Capítulo 5

Steven

—¡He dicho que no, Steven! —me gritó mi madre una vez más.

No podía entender ese odio que comenzó a sentir por Danielle, siempre había sido una hermana ejemplar. Obtuvo las mejores calificaciones para entrar en la universidad, me enseño a caminar, a jugar pelota y a ser un chico juicioso con mis estudios—¿Por qué no? —le insistí, quería que me diese una buena explicación, ya estaba harto de escuchar que hablara mal de mi hermana.

—Tu hermana ha cometido un pecado, se dejó influenciar por el diablo con sus artimañas y nos ha salido con esa barbaridad de que se siente atraída por las mujeres—me tomó del rostro—No dejare que te vuelvas acercar a Daniele, te puede mal influenciar y terminarías como ella —le escuché decir.

—Basta de decir tonterías, mi hermana no se ha dejado influenciar por nadie. Simplemente rompió todos los esquemas impuesto por esta sociedad de mierda que te dice que hacer, con quien salir y hasta de quien te debes enamorar—dije molesto—Danielle tuvo el valor de enfrentarlos, de exponer sus ideas y no dejarse manejar por los criterios que tiene la sociedad. Quiso dejar de ser hipócrita tanto con ella misma como para los demás. Por primera vez quiso hacer lo que le dictaba su corazón y no esperar a tener cuarenta años para lamentarse de lo que hizo o dejo de hacer —sentí un fuerte latigazo en mi mejilla.

—Veo que ya te ha contagiado con sus ideas absurdas —expresó molesta.

—Puedes golpearme todo lo que quieres, pero no voy a dejar de defender los ideales de Danielle, uno que comparto muy orgullosamente. Sé que mi hermana hizo lo correcto, dejo de vivir una vida prediseñada para hacer lo que realmente ama, para expresarse sin temor al qué dirán. Dejó de ser una cobarde que siempre vivía con la cabeza bajo la tierra por el temor a la reacción que tendrían ustedes, ella quiso enfrentarse a la realidad de la vida de una vez por todas. Por eso, ella siempre va hacer mi heroína a quien voy apoyar sin condiciones —mi madre alzo la mano para volverme a pegar. Pero en ese instante, mi padre apareció por el umbral de la puerta.

—¿Qué demonios pasa aquí?—expresó—¿Crees que todo lo puedes resolver a los golpes? Acaso no te enseñaron a que debes hablar como una persona civilizada—jamás había escuchado hablar a mi padre de esa manera—¡Retírate! Quiero hablar con mi hijo —dijo sin más.

Pude darme cuenta que mi madre se molestó por la forma en que mi padre le hablo y una parte de mi estaba asustado. No estaba seguro si hice o no lo correcto, pero llevaba una semana insistiéndole a mi madre que dejara de acompañarme al colegio, me sentía vigilado por ella y no había podido hablar con Danielle. A duras penas pude llamarla del teléfono de mi amigo para saber cómo estaba, realmente quería pasar más tiempo con mi hermana, quería que todo volviese a la normalidad, pero sobre todo. Quería que mi madre dejara vivir tranquila a Danielle, ella se lo merecía.

—Todo esto se ha salido de las manos, jamás imagine que tu madre me mostraría una faceta de ella que no conocía—su voz sonaba melancólica—Al fin pude hablar con tu hermana, me dijo que se está quedando en casa de una amiga, supongo que es la de Emma—esto último lo dijo con una leve esperanza de que yo lo confirmara—Necesito que me lleves a verla, quiero pedirle disculpas por la reacción de su madre, pero sobre todo. Necesito saber si está bien —su mirada mostraba angustia.

—Déjame llamarla para ver si me da permiso—saque mi móvil para marcarle—Compréndeme, soy la única persona que tiene a parte de ti, no puedo traicionar su confianza —le dije, mientras escuchaba como alguien me atendía del otro lado de la línea.

—¡Aló! —escuché la voz adormilada de Danielle.

—Lamento llamarte a esta hora, tengo una personita a mi lado que desea verte, ¿Puedes darme la dirección de Emma? —intenté sonar tranquilo, pero temía a que mi hermana me dijera que era un estúpido traidor por actuar como intermediario entre nuestro padre y ella.

—¿Las cosas aún siguen mal en la casa? —me preguntó.

—Más de lo que te imaginas, nuestro padre no ha perdonado a esa señora por correrte de la casa—una parte de mí, sintió un gran alivio. Había deseado contarle sobre ese tema hace mucho, mas no había podido conversar con ella gracias a la vigilancia de mi madre.

—Sigue preocupado por mí, ¿Cierto? —su voz sonaba muy angustiada.

Sé que no la estaba pasando tan bien como ella me decía, por lo que intenté darle ese empujoncito que le faltaba y me diera el permiso que necesitaba—Sí, no ha podido pegar el ojo durante toda la semana, casi ni come, ha peleado con nuestra madre todas las noches y se ha dejado crecer una barba asquerosa —fui lo más realista posible.

—Está bien, pero dile que se afeite, no quiero que Emma piense que es un hombre desaliñado—soltó una pequeña risa—Te enviaré la dirección por mensaje y si no te incomoda, podrías traerme el resto de mis cosas. La ropa que me enviaste con tu amigo ya la he usado y necesito algunos trajes ejecutivos para ir a trabajar —manifestó.

—De acuerdo, pasa linda noche—colgué, ya había conseguido su permiso. Aunque tenía razón, aquella vez no pude empacarle muchas cosas puesto que mi madre podría darse cuenta que me puse en contacto con ella, mi maleta no era muy grande y llevarla con un arsenal de ropa, pudo haberme delatado. Sin embargo, un compañero de clase me sirvió de intermediario para hacerle llegar la ropa a mi hermana.

—¿Y bien?, ¿Te dio la dirección? —no tardo en preguntar mi padre. Realmente se notaba lo preocupado que estaba por mi hermana.

—Me la enviara por un mensaje para que la visitemos mañana —sonreí. Me encontraba satisfecho por haber conseguido mi cometido.

—Hijo, hay otro asunto que debo hablar contigo—me miró serio—No puedo continuar con esas constante discusiones que tengo con tu madre, tampoco puedo permitir que los maltrate de esa manera—hizo una pequeña pausa. Pude notar como su cuerpo se puso tenso—Decidí que me voy a separar de tu madre —me explicó.

Mi mente tuvo un pequeño corto circuito, no esperaba aquella noticia, pensé que las cosas podrían solucionarse o al menos llegar a un estado neutro. Pero era consciente que mi madre no ponía de su parte, aun cuando intente infinidades de veces que ella tomara conciencia de sus actos—Creo que es una decisión que le compete a ustedes dos—fije la mirada en el suelo. Jamás imagine que mis padres se divorciarían, aunque nuestra familia se había divido hace mucho tiempo incluso antes de la confesión de Danielle. Mi madre siempre había sido una mujer autoritaria, exigente y perfeccionista, pero los últimos tres años, se había vuelto muy irrespetuosa con nosotros. De hecho, no entendía como mi padre la había tolerado todo este tiempo, y ahora mi madre sólo tomaba la revelación de mi hermana para acabar con su matrimonio. 

—No quiero que se lo cuentes a Danielle, no deseo que ella piense que ha sido por su culpa —me dedicó una mirada suave.

—No te preocupes, por mi parte no se va a enterar—guarde silencio—Eso quiere decir que no podremos buscar un apartamento para ella, ¿Cierto? —dude en preguntar. Sé que era un plan que había ideado para acabar con el sufrimiento de mi hermana, aunque la confesión de mi padre cambiaba todo.

—Me temo que no, los trámites que voy a realizar para el divorcio requerirán de mucho dinero—dijo—Quisiera preguntarte algo—frunció el ceño—Luego de que todo termine, te gustaría quedarte conmigo o deseas irte con tu madre —comentó.

—Crees que con su manera de tratarme, me ha quedado ganas de estar a su lado—mi comentario lo hizo reír. Me había hecho la peor de las preguntas, y más ahora que mi madre me había golpeado por las palabras que le dije.

—Eso es un no—sonrió—Probablemente Laura decida quedarse con tu madre, las dos son tal para cual—se encogió de hombros—Al menos tú y Danielle salieron más a mí —me dio una palmadita en mi hombro.

—Voy a la habitación de mi hermana para empacarle sus cosas, ¿Te gustaría acompañarme? No creo que pueda embalar su ropa interior, esa te la dejo a ti —ladee mi cabeza. La última vez que lo hice, por poco me traumatizo, simplemente no podría hacerlo de nuevo. A pesar que quería mucho a mi hermana, tenía mis propios límites.

—De acuerdo ¡Vamos! —me alentó.

Hola hombrefx, que te puedo decir. Las madres siempre son inoportunas, más cuando uno tiene una o un pretendiente que va de visita..