miprimita.com

Mi segundo amor 14

en Lésbicos

Capítulo 14-Hablar sin miedo

 

Hola mis queridos lectores, aquí les dejo otra entrega de esta maravillosa historia. Antes de que comiencen a leer el capítulo, podría sugerirles que coloquen la siguiente melodía de fondo: https://www.youtube.com/watch?v=D1VdxKr3Olg Así, podrán integrar todos los sentimientos por lo que atraviesa nuestra protagonista. Un beso, cuídense. Hombre FX: Has dado en el clavo, este capítulo será el comienzo de algo entre nuestras protagonistas o al menos, será un paso gigantesco para que Jane deje parte de su pasado y se de una nueva oportunidad.

 

Jane

Las gotas de sudor yacían en mi frente, mientras corría a un ritmo constante en la máquina para entrenamiento físico, estaba exhausta, pero quería continuar. Mis piernas no se detenían, corrían sin parar, iban al compás de la melodía clubbed to death de Rob Dougan, que fue utilizada en matrix soundtrack.

Me había bebido casi la mitad de aquella botella de agua para hidratarme, pero mi sed seguía igual, así como el proceso de traspiración inmediata. Mi camisa estaba húmeda y mi cabello, tenía algunas gotas de sudor perlado. Comencé a sentir una mezcla de ansiedad y angustia, al recordar aquella conversación que tuve con Leila, no sólo me dijo la verdad en la cara, también me había hecho aterrizar con sus palabras y me dio a entender que debía buscar a Alondra para darle una explicación.

No obstante, no me sentía preparada para abordar a Alondra, ni siquiera estaba segura si ella deseaba verme. No después de aquel silencio que guarde ante su proposición,  pero tampoco me había detenido a analizar lo nerviosa que pudo haber estado ese día. Jamás me había comportado de esa manera con alguien y me sentía avergonzada.

Los ritmos electrónicos y los efectos desplegados de aquella melodía, me tenían sumergida en mis emociones. Aquellas emociones humanas que reflejamos en las relaciones interpersonales, esas que pueden variar de acuerdo a una situación. Es como si nuestro cerebro, filtrara aquellas sensaciones que percibimos del exterior y lo construye en una experiencia, tal como lo quiso explicar el creador de la película Intensamente.

Esa mañana, me sentía como Riley, la protagonista de aquel film animado que conforme crecía, iba experimentando una mezcla de emociones y otras que surgían como híbridos sin control. Las nuevas sensaciones que me producía Alondra, se me mezclaban con los recuerdos de Helen y eso me tenía loca. Eran sensaciones que no podía explicar con palabras, pero que sin querer me hacían actuar de una manera estúpida.

Era como si mis emociones se combinaban formando resultados que no podía comprender. Tal como si mis emociones primarias no existieran y había dado pasó a otras creaciones que yo desconocía. Se había originado el sentimiento de odio, que era producto de la ira y el miedo, también estaba la melancolía, como resultado de la tristeza y la alegría. Esa mañana quería escapar de mis emociones, pero no podía o tal vez no quería.

—¿Algún día de estos te quedaras sorda? —dijo Silvia, al mismo tiempo que bajo el volumen a mi radio.

—¿Cómo entraste? —expuse con sorpresa. Ciertamente no recordaba que le hubiera dado una copia de mi llave, al menos no sobria.

—Cuando tu jefe no se aparece en el trabajo por dos días consecutivos, uno como empleado se alegra, pero como soy tu amiga, me he preocupado por tu repentina ausencia —me reprochó.

—Estuve ocupada revisando un plano que me dejo un colega —respondí. Pero no era del todo cierto, aquella conversación que debía mantener con Alondra me tenía distraída y confusa.

—Dicen que la música refleja los rasgos de personalidad que tiene cada persona —mencionó, tal como si pudiera explicar mi estado de ánimo o mi manera de actuar.

—Silvia, ve al grano, por favor —reduce la velocidad de la máquina para apagarla.

—Según la Universidad de Texas, estipula que existe cuatros categorías para agrupar el contexto musical y viene determinada por los rasgos de personalidad que tiene cada individuo—hizo una pequeña pausa para extenderme una toalla—Por ejemplo, aquellas personas que son fans del country y el pop, son extrovertidos con una intensa vida social, aunque sus habilidades verbales no estén excesivamente desarrolladas. No obstante, siempre están en busca de nuevos retos que pongan a aprueba su carácter —me explicó.

—Entonces, ¿Dónde me ubicaría yo? —coloque la toalla sobre mis hombros.

—Tú encajas perfectamente en las personas liberales y algo despistadas, con cierto toque de hiperactividad, a las que le encanta el deporte. Eres amante de los géneros hip-hop, soul y música electrónica. Tal como la canción que estabas escuchando hace unos instantes, pero también puedo decir que eres una tormenta de emociones, empática y muy razonable —me sonrió.

—¿Cómo sabes todo eso? —cruce mis brazos. Desde cuanto Silvia se había vuelto toda una experta en cuanto a la personalidad se refiere.

—Hace una semana leí un artículo sobre ese tema—dijo—De hecho, Leila por su personalidad introvertida, es amante de la música clásica, blues y jazz. Lo que representa una sensibilidad peculiar ante la vida, suele ser tolerante y abierta de mente, pero en ocasiones puede sentirse fuera de lugar ante la modernidad y por ello, es demasiada callada —comentó.

—Bueno, ya que estamos en materia,  explícame la última categoría —exigí. 

—Los individuos que tienen un estilo personal y confían firmemente en su inteligencia, escuchan rock y el heavy metal, ya que muestras cierto grado de rebeldía e impulsividad. Y no por ello, son personas agresivas o con tendencias suicidas como solemos pensar. De hecho, la universidad de Warwich concluyo que las personas superdotadas suelen emplear el heavy metal para deshacerse de todas las tensiones y relajarse —señaló.

—¿Y qué hay del reggaetón? Ambas sabemos que es lo que más se escucha hoy en día —no pude evitar preguntar.

—Las investigaciones de la universidad de Cambridge en Reino Unido, realizaron una mención de honor al reggaetón, pues lo único que expone, es que las personas a quienes le gusta este género, les encanta divertirse—expuso—Sin embargo, aquellos que escuchan música independiente, reflejan cierto grado de curiosidad, disfrutan los riesgos y muy difícilmente se quedan quietas. ¿Aclare tu duda? —dijo.

—Sí, gracias por la información —mencioné con cierta satisfacción. Esa mañana había aprendido algo nuevo para mí beneficio personal y agilidad mental.

—¿Has comido algo? —frunció el ceño.

—No —dije cabizbaja. Desde la noche anterior no había probado bocado y ciertamente me levante esta mañana sin apetito.

—Ve a darte un baño, mientras preparo el almuerzo —me ordenó.

Salí de aquella habitación como niña regañada e ingrese a la ducha. No dure ni quince minutos, pues no quería impacientar a Silvia, tenía un genio digno de admirar, por lo que me vestí rápidamente. Pero antes de ir al comedor, cogí la fotografía que estaba en la mesa de noche para llevarla a mi oficina.

Los últimos acontecimientos, me habían hecho reflexionar sobre mis recuerdos, de cómo debía ir desprendiéndome de ellos para que no me hicieran daño y en el proceso. Debía reencontrarme a mi misma para poder brindar amor a quienes tenía a mi lado

Cuando ingrese a mi oficina, observe la mesa de dibujo con un plano a detalle y a su alrededor, estaban algunos lápices, una regla de cálculo, los compases y otras herramientas manuales. Aquel lugar pertenecía a las dos, allí solíamos trabajar con Helen y dar rienda suelta a nuestras creaciones.

—Cariño, este será tu nuevo lugar —bese aquella fotografía.

Sorprendentemente no me sentía triste y eso era algo nuevo para mi, simplemente deje aquella fotografía donde siempre debió estar. En nuestra oficina, junto a otros recuerdos que tenía guardado en aquel lugar. Cerré la puerta y me dirigí al comedor, donde seguramente estaría Silvia, esperándome.

—Te prepare una sopa, para que recuperes fuerzas —expuso, pero esta vez sus facciones eran más suaves.

—Gracias, se ve deliciosa —le regale una sonrisa.

—Leila me hablo de lo que sucedió hace unos días —se ubico a mi lado.

—Sé que hice mal —dije. No tenia que ser adivina para saber que se refería a mi borrachera y por como reaccione ante la proposición de Alondra.

—Por cierto, Daniela te envió esto —me dio una bolsa negra.

—Esa mujer, es la diosa de las manchas, pensé que jamás recuperaría mi blusa favorita —expuse, mientras me fui quitando la que tenía para colocarme esa.

—¿Y bien? Supongo iras hablar con Alondra —me reprochó.

—Sí, dentro de una hora iré —respondí, antes de probar mí comida.

—Sería lo más adecuado —comentó.

—Silvia —pronuncié. Tal como una niña cuando desea pedirle permiso a su madre.

—Dime —pronunció, sin dejar de comer.

—Si llegara a formar algo con Alondra, ¿Te molestarías conmigo? —dije finalmente.

—Jane, no podría molestarme contigo—respondió—Sé cuánto amaste a mi sobrina y has honrado su memoria todos estos años, pero soy consciente que debes continuar con tu vida —colocó su mano sobre mi hombro.

—Eso no quiere decir que llegue a olvidarla, yo —se me congeló la voz.

—Oye—me tomó del mentón—Pase lo que pase con Alondra o con cualquier otra mujer, sé que llevaras a Helen en tu corazón, tal como lo has hecho estos años, eso no implica que la olvides, ni hagas como si nunca existió. Sólo puedo decirte que no desaproveches esa oportunidad que te está dando la vida —me explicó.

—Gracias —expuse con una sonrisa. El pensar que no se enojaría conmigo por intentar una nueva relación, me hacía sentir tranquila.

—La que tiene que darte las gracias soy yo—me confesó—Aunque mi sobrina murió hace cinco años, no me alejaste del negocio, me ayudaste con mi nieta y has cuidado de mi cuando he estado enferma —retomó su postura.

—Te quiero —dije sin más.

El resto del almuerzo, trascurrió tranquilo y antes de partir, Silvia me dio un abrazo que me trasmitió paz. Necesitaba conversar con ella para obtener su bendición, no sólo era la tía de mi primer amor, también era mi amiga y con el paso de los años, se convirtió en una madre para mí. La única persona que me había acompañado y seguía queriéndome, con mis aciertos y desaciertos.

Eran la una de la tarde y sin importar el tráfico que había, me sentía nerviosa. A pesar que había analizado lo que le diría Alondra, tenía cierto miedo a su reacción, no quería ahuyentarla, pero si quería explicarle mi actitud hacia ella.

Cuando estacione mi vehículo frente al conservatorio, mi cuerpo se encontraba temblando como una gelatina. Jamás había estado tan nerviosa en mi vida, ni siquiera cuando tuve mi primera vez con Helen y una sonrisa se formó en mi rostro. Ella había sido mi primer y único amor.

En la lejanía, pude observar aquella mujer con un toque de elegante y un aire fresco, pese a que ese día no llevaba ningún vestido como en las otras ocasiones, se veía hermosa con ese Dril ajustado a su cuerpo. Era la primera vez que me fijaba en su figura, sin sentir ningún remordimiento, podía admirar sus rasgos femeninos, su cabello largo y esos ojos que me atraparon desde un principio. Debía estar ciega para no fijarme en ella, pero así era yo, una mujer que no se fijaba en la belleza exterior, sino en la belleza del alma.

Trague grueso e intente retomar el control de mi cuerpo, camine despacio pero con pasos firmes hasta su encuentro. Cuando la tuve cerca, estuve a punto de desistir, pero no el momento para echarme para atrás, ya estaba allí y debía continuar con mi plan. La mirada de Alondra coincidió con la mía y aunque mis nervios estaban a flor de piel, quise regalarle una sonrisa para disipar la tención de nuestro último encuentro.

—Hola —dije tímidamente.

—¿Qué haces aquí?—note que se había sorprendido por mi presencia—No me mal intérpretes, sólo que no esperaba que vinieras a buscarme —añadió.

—Lo sé, ¿Podemos hablar? —cruce mis dedos mentalmente, necesitaba hablar con ella y aclararle mi actitud de aquella noche.

—Si te refieres por lo de la otra vez, no es necesario —expuso con un semblante serio.

—Por favor —le supliqué.

—No lo sé —se mostró nerviosa.

—No te robare mucho tiempo —le aclare. Estaba segura que eso no era del todo cierto, porque lo que necesitaba hablar con ella, requería un poco más que unos simples minutos.

—¿En dónde deseas hablar? —me preguntó. Pude notar que se había relajado un poco, ya no estaba tan a la defensiva como hace unos instantes.

—Te llevare a un buen lugar —le regale una sonrisa.

Si bien no recibí una sonrisa de vuelta, me alegraba que decidiera acompañarme, tenía un buen presentimiento de que esa tarde podría ser el inicio de algo. El lugar a donde quería llevarla estaba un poco retirado de la ciudad, pero valía la pena visitarlo.

Conduje por la carretera Quíbor-El Tocuyo, unos 45 minutos, sino fue un poco más, mi cabeza no estaba para calcular el tiempo en ese momento, sólo debía tranquilizar mi estado de ansiedad ante la presencia de Alondra, quien iba sumergida en el paisaje que brindaba el camino.

 Continúe hasta llegar a una caseta que nos daba la bienvenida al Parque Nacional Dirina, un lugar increíble con numerosas corrientes de agua. Al estacionar mi auto, fue inevitable no darme cuenta como el cuerpo de Alondra comenzó a tiritar por el frío que había en el lugar.

—Creo que lo vas a necesitar —me retiré mi abrigo y se lo pase.

—¿Y tú no te protegerás del frío? —inquirió.

—No te preocupes, esta blusa me ayudara a soportar el frío—sonreí. Su gesto de preocupación me causo mucha ternura—¡Vamos! —la anime, al mismo tiempo que cogí aquel morral que contenía una botella de ginebra mezclada con jugo de naranja para soportar el clima montañoso.

Al descender, logramos apreciar la imponente, apacible y magnifica caída del agua. Un agua que poseía un increíble color tinto, como si proviniera de los mejores viñedos. Su color, era producido por un compuesto orgánico que se encontraba en la raíces de los árboles y era desprendido por el agua a lo largo de su trayecto para hacer un lindo contraste con las piedras e irradiar dicho color.

Entrelacé mis dedos con los de Alondra para guiarla al pie de la Cascada, pero ese pequeño contacto, me erizó la piel y fue inevitable que no me sonrojara. Sin embargo, intente disimular lo mejor que pude y la invite a tomar asiento sobre el área verde para conversar.

—¿Te apetece un poco? —le señale un vaso con ginebra.

—No creo que sea conveniente —me miro desconfiada.

—Te servirá para conservar el calor—ingerí un sorbo—Puedes estar tranquila, no le coloque ningún tipo de sustancia —le ofrecí el mismo vaso para que se cerciorara.

—¿Por qué necesitabas tanta privacidad para hablar conmigo? —ingirió un sorbo de ginebra.

Escuchar aquella pregunta, hizo que me tensara un poco, pero a eso había venido, necesitaba conversar sobre ciertas cosas que podrían abrumar a Alondra.

—Quiero hablarte sobre una parte de mi vida, quizás así puedas comprender mi reacción ante tu proposición —situé mi mirada sobre las serenas aguas que estaban frente a mí.

—Jane, no tienes que hacerlo —dijo con cierto temor.

—Quiero hacerlo—expresé sin mirarla—Necesito hablarte sobre mi primer y único amor —se me quebró la voz.

—Te repito, no —coloqué mis dedos sobre sus labios para evitar que me interrumpiera.

—Después de tantos años, me sigo haciendo la misma pregunta, ¿Por qué sobreviví al accidente y ella no? —suspiré.

—Quizás no era tu momento —expuso, con un tono de voz suave.

Mis ojos coincidieron con los de ella, intentando buscar un poco de valor para continuar mi relato,  me era difícil hablar sobre aquello, pero quería hacerlo, quería sincerarme con ella. Su mirada me trasmitía la paz suficiente como para confesarle mis más oscuros secretos.

—Aquella mañana, nos dirigíamos a la playa para disfrutar de unos días fuera de la ciudad. Cuando sin percatarnos, un vehículo nos envistió —expuse, intentando que mi voz se mantuviera serena.

—Respira profundo—me sugirió, al percatarse que mi respiración se volvió errante y mis manos comenzaron a temblar.

—Cuando desperté, no podía moverme ya que un par de costillas estaban fracturadas, al igual que una pierna, pero junto a mí, estaba Silvia sosteniendo mi mano —dije.

—¿Ella es la madre de tu difunta esposa? —me preguntó. 

—No, es su tía—le aclaré—Cuando me entere que mi esposa había fallecido y nuestro bebé que apenas comenzaba a crecer en su vientre, quería irme con ellos—mis ojos se cristalizaron—Ni siquiera pude ir a su entierro, hasta que me dieron de alta en el hospital —suspiré para evitar llorar.

—No sabes cuánto lo lamento —colocó su mano sobre la mía.

—Es un dolor punzante que se te adhiere a cada centímetro de tu piel, un dolor que no te deja vivir, un dolor que sientes que te asfixia. Con los días, tu pena se convierte en tu amiga, en tu confidente y no sabes cómo quitarte ese dolor que recorre tus venas. Sólo llegas a un punto en que deseas que él se vaya y te deje libre —una lágrima recorrió mi mejilla.

Me deje llevar por el sentimiento que recorría mi corazón, era una sensación placentera, como si todo ese dolor que había acumulado por años, se desapareciera de golpe, como si una enorme tranquilidad se colora en lo más profundo de mí ser. Era como si la mirada de Alondra, pudiera trasmitir lo que le hacía falta a la mía.

—Amaba con locura a Helen, aunque deseara explicarte hasta qué punto lo hice, no puedo—dije—Daria mi vida por volverla a ver, por sentir su piel, por perderme en sus labios, por darle un abrazo y decirle que se quede a mi lado. Pero vamos, sé que es imposible —ingerí un trago de aquella bebida que me sabia a agua.

—Jane, creo que es suficiente —me interrumpió.

—Quiero que conozcas esa parte de mi vida, sólo así podrás comprender ciertas actitudes—le dedique una mirada de súplica—Si decides no saber de mi luego de conocer la verdad, lo voy a respetar —sostuve su mano con cariño. Jamás me había expuesto tanto ante una persona, ni siquiera lo había hecho con Silvia.

—Está bien —pronunció con una mirada que trasmitía tristeza y confusión.

—Después de su muerte, me hundí en una terrible depresión, no pasaba ni un día que terminara con una espantosa borrachera para apaciguar ese dolor que había en mi corazón—limpié mis mejillas—Bebí hasta el cansancio, hasta entender que muy a mi pesar, ella jamás volvería. Fue entonces que comprendí que no debía aferrarme a nada, ni a nadie, que lo más sensato era dar poco y no entregar mi corazón. Que sin importar el dolor, debía seguir con mi vida a medias —confesé.

 —Cuando te conocí, pude ver en tu mirada una gran tristeza y ahora comprendo el motivo—expresó, al mismo tiempo que ingería un poco de licor—Nunca he perdido a alguien a quien amara tanto, no de la forma que lo hiciste tú, pero estoy segura que cuando amas tanto, no la pierdes del todo. Una parte de esa persona estará siempre a tu lado, aunque no te des cuenta —mencionó, al mismo tiempo que sus ojos se cruzaron con los míos.

—¿Ahora comprendes mi reacción? No es que hubiese deseado quedarme en silencio, sólo que todo fue muy sorpresivo para mí. No me mal intérpretes, pero me es difícil volver a salir con alguien —me vi tentada a retirar mi mano de la suya, pero me contuve.

—Sí te comprendo —acarició mi mejilla.

—Mi intención no era lastimarte—me perdí en esos ojos violeta—Mi corazón esta tan destrozado, tan golpeado, tan vacío, que no se si pueda ofrecerte algo —le aclaré.

—Quiero que comprendas una cosa—se acercó un poco—Mi intención no es reemplazar a tu esposa, ni que olvides todo lo que viviste a su lado. Sólo quiero que me des una oportunidad, que me dejes conquistarte y con el tiempo, pueda ayudarte a sanar esas heridas que tienes en tu corazón —mencionó.

—¿Y si no puedo llegar a amarte? —dije, con cierto miedo en mi voz.

—Estás en tu derecho, pero no quiero que te niegues a la posibilidad de compartir conmigo y que yo pueda disfrutar de tu sonrisa —me confesó.

—No quiero lastimarte—acaricié su mejilla—Mereces a alguien mejor que yo y lo sabes —dije.

—Lo único que necesito es que seas tú misma, que seas esa mujer que me has demostrado todo este tiempo. Una mujer cariñosa, atenta, de buenos sentimientos, pero sobre todo, quiero que sigas sonriendo. No sabes lo mucho que me encanta tu sonrisa —se acercó a mi lentamente y me dio un beso suave.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí