miprimita.com

Mi segundo amor 20

en Lésbicos

Capítulo 20-Primera cita

 

Jane

 

—Cariño, ¿Podrías decirme que te dijo Alondra aquella vez que estuvo en la tienda? —le pregunte, mientras peinaba su larga melena.

—No puedo, es un secreto —respondió, al pasarme una cola para sujetar su cabello.

—Está bien —dije resignada.

—Jane —dijo la pequeña.

—Dime —hice que se volteara para verificar que su conjunto de blusa y falda estuviese bien.

—¿La abuelita Silvia se encuentra bien? —su rostro mostro preocupación.

Ciertamente era una pregunta a la que no podía responder con claridad, no tenía en mis manos los datos necesarios para decirle a Francy esto es lo que pasa y posiblemente tu abuela este muy enferma. Sería estúpido pensar que ella pudiera entender algo de lo que yo misma no estaba al tanto, ya que desconocía si su osteoporosis había avanzado.

—No lo sé cariño, la he visto cansada y con dolor en las rodillas —intenté explicarle.

—Es que no ha dormido bien —expuso, tal como si quisiera buscar una respuesta ante el reciente insomnio de su abuela.

—Lo sé —besé su frente.

Como podía explicar que la edad avanzada de Silvia y sus antecedentes familiares, tenían que ver con su reciente enfermedad. Quería evitar que la pequeña se preocupara, pero sería injusto de mi parte no explicarle que lo que tenía su abuela.

—¿Mi abuela se va a morir como mi tía Helen? —pronunció.

Sus palabras me causaron una gran impresión, imaginar que podría perder a Silvia de la misma forma en que perdí a mi Helen, era demasiado. Lo que menos deseaba en este momento, era pasar de nuevo por esos sentimientos de pena, rabia, culpa y bloqueo emocional. Simplemente, no podría.

Sin embargo, debía admitir que Francy era una niña muy lista, capaz de percibir lo que sucedía a su alrededor. Aunque desconociera la enfermedad que tenía su abuela, había notado los cambios físicos que Silvia había realizado en su rutina diaria.

—Tu abuela no va a morir, sólo está un poco enferma —dije.

—¿Qué tiene? —expuso sin comprender.

Al ver su carita, tuve que buscar una metáfora para explicarle que su abuela tenía una enfermedad esquelética en la que sus huesos pierden una gran cantidad de masa ósea y que dependiendo de su estadio, corría peligro de que pudiera sufrir facturas de manera consecutiva.

—¿Recuerdas cuando te compre un chocolate y lo dividiste en tres para compartirlo con nosotras?—pronuncié, y ella asintió—Tu abuela llegó a una edad en donde sus huesos, se han debilitado y pueden correr el riesgo de separarse. Tal como pasó con aquel chocolate —le expliqué.

—Entonces, debemos cuidarla para que no se rompa sus huesitos —exteriorizó con cierta ilusión.

—Eso haremos—sonreí—Cuando regrese de viaje, ambas se irán a vivir conmigo —expresé.

—¡Sí!—exclamó con alegría—Mi abuela tenía razón, al fin podría vivir contigo —dijo.

—¿Cómo? —medio expresé, aquella información me tomo con la guardia baja.

—Una vez, mi abuela me dijo que si ella se llegaba a enfermar, me vendría a vivir contigo para que tú me cuidaras —mencionó.

Ni siquiera pude responder ante aquel comentario, pues el timbre había sonado, indicando que Alondra había llegado para disfrutar de una velada de ensueño.

—Alondra llegó ¡Vamos! —expuso, al tomar mi mano para ir al recibidor.

Cuando abrí la puerta, me encontré con esa mujer de ojos violetas, se veía irresistiblemente sexy con aquel enterizo y sin poder evitarlo, me puse nerviosa. Le regale una sonrisa y con mis ojos le hice entender que moría por besarla.

—¡Split! —exclamó Francy, al colocarse a su altura para saludarlo.

—Pensé que sería una buena idea —expresó Alondra, sin dejar de mirarme fijamente.

—Gracias por traerlo Alondra—dijo la pequeña sin soltar al cachorro—¿Puedo enseñarle mi cuarto? —me preguntó.

—No tardes mucho, dentro de poco serviré la cena —sugerí.

Al ver como la pequeña desaparecía por el corredor junto con el cachorro, entrelacé nuestras manos y la lleve a la cocina. Allí, atrapé sus labios con los míos, demostrándole lo sedienta que estaba por ella.

Era un beso que encerraba demasiadas emociones, un beso que estaba cargado de ansiedad y de lujuria, un beso de dos mujeres que se deseaban. Cuando sentí que me faltaba el aliento, decidí separarme unos segundos, sintiendo su respiración agitada.

—No sabes cuánto desee besarte —le confesé.

—Sí me vas a recibir de esa manera cada que venga a visitarte, lo haré más seguido —sonrió.

Me perdí en su mirada por unos segundos, acaricie su mejilla y me acerque para besarla con ternura. Quería expresarle que todo el día estuve esperando este momento y ahora que la tenía junto a mí, no pararía de besarla.

Esta vez, el beso era más suave, más tierno y no tan desenfrenado como el de hace unos instantes. Podía sentir la necesidad que tenía Alondra de recorrer cada parte de mis labios, como si quisiera memorizar cada rincón, como sí pudiera sentir mi deseo por ella. No sé por cuánto tiempo me besó, pero sentí un vacío cuando dejó de hacerlo.

—Te ves hermosa con ese vestido azul—acarició mis labios con su pulgar—Refleja cada curva de tu cuerpo —su mano descendió por mi mentón hasta llegar a mi abdomen.

—¿Por qué me torturas de ese modo? —dije, haciendo el mayor de mis esfuerzos por no gemir.

—No lo hago—me dio un pequeño beso—Sólo admiro lo hermosa que estás hoy, es la primera vez que te veo en vestido —deposito un beso húmedo en mi cuello.

—Mmm —gemí, al mismo tiempo que mis manos se aferraron a su cintura.

—Jane —pronunció con su voz ronca.

—Dime, mi princesa —expuse, al perderme en su mirada.

—Muero por hacerte mía —me confesó, con sus ojos llenos de lujuria.

Sus palabras me estremecieron y fue inevitable que no atrapara sus labios de nuevo. Demostrándole en aquel beso, que también deseaba hacerla mía. Pero muy a mi pesar, tuve que hacer el mayor de mis esfuerzos por separarme de sus labios, no quería que la pequeña nos encontrara en plena sesión de besos.

—Gracias por haber venido—pronuncié, con mi respiración agitada—Lamento que esta noche, me tengas que compartir con la pequeña —me disculpé.

—No me perdería la oportunidad de estar contigo —me dio un beso corto.

—Serviré la comida, ponte cómoda —le expresé.

—Nada de eso, te prometí que te ayudaría —rodeó mi cintura y me dio un último beso.

Mientras servía los rollos de primavera al estilo japonés y las brochetas de pollo que había traído Alondra, sentí como ella rodeó mi cintura y depósito un beso en mi cuello. Mis piernas flaquearon, ante ese gesto tierno que me produjo una sensación de bienestar y seguridad infinita.

—¿Cómo vas? —me preguntó de manera divertida.

—Muy bien—sonreí ante su cercanía—Me tome el atrevimiento de servirme una de esas brochetas, se ven de muerte —dije, al entrelazar nuestra manos.

Tenerla de esa manera, me hacía sentir feliz y despreocupada. Era como si Alondra hubiese llegado a mi vida en el momento justo para hacerme sonreír de nuevo.

—Puedes tomar las que desees, para eso traje muchas —expresó, al mismo tiempo que se abrazaba más a mí.

Con cuidado, me deshice del abrazo y me giré para quedar frente a ella. Acaricie su mejilla y me deleite cuando cerros sus ojos para disfrutar de mi caricia. No le di tiempo a que reaccionará, sólo me acerque y atrapé sus labios con los míos. Me encantaba su manera de besarme, su manera de hacerme sentir suya cuando sus manos se aferraban a mi cintura, pero lo que más adora; eran esas cosquillas que me generaban sus besos.

—Quisiera quedarme en tus brazos toda la noche —me confesó Alondra, al separarse del beso.

—Y yo quisiera que no dejes de besarme —junte su frente con la mía.

Por una extraña razón que aún no lograba descifrar, me sentía segura en sus brazos. Aunque deseaba seguir así por un rato más, Alondra decidió separarse para servir dos copas de vino y jugo de naranja para la pequeña.

—Huele delicioso, ¿Qué hay de comer? —preguntó Francy, que se acercaba a la cocina junto al cachorro.

—Alondra te trajo unas deliciosas brochetas de pollo —respondí, mientras llevaba los platos a la mesa.

—Gracias Alondra —se acercó para darle un abrazo.

Una vez que todo estaba listo, las tres nos ubicamos en la mesa. Y por primera vez, no me sentí tan sola en aquella casa, hacía mucho que ese lugar se había vuelto muy grande y algo solitario para mí. Mientras cada una disfrutaba de su plato, me dediqué a observar como Francy se estaba robando toda la atención de la mujer que me gustaba y eso, me generaba unos celos tremendos.

Francy parecía estar más que complacida al tener a Alondra con nosotras, pues no perdió la oportunidad de pedirle que le diera la comida en la boca, mientras que yo deseaba que hiciera eso conmigo. Sin embargo, esa mujer de ojos color violeta, no me quitaba la mirada de encima, tal como si quisiera expresarme que sólo tenía ojos para mí, como si estuviese coqueteándome y esa sonrisa traviesa que me decía, tengo ganas de seguir besándote.

Cuando terminamos de cenar, pude notar lo nerviosa que se había puesto Alondra, era como si estuviese esperando que la tomara de la mano y la llevará a un lugar de la casa para devorar sus labios. Pero en su lugar, sólo pude acariciar su mano de una manera sutil como dándole a entender que la velada apenas estaba comenzando.

Una vez que terminamos de lavar los platos, entrelacé nuestras manos y la conduje al sofá, allí, le indique que se sentará a mi lado y apenas la pequeña se distrajo con Split, me acerque para robarle un beso. Cómo me encantaba los labios de esa mujer, era como estar en las nubes.

—¿Crees que se dio cuenta? —dijo, al señalar a Francy.

—No creo, se nota que está súper entretenida con Split —respondí.

—Entonces, puedo hacer esto —me robo otro beso, al mismo tiempo que posó su mano sobre mi muslo.

Cuando se separó de mis labios, entrelazó nuestras manos. Tal como dos enamoradas. El silencio bailó entre las dos, mientras observábamos cómo la pequeña jugaba con aquel cachorro que parecía no cansarse.

Decidí tomar mi celular y colocar Bendita tu luz para entrar en ambiente, después de todo, era nuestra primera cita. Me acerque y le susurré que cada letra que expresaba la canción de Maná, era lo que ella me hacía sentir.

Bendito el lugar y el motivo de estar ahí

Bendita la coincidencia

Bendito el reloj que nos puso puntual ahí.

 

—Es hermosa —dijo, al darme un beso en la comisura del labio.

—Esta parte es la que me encanta —expresé, sin dejar de mirarla.

Benditos ojos que me esquivaban

Simulaban desdén que me ignoraban

Y de repente sostienes la mirada

Conforme la música se reproducía, Alondra jugaba con mis dedos, mientras se reía de las locuras que hacía la pequeña, pero cuando cruzaba su mirada con la mía. Me trasmitía que deseaba quedarse a mi lado para siempre.

—Ahora es mi turno —pronunció, al buscar una melodía.

Sólo pasaron unos segundos, cuando escuché Tú me caíste del cielo de Río Roma. Esta vez, fue Alondra quien se acercó a mí y me susurró que esa melodía le recordaba al día en que nos conocimos.

Tú me caíste del cielo, en el preciso momento,

Seguramente algo bueno debí de haber hecho

Y mi recompensa fuiste tú.

 

La siguiente hora, nuestros celulares continuaron reproduciendo algunas melodías románticas, pasando por Destino o casualidad de Melendi, Tan solo tú de Franco de Vita, Como mirarte de  Sebastián Yatra, entre otras.

Cuando la pequeña Francy comenzó a bostezar, decidí llevarla a su habitación, había agotado toda su batería con Split, quien se fue detrás de nosotras para quedarse al lado de su nueva amiga.

—Creo que es hora de irme —expresó Alondra.

—Quédate, por favor —supliqué, al cubrir el cuerpo de la pequeña con una manta.

—Sólo si bailas conmigo —me retó con una sonrisa.

Ni siquiera respondí, sólo cogí su mano y la lleve de nuevo a la sala, allí, pude ver cómo ella colocaba Anoche hablamos del amor de Sergio Vargas. Rodeó mi cintura y me acerco a su cuerpo, sin emitir ni una palabra, comenzábamos a bailar como dos enamoradas.

Cerré mis ojos y me deje guiar por Alondra, disfrutando del contoneo de sus caderas, de su aroma y su mano que se deslizaba por mi espalda. Quizás me había tomado mucho tiempo, darme cuenta que esa mujer era lo que deseaba tener en mi vida y tenerla allí, bailando un delicioso merengue, movió cada fibra de mi ser.

Se notaba que estuvo practicando para bailar de nuevo conmigo, había mejorado mucho desde la última vez que lo hicimos. Entre un movimiento y otro, Alondra movió su rostro y me dio un beso suave. Un beso que no se prolongó mucho, pues ella decidió cambiar de dirección para dibujar el contorno de mi oreja con su lengua, sus movimientos eran tan sensuales, que me produjo un escalofrío por todo mi cuerpo.

Con esa forma de delinear mi oreja, estaba haciendo que perdiera el control, que me olvidara que Francy estaba a unos pocos metros y me dejará llevar por la imperiosa necesidad de sentirla. Mis manos se aferraron a su cintura para controlar el placer que estaba sintiendo y cuando creí que no podía más, Alondra volvió a mis labios para fundirse en un beso húmedo.  

—Te quiero —pronunció entre un beso y otro.

Escuchar aquella frase, me alarmo, pero decidí besarla de una manera lenta, como dándole a entender que aún no estaba preparada para decir un te quiero, pero si estaba segura de lo que ella me hacía sentir. La besé con pasión, con amor, mientras mis manos se recreaban con sus curvas, con la suavidad de su piel.

—Jane —jadeó, al sentir como mordí su labio inferior.

—Besas tan bien —expresé, sin dejar de probar sus labios.

—Creo que la pequeña Francy se despertó  —manifestó, al separarse de mis labios.

Cuando abrí los ojos, pude notar que se había ido la luz, hacía mucho que no sucedía esto y me producía cierta impotencia que sucediera hoy, cuando estaba disfrutando de la compañía de Alondra.

—No me sueltes, la oscuridad me da miedo —escuché la voz de Alondra.

Sus palabras, me dejaron anonadada, nunca hubiese imaginado que esa mujer de ojos violetas, también le tuviese miedo a la oscuridad.

—Coge tu celular para usar la linterna —le indiqué.

Entrelacé nuestras manos para caminar despacio, no quería que se tropezara con algún objeto que hubiese dejado la pequeña en el suelo. Cuando entramos en la habitación, observe la silueta de Francy junto con el cachorro que se había subido a la cama.

—Jane, viniste a buscarme —manifestó un poco asustada.

—Claro, no te iba a dejar sola—me acerqué—Hoy dormirás en mi habitación —la cogí entre mis brazos.

—¿Alondra también dormirá con nosotras? —me preguntó.

—Sí  —respondió Alondra, al coger al cachorro entre sus brazos.

Regresamos por el mismo camino, guiadas por esa pequeña luz que nos mostraba el sendero por donde debíamos caminar. Alondra colocó su mano sobre mi hombro y con pasos firmes, nos dirigimos a mi habitación. Cuando gire la perilla, alumbre el camino para visualizar la cama y con cuidado, deposite el cuerpo de la pequeña a un costado, mientras que sentí como Alondra había colocado al cachorro sobre el suelo.

—Alondra, ¿Me puedes cantar una canción? —preguntó la pequeña con un bostezo.

—Por supuesto cariño —se colocó a su lado.

Los cochinitos ya están en la cama,

muchos besitos les dio su mamá,

y calientitos los tres en pijama

dentro de un rato los tres roncarán.

 

Escuchar esa melodía infantil, me causo mucha ternura y por un instante, supe que mis temores habían desaparecido gracias a esa mujer que se había cruzado en mi camino. Por algo dicen que las personas entran a nuestras vidas y dependiendo de sus actos, se vuelven muy importantes para nosotros, pues todas las relaciones humanas son diferentes.

Esa noche, estaba descubriendo que Alondra se había vuelto muy importante para mí, pero sólo hasta ahora, me estaba permitiendo aceptarlo. Mientras ella intentaba dormir a la pequeña, yo me cambie de atuendo y busque una blusa holgada para Alondra.

—Tienes buena mano para los niños —dije, mientras le pasaba la blusa.

—Quizás —me regalo una sonrisa.

Cogió el atuendo que había escogido para ella, pero antes de cambiarse, se acercó para darme un tierno beso. En el fondo, era consciente que me sentía terriblemente atraída por ella y ahora que lo pensaba bien, desde que me arrojo aquel helado en mi blusa favorita, me cautivo su mirada.

Se separó lentamente de mis labios y sin pudor alguno, se fue retirando su atuendo. Con cada prenda que caía sobre el suelo, me mordía el labio inferior, recreándome con sus curvas perfectas. Suspiré, haciendo el mayor de mis esfuerzos por no dejarme llevar y hacerla mía.

—No sabes lo excitante que resulta ver cómo me miras —expresó, antes de colocarse la blusa.

No pude evitar que mis mejillas se sonrojaran y desvié mi mirada, me sentía avergonzada por mirarla de esa forma tan atrevida. Quise decir algo para intentar disculparme, pero sus labios se unieron con los míos y con un movimiento ágil, me reclinó sobre la cama para quedar sobre mí.

Sus besos eran ansiosos, pero tiernos al mismo tiempo, permitiéndome sentir que ella también me deseaba tanto como yo lo estaba haciendo en ese momento. Sus manos recorrían mis costados, mientras que me fue dejando algunos besos por mi nariz, mejillas y de nuevo a mis labios.

—Quisiera estar contigo —susurró contra mis labios.

Estuve a punto de desconectar mi cerebro y olvidarme que Francy estaba a nuestro lado, realmente deseaba tenerla, sentir sus labios por todo mi cuerpo, pero tuve que luchar contra mis deseos y reprimir todo lo que deseaba hacerle. En su lugar, mis manos se pasearon por sus muslos, acariciando su tersa piel y cuando estuve a punto de expresar algo, ella hablo.

—Pero soy consciente que no podemos hacer nada con la pequeña a nuestro lado.

Aquella luz que medio iluminaba la habitación, me permitió ver su rostro, su mirada deseosa y sus cabellos alborotados. Se veía tan hermosa incluso en la penumbra, acaricié su mejilla y le regale una sonrisa. Una sonrisa que le expresaba lo bien que me sentía a su lado y que estaba de acuerdo con sus palabras.

Luego que nos acomodamos, Alondra se encargó de apagar la linterna, rodeo mi cintura y me dio un beso en la mejilla junto con las buenas noches. Me acurruque más a su cuerpo para sentir su calor y por primera vez en mucho tiempo, me sentía feliz, sin rastro de dolor, ni angustia y olvide esos demonios que me consumieron por años. Simplemente me encontraba tranquila y segura en los brazos de Alondra.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí