miprimita.com

Mi segundo amor 6

en Lésbicos

Capítulo 6-Destino

 

Alondra

 

En la vida existe una fuerza sobrenatural que actúa sobre cada ser humano, aquella fuerza ocasiona una serie de eventos inevitables a los que no podemos escapar. Tal fuerza, se conoce como destino, un destino que es curioso e incierto. Pero aquí estaba yo, presenciando uno de los mayores misterios de la humanidad.

Cuando Sofía me invito a este lugar para celebrar el cumpleaños de mi hija, jamás imagine que volvería a toparme con esa mujer de ojos cafés. Cuando estreche su mano, percibí la suavidad de su piel, una suavidad con la que había anhelado desde que la conocí, pero también me perdí en su mirada, una mirada que mantenía ciertos rasgos de tristeza. Quien diría que los ojos expresaban la mayor carga emocional que nosotros albergamos en nuestro interior.

Me vi tentada a preguntar del porque de su mirada triste, pero era consciente que no podría hacer tal pregunta, no en un momento como este, quizás podría espantarla y era lo que menos quería. Por lo que intenté apaciguar esa curiosidad que había en mí y la salude como si nada. Ella me saludo del mismo modo, y me regalo una sonrisa.

Una sonrisa que generó en mí, un pequeño escalofrió, no podía explicar esa terrible necesidad de tenerla cerca, de conocer más de su vida y porque no, de probar sus labios. Me sentía como toda una adolescente quien se enamora a primera vista, y cómo no sentirme de esa manera. Si desde que la conocí, no había dejado de pensar en su olor, su voz, esos labios y su mirada furiosa por dañar su blusa favorita. El tenerla frente a mí, no sólo me ponía algo nerviosa, sino que deseaba quitar esa tristeza de su mirada. 

—Perdón por interrumpir su encuentro, pero creo que es momento de pedir algo de comer —expresó Leila, haciendo que Jane soltara mi agarre.

—¿Ustedes ya se conocían? —no tardo en preguntar Sofía.

—Se podría decir que sí —respondió Jane, al mismo tiempo que me hacía espacio para que tomara asiento.

—¿Quisiera saber cómo se conocieron? —inquirió Sofía, sin apartar la mirada de nosotras.

—Cariño, no seas indiscreta —la regaño mi hija.

—¡Oh vamos! La curiosidad me mata  —se defendió.

—Quieres hacer los honores —mencionó Jane con cierta picardía, algo a lo que no me pude negar.

—Por supuesto—coloque mi mejor semblante—Digamos que esa tarde que la conocí, fue algo inesperado por no decir que fue muy desastroso—me sonreí—Iba algo afanada para llegar al conservatorio, cuando sin querer tropecé con Jane, derramando su helado sobre la blusa que traía—aclaré—Por cierto, te debo una nueva blusa —la mire de manera divertida.

—Excelente manera de conocerse —manifestó Olivia, que hasta los momentos se había mantenido al margen.

—¿Ya podemos ordenar algo? Muero de hambre —sugirió Leila.

Tal comentario hizo reír a todas las presentes e incluso a mí, cuando iba a tomar la carta para ver el menú, roce la mano de Jane sin querer—Disculpa, cuando acabes de verlo, me lo prestas —me sonroje por ese pequeño roce.

—Veamos que tienen para ofrecernos —expuso, al mostrarme los platillos que habían.

Mi rostro dibujo una sonrisa, mientras ella pasaba cada hoja del menú. Se me fue imposible no admirar su perfil, mis ojos detallaban sus labios, su escote y esa manía de sacar la punta de su lengua como si estuviese pensando en que escoger.

—Como las chicas van a pedir la típica hamburguesa con papas a la francesa, ¿Te molestaría si compartimos el mismo platillo? —me preguntó, al mismo tiempo que me dedicó una mirada tierna.

—En lo absoluto, ¿Qué tienes en mente? —moví mis cejas de manera divertida.

—Unos deliciosos Caprese con queso, mozzarella, tomate y albahaca —me respondió.

—¿Podemos acompañarlo con un vino blanco y un postre? —le hice una especie de puchero. No podía entender porque a su lado me sentía tan bien, podía ser yo misma, mostrando mi lado más tierno y protector al mismo tiempo. Era como si hubiese esperado toda la vida para encontrarla.

—Me parece perfecto—sonrió de medio lado—Pediremos un Tiramisú —dijo, al mismo tiempo que hizo una seña para llamar al mesero.

Mientras aquel joven anotaba los pedidos de esa noche, mis dedos se movían constantemente producto de la ansiedad que tenía, quería hacerle tantas preguntas para conocer más de ella, pero al mismo tiempo sentía miedo por hurgar en su vida privada. De alguna manera, debía encontrar la forma de reprimir esas ganas inmensas de obtener información, pero mi mente se quedó en blanco, cuando escuché su voz.

—Disculpa mi intromisión, pero, ¿Por qué tienes ese color de ojos? —note cierta curiosidad en su pregunta.

—Es una extraña afección, llamada síndrome de Alejandría, causada por una mutación genética—le aclaré—En realidad, nací con los ojos azules, pero a los seis meses me comenzó a cambiar a un violeta claro —añadí, esperando no asustarla con mi explicación. Sin embargo, no podía negar lo emocionada que me encontraba, al ver que tenía curiosidad sobre mi, quizás no era el mismo nivel de curiosidad que yo tenía por ella.

—Ese color de ojos, te hacen ser una persona especial —pronunció, antes de fijar su mirada sobre algún punto del local.

Las chicas estaban conversando entre sí, mientras que yo mantenía mi mirada fija en la decoración del lugar y aquella suave melodía de fondo. Una parte de mi, estaba intranquila, aunque no me molestaba el silencio que se produjo entre nosotras, sentía unas ganas imperiosas de hacerle un fin de preguntas para conocerla un poco más, pero el miedo a que pudiera incomodarla, me detenía.

Era un verdadero suplicio estar cerca de ella, pero al mismo tiempo sentirla tan lejos. Mis dedos se aferraban a mis muslos para contener mi ansiedad, mi boca se estaba tornando seca y mi corazón latía de una manera apresurada. Sentía que me estaba volviendo loca, que me estaba atormentado sin necesidad, cuando de repente escuché su voz, una voz que me hizo tranquilizar esa desesperación que tenia en mi interior.

—Hace un momento, mencionaste que el día que nos conocimos ibas a un conservatorio, ¿Aún estudias? —su mirada mostro cierto interés en mi, un interés que me hizo sentir feliz y emocionada al mismo tiempo.

—No, doy clases para un grupo de adolescentes y unos niños en edad escolar—respondí—De hecho, mi hija estudia en el mismo lugar y ama tocar el violonchelo —respondí, al mismo tiempo que mis dedos dejaron de hacer presión sobre mis muslos.

—Interesante, no imaginé que podrías ser una docente —dijo.

—¿Tiene algo de malo ser una profesora? —le cuestioné, no podía creer que menospreciara mi profesión.

—No lo tomes a mal, simplemente que no veo a menudo un profesor y menos, uno de música—suavizo el tono de su voz—Jamás podría menospreciar un trabajo noble como el tuyo, se requiere de mucha paciencia y tolerancia para educar a unos niños que no tienen el menor aprecio por las pequeñas cosas —aclaró.

—Gracias por tus lindas palabras, no todas las personas lo ven de ese modo —sonreí.

—Hay sus excepciones—ingirió un sorbo de agua—¿Por qué tu esposo no vino? —frunció el ceño. Era evidente que le causó cierta molestia, al no ver el padre de mi hija.

—En primer lugar, no estoy casada, y en segundo, mi hija fue una inseminación artificial —respondí,  al mismo tiempo que desvié mi mirada. La manera en que me lo pregunto, me hizo sentir intimidada.

—Entiendo, ¿Hace mucho que están en la ciudad? —me preguntó, pero esta vez, se mostraba más relajada y hasta me atrevería a decir, que estaba permitiendo que entráramos en confianza.

—Hace ocho meses —expuse.

—Puede que hables muy bien el español, pero tus rasgos físicos son de una persona extranjera —añadió.

—Me has atrapado—sonreí—En realidad nací en Estados Unidos y me mudé a este hermoso país —respondí.

—Entonces, ¿Tienes doble nacionalidad? —investigó, con una mirada traviesa.

—Sí, ¿A qué te dedicas? —no tarde en preguntar. Quizás esa noche no tendría todas las respuesta que pudiera desear, pero si aprovecharía el tiempo para saber lo necesario.

—De profesión, soy arquitecta, pero también me dedico a una floristería —ante su respuesta, percibí como su cuerpo se tensó.

—¿Podría hacerte algún pedido? —crucé mis dedos para obtener una respuesta positiva.

—Cuando desees, de hecho te daré una tarjeta —comentó, al mismo tiempo que busco en el interior de su bolso.

—Gracias—dije, al tomar esa tarjeta, pero esta vez, procure no rozar sus dedos—¿Tu pareja no pudo venir? —hice una pregunta tonta, pero deseaba conocer si tenía pareja.

—Mi esposa murió —dijo sin más.

—Lo lamento, no fue mi intención incomodarte —quise disculparme. No pensé que mi lado curioso fuera hacer que Jane se pusiera triste.

—No te preocupes —percibí como hizo un esfuerzo para que sus ojos no se cristalizaran.

—¿Sucedió hace mucho? —allí estaba con otra pregunta fuera de lugar, pero la verdad es que deseaba conocer todo de ella.

—Hace cinco años —desvió su mirada.

Quise decir algo para reconfortarla, algo que pudiera borrar esa mirada triste que se formo en sus ojos ante mi pregunta. Pero no fui capaz, me quede estática y no supe cómo reaccionar.

—Espero disfruten la velada —manifestó el mesero, al servir la comida.

—¿A qué edad tuviste a tu hija? —escuché.

Por un momento, pensé que no se atrevería a hablarme durante toda la noche, no después de haberla incomodado con mis preguntas indiscretas. Tome un poco de vino y respondí lo más natural posible.

—A los veinte, fue un parto difícil por mi presión arterial.

—Eras muy joven  —mencionó con un poco de asombro.

—Supongo que sí, pero es un bello regalo tener a tu hija sobre tus brazos—le sonreí—La verdad es que si no hubiese tenido el apoyo de mis padres, en especial el de mi madre, no hubiese podido criar a mi hija —le explique.

—Siempre quise ser madre —su voz sonó algo melancólica.

—Aún estas a tiempo de tener un hijo —le sugerí. De alguna manera quería darle ánimos, no sé porque, pero sentía la necesidad de hacer que ella tuviera más ganas de seguir adelante. Desde que toque el tema de si tenía pareja, la sentí algo decaída y fuera de sí, como si no le importara lo que tuviese a su alrededor.

—Mi edad fértil ya paso, por no decir que no me siento capacitada para traer un hijo a este mundo —se encogió de hombros.

—Nunca es tarde para luchar por lo que se quiere —manifesté, sin dejar de mirarla. Ella pareció entender mis palabras y sólo me regalo una hermosa sonrisa. Una sonrisa que logró desarmarme por completo. Era inevitable no querer saber más de esa mujer y pertenecer a su vida, aunque sólo sea como una simple amiga.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí