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Hechizo de un ángel 3

en Lésbicos

Capítulo 3-La confesión

 

Pasaron las semanas y las chicas se encontraban en su rutina diaria. Esa tarde, Ashley se encontraba a mitad de una clase y no había dejado de pensar en la repentina ausencia de Lydia. Por una extraña razón, se sentía triste por no tener noticias de su chilena. Al notar que su profesor de investigación seguía en lo suyo, decidió echar un vistazo a la libreta color lila que tenía enfrente y una idea vino a su mente—De todas las personas conectadas esa tarde, ¿Por qué Lydia me escribiría? —se cuestionó. Mientras intentaba ingresar a su correo electrónico desde su móvil.

E-mail 

Hola preciosa, espero te encuentres bien, discúlpame por no haberte escrito antes, me encuentro liada en el restaurante. Deseo conversar contigo…

Te confesaré algo, al llegar a casa lo primero que hago es ver si tú me has dejado un mensaje contándome sobre tu día. Te agradezco de todo corazón por haberte quedado aquella noche velando mi sueño, fue un gesto lindo de tu parte. Cuídate, te quiero. “Te siento más cerca de lo que imaginas”

Ashley sonrió, aquellas palabras conmovieron su corazón. De alguna forma, ella solía hacer lo mismo todas las tardes o después de salir de clases. Siempre revisaba su e-mail para ver si Lydia le había escrito, por lo que no tardó en responder.

E-mail

Hola bonita, ¿Puedo decirte así? Antes que nada, no te preocupes por tu ausencia. Realmente yo no puedo decir mucho, he estado atareada como siempre, creo que eso no es nada nuevo para ti, ¿Cierto? Me hacía falta saber de ti e intercambiar unas cuantas líneas.

Es imposible imaginar que leer cada correo que provenga de ti me haga tan feliz, me llena de vida. Por velar tu sueño, no tienes que agradecerme, lo hice con cariño. ¿Sabes? Apenas salga de clase, me iré a mi departamento, ojala pueda encontrarte conectada. Cuídate bonita, te quiero.

—¡Ashley! —se escuchó decir a una voz masculina.

—Sí —contestó, aturdida.

—Preciosa la clase de investigación acaba de terminar, ¿Te quedas o te vas? —sugirió el chico.

—Me voy —expresó Ashley, que se encontraba distraída en su celular.

—Hasta luego preciosa —manifestó el chico.

Ashley acomodó sus cosas y salió como alma que lleva el diablo en dirección a su departamento. Al llegar a su destino, se dirigió a su cuarto y encendió su portátil, pero Lydia no estaba conectada. Dejó su ordenador a un lado y su mirada se situó en el techo—¿No sé qué estoy comenzando a sentir por Lydia? —se cuestionó. Pero un sonido capturó su atención.

Lydia —¿Estás ahí?

Ashley —¡Hola bonita! Pensé que no te vería.

Lydia —Coloque mi estado en desconectado. Por cierto, si me puedes decir bonita.

Ashley se sonrojó, lo que empezaba a sentir por Lydia se hacía más evidente para ella, aunque su mente no lo quisiera admitir.

Ashley —Gracias por esperarme (le envió un guiño)

Lydia —Con gusto, ¿Cómo estuvo tu día?

Ashley —Muy bien, ¿Sabes? No creí que después de algunas semanas, volvería a conversar contigo. Espero que pase lo que pase, no te vayas a alejar de mí como todo el mundo hace.

Esas líneas descolocaron a Lydia, jamás pensó que Ashley pudiese expresarle algo similar. Quizás le había ocurrido algo en la semana o tal vez, se sentía sola.

Lydia —Te pido que no te refieras a mí, con eso de que no me aleje de ti. Escucha bien lo que te voy a decir: Preciosa alejarse de una persona como tú, nunca lo haría. Aunque no siempre estamos al lado de quien queremos y apreciamos. Ashley en poco tiempo aprendí a quererte y mucho.

Las palabras de Lydia, hicieron sentir dichosa a una Ashley melancolía. No sería la primera vez que después de conocer a una persona y entablar una conversación por semanas, ésta dejaba de hablarle como si nunca la hubiese conocido.

Ashley —Gracias por tus palabras.

Lydia —No me agradezcas guapa. ¿Sabes? La razón por la que me había tardado en responder tus mensajes, es porque desde que te conocí me gustaste. Sin pensarlo, me diste la oportunidad de irte conociendo por estas letras que parecen insignificantes, aunque no lo creas eso es lo que más valoro. Tranquila, no pasare los límites, conozco mi lugar y sé que a ti te gustan los chicos. Disculpa si soy tan sincera en este aspecto.

Ashley se quedó totalmente sorprendida, era la primera vez que una mujer se le declaraba. En ese momento, la lógica y la razón no estaba presente, sólo el corazón era participe de ello. En sus ojos, se lograba divisar un brillo especial ante lo que había dicho Lydia.

Ashley —Me has dejado sin palabras.

Lydia —Tú me gustas y no podía esconderlo. Ojala mi confesión no cambie nuestra relación de amistad.

Ashley —Tranquila, jamás podría dejar de conversar contigo.

Lydia se encontraba sonriendo, no podía ocultar que esa chica le gustaba demasiado.

Lydia —Guapa me quitas un peso de encima. Preciosa tal vez sea algo atrevido de mi parte. Sin embargo, me gustaría saber, ¿Algún día vendrías a visitarme? No te preocupes por los gastos yo los cubriré.

Ashley parpadeó ante la propuesta de Lydia, jamás se había planteado la idea de salir de su tierra natal. Por otro lado, su carácter y lado independiente, rechazaba la idea de Lydia. No dejaría que ella cubriera todos los gastos, aunque le costara un poco de esfuerzo, reuniría lo suficiente para poder ir a visitarla.

Lydia —Quiero que vengas a visitarme y así te presentó a mi amigo. Por cierto, él se llama Paulo.

Ashley —¿Hablas en serio?

Lydia —Definitivamente.

Ashley —Si no te molesta, prefería cubrirme mis gastos.

Lydia —Preciosa, déjame proponerte algo: Trata de reunir lo suficiente desde hoy hasta la fecha que desees venir y si te falta yo lo completare. Dime, ¿Aceptas esa propuesta?

Ashley —Acepto. Espero poder ir a visitarte en mis vacaciones.

Lydia —Listo preciosa, así será, Qué te gustaría que te preparara como platillo de bienvenida?

Lydia preparaba todo tipo de comida en el restaurante donde trabajaba, pero su fuerte era la comida mediterránea y la asiática. Quizás nunca tuvo la oportunidad de estudiar una carrera universitaria, sin embargo; decidió enfocarse en lo que más la apasionaba—Cocinar—Ya no se conformaba con ver a Ashley por internet. De tal modo, que lucharía por ver directamente sus ojos achinados y tocar su piel.

Ashley —Comería cualquier platillo que me prepares, aunque para ser sincera, preferiría que me cocinaras la ensalada que hiciste la primera vez que te vi por cámara.

Lydia —Entonces, te haré ese platillo.

Ashley se sonrojó, no pensaba que podía dejarse llevar ante la petición de Lydia, con cada línea que intercambiase, empezaba a aclarar esos sentimientos que emergían en su corazón.

Ashley —Bonita, no te enojes por lo que te voy a preguntar, quiero salir de una duda que se alojó en mi cabeza, ¿Por qué aún me sigues escribiendo?

Lydia no tuvo que repasar en lo que expresaría en ese momento, por lo que comenzó a teclear.

Lydia —Mi trato hacia ti empieza desde el respeto y afecto. Lo demás es secundario, porque no me gustaría pensar, ni decirte algo que te moleste. Estuve por dejar de escribirte, pero tú me hacías falta, no eres de las personas que pasa y uno olvida. Eres lo más lindo que vi en toda mi vida y el escribirte o ver un correo de ti, me llena de una felicidad que es inexplicable de decir con palabras. Y tú, ¿Cómo es que aún me sigues escribiendo?

Ashley no podía evitar lo inevitable, desde el primer día que converso con Lydia percibió algo diferente, algo que no había visto en otra persona. Ese algo, que ni ella misma podía describir con palabras lo que empezaba a sentir por otra mujer.

Ashley —Para ser honesta, desde el día que te conocí, sentí una confianza enorme que me inspiraba a escribirte y seguir conversando contigo. Tú me has caído tan bien, que ya es imposible olvidarte.

Lydia se quedó pensativa, no quería sacar alguna conclusión apresurada. Si algo había aprendido en todo ese período, es que debería darle tiempo al tiempo. Pero comenzaba a dudar sobre las preferencias sexuales de Ashley.

Lydia —Entonces mi querida Ashley, podríamos decir que el sentimiento es mutuo.

Ashley —Mi bonita, si no lo has notado ya llevamos más de seis horas conversando y parece tan poco, ¿No crees?

Lydia —El tiempo se nos va volando, cuando conversamos por este medio. No sabes la alegría que sentí, al poder conversar contigo otra vez.

Ashley —No es que te esté corriendo, pero creo que ya se te hace tarde para ti.

Lydia —Ojala pronto nos volvamos a ver. Cuídate, te quiero mucho.

Ashley —Estaremos en contacto.

Las chicas se iban acoplando con cada frase, correo y cada apodo. Sus pasiones se hacían presentes, ninguna podía impedirlo por más que se esforzaban en ocultarlo. Era cuestión de tiempo que cedieran a lo que estaban concibiendo una por la otra, la pregunta sería, ¿Cual lo haría primero?

ᵿᵿᵿᵿᵿᵿ ᵿᵿᵿᵿᵿᵿ

Había llegado un nuevo día para Ashley y su mente no había descansado durante toda la noche. No había dejado de pensar en la idea de viajar para conocer a Lydia, se imaginaba cómo estaría vestida, que palabra le diría hasta que loción usaría. Justo cuando el reloj marco las cinco de la mañana, Ashley estaba despierta, observando el techo raso. Luego de asearse, se acercó a la ventanilla para observar los vestigios del amanecer e imaginó tener a Lydia a su lado—¿Me estaré enamorando de ella?—se preguntó. Unos minutos después,  alguien tocaba el timbre—¿Quién podrá ser? —se cuestionó, al dirigir sus pies a la puerta.

—¡Hola! —exteriorizó Noemí con fervor.

—¿Eres tú? —refutó Ashley.

—Tu humor matutino no cambia—expresó—¿Esperabas a alguien más? —investigó con malicia.

—No es normal que alguien toque a mi puerta a las seis de la mañana. En cuanto a tu pregunta, no esperaba a nadie —añadió, aunque en el fondo deseaba que fuese Lydia quien estuviese allí para compartir con ella y no su amiga.

—Disculpa por no avisarte, te llevó a la universidad como recompensa —sugirió su amiga.

—De acuerdo —objetó Ashley.

En el camino, Noemí iba inquieta, ansiosa e intuía que algo no andaba bien con su amiga—¿Qué pasa contigo? —se atrevió a preguntar.

—¿Por qué la pregunta? —inquirió sin mirarla.

—No te veo desde hace dos semana y puedo notar que algo cambio en ti—le dedicó una mirada inquisitiva—¿Me perdí de algo? —preguntó finalmente.

Ashley inhaló una bocanada de aire, para no dejarse llevar por la incomodidad que le causaba aquella pregunta. Odiaba cuando su amiga se ponía en plan detectivesco—¿De qué hablas? —dijo sin más.

—Me refiero a que tienes una sonrisa todo el tiempo, se te ve más relajada y tienes una especie de brillo en tu mirada. No sé explicarlo —agregó.

Esas palabras, retumbaron en la cabeza de Ashley. Había pasado la mayoría de la noche estudiando esa posibilidad, pero llegaba a la misma conclusión. No podría sentir esos sentimientos por una mujer. Simplemente, era imposible.

—¿Podrías prestarme atención? —inquirió su amiga.

—Disculpa, aún sigo un poco dormida —mintió

—Y bien, ¿Me darás alguna respuesta? —expresó Noemí. Se estaba volviendo impaciente con la actitud de su amiga.

—Me encantaría, pero ni yo misma sé porque estoy de tan buen humor —pronunció Ashley en su defensa.

—Nunca te había visto así de sonriente —insistió su amiga.

—Si me disculpas—acomodó su posición—Dormiré un poco antes de llegar a la facultad —expuso Ashley. No quería seguir hablando del mismo tema.

Noemí llevaba años conociendo a su amiga y conocía que ese cambio de actitud se debía a alguien más, tal vez a un chico muy momo que conoció y puede que se esté enamorando. Sin embargo, esperaría a que fuese la propia Ashley que le contase lo sucedido.

En menos de lo planeado, llegaron al instituto y ambas tomaron un camino diferente. Ashley se ubicó en mitad de la clase y al no ver a su profesor. Decidió husmear en su correo para ver si Lydia había escrito. Una sonrisa se enmarcó en su rostro y una palabra en particular, le hizo sentir un cosquilleo en su estómago—Amor mío—Lo que comenzaba a sentir por Lydia era más que evidente. A pesar de no conocerla en persona, se había enamorado de esa mujer y le resultaba algo contradictorio, ¿Cómo alguien puede enamorarse sin conocer a la otra persona? Antes de que pudiese responder aquel mensaje, el profesor hizo su aparición con los exámenes y no tuvo más opción que guardar su móvil. Retomó la postura adecuada y revisó con atención cada enunciado.

Deberá marcar con un círculo, aquella letra que considere correcta.

1. ¿Qué par craneal se encuentra afectado en una persona que no puede elevar los parpados?

a)      Cuarto.

b)      Séptimo.

c)      Octavo.

d)      Tercero.

2. La hiposecreción del lóbulo posterior de la apófisis provoca:

a)      Diabetes insípida.

b)      Atrofia del tiroides.

c)      Atrofia de la gónadas.

d)      Elefantitos.

3. La glándula hipófisis:

a)      Está ubicada en la región cerebral anterior.

b)      Está sujeta a la regulación del hipotálamo.

c)      También se conoce con el nombre de glándula pineal.

d)      Secreta cortisol.

La mañana trascurrió entre el examen de salud médica y la exposición de investigación. Después del almuerzo, Ashley fue al consultorio. Allí, los pacientes iban y venías, hasta que Megan la guío a la cafetería como viejas amigas.

—Hemos tenido un día agotador  —expuso Megan, al traer un par de bebidas para hacer más amena la plática.

—Un poco —confesó Ashley algo distraída.

—Disculpa mi intromisión, ¿Puedo hacerte una pregunta? —señaló Megan.

—¿Qué deseas saber? —investigó Ashley. Jamás había visto a su jefa tan ansiosa por conocer alguna información de ella.

—Estos últimos días, te he notado diferente—dejo su taza de té en la mesa—Estás más pensativa que de costumbre y sonríes cada vez que revisas tu celular. Pero hay momentos, en los que tu mirada refleja una confusión, sin que opaque ese brillo especial que irradian tus ojos—¿Te has enamorado? —preguntó Megan.

La mirada de Ashley se posó sobre su taza de té, había estado pensando toda la noche sobre sus sentimientos hacia Lydia—¿A qué le temo?—se regañó. No podía encontrar una explicación para ese cariño que comenzaba a sentir por aquella mujer, tampoco podía explicar porque su corazón se aceleraba cada vez que leía un correo proveniente de Lydia. Jamás había sentido eso por nadie y no estaba segura, si ese sentimiento era amor.

—Cambiamos de tema —sugirió Megan, podía notar la mirada perdida de Ashley y estaba segura que aún no había aclarado sus sentimientos.

—Sí —musitó Ashley, sin dejar de mirar su taza de té.

—Sí, ¿Qué Ashley? —inquirió Megan.

—Estoy enamorada—confesó Ashley—Mi mente se negaba a admitir lo que mi corazón ha percibido todo este tiempo —añadió.

—Espera, ¿Por qué te negabas a seguir tus sentimientos?—dijo sin comprender—Cualquiera pensaría que te has enamorado de una mujer —expuso Megan, sin medir sus palabras

Ashley se sintió atrapada, no podría creer que alguien la hubiese descubierto, pero decidió afrontar la realidad—Quizás me quedé sin empleo luego de expresarte la verdad, pero no puedo ocultar lo que estoy sintiendo “Me enamore de una mujer” —confesó.

Megan no esperaba esa confesión, intuía que el reciente cambio de Ashley se debía por un enamoramiento. Pero nunca imaginó que podría acertar en sus palabras.

—No sé cómo, ni cuándo paso. Simplemente sucedió, lo acepte y aquí me encuentro, confesando mis sentimientos por ella—sus ojos se cristalizaron—Todo esto parece una locura, ni siquiera la conozco en persona y eso me asusta. ¿Cómo pude enamorarme? Solo la he visto por cámara y hemos intercambiado e-mail —expresó con miedo.

Megan le dedicó una mirada de comprensión. Podía intuir el conflicto que Ashley tenía en su interior. Después de todo, el primer amor, siempre te deja con ese susto en el corazón. Pero luego se convierte en lo mejor que te ha pasado y no estás seguro si es real o producto de tu imaginación. Simplemente te dejas llevar por lo que tú corazón siente.

—Antes que nada, debo agradecer tu sinceridad—dijo—En cuanto a tu confesión, te felicito. No todo el mundo tiene valor para aceptar su orientación sexual, sin importar que nadie este de acuerdo. Yo te acepto tal cual eres, eso no afecta el área donde te desenvuelves—explicó—Así que por esa parte puedes estar tranquila—se levantó y se acercó para abrazarla.

Ashley sin poder evitarlo, derramó unas lágrimas producto de la emoción—Gracias. No esperaba menos de ti —manifestó.

—Cuéntame, ¿Cómo está eso que aún no la conoces? —inquirió su jefa.

Ashley se limpió las lágrimas y comenzó a relatarle todo lo que había sucedido en los últimos tres meses. Luego de escuchar toda la historia, Megan logró entender el estado de confusión que tenia Ashley—¿Le has comentado a Lydia lo que sientes? —dijo.

Ashley desvió su mirada. Hasta hace unos minutos se había enfrentado a todo ese remolino de emociones que tenía en su corazón, pero no se había planteado la idea de confesárselo a Lydia—No sé cómo hacerlo —musitó.

—Te voy a dar un consejo —sostuvo sus manos y expresó: No dejes que el miedo a lo desconocido te arrebate la felicidad de tus manos, lucha por ese amor que sientes y más si es sincero. No importa el qué dirán, ni lo que piensen los demás. El amor es un sentimiento único que cuando se siente, no hay que dejarlo escapar.

Ashley no podía creer que terminaría aclarando sus sentimientos con la persona que menos imagino. Luego de esa pequeña charla, ambas dejaron el consultorio.

Hola HombreFX, espero te encuentres bien. Quería pedirte disculpas por las fallas que presente a subir este relato... No creí que subir los capítulos desde mi celular fuese afectar tanto el documento, pero ya aprendí la lección. A partir de ahora solo subiré mis escritos desde la computadora...Ojala puedas leer de nuevo, pero sobre todo. Leer ese capítulo faltante, cuídate.

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