miprimita.com

Amor te otoño 29

en Lésbicos

Capítulo 29

Emma

Mis ojos estaban sobre un ejercicio que debía estudiar para un examen, intentaba analizar el diseño de la estructura de organización de una empresa que invento el profesor con fines prácticos, aunque había realizado un programa secuencial de diez actividades hace un par de días, este tema se me hacía un poco difícil al no estar del todo concentrada. Y como podía estarlo, si mi mente se hallaba dispersa recordando las cosas que había realizado para recuperar la confianza y el amor de mi francesita, estaba tan inmensa en ese objetivo que por alguna razón, no me afecto el reciente alejamiento de Alfonso.

Sin embargo, era algo que me traía sin cuidado, pues mis otros compañeros me habían comenzado a tratar de una manera más amable y cordial, dándose cuenta de la asombrosa persona que puedo llegar a ser, sin importar mis orígenes. Sencillamente, ya no me sentía tan aislada como en un principio y era algo que me hacía sentir mejor. Pese a que todo ese cambio, se debía a esa serenata que le hice a Danielle. Nunca imagine que tal acción me llevaría a ser reconocida por quien soy y a ser respeta por mis compañeros, hasta algunos se habían ofrecido como mandaderos para dejar los detalles que le hacía a mi novia.

Quizás no era lo que había planeado con exactitud, pero resultó ser mejor de lo que imaginé. De hecho, cada que podía espiaba a mi francesita cuando le dejaba mis detalles, me fascinaba ver sus gestos mientras leía algunos de mis mensajes o esa sonrisa tonta que se formaba en su rostro cuando encontraba una rosa sobre su asiento, acompañada de ese chocolate que era nuestro. Había aprendido a distinguir sus gestos de sorpresa, cariño, amor y cuando sus ojos se entristecían, puesto que algunas de mis notas le hacían saber lo que me dolía haberla lastimado. Me deje llevar por ese sentimiento que embargaba mi corazón y mi mente comenzó a maquinar ese plan que tenía hace días en mi cabeza.

Sé que esto parece un ritual entre nosotras, pero si con ello puedo sacarte una sonrisa, lo haría mil veces. Siempre y cuando, tú estés dispuesta a leer estas líneas que hago para ti.

Eres mi persona favorita, lo más importante que tengo en mi vida, tienes un no sé qué me encanta, un no sé qué me enamoró desde ese día que nos conocimos en el parque.

Sin importar cuantos errores pueda cometer, jamás olvides esa necesidad que tengo de estar cerca de ti. Si por alguna razón, decides que lo nuestro no tiene futuro, me voy contigo o te vas conmigo, tu elijes, pero no pienso dejarte. Eres y seguirás siendo tú, el amor de mi vida, la que me regala mis más hermosos recuerdos.

 

—¿Desde cuándo te me volviste tan poeta? —escuché a mi madre leer aquella nota en voz alta.

—Cuando aprenderás a tocar antes de ingresar a mi habitación—expresé, al mismo tiempo que me incorpore para quitarle esa hoja de sus manos—Eso no es ser poeta, simplemente se llama estar enamorada—le respondí con una sonrisa—¿Cómo diste con esta hoja? —fruncí mi ceño, se suponía que hoy se la entregaría a mi francesita y no entendía como fue a parar en sus manos.

—Me la encontré en la entrada de tu habitación, puede que se te haya caído—dijo, al mismo tiempo que tomaba asiento a mi lado—¿Cómo van las cosas con Danielle? —no tardo en preguntar.

—De maravilla—sonreí, al recordar que hace un par de horas me dio un beso antes de irse a trabajar. Un beso que me hacía sentir en las nubes—Como te has dado cuenta, me he dedicado a escribirles algunas notas de amor que he dejado en su casillero, en su cuaderno y hasta en su asiento. Espero me ayuden a recuperar su confianza, porque vaya, la extraño mucho —le expliqué.

—Ya quisiera que me den ese tipo de detalles, ni tu padre hizo eso conmigo—intentó darme ánimos—¿Hoy iras a verla? —investigó.

—Sí, hoy le daré ese mensaje que acabas de leer—mis ojos recorrieron esas líneas—Deseo que entienda que no importa cuánto deba esperarla, siempre estaré allí, aguardando a que esa confianza que una vez me tuvo, vuelva —mis ojos se cristalizaron, creo que aprendí mi lección y por nada del mundo volveré a cometer ese error. Jamás volvería a negarla.

—Arriba esos ánimos, sé que las cosas volverán hacer igual —me sonrió.

—Hoy me quedare con Danielle, espero le guste la sorpresa que le tengo preparada —comenté.

—¿Sorpresa? —repitió.

—Sí, hace días he estado planeando hacerle una cena romántica —cogí mi mochila con algunos suministros que había comprado.

—Te deseo la mayor de la suertes, procura no dejarla sin energías —dijo sin más.

—¡Mamá! —la regañe. Lo menos que se me había cruzado por la mente era hacerle el amor, aunque era de esperarse que mi cuerpo la extrañara.

—Oh vamos, sé que te ha tenido a pan y agua —manifestó sin pudor.

—Contigo no se puede —dije, antes de retirarme. No quería que siguiera con sus comentarios, esos que me hacían avergonzar y querer esconder mi rostro bajo la almohada.

Para mi suerte, mi jefe me había dado la tarde libre, por lo que no dude en llevar a cabo mi plan. Ese que me acercaría cada vez más a mi francesita, cogí un taxi y en menos de lo planeado ya me encontraba en el departamento. Cuando ingrese, me di cuenta que aún no había llegado y mis pies me guiaron a la cocina para hacer lo que mi corazón me dictaba, pero antes adorne la mesa con algunas velas, pétalos de rosa y deposite ese mensaje tierno que le escribí para sacarle una sonrisa.

Mis manos comenzaron a preparar unos deliciosos nachos de papa frita, donde sustituí los nachos por las papas a la francesa, dejando la carne molida, queso, guacamole y crema agria sin modificar para conservar los colores y las texturas. No podía negar que echaba de menos cocinarle a mi chica, nuestros horarios casi nunca coincidían y como estaba en plan reconquista, procuraba no estar tanto tiempo en nuestro hogar para que no se sintiera presionada por mi cercanía, pero aprovecha esas noches que estaba a su lado para abrazarla y darle mimos.

—Podría acostumbrarme a tus notas —escuché a mi espalda. Al girarme, logre ver esos ojos ámbar que desprendía cierto brillo por la decoración que tenía la mesa. Había unas cuantas velas de colores que estaban dentro de un vaso de vidrio, unas velas que aún no había encendido, unos pétalos de rosa y unas figuras en forma de corazón.

—¿Qué haces aquí? —estaba sorprendida, se suponía que debía llegar en media hora, tiempo suficiente para acomodar la comida sobre la mesa y encender las velas.

—Es mi hogar, ¿Por qué no debería de estar aquí? —me sonrió. Era evidente que me había descubierto con la sorpresa que le tenía.

—Sé que es nuestro hogar—dije—Bueno, creo que has descubierto lo que tenía planeado para ti —me ruborice, realmente la quería sorprender.

—Eso veo—dejo su mochila a un lado y camino hacia a mí, acorto la distancia que había entre las dos y me dio un beso lleno de amor. Un beso que me reafirmaba lo mucho que me amaba, un beso que me daba a entender que mis esfuerzos valieron la pena y había conseguido su perdón. Sus manos comenzaron a repartir caricias por mis costados, haciéndome sentir un cosquilleo que me erizaba la piel—No sabes cuánto te eché de menos —me confesó.

Con cada beso que recibía de su parte, me hacía desconectar del mundo e ir a un lugar donde sólo existiéramos nosotras dos—También te eche de menos—besé su cuello. La verdad es que había extrañado sus caricias, sus besos y su manía de besar mi espalda para despertarme en las mañanas—Te amo —expresé, al mismo tiempo que sentí sus manos hacerse paso por mi camisa.

—Te deseo —dijo con una voz ronca.

—Estoy haciendo mi mayor esfuerzo por no dejarme llevar —expuse, al sentir que me mordió el cuello.

—No lo hagas —sus besos fueron más atrevidos.

—Cariño—apenas pronuncié, sus besos hacían que mis piernas flaquearan—La comida se va a enfriar —mencioné como si con eso pudiese frenar sus deseos.

—No importa —atrapó mis labios de nuevo.

Por un momento, imagine que haríamos el amor, no es que la idea me desagradaba del todo, pero tenía otros planes en mi cabeza. Donde entregarme a ella, sería algo secundario. Por ahora solo quería que disfrutara de esa velada romántica que le tenía preparada.

—A mí sí me importa—dije e intente separarla un poco—Quiero que disfrutemos esta noche—rodee su cintura—Te importaría concederme una pieza —roce sus labios con los míos.

—Por supuesto —me regalo una sonrisa.

Sin dejar que se apartara de mí, encendí el estéreo y deje correr una canción que había escogido para esa noche—Jamás olvides lo que siento por ti —guíe sus pasos.

—No lo haré—deposito un beso en mi frente—Debo confesar que tus detalles, se han colado en lo más profundo de mi corazón —acarició mi mejilla.

—Quería demostrarte lo mucho que significas para mí —bese sus labios.

—Y lo has logrado —me dijo entre beso y beso.

Continuamos bailando al son de la música, sintiendo nuestras respiraciones, intercambiando miradas de amor, un amor sincero que sentíamos entre las dos, cada estrofa expresaba lo que sentía por mi francesita y esperaba que ella pudiese interiorizarlo—Sin importar cuán oscuro se torne el camino, siempre serás esa luz que ilumine mi andar —pronuncié.

—Antes de que peleemos por algo, desearía que conversáramos sobre ello —me expresó con una mirada de súplica.

—Te lo prometo—sostuve su rostro entre mis manos—No quiero alejarme de ti, no de nuevo —mis ojos se cristalizaron.

—Te amo—dijo cerca de mis labios—Discúlpame, creo que arruine tu sorpresa —su rostro lucia adorable con ese gesto de inocencia.

—Para nada, llegaste en el momento justo—le sonreí—Añoraba realizar esta cena hace un par de días y mira, salió mejor de lo que planee —confesé—¿Quieres cambiarte o darte una ducha, mientras sirvo nuestra cena? —le pregunté.

—No, quiero estar a tu lado —respondió, al mismo tiempo que se retiró su chaqueta azul.

—De acuerdo—le sonreí. Entrelacé nuestros dedos para llevarla a la mesa y encendí las velas para dar un ambiente romántico—Enseguida regreso—le di un beso corto. Regrese a la cocina, saque  el molde del horno, corte dos trozos para colocarlo en un plato cuadrado, serví dos vasos con Coca-Cola helada y regrese a la mesa—Bon appétit —mencioné, al mismo tiempo que le di su plato y la gaseosa.

—Se ve delicioso, ¿Qué es? —me preguntó con un gesto divertido.

—Sé cuánto amas las papas a la francesa, por lo que cree un platillo para ti—expuse con una sonrisa—Es el típico plato de nachos, sólo que quise sustituirlo por tus papas —le di un bocado para que lo probara.

—Delicioso, como siempre—me devolvió la sonrisa—Desconocía que fueras tan buena con las palabras—pronunció, al leer de nuevo la nota que había dejado sobre la mesa—De todo lo que me has escrito, esta es mi favorita —entrelazó nuestras manos.

—¿Puedo conocer el motivo? —pregunté divertida, al mismo que probaba mi creación.

—En esta nota, expresas lo que yo siento por ti. Ni una palabra más, ni una palabra menos—acarició mi mano con su pulgar—Este platillo, podría ser uno de mis favoritos —me dio un beso corto.

—Te lo preparare las veces que desees —bese su mano. Me agradaba tenerla frente a mí, disfrutando de esas comidas que le hacía, tal como los viejos tiempos.

Durante la cena, observé sus gestos con detenimiento, esos mismos gestos que me habían enamorado todo este tiempo. No podía creer que estuve a punto de perderla, a punto de renuncia a todo ese amor que me brindaba. Realmente la amaba con locura y quería brindarle no sólo lo mejor de mí, sino que deseaba crear mi futuro a su lado. Entre besos y caricias, le termine de dar la comida y mimarla mientras lo hacía, era algo que me nacía hacer cada que estaba a su lado. Ver sus ojos alegres y sentir su mirada de cariño, era lo que necesitaba para sentirme en casa.

—Ven —entrelacé nuestros dedos para llevarla al sofá.

Me agache frente a ella, le retiré su calzado y comencé a darle un suave masaje sobre sus pies. Mi plan no sólo incluía una cena romántica, también había incluido un baile y de ser posible un masaje relajante para aminorar su día agotador.

Mis dedos hacían ligeros movimientos sobre la planta del pie, desenvolviendo esos pequeños nudos que tenía acumulado, conforme repetía mis movimientos, pude sentir que Danielle se comenzaba a relajar, entrando en un estado de tranquilidad absoluta. Estaba muy concentrada en mi labor, hasta que me dio por mirar esos ojos ámbar que me regalaban una sonrisa tierna. Danielle era tan hermosa, tan delicada y femenina, que me cautivaba con cada una de sus facciones.

—¿Te sientes mejor? —pregunté, al tomar su otro pie para continuar con mi labor.

—Sí —dijo en susurro. Cerró sus ojos y continúo disfrutando del masaje.

Era inevitable no fijarse en la respiración armoniosa que tenía, en los movimientos involuntarios de sus dedos como queriendo aminorar esa sensación que estaba sintiendo. El masaje se extendió por su pantorrilla hasta rozar ligeramente su muslo, allí logre percibir que mi francesita se estaba mordiendo su labio inferior de manera involuntaria, símbolo de que se estaba excitando.

—Detente, por favor —me suplicó.

—¿Pasa algo? —pregunté ingenuamente. Claro que pasaba algo, la pobre estaba sintiendo más que una simple caricia. Estaba segura que mis roces la estaban llevando a un estado de excitación que no podía controlar y no era para menos, ambas teníamos deseos acumulados. Un deseo que se despertaba con cualquier roce que podíamos propiciar.

—Ven acá —me extendió su mano.

Cuando nuestros dedos entraron en contacto, sentí un leve hormigueo por todo mi cuerpo, un hormigueo que se convirtió en un pequeño escalofrió que me erizo la piel. Danielle me producía tantas cosas que se me era difícil ocultar esas sensaciones con mis gestos. Cuando estuve a su altura, hice que se reclinara sobre el sofá para ubicarme encima de ella, antes de unir nuestros labios, sin poder evitarlo, solté un gemido ahogado, al sentir todo su cuerpo bajo el mío.

Danielle ubico su mano detrás de mí cuello para cercarme a sus labios, para darme un ansiado beso que hacia estragos en todo su ser. Sus labios me demostraban esa necesidad que tenia de mí, esa necesidad de que no me fuera de su lado. Su lengua recorrió cada rincón de mi boca, incentivándome a besarla con más pasión, con más entrega y de alguna manera, mis gemidos se perdían entre sus labios. Quería transmitirle todo ese amor que sentía por ella mediante un beso.

Sus manos se aferraron a mi cintura para mantener ese leve contacto, ese contacto que decía muchas cosas. Con cada beso que le daba, podía sentir como su respiración se aceleraba, como nuestros cuerpos subían su temperatura, como sus jadeos me iban llevando a un trance en el que deseaba estar. Entre un beso y otro, nos fuimos retirando cada prenda, cada pedazo de tela que impedía que nuestros cuerpos se sintieran.

—Quiero que te quedes así —le ordene, mientras me retiraba mi ropa interior. Una vez que esa prenda cayó al suelo, me incline para retirarle la de ella con mucho cuidado, delineando el contorno de sus piernas, tal como si fuera el roce de una pluma que se paseaba en ellas.

Sentí como sus piernas temblaban por mis caricias, como su piel se erizaba por el roce de mis dedos. Cuando retire del todo su ropa interior, me incline para retomar mi posición, pero esta vez, mis labios se perdieron en su cuello. Repartiendo besos húmedos, mordiscos y una que otra succión para dejarle una marca, podía sentir sus manos en mis costados aferrándose para controlar las sensaciones que le hacían sentir mis besos.

Luego de dejar unos pequeños moretones en esa zona, volví a sus labios para devorarlos con desenfreno, demostrándome la necesidad que tenia de ellos. Sus constantes gemidos me incentivaban a no parar, a seguir con mis besos que demostraban cuando la había extrañado. Mis labios recorrieron su clavícula, llenándola de besos suaves pero placenteros, permitiéndome inhalar su perfume que tanto había echado de menos.

Quería recorrer su cuerpo a punta de besos como otras veces lo había hecho, pero era consciente de que Danielle no podría soportar ese roce. Tenía tanta tensión acumulada que podría correrse en cuestión de segundos. Sentía sus manos aferrarse a mi espalda y sus gemidos que era una especie de canción para mis oídos. Acomode mis caderas de tal modo que me acople a la suya, no sería la primera vez que haríamos esa posición, pero no importaba, quería sentir su intimidad, sentir cada roce que me llevaban a un placer difícil de explicar con palabras.

Sus caderas comenzaron un vaivén suave, pero armonioso, un vaivén que nos dejaba sin aliento. Sintiendo la calidez, el deseo contenido, la humedad que ambas desprendíamos. Cuando mis ojos se cruzaron con los de ella, me di cuenta que ese momento era especial para las dos, no solo era nuestra reconciliación, sino era una nuestra de ese amor que nos teníamos. Un amor que deseaba que durara para siempre.

—Te necesito —me dijo entre jadeos.

Tome aquella petición como el inicio de que podía avanzar, cogí una de sus piernas para colocarla sobre mis caderas, de esa manera tendría mayor acceso a mi siguiente movimiento. Continúe con el vaivén, despacio, manteniendo un ritmo constante para aumentar su excitación. Cuando note que se mordía el labio inferior, supe que era momento de usar dos de mis dedos para entrar en su interior, su gemido fue profundo y excitante, mostrándome lo deseosa que estaba, repetí mi acción pero de una manera más lenta, disfrutando cada roce.

Sus labios buscaron los míos, como intentando calmar esas ondas de placer que recorrían nuestros cuerpos, sus constantes jadeos me indicaban que estaba al borde del orgasmo. Su respiración se había acelerado, sus movimientos fuera de sí y sus gemidos eran la combinación perfecta para desbordar mis sentidos. Percibí una oleada de espasmos que desprendía su cuerpo y en cuestión de segundos, soltó un gemido que se escuchó en toda la habitación, un gemido que opaco el mío por lo alto que fue.

—Te amo —me dijo con su voz agitada.

—Yo también te amo —me acerque a sus labios para darle un pequeño beso, acomode mi rostro sobre su cuello e intente normalizar mi respiración, mientras lo hacía, pude escuchar los latidos de su corazón, unos latidos que iban disminuyendo de manera pausada.

Mis dedos delinearon el contorno de su pecho y parte de su hombro, disfrutando de la suavidad de su piel, tal como si quisiera mantenerlo siempre en mi memoria. Cuando sentí que Danielle normalizo su respiración, me incorpore para coincidir con su mirada, ella acaricio mi mejilla de una manera delicada y me regalo una sonrisa. Me sentí la mujer más afortunada de tenerla a mi lado y con ese gesto tan tierno, entrelacé nuestras manos para llevarla a la habitación.

—No creo que pueda aguantar otro asalto —me dijo con sus ojos adormilados.

—Cariño, no te traje con ese fin—mencioné, al mismo tiempo que le hice una señal para que se acomodara en mi regazo—Sólo quería que estuvieras más cómoda —bese su coronilla.

—¿Mañana te gustaría ir al cine? —me preguntó con un bostezo.

—Me encantaría —respondí con una sonrisa.

Estar en los brazos de mi francesita, era una de las mejores cosas que había experimentado, no tenía dudas, entre nosotras había una especie de conexión que iba más allá de lo acostumbrado. Una conexión que no se rompería sin importar las dificultades que nos ponga el camino, aunque debamos demostrarle a las personas que están a nuestro alrededor que estamos hecha una para la otra.

Que nuestro amor no había sido una casualidad o un capricho del destino, simplemente estábamos predestinadas a estar unidas por ese amor que palpitaba en nuestros corazones. Por la simple razón, de que no podía explicar con palabras lo afortunada que me sentía por haber conocido a Danielle, esa chica de ojos ámbar con la que me tope en una tarde de otoño.

Hola mis queridos lectores, en el anterior capitulo creo que no me explique cómo era debido y me disculpo por ello. En realidad solo queda un capitulo para publicar, que corresponde al capítulo 29, aunque para el epílogo, lo dividiré en dos partes para seguir la secuencia de la historia, es decir; exponer la parte de Emma y Danielle por separado.

Espero haya cumplido los estándares de algunas personas, porque imagino que se habían replanteado una idea de cómo seria, donde y hasta que se dirían en su reconciliación.  Espero no haberlos defraudado…Nos vemos en el epílogo…

Aprovecho para dejarles este pequeño mensaje: No es necesario que sea una fecha especial para decirles a las personas cuanto las amamos, sólo basta con sentirlo en cualquier momento y expresarlo justo en ese instante… No esperes a que alguien más aparezca para que te animes a expresarle a esa persona que la amas…

Hombrefx: Tan lindo como siempre, defendiendo a las otros personajes de la historia. Me encanta que al menos tú, hayas estado de parte de Emma durante toda la trama, ya que el resto de lectores apoyaban más a Danielle (algo respetable por supuesto). Sé que la aparición de Steven fue corta, pero cumplió con el objetivo. Hacer que reapareciera antes que la historia llegara a su final. Nos vemos en el próximo capítulo…

Para los que deseen saber cuál canción le dedico Emma a Danielle, aquí les dejo el link. https://www.youtube.com/watch?v=Pb7rNTreWTY un amor de verdad del grupo Reik

 

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Emma

Epílogo—Danielle

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 18

Amor te otoño 19

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí