miprimita.com

Mi segundo amor 17

en Lésbicos

Capítulo 17-Sorpresa

 

Jane

 

Desde aquella tarde que me sincere con Alondra, los días pasaban demasiado lentos para mi gusto, moría por llamarla e invitarla a salir algún lugar, pero sería como delatar mi ansiedad por probar sus labios. Esos labios que me resultaron adictivos, pues generaron en mí una energía inexplicable, sus besos resultaron ser mejor de lo que una vez imagine, eran como una droga a la que no podía negarme.

Era imposible no dejar de pensar en ese beso robado que por más impactante y sorpresivo que fue, hizo que mí cuerpo reaccionará, que mis hormonas se conectarán produciendo un sinfín de emociones. Emociones que se traducían en efectos que podía manifestar mi cuerpo, como el pulso acelerado, los latidos de mi corazón aumentados y mis pupilas dilatadas.

Cerré mis ojos para dejar de pensar en ella, pero obtuve el efecto contrario, Alondra se colaba en cada rincón de mi cerebro sin que yo pudiera evitarlo. Recordé sus caricias, su mirada, el calor de su cuerpo, sus besos y su aroma que resulto ser muy embriagador. Sin duda, ella me incentivaba a convertirme en la mejor versión de mi misma, porque deseaba demostrarle todas las cosas maravillosas que podía brindarle.

Desesperada, lleve ambas manos a mi rostro para intentar ocultar mi frustración de no tenerla a mi lado, me iba a volver loca con todo ese mar de sensaciones que tenía en mi interior, pero aquella conversación que mantuve con Alondra, me ayudo descubrir aquellas partes que yo desconocía de mí, esas partes que resultaban completamente nuevas e enigmáticas. Descubrí que podía llegar a ser audaz y divertida, pero también podía ser tímida y atrevida, algo que nunca imagine que podía llegar hacer.

Pese a que aún no teníamos nuestra primera cita, podía sentir que Alondra era esa persona que me brindaba energías, tal como si fuese una carga de batería constante, una batería que deseaba tener a mi lado a pesar de todo. Podía pasar horas escuchando sobre sus historias y era como si descubriera algo nuevo, algo que me hacía ver esos pequeños defectos, sus virtudes y sus manías. Simplemente me resultaba encantador.

Tampoco podía dejar de pensar en sus gestos, en sus acciones, de cómo fingía no verme durante todo el camino mientras la llevaba a su hogar, en su leve sonrojes cuando le pregunte si la podía besarla de nuevo. Deseaba compartir y hablar de temas que serían nuevos para los dos, temas que aún no habían sido explorados.

Mis ojos se toparon con aquella figura que tenía sobre mi escritorio, era una imagen de la primera ecografía de mi bebé. Cuando recién me entere que iba hacer madre y quise dejarla aquí, para que cada día que la viera, me dieran ganas de seguir luchando.

—Es hora de comenzar a ser feliz —mencioné, sin dejar de mirar la imagen.

De pronto, sentí como alguien atravesó la puerta de mi despacho y mis ojos, se toparon con la pequeña silueta de Francy. La personita que deseaba ver esa tarde, la única que podría distraerme de todo este enredo que tenía en mi cabeza.

—Jane, te extrañe mucho —corrió a mis brazos.

No tuve que pensarlo dos veces para cargarla entre mis brazos, la llene de besos y le hice cosquillas. Yo también la había extrañado, hacía rato que su abuela no la traía a la floristería, porque según ella, la pequeña terminaba haciendo desastres. Unos desastres que yo acababa limpiando.

—¿Cómo has estado pequeña? —le pregunté.

—Bien, pero mi abuela me ha tenido castigada —me confesó.

—Pero —mire de inmediato a Silvia para que me explicara.

—¿Por qué no le dices la verdad? —se dirigió a la pequeña.

—¿Qué pasó? —hice que la pequeña me mirara a los ojos.

—En la escuela hay unas chicas de otro salón que me hacen bullying—escondió su carita en mi regazo—Quise defenderme y les arroje unas piedras para que dejaran de molestarme —me confesó.

—Por eso la castigue, Francy debe aprender a que no todo se soluciona a punta de piedras —sentenció Silvia.

—¿Por qué no me lo habías dicho? —le pregunté a Francy, quien aún tenía su rostro escondido en mi regazo.

Sólo era una niña de cuatro años y medio, como era posible que otro grupo mostraran cierto grado de agresividad hacia ella. Quien apenas estaba cursando su infancia y estaba tomando conciencia de su propia personalidad.

—No lo sé —se encogió de hombros.

—Ya hable con la directora y la profesora del otro grupo. Espero no se vuelva a repetir, sino tendré que cambiar a la niña a otra institución —dijo Silvia.

—Si no fuera porque estas a mitad del año escolar, te cambiaria de escuela sin pensarlo dos veces —le explique a la niña.

—Lo mismo pensé yo—expuso Silvia—Jane necesito pedirte un favor —pronunció algo agitada.

—¿De qué se trata? —pregunté.

—Necesito ir a la capital, ¿Crees que puedas cuidar a Francy unos días? —manifestó.

—Por supuesto, me encantaría tener a la pequeña en mi casa—le hice cosquillas a Francy—¿Todo está bien Silvia? —investigué. Era muy sorpresivo que Silvia tuviese que viajar, al menos que su osteoporosis haya empeorado.

—Recuerda que debo realizarme la densitometría ósea de rutina y aprovecharé para hacer unas vueltas —me explicó.

—Si lo recuerdo, pero quedamos en que te iba acompañar —fruncí mi ceño. Era algo que ya estaba pautado y no quería que eso cambiara.

—Lo sé, pero necesito que alguien haga vigilancia a la escuela, no quiero que mi niña este sufriendo de acoso escolar —mencionó.

—Aun así, quiero acompañarte —insistí.

—La decisión ya está tomada, así que no se hable del tema —expresó, sin darme oportunidad de seguir alegando.

—Jane —la pequeña llamó mi atención.

—Dime —expuse.

—No te había dicho, pero afuera se encuentras esa señora que tiene un lindo cachorro —comentó.

—Cierto, se me olvidó mencionarte que Alondra había llegado —dijo Silvia.

—¿Hace cuánto llegó? —pregunté exaltada, no podía creer que mi delirio estaba a unos pocos metros de distancia.

—No hace mucho —respondió la pequeña.

—Es mejor que salgas a recibirla, no deseo que ella piense que eres una mal educada —me regaño Silvia.

Mi corazón se aceleró, no podía creer que la había llamado con mi pensamiento, realmente estaba a unos metros de distancia y había traído a ese Border Collie, que me comenzaba a enamorar.

—¡Vamos! Quiero jugar con Split —Francy colocó sus manitas en mi mejilla para mirarme fijamente.

—De acuerdo —besé su frente.

—Te he dicho que dejes de consentirla, la vas a volver una niña malcriada —sentenció Silvia.

—Oh, vamos—le dediqué una mirada sería—Todavía tenemos una conversación pendiente —me incorpore con la niña en brazos.

El camino al recibidor, fue extremadamente corto y cuando vi la silueta de Alondra, un escalofrío recorrió mi espalda. Allí estaba ella, tan elegante como de costumbre y con una sonrisa que era contagiosa.

—Hola —dijo tímidamente.

—Hola, ¿Qué te trae por aquí? —hice la pregunta más estúpida que se me ocurrió, era obvio que había venido a verme.

—Me tomé el atrevimiento de traerte algo para almorzar—me enseñó un pequeño bolso de color negro—No sabía que estarían ustedes, sólo traje comida para dos  —expuso algo apenada.

—No te preocupes hija, nosotras ya almorzamos antes de venir—expresó Silvia—Vamos Francy, dejemos a las chicas, deben conversar cosas de adultos  —mencionó con una sonrisa.

—Abuela, ¿Puedo llevar a Split? Prometo no romper nada  —manifestó la pequeña.

—Por mí no hay problema —dijo Alondra. Era evidente que Francy deseaba jugar con el cachorro.

Como podía negar lo que estaba a la vista, Alondra era un encanto de mujer, no sólo por su figura, sino por esos gestos tiernos que tenía, era tan única que una parte de mí, sentía que me estaba enamorando.

—Ven Split, ven —Francy movió su manito.

—Pórtate bien, no quiero que hagas desastres —le advirtió a Split, tal como si estuviese reprendiéndolo.

—¿Crees que te haga caso? —pregunté, haciendo el mayor de mis esfuerzos por no reírme.

—Más le vale, sino quiere que lo castigue —respondió, mientras observaba como Silvia se marchaba con Francy y Split.

—No pensé que me traerías algo de comer —mi expresión debió ser todo un poema.

—Ojalá te guste—me dedicó una de esas sonrisas que me volvía loca—Cuando Abigail se enteró que preparaba algo para ti, de inmediato quiso ayudarme y eso que ella no es de las adolescentes que ame estar en la cocina —añadió, al mismo tiempo que sacaba dos envases con sus respectivos cubiertos.

 —Gracias —dije, al ver un delicioso Risotto.

Sin embargo, el gesto que hizo Alondra unos segundos después, me dejó conmovida. Jamás hubiese imaginado que ella, me daría la comida en la boca. Había sido un gesto muy tierno de su parte que estuve a punto de besarla como muestra de gratitud.

 —Debo confesarte algo —me dijo, al mismo tiempo que retiraba el cubierto de mis labios.

—Dime —medio exprese, pues tenía la boca llena.

—Mi hija ya conoce toda la verdad y no sabes lo gratificante que fue para mí, sentir que no le afectaba conocer su origen —expuso.

—Quiere decir que —no pude completar la frase.

Cuando Alondra me confeso todo su pasado, yo me quede en estado de shock y no podría imaginar lo sorpresivo que sería para su hija. Es como si todo lo que Abigail conocía, se derrumbara como un castillo de arena.

—Debo confesar que tuve miedo—su rostro mostro preocupación—Alguna vez, llegue a imaginar que Abigail tendría la necesidad de buscar a su media hermana —dijo.

—¿Cuándo tomaste el valor para contárselo?  —pregunté.

—En realidad, yo no se lo dije, ella ya lo sabía y me dio las gracias por protegerla de la verdad todos estos años —me explicó.

—Me dejas sin palabras —dije sin más.

—Fue un momento muy emotivo —manifestó.

—Imagino que si—acaricié su mejilla—¿Cómo te sientes ahora? —no tarde en preguntar.

—Muy bien—me sonrió—No sé explicarte, es como si me hubiese quitado un gran peso de encima —manifestó.

—Lo sé, sentí exactamente lo mismo cuando te conté mi pasado —le expliqué, al mismo tiempo que acaricie su mejilla.

—¿Crees que ahora la relación que tengo con mi hija pueda cambiar? —su rostro reflejo cierta incertidumbre.

—No lo creo—sostuve sus manos—Hiciste un excelente trabajo a la hora de criar a tu hija y ahora puedes apreciar todos tus esfuerzos —expresé.

—Eres una mujer muy especial —me dio un corto beso.

—Cocinas delicioso—dije, al sentir como se alejaba de mis labios—¿Cocinaras así para nuestra primera cita? —pregunté.

—Yo pensé que cocinarías tú —respondió con una sonrisa.

—Hablando de eso—jugué con mi cubierto—Debo cuidar a Francy unos días y no sé si pueda asistir a nuestra primera cita —expuse con melancolía.

—No te preocupes, podemos cuidar a la niña y disfrutar de nuestra primera cita —me sugirió.

—¿No te molestaría? —ahora fui yo, quien le dio un bocado de risotto en sus labios.

—No tendría que molestarme, yo te quiero con todo incluido —me confesó.

—¿Por qué no te conocí antes? —solté de repente.

—Quizás el momento de conocernos, era ahora, no antes, ni después —pronunció.

—Eres un amor —acaricié su mejilla.

Almorzamos sin interrupciones, conversamos sobre la semana de trabajo y nos dedicamos miradas cómplices. Ahora no tenía excusa de no conversar más seguido con ella, pues conocía su trabajo en el conservatorio y estábamos más en confianza.

En más de una ocasión, note como esos ojos violetas se perdían en mis labios o como acariciaba mis dedos cada que tocábamos un tema de conversación. Mi nerviosismo se había disipado y hasta podría decir que me encontraba más relajada con su presencia, pero en esta ocasión, fui yo la que no pude aguantar más sus miradas atrevidas y acorte la distancia para besarla.

Era tal como lo recordaba, sus labios eran muy suaves y adictivos, con una lengua traviesa que luchaba con la mía por ganar el dominio. Con cada beso, podía sentir como mi piel se erizaba, como su respiración se aceleraba y sus manos se aferraban a mis costados para evitar que yo me apartará como la última vez.

La verdad era que no deseaba separarme, quería permanecer pegada a su cuerpo para sentir el calor que esté desprendía, quería perderme en esos labios que me hacían sentir en las nubes y cuando mis manos se aventuraban a acariciar su piel por debajo de su blusa, la pequeña apareció con Split.

—¡Jane! —exclamó.

—Dime pequeña —dije un poco agitada.

—¿Puedo llevar a Split a nuestro lugar secreto? —me preguntó ansiosa. Jamás me había negado a algo que ella me pidiera y no comenzaría ahora.

—Claro—respondí, pero una idea se me vino a la cabeza—Francy, ¿Te molestaría si llevamos a Alondra? —comenté.

La pequeña la miro de una manera curiosa, como preguntándose del porque había decidido llevar a alguien a nuestro escondite y no pude evitar sentirme un poco cohibida. Realmente sería la primera vez llevaría a alguien ese lugar desde que falleció mi esposa, pero por una extraña razón, quería que Alondra conociera un poco más de mí.

—¿Tú eres la novia de Jane? —preguntó.

Al ver a Alondra, pude notar que ella tenía las mejillas del mismo color rojizo que las mías, jamás imaginé que esa chiquilla podría ponernos en aprietos.

—No, pero me encantaría —respondió Alondra, entrelazando nuestras manos.

—Cariño, ese tipo de preguntas no se hace —intenté regañar a la pequeña.

—¿Por qué no? —frunció el ceño, era la primera vez que la veía molesta por algo.

—Porque a veces los adultos se sonrojan por ese tipo de preguntas —expresó Alondra.

No sólo era un encanto de mujer, sino que también se llenaba de maravillas con los niños. Bueno, era de esperarse, era profesora después de todo.

—Bueno, si no son novias, ¿Te gustaría ser la mía? —Francy tomó la mano de Alondra como esperando una respuesta.

—Eres muy pequeña—acarició su mejilla—Además, yo estoy interesada en otra mujer —se agachó para susurrarle algo.

Simplemente me quedé estática al ver cómo ese par se la llevaba muy bien, pero lo que me erizó la piel, fue el rostro de felicidad que mostró Francy por lo que le decía Alondra. Era como si ambas estuvieran contándose un secreto, un secreto que no podían revelar al mundo, ni siquiera a mí y eso me daba un poco de celos.

—¡Vamos! —tomó la mano de Alondra para llevarla a nuestro escondite.

Aquella tarde del sábado, Alondra no sólo vio aquel santuario que había creado para aislarme del mundo, sino que también me ayudó con algunos pedidos que debía entregar en la tarde. Además, Alondra aprovechaba que la niña se distraía con Split para acercarse a mí y robarme algunos besos.

Hombrefx: holaaaaa, aquí de nuevo subiendo otro capítulo para tu deleite, ya me contaras que te ha parecido. Con respecto a la hermanastra de Abigail, créeme que si he pensado en que apareciera en la historia, pero otros lectores me has dejado claro que no desean ver a Zoe, ni en pintura. Así que como buena escritora que respeta la valiosa opinión de sus lectores, les haré caso. Cuídate.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí