Capítulo 12
Aquella tarde, Natalia estaba un poco más entusiasmada y decidió pasearse por la tienda de Martha, con el fin de verla, la extrañaba tanto que se sentía vacía sin su presencia—¡Hola!—saludo a la chica de la recepción—Sé que no me quiere ver, pero podrías darle este detalle —suplicó.
—¡Hola! Lamento lo que ha pasado entre ustedes—tomó aquella rosa blanca y una caja de chocolate—Me encargaré de dárselo personalmente —dijo con una sonrisa.
—Gracias Andrea—le dedicó una sonrisa a medias. La última semana, no habían dormido bien, apenas había comido y retomó el vicio del cigarrillo. Se podía decir que no estaba pasando por su mejor momento, aunque sintiera muchas cosas por Martha, no estaba segura si podía continuar con todo aquello. Lo único que deseaba era que las cosas volvieran a la normalidad, que su niña le regalara esa sonrisa que la desarmaba y esas besos que la tenían rendida a sus pies—Cuídate —expresó antes de irse.
Andrea la vio partir, a pesar q no conocía toda la historia, estaba segura que esa mujer sentía más que cariño por su amiga. Decidió colocar el letrero de cerrado para ir a la oficina de Martha—Espero no interrumpir —asomo su cabeza por la puerta.
—Para nada, sabes que puedes entrar cuando desees —sonrió.
—Alguien muy especial acaba de venir para dejarte este detalle—le extendió la rosa y la caja de chocolate—Creo que ya es suficiente, deberías perdonarla —la regaño.
Martha se hizo la desentendida, cogió la rosa blanca y aspiró su olor. Por un momento, recordó aquella vez que Natalia le pidió que fuese su novia y sin poder evitarlo, sus ojos se cristalizaron. Después decidió abrir aquella caja y en su interior, encontró unos cuadros de chocolate con un mensaje muy claro “Te extraño” era una forma diferente y muy original de expresar lo que sentía su novia—¿Cómo la viste? —dijo sin mirarla, estaba muy conmovida por aquel detalle.
—Un poco melancólica. No sé qué sucedió entre ustedes, ya que no has querido hablar sobre el tema—se ubicó frente a ella—Sin embargo, todo acontecimiento tiene dos versiones. Así que no me parece justo, que no desees escuchar su parte de la historia —dijo en tono suave. Era consciente que aquello le afectaba demasiado a su amiga, pero se sentía de manos cruzadas al no poder ayudarla
—Tu no entiendes —una lágrima recorrió su mejilla. Había estado guardando todo ese dolor para ella sola.
—Dime, ¿Qué no entiendo? —apoyo sus manos sobre el escritorio.
Martha limpió su mejilla, intento calmar ese nudo que tenía en su garganta—No he podido sacarme esa imagen de la cabeza, sé que debe haber una explicación, pero no sé si deseo escucharla—sus lágrimas comenzaron a salir sin permiso. Le dolía saber que su novia ya no la quería, que esos meses que habían compartido se podían ir a la mierda, y todo por reconocer que tal vez a Natalia aún le sigan atrayendo su exnovio—Me duele admitir que baje la guardia ante ella, le di mi confianza, la deje colarse en mi corazón y me deje cautivar por sus detalles. Cuando la vi con aquel hombre, sentí que mi corazón se partía en dos. No pensé que podría sentir este dolor de nuevo —llevó sus manos a su rostro para contener sus lágrimas.
El corazón de Andrea se estrujó, jamás había visto a su amiga en ese estado. Se incorporó para darle un abrazo, de alguna manera quería reconfortarla—Sin importar cuando duela, debes hablar con ella. No puedes continuar así —besó su coronilla.
—Discúlpame, jamás pensé que me verías de este modo—dijo sin mirarla. Se sentía vergüenza por mostrarse vulnerable ante su amiga—¿Solucionaste los problemas con tu novio? —quiso cambiar de tema.
Andrea hizo que la mirase, quería ver esos ojitos verdes para asegurarse si estaba un poco mejor. Percibió que su mirada estaba más tranquila, pero esos ojitos estaban más oscuros que de costumbre y dedujo que su amiga pudo drenar todo lo que sentía—Sí, me explico lo que sentía al verme junto a ti —respondió, al mismo tiempo que se sentó sobre el escritorio.
—No entiendo —limpió sus mejillas.
—Él se siente intimidado por tu manera de tratarme—inhaló una bocanada de aire, al recordar aquella conversación que mantuvo con su chico—Tuve que explicarle que no todo es lo que parece, que aunque tú me trates con cariño, no quiere decir que desees conquistarme o en su defecto llevarme a tu cama—acarició su mejilla—Además, le hice entender que tú eres como una hermanita para mí, a quien quiero y aprecio mucho. Así que por favor, dale una oportunidad a Natalia, no sabes lo mal que me siento al ver como dejaron que su relación se deteriorara por culpa de un tercero —la alentó.
—¿Crees que es muy tarde para ir a buscarla? —los ojos de Martha mostraron cierto brillo. Una parte de ella estaba feliz porque volvería a verla, ella también la había echado de menos.
—Nunca es tarde para ir tras esa persona que te mueve el piso—mostró su mejor sonrisa—No te preocupes por la tienda, Luisa y yo nos encargamos —la alentó.
—Gracias —la abrazó con fuerza. Aquella conversación le había resultado mejor de lo que esperaba. No imaginó que podría desahogarse con Andrea a tal punto que la viese tan vulnerable.
—¿Te importaría darme uno de esos chocolates? Se ven muy apetecibles —expuso Andrea con una sonrisa pícara.
—Toma los que desees, sabes que a ti no puedo negarte nada —tomó su bolso de cuero para salir del lugar.
—¡Espera! Debes llevarle unos a tu novia —le devolvió la caja. Después que ya había tomado un par de chocolates.
—Tan linda como siempre —le dio un beso en su mejilla. Salió de la oficina y abordo su vehículo, mientras iba a la casa de Natalia, podía sentir la ansiedad que albergaba su corazón. Su amiga tenía razón, sin importar cuanto podría doler la explicación de su novia, debía afrontarla y aceptar las consecuencias. Detuvo su auto en una tienda, deseaba llevarle algún detalle sencillo que pudiese expresar el error que había cometido al no querer escucharla y haberla alejado de su vida.
Se paseó por los pasillos, admirando los numerosos detalles que había en el local. Su mano reviso algunas tarjetas personalizadas expresando algunos sentimientos que ella sentía en momento, también vislumbro una canasta llena de los dulces favoritos de Natalia, hasta vio un peluche con un lo siento escrito en su pecho. Pero lo que más le llamo la atención, fue un globo de helio con la palabra “Discúlpame, fue una idiota” junto con una paleta en forma de corazón. No tuvo que pensarlo dos veces y compro aquel globo, después continúo su camino.
Cuando estuvo en el departamento de Natalia, inhaló una bocanada de aire para controlar sus nervios, golpeo suavemente la puerta de madera y espero a que su novia apareciera—¡Hola!—mostró su mejor sonrisa. Los ojos de Natalia se cristalizaron, pero no por apreciar aquel globo que traía su novia, sino más bien por tenerla frente a ella. Por lo que no dudo en darle un abrazo de oso—Te eche de menos—dijo por lo bajo. Martha correspondió aquel abrazo con el mismo cariño, realmente la había extrañado. Permanecieron unos minutos en aquel contacto hasta que Natalia se separó—¿Recibiste mi detalle? —acarició su mejilla.
—Sí, de hecho por eso estoy aquí —respondió. Pero no quiso decirle nada sobre aquella conversación que tuvo con Andrea.
Natalia entrelazó sus dedos con los de su novia para llevarla al sofá. Martha se dejó guiar, al mismo tiempo que sus ojos se fijaron sobre aquella mesa, había una botella de vino, un cenicero lleno de colillas y algunos envases de comida chatarra—¿Has vuelto a fumar? —preguntó, aunque la respuesta era más que evidente. Las mejillas de Natalia se sonrojaron, había sido descubierta, pero era consciente que aquel vicio la ayudaba a relajarse cuando estaba muy tensa.
—Gracias por venir —expresó Natalia. Martha no dijo nada, y se hizo un silencio incómodo entre las dos. Uno que rápidamente Natalia decidió romper—Perdóname si te hice daño, no fue mi intención. No sé porque dejé que las cosas llegaran hasta ese punto —sus ojos se cristalizaron.
—¿Hace cuánto estás en contacto con tu exnovio? —no dudo en preguntar. Deseaba conocer si su novia había estado jugando con sus sentimientos todo este tiempo.
—Desde hace unas semanas, él apareció en el bar para intentar que volviéramos. Pero en realidad, sólo deseaba obtener parte de mi negocio—desvió su mirada—Creyó que por ir al negocio de su padre para hacerle un balance general, yo quería volver con él —le explicó.
—¿Por qué no me habías dicho antes? —intentó sonar tranquila, pero en su interior moría de rabia. Se sentía traicionada y engañada.
—Por idiota, no creí que las cosas se salieran de mis manos. Pensé que él dejaría de insistirme, hasta lo amenace con denunciarlo por acoso sexual—expuso con un nudo la garganta—Además, pensé que si te comentaba sobre esos percances, ibas a imaginar que yo le estaba dando otra oportunidad o tal vez, llegarás a pensar que no te quería —hizo el intento de encender otro cigarrillo.
Martha se lo impidió, ya no quería que continuará con ese mal hábito—¿Por qué dejaste que te besara? —le reprochó. Necesitaba escuchar una explicación coherente, una que le ayudará a calmar su dolor.
—Cuando él apareció en mi oficina, lo eche de inmediato, pero no me hizo caso. Quise llamar a seguridad y él se acercó para impedirlo—dijo—En el forcejeo, lo deje que se acercara demasiado y sin poder evitarlo, me besó a la fuerza. Intente zafarme de su agarre, pero él me aprisionaba con más fuerza, hasta que bajo la guardia cuando escucho tu voz y yo lo empuje —explicó, al mismo tiempo que su mirada estaba triste. En lo más profundo de su corazón, hubiese querido evitar aquel encuentro para no lastimar a su niña.
Martha desvió la mirada, no tenía idea de que decir ante esa explicación. Tampoco estaba segura que sintió Natalia cuando beso a su exnovio, su cabeza estaba hecha un lío—¿Todavía sientes algo por él? —preguntó con temor. Se había encariñado tanto con Natalia que no estaba segura si sería buena idea escuchar su respuesta.
Natalia, tomó su mentón e hizo que la mirase—No siento nada por él. Deseo que entiendas que estoy segura de mis sentimientos hacia ti. Además, quiero darte las gracias por hacerme entender que lo mío son las mujeres —le dio un corto beso.
—Te habías demorado —le regalo una sonrisa. Hace mucho que se había dado cuenta sobre eso, pero al parecer su novia no lo había asimilado del todo. Una cosa era que lo expresaba de la boca para afuera, y otra muy distinta es que lo sintiera de corazón.
—No tengo idea de cómo llegue a sentir tantas cosas por ti, no sé cómo expresarte lo mucho que me cambiaste desde que comenzamos a salir—Natalia se aferró a su cintura—Contigo descubrí que no necesito acostarme a la primera con una persona, para entender que un beso o una caricia son más satisfactorio que un encuentro sexual —expuso.
Martha le regalo una sonrisa, al recordar por todo lo que habían vivido los últimos meses. Por más que luchó por ese amor que comenzaba a sentir, terminó rindiéndose a lo que su corazón le decía. Quizás esa no sería la primera pelea que tendría o el primer malentendido que surgiría entre ellas, pero de algo si estaba segura y era que no deseaba perderla.
Natalia sintió un alivio en su corazón, al ver esa sonrisa de su novia. Por lo que continúo expresando lo que sentía—No dudes de lo que siento por ti, yo jamás jugaría con tus sentimientos. Te has convertido en una persona muy importante para mí y no deseo perderte por un mal entendido —se le quebró su voz.
Martha sostuvo el rostro de su novia, no deseaba que ella se alejara de su vida, así que la volvió a besar—Perdona por salir huyendo de tu oficina—dejó de besarla—Ese día quería compartir contigo, y al ver esa escena, mi corazón se detuvo. Sentí una enorme tristeza que no podía contener, por lo que no soporte estar en ese lugar —acarició su mejilla.
—Puedo entender eso, más no sabes cuánto me dolió tu indiferencia —una lágrima recorrió su mejilla.
—Y si yo aún no hubiese querido escucharte, ¿Te hubieses dado por vencida? —no tardó en preguntar. Era consciente que estuvo evitándola por un mes y un par de semanas, si no hubiese sido por la conversación que mantuvo con Andrea, tal vez seguiría en la misma.
Natalia acarició su mejilla—Te hubiese esperado el tiempo que sea necesario, porque pienso que esto que tenemos vale la pena—le dio un corto beso—Aunque admito que estaba muy deprimida, ya que las flores que te lleve a la tienda, las notas que dejé bajo la puerta de tu casa y esas llamadas que te hacía por las noche, no estaban dando resultados. Me estaba volviendo loca, porque sentía que te perdía—una lágrima recorrió su mejilla—La verdad es que ya me sentía frustrada y estaba muy decaída, hasta hubiese recurrido a Luisa con tal de que me escucharas—le confesó—No quiero que me alejes de ti —suplicó.
—Te lo prometo —manifestó Martha con una sonrisa, no dejaría que nadie se interpusiera en su relación. Esas palabras que Natalia le expresó, conmovieron su corazón. No podía creer que estuvo a punto de dañar su relación, por ser tan cabeza dura.
—¿Quieres quedarte a cenar? —le preguntó Natalia. Hacía tanto que no compartía con su novia, que deseaba aprovechar que todo se había solucionado.
—Sí—dijo, pero antes de incorporarse decidió preguntar sobre un asunto importante—¿Qué harás con tu exnovio? Me refiero a si vuelve aparecer en tu negocio —le dedicó una mirada de angustia.
—Él no volverá a molestarme, ya le hice una denuncia y tiene una orden de alejamiento —sonrió. Se sentía victoriosa por conseguir que ese hombre dejará de molestarla. Ahora lo único que tenía en mente, era continuar con su relación.
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