miprimita.com

Mi segundo amor 42

en Lésbicos

Capítulo 42-Incertidumbre

 

Alondra

Habían pasado tres días desde aquella cena con los padres de Brenda y todavía me rondaba todas las escenas en mi cabeza como si algo estuviese mal. Porque de alguna forma, así lo sentía, no sólo había mentido con tal maestría, sino que también me expuse de una manera tonta.

No medí las consecuencias de hacerme pasar por la novia de Brenda, ¿Y sí su padre me hubiese pedido que me casara con ella? Como no le hice caso a esa vocecita en mi cabeza que me decía que toda esa farsa era una mala idea, pero al menos Brenda se había salido con la suya.

—¿Por qué tan pensativa? —expresó Jane, al rodear mi cintura.

—No es nada cariño —dije por lo bajo.

—No sabes mentirme—dejó un beso en mi cuello—Sigues pensando que fue una mala idea hacerte pasar por la novia de Brenda, ¿Cierto? —se aferró con más fuerza a mi cintura.

—Es que —un nudo, se formó en mi garganta.

—Si esos estirados, te hubiesen obligado a casarte con Brenda, no lo permitiría  —me confesó.

—¿Ah sí? —expuse.

Me giré para coincidir con su mirada, acaricié su mejilla y le di un beso suave; adoraba tenerla entre mis brazos, mientras sus manos acariciaban mi espalda. No podía creer lo feliz que era a su lado y lo agradecida que estaba con la vida de haberla puesto en mi camino, porque a decir verdad, pensé que terminaría como la típica mujer soltera, llena de gatos por doquier.

—Jamás dejaría que te fueras de mi vida, eres mi segundo amor y quiero que estés conmigo hasta que seamos viejitas —me confesó.

Sonreí ante sus palabras, yo también quería envejecer a su lado. Coloqué mi cabeza entre su cuello y ella me abrazo con fuerza. Nuestra relación iba más allá de sexo, era un compartir diario con nuestros quehaceres y obligaciones, pero lo que más adoraba, eran esas largas pláticas que teníamos antes de dormir, un hábito que nunca había tenido con nadie y eso lo hacía especial.

—¿Qué más te preocupa? —me preguntó.

La miré por unos segundos, note su preocupación y sin querer, desvié la mirada. Jane sabía que estaba indecisa en si aceptar o no, ese cargo que me ofrecieron como retribución a los falsos rumores que casi arruina mi prestigio como docente.

—No tienes que aceptar ese cargo si no quieres—besó mi nariz—Sé cuánto adoras dar clases y no quiero que te sientas presionada por hacer algo que este contra tu voluntad —acarició mi mejilla.

—Te quiero —le di un pequeño beso.

Un beso que hubiese querido intensificar para terminar como la última vez, donde Jane me suplicó que le hiciera el amor sobre su escritorio. Pero cuando mis manos se habían aventurado por debajo de su blusa, escuché la suave voz de mi hija menor.

—Mami, alguien te busca —manifestó Francy.

Me separé un poco de Jane, pero sin soltar su cintura y mis ojos coincidieron con lo de mi hija. Por más que Jane se había esforzado en decirle que no entrara de esa manera, lo seguía haciendo como si nada.

—Francy, ¿Qué te he dicho de tocar la puerta antes de entrar? —la regaño.

—Que debo anunciar mi llegada, de lo contrario demostraría mi faltas de modales—dijo cabizbaja—Pero sólo me has pedido que toque la puerta, sí quiero entrar a tu habitación, más no mencionaste nada de otros lugares —expresó.

—Te ha pillado —dije, sin poder contener la risa.

Jane me dedicó una mirada de pocos amigos e intentó soltarse de mi agarre, pero no la dejé. Sí quería que Francy dejará esa mala costumbre de entrar a todos los lugares sin tocar la puerta, debía enseñarle cómo era debido.

—Francy, mientras cualquier puerta este cerrada, debes tocar antes de ingresar, siempre hay que mostrar respeto por la privacidad de las personas —le expliqué.

—¿Y si la puerta se encuentra abierta, también debo tocar? —preguntó.

—Es una buena pregunta —dijo Jane, mientras me dedicaba una mirada pícara.

Mi novia estaba disfrutando de la situación, tal como había sucedido en otras ocasiones y me encantaba esa interacción que teníamos como familia, aun cuando a mí me tocaba las preguntas difíciles. Era como estar reviviendo esos momentos cuando educaba a Abigail, para enseñarle buenos modales.

—También se aplica el mismo principio de cortesía—acaricié su mejilla—Se debe tocar el lateral de la puerta y preguntar si se puede pasar —expuse.

—¿Y si nadie responde? —cruzó sus bracitos.

—Puede significar dos cosas—dije—Puede que nadie te haya escuchado o simplemente no se encuentre nadie en el lugar —respondí.

—Lo tendré en cuenta —sonrió.

Cogí la manito de mi hija y nos dirigimos a la sala para recibir a mis amigos, pero Ágata a penas me vio, se me abalanzo encima para darme un caluroso abrazo. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos, que no la reconocí por su cambio de look, se había pintado y cortado el cabello como nunca hubiese imaginado.

—¿Cómo has estado? Mi esposo me contó todo lo que sucedió en el conservatorio y debo confesar que me encuentro anonadada —soltó sin más.

—Sí, fue un evento desafortunado, pero me encuentro bien —sonreí.

—¿Ella es la mujer de la que tanto me has hablado? —sus ojos, se cruzaron con los de Jane.

Jane se quedó sorprendida, jamás imaginó que le había contado a mis amigos sobre nuestro noviazgo, pero como no hacerlo, si era muy feliz a su lado.

—Sí, es ella —respondí con una sonrisa.

—Un placer conocerte Jane —dijo amablemente Ágata, ante los ojos sorprendidos de mi novia.

—El gusto es mío—Jane extendió su mano—Lamento dejarlos, pero debo llevar a mi hija al parque para realizar una caminata con su abuela —añadió.

—Maneja con cuidado cariño —le dije.

—Espero disfruten de su pequeña reunión, yo también voy de salida—pronunció Abigail—Fue un placer verlos de nuevo —se dirigió a Gabriel y a su esposa.

Cuando me quedé a solas con mis dos amigos, se sintió un poco de tensión por parte de Gabriel, podía percibir que había ido a mi casa no sólo para visitarme, sino para insistir en su propuesta. Era una gran oportunidad, no podía negarlo, pero sé que iba a ocupar más tiempo del que requería y no quería abandonar mis clases.

—Alondra—mi amiga, llamó mi atención—No puedes perder esta oportunidad, debes aceptar sin pensarlo dos veces —me alentó.

—Ágata, no es fácil para mí aceptar esa oferta —manifesté.

—Si lo dices por el horario, eso no será problema—Gabriel se acomodó el nudo de su corbata—Brenda me hizo entender que para ti es muy importante tus clases y no soy quien para interferir con eso, por eso decidí que puedes escoger una hora electiva para ejercer el cargo de tutor —me explicó.

—¿Por qué es tan importante para ti que ocupe ese cargo? —le pregunté.

—Porque podrás realizar un buen enfoque de las necesidades que tengas los alumnos y sacarlos de su catarsis. Quien más que tú para resolver los problemas que surgen en un sistema tan balcanizado y complejo como lo es enseñanza en una institución —me explicó.

—Confió en ti y sé qué harás un excelente trabajo—añadió Ágata—Di que sí, por favor —me suplicó.

El rol de tutor no sólo era realizar un enfoque, también era acompañar al alumno en su crecimiento y sacar lo mejor de sí, mediante una buena orientación. Además, dentro de mis funciones estaba instruir el alumno en conocimientos académicos, valores y actitudes que le servirán para ser un buen reflejo en la sociedad.

—Verás que tu nuevo cargo, no va a interferir con tus clases —insistió Gabriel.

—Está bien, pero que quede claro que no hago esto por dinero —pronuncié.

—A diferencia de otros docentes, tú amas tu trabajo y no estás en la institución por recibir una buena remuneración económica —manifestó Ágata.

—Comenzarás está semana—expuso mi amigo—Luego hablaré con Brenda para que te indique el papeleo que debes llenar —dijo muy entusiasmado.

Era la segunda vez que veía a mi amigo tan de buen ánimo y me sentía feliz, había estado tan enfrascada con lo que estaba sucediendo a mi alrededor, que no me di cuenta que mi amigo la estaba pasando mal por mi indecisión.

Sé cuánto significaba para él que yo ocupara ese cargo y no quería defraudarlo, no ahora que podía ver las cosas desde otro punto de vista.  Después de todo, no dejaría mis clases y estaba segura que encontraría un equilibrio perfecto para cumplir ambas funciones. Había llegado el momento preocuparme por las de otros y no enfocarme sólo en mis problemas. 

—Ahora que hemos llegado a un acuerdo—dijo Ágata—Cuéntame, ¿Cómo va tu relación? —no tardó en preguntar.

—Bueno, creo que esto ya se ha convertido en una conversación entre ustedes —pronunció Gabriel, con un gesto divertido.

—Yo te envío un mensaje para que vengas a recogerme —le expuso a su esposo.

—Cielo, siempre eres tan directa —exteriorizó Gabriel.

—Por eso me amas—le dio un beso—Disfruta el partido con tus amigos —expuso.

Gabriel sólo sonrió, me dio un beso en la mejilla y se retiró de la casa. Sería una tarde muy larga, ya que debía poner al tanto a mi amiga de los últimos acontecimientos que habían pasado, pero sobre todo, quería contarle lo completa que me sentía al tener a Jane a mi lado.

Abigail

Me encontraba metida en la tablet, husmeando uno de esos artículos que tanto me fascinaba leer antes de dormir, cuando sentí que alguien giró la perilla de la puerta cuidadosamente. En otras circunstancias, me hubiese asustado sin lugar a dudas, pero estaba acostumbrada que mi hermanita se paseara por mi habitación para leerle un libro cuando se quedaba con nosotras.

Sin embargo, esa noche no esperaba encontrarme con la silueta de mi madre, pues habíamos acordado que todos los viernes cuidaría a mi hermanita para que ella tuviese un tiempo a solas con Jane. Cuando nuestras miradas se cruzaron, mi madre me regaló una sonrisa y me preguntó si podía pasar.

—¿Todo bien? —no tarde en preguntar.

La mirada de mi madre, expresaba más de lo que ella podía ocultar, a leguas se notaba que estaba preocupada, pero también podía denotar cierta tristeza, que me hizo preguntarme si todo anda bien en su relación.

Sé que no todo es color de rosa cuando vives con alguien, porque siempre habrá algunas discrepancias entre ambas partes, pero si hay amor, todo puede resolverse o eso pensaba yo. De pronto, sentí como mi madre se ubicó a un lateral de la cama y acarició mi mejilla, tal como lo hacía cuando estaba más pequeña para tranquilizarme de esas tormentas, a la que tanto le tenía miedo.

—Yo estoy bien—dijo—La que me preocupa es mi pequeña, durante la cena estuviste muy ausente, ¿Cómo están las cosas entre Sofía y tú? —me preguntó.

Sin poder evitarlo, desvíe mi mirada, últimamente las cosas no estaban bien entre nosotras y quizás todo iba a culminar de la peor forma. Su madre no me dejaba visitarla como antes y su padre hacia lo que estaba entre sus manos para darle mis recados a Sofía, ¿No puedo entender cómo alguien puede cambiar de la noche a la mañana?, ¿Por qué su madre nos quitó ese apoyo que nos había brindado desde un comienzo?, ¿Seguirá pensando que es mi culpa el que Sofía descuidara sus clases?

—Abigail —dijo mi madre.

—Lo siento, me perdí en mis pensamientos —me disculpé.

—¿Y bien? —insistió.

—Todo está bien mamá —expresé, con la mejor sonrisa que pude fingir.

—Sabes que no se te da bien mentir—dijo, al acomodarse y pasar su brazo por mi hombro—Puedes contarme, no le diré a nadie —bromeó.

Sé que no le contaría a nadie, pero no estaba segura de hablar sobre mis sentimientos, era la primera vez que sentía algo tan fuerte por alguien y sentía temor. Odiaba haberme permitido amar a alguien de ese modo y volverme dependiente de esa persona, por eso nunca quise involucrarme de ese modo con una chica, sabía que de una forma u otra, acabaría sufriendo por amor.

—Para todo hay solución hija, excepto para la muerte, ¿Lo sabes verdad?—manifestó, como si con eso pudiera darme ánimos para hablar—No importa lo que pase, siempre me tendrás a mí para cuidarte y acompañarte para lo que desees hacer —dijo.

Sus palabras fueron como un bálsamo a mi alma, pero al mismo tiempo fueron el detonante para que comenzará a llorar. Había guardado toda esa incertidumbre y ese dolor que tenía mi corazón para mí sola, que no me permití expresarlo ni a la persona en la que más confiaba.

No sé por cuánto tiempo estuve llorando o por cuánto tiempo mi madre estuvo expresando palabras para intentar tranquilizarme, sólo sentí que había dejado salir todo ese dolor que tenía alojado en mi corazón y una tranquilidad me invadió. Era como si me hubiese quitado un peso de encima, que me impedía ser yo misma.

—¿Mejor? —preguntó mi madre.

Ni siquiera le respondí, sólo me aferre a su regazo para tomar un poco de valor y expresarle lo que me estaba pasando. Quería sincerarme con la única mujer que siempre ha estado para mí, incluso en sus peores momentos.

—He sentido a Sofía distante, ya no habla conmigo en las noches y en el conservatorio apenas y me mira, es como si se tratase de otra persona —dije, mientras una lágrima recorrió mi mejilla.

—¿Has hablado con ella? —pronunció, sin dejar de abrazarme.

—Lo he intentado, pero sólo me esquiva, ¿Crees que haya dejado de amarme? —sentí un nudo en la garganta.

—Todavía no podemos asumir tal cosa—besó mi coronilla—Tal vez este algo estresada, no sé te olvide que para ella debe ser nuevo que su madre se esté comportando de esa manera con ustedes —expuso.

—No lo sé —dije cabizbaja.

—Verás que todo se arreglará entre ustedes —me regalo una sonrisa.

Me sentía muy afortunada de tener una madre así, comprensiva, cariñosa, alcahueta y exigente cuando era necesario, sin dejar de ser mi amiga. Quizás tenga razón y mi novia sólo esté pasando un mal momento, pero como me dolía que no conversará conmigo y en su lugar, sólo me aparta como si nada.

—Te quiero mamá—besé su mejilla—Creo que ya es hora de que regreses con mi mami, no quiero arruinar su noche libre —dije.

—¿Me estás corriendo? —frunció su ceño.

—Claro que no, sólo supuse que tenías planes con Jane —me defendí.

—Y los tengo, pero no iba a dejar a mi pequeña en un momento como este—alegó—Así que hazme campo porque me quedaré a tu lado hasta que te duermas —manifestó.

—¿Eres consciente que ya no tengo cinco años? —enuncié.

—Para mí siempre serás mi pequeña, esa que le temía a las tormentas cuando estábamos en época de otoño y corría a mi cama para meterse debajo de las sábanas —exteriorizó con una sonrisa.

Adoraba que quisiera cuidarme como si tuviese la misma edad de aquella época, le regale una sonrisa y le hice espacio para que se acomodara bien. Cuando sentí que me abrazó por la espalda, me sentí segura como hace días no me sentía y una parte de mí, se sintió tranquila. Aunque no estaba segura cómo iban a terminar las cosas con Sofía, sabía que al menos, mi madre siempre estaría para mí, apoyándome y cuidándome.

—Gracias mamá —sostuve su mano.

—Intenta dormir sí —besó mi hombro.

De pronto, escuché la misma canción que mi madre solía cantarme esas noches oscuras donde los relámpagos eran el centro de atención y comencé a sentir mis párpados pesados. Echaba de menos esta complicidad que tenía con mi madre y como me hacía sentir segura en sus brazos.

Bueno mis queridos lectores, debo informarles que esta historia está llegando a su final, les agradezco enormemente por haberme leído y espero sigan dejando sus hermosos comentarios. Hasta la próxima semana. Cuídense.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí