos iríamos, simplemente salimos como un par de adolescentes que iban en busca de apagar sus deseos más oscuros. Cuando abordamos su auto, coloque mi mano sobre su muslo desnudo, ella me devolvió una mirada de sorpresa por mi repentina acción, pero no dijo nada. Encendió el vehículo y arranco, mientras que yo luchaba por ese deseo ardiente de poseerla.

Comencé a realizar pequeñas caricias sobre su muslo, unas caricias que generaban en Jane cierta satisfacción, podía notar como se mordía su labio inferior para contrarrestar la suavidad con la que recorría su piel. En lugar de pedirme que detuviera mis constantes caricias, separo un poco las piernas para que pudiera tener mayor acceso.

Jane, aprovecho la luz roja del semáforo para cerrar sus ojos y disfrutar de mis dedos que se paseaban delicadamente sobre su ingle. Trague grueso, al notar que no llevaba ropa interior, esa noche estaba usando unos de esos vestidos que no permiten usar nada de bajo porque se ven los bordes.

—No creo que pueda aguantar hasta llegar a casa —manifestó, con su respiración agitada.

—Yo tampoco —jadee, al sentir lo húmeda que estaba.

—Vas a matarme y aún no hemos empezado —dijo, al colocar su mano sobre la mía para que no la retirara.

—Quizás sea lo que más quiero —deslicé mis dedos por su intimidad, y no pude evitar gemir de placer.

—No es justo, yo también deseo tocarte —hizo un ademan para desbrochar su cinturón de seguridad.

—Jane, estamos a mitad de la calle —expresé, como si esas palabras me ayudaran a frenar un poco mi deseo.

—Eso puedo solucionarlo —se inclinó para darme un pequeño beso.

Retomo el camino y condujo por un par de calles que jamás había visto, mientras que yo mordía mi labio inferior para intentar controlarme. Podía sentir como el cuerpo de Jane se erizaba por mis constantes caricias y cuando mis dedos jugaban en su intimidad, gemía despacio como si quisiera contener todo el placer que estaba sintiendo.

No sé en qué momento estacionó el auto, pero al escuchar que se desabrochaba el cinturón de seguridad, despertó mis sentidos y antes de que pudiera decir algo; sentí como se ubicó a horcajadas sobre mí.

—¿Realmente quieres hacerlo? —me preguntó, con cierto temor en sus ojos.

Quizás el hecho de que nos encontráramos en su Maserati Ghilbi, le causo cierto temor, tal vez no quería que nuestra primera vez fuese en un lugar como este, pero ambas estábamos tan deseosas que no queríamos aplazar nuestro encuentro.

Sostuve su rostro con mis manos y le dedique una mirada tierna, quería hacerle saber que añoraba hacerle el amor sin importar el lugar en que nos encontráramos. Le di un beso suave que la hizo suspirar, pero que ella misma se encargó de hacerlo más apasionado. Mis manos se aferraron a su cuello, para no perder el contacto, mientras que mi lengua exploraba cada rincón de su boca.

Escuchar sus gemidos ahogados sobre mis labios, me resultaba muy excitante, pero sentir sus manos sobre mis pechos, fue el detonante que necesitaba para dejarme llevar. Mi manera de besarla ya no era tan tierna como el principio, sino que ahora era más apasionada, más deseosa, más entregada.

—La manera en que me besas, me encanta —me confesó, al mismo tiempo que sus labios bajaron por mi cuello.

—Me gusta como tu cuerpo se estremece con mis caricias —dije, pero no pude evitar gemir cuando su lengua se hacía paso por el lóbulo de mi oreja, dejando un rastro húmedo.

Mis manos se aferraron a sus costados para intentar contener todas esas oleadas de placer que estaba sintiendo, sus besos me quemaban como fuego y la maestría con la que movía su lengua dentro de mi boca, me hacía humedecer considerablemente.

—Jane —dije.

—¿Mmm? —pronunció.

—Comenzó a llover —expuse, pero sin dejar de besarla.

—Eso lo hace más placentero—mordió mi labio inferior—¿Alguna vez hiciste el amor bajo la lluvia? —me preguntó, mientras sus manos acariciaban mis pechos de una manera exquisita.

—No, ¿Y tú? —respondí.

—Tampoco, eso lo hace más especial —gimió sobre mis labios.

Los besos de Jane me hacían trasportar a un lugar mágico, donde sólo existían sus caricias y sus besos desenfrenados. Unos besos que me estaban llevando al borde del orgasmo. Aunque disfrutaba de lo bien que me besaba, mis manos no se quedaban quietas y comencé a repartir caricias por sus piernas, su cadera y parte de la espalda, podía sentir como Jane se ponía un poco nerviosa y mis besos, la hacían temblar producto del placer.

La adrenalina que recorría mi cuerpo, me llevó a deslizar su vestido de una manera sensual, tan sensual que sentí como las uñas de Jane se enterraban en mis costados y sin poder evitarlo, gemí sobre sus labios. Jane movió su cadera para generar algo de fricción contra la mía y aunque lo disfrutaba enormemente, decidí apartarme de sus labios para recrearme con su torso desnudo.

Mis ojos recorrieron ese par de buenas razones que estaban como una roca, producto de su excitación y mis dedos, no tardaron en acariciar sus pezones para recrearme con su contorno. Aunque no había retirado su vestido del todo, me dejaba apreciar lo que tanto soñé y sin poder evitarlo, mi mirada se cruzó con la suya que desbordaba una lujuria total.

Acorte la distancia y la volví a besar. Gemí, al sentir como su lengua exploraba mi boca de una manera delicada como si me estuviese saboreando cada rincón de ella. Su lengua me hacía sentir cosas increíbles, y no podía imaginar lo que haría cuando estuviese en mi intimidad. Mis dedos se hundieron en su cabello para que no dejara de besarme, para que continuara con la fricción de su cadera y sin querer, mordí su labio inferior.

La ayude a deslizarme la parte superior de mí vestido y sentí como emitió un gemido ronco, al notar que nuestros pechos se rozaban delicadamente. Ambas teníamos la imperiosa necesidad de quitar esa barrera que producía nuestra ropa y comenzar a acariciarnos sin control. Jane dejó de besarme y me dedicó una mirada tierna, una mirada que me trasmitía todo lo que sentía por mí.

—Creo que es momento de pasarnos para la parte posterior, allí poder hacerte las miles de cosas que tengo en mente —sus ojos mostraron cierto brillo, que reflejaban su deseo latente.

—Ve tu primero —apreté su glúteos.

—Me vuelves loca, ¿Lo sabias? —se acercó para darle un beso a cada pecho.

—¡Santo cielo! —solté un gemido ahogado.

Jane simplemente sonrió, se incorporó y con cuidado se pasó a la parte de atrás del auto. Mientras ella se acomodaba, yo decidí quitarme el vestido, pero conserve mi panty, quería que fuera ella quien me quitara esa prenda. Después que terminé con mi labor, me pase con cuidado, pero mi sorpresa fue que Jane estaba totalmente desnuda para mí.

—Sabes cómo excitarme —mordí mi labio inferior, mientras me acercaba para acomodar mi cuerpo junto al de ella.

Los besos que me daba Jane, siempre eran sensuales, atrevidos con un toque dulce que me hacía perder la cabeza. Y su lengua, dios su lengua hacia que mi cuerpo temblara, que mi respiración se cortara y me excitaba de una manera que jamás había experimentado.

Sus manos, acariciaban mi espalda, mientras que sus besos húmedos se paseaban por mi cuello, haciendo que mi cuerpo se volviera caliente, que mi piel se erizara y de mi garganta, salieran gemidos roncos. Unos gemidos que eran apaciguados por las gotas de lluvia que chocaban contra el auto.

Por un momento, me aparte de sus labios, no quería venirme tan pronto, pero con esa mirada que me regalo, me entraron ganas de seguir besándola, de saborear su boca y que quitara esa última prenda que tenía puesta.

—¿Estás bien? —su voz ronca hizo que me humedeciera más.

—Sí, aunque mi cuerpo tiemble por tenerte —confesé. No podía dejar de mirar sus pechos, su vientre plano y sus piernas.

—Mi cuerpo se siente de la misma manera—estiró su mano para acariciar mis pechos, bajo por mi abdomen y se detuvo en mi panty—Me parece que alguien está haciendo trampa —arqueo su ceja, al mover un lateral de mi ropa interior.

—¿Quieres quitarlo con tu boca? —sugerí, al mismo tiempo que mordí mi labio inferior.

Sentí como sus labios se unieron con los míos, mostrándome las ganas que tenia de hacerme suya. Sus manos repartían caricias sensuales, torturándome a cada paso que daban y en un movimiento ágil, se ubicó encima de mí. No tenía idea de cómo lo hizo, ya que el asiento permitía los movimientos necesarios, pero encontró la manera de ubicarse sobre mí.

Jane repartió besos húmedos por mi cuello, dejando un rastro sensual por mis hombros, delineando mi clavícula y mi garganta soltó un gemido, al sentir sus labios sobre uno de mis pechos. Con su lengua, recorrió su contorno, jugo con el pezón y lo succionó delicadamente, tal como si fuera un helado del que no quisiera terminar. Repito el mismo movimiento en mi otro pecho, mientras que mis manos se aferraban a su cabello para que no se detuviera.

Mi boca estaba seca y mi entrepierna sumamente húmeda, no recordaba la última vez que me había sentido de esa manera, si es que alguien me había hecho sentir así. Cuando sentí las manos de Jane acariciar mi abdomen y bajar suavemente a mi cintura, aguante la respiración. Luego solté un gemido fuerte, al percibir como sus dedos se deslizaban sobre mi panty, pero sin quitármela.

Me apoye sobre mis codos y me encontré con esa mirada que trasmitía puro deseo, un deseo que expreso con sus gestos. Se tomó su tiempo para retirar de una manera sensual mi panty, utilizando sólo sus dientes. No perdí detalle de sus movimientos y cuando aquella prenda estuvo fuera, Jane comenzó a besar sutilmente mis piernas, como siguiendo un camino de regreso. Un camino que la llevaría de regreso a mi zona más sensible.

—Jane —gemí, al sentir como su lengua hacia círculos sobre mi intimidad.

Pero ese no fue el único lugar donde estuvo, también recorrió parte mi ingle que succionó con fuerza, mientras que sus manos repartían caricias sobre mis piernas. Jadee al sentir su lengua entrar en mí, y por instinto, lleve mi mano a su cabeza, empujándola, incentivándola a que entrara más.

—Podría hacerme adicta a tu sabor —escuché a Jane, mientras su lengua hacía de las suyas.

Aquel placer no duro mucho, pues Jane se incorporó para besar mis labios. Los besaba con tanta intensidad que mi entrepierna se humedecía más y más, mientras ella se encargaba de devorar mis labios, yo no perdí tiempo de acariciar sus glúteos, de apretarlos y sentir como su cuerpo temblaba por mis caricias.

Sentí un vacío, al sentir como los labios de Jane dejaban los míos, pero aquel vacío se convirtió en placer a sentir como sus labios comezón a descender. Fueron dejando besos húmedos, hasta que volvió a esa zona que había dejado abandonada hace un par de segundos. Mi cabeza se echó para atrás, al sentir como su lengua se movía magistralmente, una lengua que no dejaba ni un rincón sin recorrer.

Mi cadera comenzó a moverse al ritmo de la lengua de Jane, mi respiración se tornó difícil e irregular, pero al ver esos ojos perdidos entre la lujuria y el placer, solté un gemido fuerte, un gemido que hizo eco en el interior del auto. Las pequeñas gotas de sudor recorrían mi frente, mientras que mis piernas se habían enredado sobre el cuello de Jane, para permitir que mis jadeos y gemidos, explotaran sin control.

—Ven aquí —dije, tomándola de la mano e indicándole que la quería a horcajadas sobre mi boca.

—Deberías recuperarte, luego podemos continuar —me respondió con su voz nerviosa.

—Quiero, necesito sentir tu sabor —la ayude a acomodarse.

Mi lengua se paseó suavemente sobre su intimidad, primero de arriba abajo, luego de manera circular. Mis manos se aferraban a sus muslos para tener mayor contacto e impedir que se alejara, quería escuchar sus gemidos, mientras mi lengua exploraba cada rincón de su ser. Sus pequeños gemidos, me excitaban y su manera de acariciar mi cabello, me incitaban a seguir con mi labor.

Jane arqueó la espalda y soltó un gemido ahogado, al sentir como mi lengua se hizo paso en su interior, movía su cadera sin pudor, sin control, buscando mayor contacto. Quería que se corriera en mi boca, quería ver sus ojos mientras lo hacía, pero sus movimientos me tenían fuera de sí.

Su sabor era tan dulce, tan agradable, tan magnifico, que deseaba que ella continuara con sus movimientos descontrolados, mientras gemía y su mirada se cruzaba con la mía. Verla en ese estado, me produjo un placer infinito y desee que nunca terminara la noche, deseaba seguir viendo sus expresiones mientras la hacía mía, mientras su cadera embestía una y otra vez mi boca, en busca de más placer.

Cuando sentí que el cuerpo de Jane se tensaba, que su entrepierna se humedecía más y más, que sus movimientos eran más fuertes y descontrolados, mis manos buscaron sus pechos para acariciarlos. Pero aquel gesto, la excito más de la cuenta, permitiéndome saborear sus fluidos que salieron sin control, mientras sus piernas se contraían y con sus manos hundía mi rostro en su intimidad.

—¡Detente! Por favor —me imploró.

—¿Te hago daño? —pregunté, al mismo tiempo que dejé de pasear mi lengua en su centro.

—No mi princesa, pero si continúas, podría correrme otra vez —me confesó.

Mis ojos se dilataron ante aquella confesión, jamás hubiese imaginado que Jane era multiorgásmica. Sin soltar sus pechos, mi lengua se encargó de continuar con su labor, provocándole varios gemidos, trazando líneas rectas, de arriba abajo, de izquierda a derecha, de manera circular y luego se detenía en su clítoris.

No pasaron ni cinco minutos, cuando sentí que Jane tuvo otro orgasmo más grande que el anterior. Podía sentir como sus piernas temblaban, como le había falta la respiración, pero aun así, me regaló una sonrisa que mostraba satisfacción.

—Eres mala —se quejó.

—No sabes lo excitante que es ver tus gestos, mientras te corres —mencioné.

—Ayúdame, necesito acomodarme —expuso, con una leve sonrojes en sus mejillas.

Con movimientos lentos, la ayude a que se deslizara por mi cuerpo y pudiera quedar sobre mí, con su rostro en mi regazo. Se veía tan preciosa desnuda, pero al mismo tiempo tan frágil, que desee cuidarla por el resto de mi vida.

—No puedo creer que lo hiciéramos en mi auto —dijo asombrada.

—Ni yo—acaricié su mejilla—¿Crees que podamos repetir en tu casa? —pregunté, al mismo tiempo que besé su coronilla.

—Me leíste la mente—beso mi mentón—Quiero sentir cada centímetro de tu piel y no dejarme llevar por las ansias —manifestó, al realizar figuras con sus dedos sobre mi abdomen.

—¿Hoy me puedo quedar a dormir contigo? —dije, moría por amanecer en sus brazos.

—¿Y quién te dijo que íbamos a dormir? —me miró de manera divertida.

¡Hola mis queridos lectores! Creo que este ha sido uno de los capítulos más esperados por ustedes, desde que comenzó este tórrido romance. Espero haber cumplido sus expectativas, aunque cabe decir, que el capítulo que viene, continuara este encuentro sexual entre las chicas.

PD: Lamento la demora en la publicación, es que actualmente me encuentro escribiendo una novela que publicare en la plataforma de Amanzon. Hasta la próxima, cuídense.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí