miprimita.com

Mi segundo amor 7

en Lésbicos

Capítulo 7-Fin de año

  

Leila

 

La respiración de Olivia era suave, pausada, tal como cuando alguien se ha quedado recién dormido, pero sus dedos se paseaban por mi abdomen de una manera traviesa, realizando pequeñas figuras que me daban a entender que aún estaba despierta.

 —No sabes cuánto extrañaba ver una película a tu lado —dijo por lo bajo.

—Y yo extrañaba sentir tu cuerpo junto al mío —bese su coronilla.

—¿Este año intentaras hablar con Jane? —levanto su rostro para coincidir con mi mirada.

Desde que había comenzado el mes, había estudiado cada posibilidad, cada estrategia y cada palabra que usaría con Jane para persuadirla. Pero era consciente que no sabía con qué excusa me saldría esta vez, parecía tener una evasiva para todo y eso, me lo ponía un tanto difícil.

Ni siquiera Silvia que llevaba más tiempo conociéndola, podía convencerla de asistir esta noche para celebrar el fin de año en familia. Simplemente, ella se había negado a celebrar ese día o cualquier otro que simbolizara un cambio en su vida. Era como si Jane con el paso de los años, se hubiese convertido en el mismísimo grinch, el típico personaje cínico y gruñón, sin ningún carisma navideño.

—No creo que cambie de decisión —murmuré. Me rehusaba a recibir otra negativa de su parte.

—¿Te confieso algo? —retomo su postura.

—Dime —acaricié su espalda.

—Al principio de nuestra relación, sentía un poco de celos por como tratabas a tu amiga—su cuerpo se tensó—Incluso pensé que aún sentías algo por ella y más cuando estaba a tu lado, pues ambas parecen dos par de sanguijuelas que no puedes separar tan fácilmente —me abrazo por la cintura.

—Cariño —intenté que me mirara.

—Ahora comprendo que siempre has querido protegerla y tu manera cariñosa de tratarla, se debe a que le has tomado mucho cariño—dijo—No creas que he pasado por alto como actúas cuando Alondra está cerca de ella —añadió.

—Tu eres el amor de mi vida y eso nadie lo va a cambiar —bese sus labios.

—Lo sé—acarició mi mejilla—Pero debes entender que no siempre puedes cuidar a tu amiga, aun cuando pongas todo de tu parte, no puedes evitar que alguien le haga daño —mencionó.

—Estoy consciente de ello —bese de nuevo sus labios.

—Ve a su tienda e insiste de que vaya esta noche a celebrar con nosotras. No pierdes nada con intentarlo esta vez —intentó darme ánimos con su típica sonrisa.

—Te amo —dije, antes de acercarla a mí para darle un beso apasionado.

—No se te olvide pasar por mí, antes de ir a la casa de tu madre —comentó, haciendo que me levantara de la cama.

—No lo haré cariño, nos vemos más tarde —dije, antes de salir.

Tome un taxi y en menos de quince minutos, me encontraba en el local, saludé a Silvia como de costumbre y me dirigí al despacho de Jane. Al girar la perilla, percibí que el lugar estaba completamente vacío y me resulto algo extraño, mi amiga no era del tipo de persona que se ausentaba así nada más, pero mi lado curioso me llevo a husmear en su escritorio, hasta que me topé con esa libreta que solía llevar consigo a todo lados.

Tomé aquella libreta entre mis manos y comencé a leer su contenido, no sólo me sentía maravillada por cada estrofa, también sentía algo de tristeza en mi corazón. En cada línea, no sólo expresa un amor bonito, sino que reflejaba un dolor tan inmenso que me partía el alma.

Eres mi alegría y mis momentos hermosos... Y una vez más, te digo no me des las gracias por amarte, por dejarme estar a tu lado, tener tu compañía y tus besos que tanto amo.

Esas palabras, lograron conmover mi corazón, nunca me había cuestionado ese amor tan inmenso que Jane llegó a sentir por Helen, y me dolía no poder ayudarla con esa carga que tenía sobre sus hombros.

—¿Se puede saber qué haces hurgando mis cosas? —escuché a mi espalda.

—Puedo explicarlo —dije, como si cualquier cosa que dijera, me pudiera exonerar de violentar su privacidad.

—Pensé que te había quedado claro de que no podías leer nada de esa libreta —frunció el ceño. No tenía que ser adivina para notar que estaba realmente molesta por mi intromisión.

—Sentí curiosidad por leer lo que tanto escribías en estas hojas —me excusé.

—Creo que no es de tu incumbencia —expresó en tono altanero.

—Debo admitir que eres muy buena en la escritura, ahora comprendo porque Helen se enamoró de ti —le regale una sonrisa. Era el mejor cumplido que podía darle en ese momento para intentar aminorar su enojo.

—Creo que ya leíste lo suficiente, me darías mi libreta, por favor —imploró.

—¡Espera! —busque una frase que me encantó y quise leerla en voz alta.

Amo tus enojos y tu ternura, pero debo confesarte amor mío, que a veces somos como el día y la noche, pues tú eres más carismática y permisiva, mientras que yo soy más testaruda y soñadora.

Pero en el fondo, a pesar de nuestras grandes diferencias, tú le das un equilibrio y seguridad a mi vida que no puedo igualarla con nada de este mundo.

 

—¡Leila! —percibí como inhaló una bocanada de aire para intentar calmarse.

—Ojalá alguna día te animes a publicar algo —expuse, al mismo tiempo que le di la libreta en sus manos.

—Dime, ¿A qué has venido? —se sentó frente a su escritorio.

—Quiero invitarte a la cena de fin de año —cruce los dedos para que dijera que sí, y no me saliera con una excusa como el año pasado.

—¿Eso es todo? —me preguntó, sin ni siquiera mirarme.

—Sí, aunque debo confesarte que esta vez, invite a Silvia y Francy para que compartieran con nosotras —respondí. Para nadie era mentira que esas dos personas, eran las únicas que lograrían que Jane asistiera a mi reunión. Era la única jugada que no había intentado y deseaba que diera resultado.

—De acuerdo, cuenta conmigo —guardo su libreta en el cajón de su escritorio.

Escuchar aquellas palabras, hizo que mi rostro dibujara una sonrisa de satisfacción. Por primera vez, había logrado que mi amiga pasará una nochevieja en la casa de mi madre y eso era mucho que decir.

—Te veo a las siete de la noche —me acerque para darle un abrazo que demostrara mi felicidad.

Jane

 

Las horas habían pasado más rápido de lo que hubiese imaginado, no podía dejar de pensar en el lío que me había metido y las consecuencias que traería después. Desde que había enviudado, era la primera vez en cinco años que me aventuraba a ir a una reunión en la época decembrina, y no estaba segura si me sintiera cómoda o podría actuar como una idiota.

Simplemente había olvidado lo que era compartir con otras personas, y eso me aterraba. Mientras mi mente divaga en lo que sería esta noche, logré ver la figura de Silvia y la pequeña Francy frente a mí, ambas tenían una hermosa sonrisa al ver mi auto estacionado.

Con el paso de los años, Silvia se había vuelto una excelente amiga y confidente, la conocí desde que comencé a salir con Helen, fue la madrina de nuestra boda y era la tía de mi primer amor. Quizás por ello, le tenía tanto cariño y respeto, jamás la vi como una trabajadora que hacía sus deberes en la floristería, pues era parte de nuestra familia.

Una familia que después de la partida de Helen, aumento con la llegada de Francy, esa niña que se había vuelto mi adoración y de alguna manera, me daba las fuerzas necesarias para continuar cada día.

—Es hora de irnos —expresé con una sonrisa.

—Jane, te ves hermosa —mencionó la pequeña, al mismo tiempo que subía al auto.

—Me alegra que decidieras asistir a la reunión —manifestó Silvia, mientras se ubicaba en la parte posterior del auto con la pequeña y se colocaban los cinturones de seguridad.

—Acepté la invitación sólo por ustedes —mencioné, al mismo tiempo que ponía en marcha el automóvil.

—Te lo agradecemos, ¿Verdad Francy? —se dirigió a la niña.

—Sí —contestó la pequeña.

Durante el camino, estuve hablando con Silvia sobre Alondra y todo lo que ella había producido en mí. No sabía con exactitud lo que sentía por ella o porque me producía ciertas cosas, pero quería averiguarlo. Pese a que una parte de mi, le aterraba conocer el resultado.

Cuando llegamos a nuestro destino, mi pequeña saltamontes salió a recibirnos, pero detrás de ella, venía un hermoso cachorro que inmediatamente se arrojó a los pies de Francy moviendo su cola.

—¡Qué lindo! ¿Cómo se llama? —preguntó la pequeña.

—Split, ¿Dónde quedaron tus modales? —escuché aquella voz que me resultó familiar.

—¿Es tuyo? —no tarde en preguntar. De alguna manera, debía aminorar mi estado de ansiedad al verla allí. Jamás imaginé que Leila la invitaría a pasar el 31 de diciembre, pero era de esperarse. Después de todo, su prima también había sido invitada y con ella, su novia Abigail.

—Sí, lamento si las asustó de esa manera —se disculpó e intento agarrarlo, pero Francy se lo impidió.

—Para nada, es un placer conocerte —Silvia extendió su mano para saludarla.

—El placer es mío, ¿Y tú eres? —preguntó Alondra.

Silvia no pudo ser más evidente, le faltó servirme en bandeja de plata para que Alondra se diera cuenta del efecto que estaba causando en mí.

—Silvia, y esta pequeña es mi nieta —señaló a Francy.

—Mucho gusto —Francy extendió su manito para saludarla.

—Encantada de conocerte —Alondra se colocó a su altura para darle un besito en la mejilla.

—¿Eres amiga de Jane? —preguntó la pequeña.

—Que te he dicho de intervenir en conversaciones de adultos —Silvia la regaño. Pero antes de que Alondra pudiera responder ante aquella duda, la silueta de Daniela apareció ante nosotras.

—Bienvenidas, estamos por servir la cena —se acercó Daniela, quien no dudó en darme un efusivo abrazo para saludarme. Sé que a ella le alegraba verme allí, disfrutando por primera vez de una cena familiar.

Todas pasamos al comedor, para disfrutar de una rica comida que incluía hallacas, pan de jamón, ensalada de gallina, pernil y un dulce de lechosa, que es un postre elaborado con papaya verde y azúcar morena. Los platos iban y venían, pero no entendía porque me sonrojaba cada que Alondra me dedicaba una mirada tierna.

Luego de la cena, todas las chicas empezaron a bailar, mientras que Silvia, Daniela y yo, estábamos sentadas a un extremo de la sala conversando y al otro lado, estaba Alondra con la pequeña Francy y su cachorro jugando.

—¿Por qué no la invitas a bailar? —sugirió Daniela. Estaba segura que Leila le había ido con el chisme sobre los encuentros inesperados que tuve con Alondra.

—No creo que sea conveniente —dije, sin más.

—¡Oh, vamos! Sólo te pedimos que bailes con ella, no que te la lleves a la cama —manifestó Silvia sin pudor.

—Es cierto, ve e invítala a bailar —insistió Daniela.

—¿Y por qué no la invitan ustedes? —sentencié, me estaban sacando de quicio.

—Porque ella sólo te mira a ti, nosotras estamos pintadas en la pared —dijo Silvia.

—¿Si lo hago, me dejaran de molestar? —mencioné, sin dejar de ver Alondra.

—Sí —respondieron al unísono.

—Perfecto —dije, al mismo tiempo que me incorpore para ir al otro lado de la sala.

A cada paso que daba, mi corazón martillaba constantemente y mis piernas flaqueaban. Me sentía como una cría y desconocía el motivo, sólo sería una pieza de baile y nada más, pero ¿por qué mis nervios estaban a flor de piel?  —me cuestioné, justo cuando estuve frente a ella.

—¿Quieres bailar? —pregunté con una voz temblorosa que me fue difícil de controlar.

—Me encantaría, pero no sé hacerlo —dijo apenada.

—¿Tus padres no te enseñaron? —arquee mi ceja, como símbolo de incomprensión.

—Intentaron, pero no fui tan buena alumna —se encogió de hombros.

—Ven, te enseño —extendí mi mano.

Alondra colocó su mano sobre la mía y yo sonreí. La lleve al centro de la pista, le indique cómo y dónde debía colocar su mano para empezar a enseñarle los pasos clásicos de salsa. A cada movimiento que hacíamos, podía notar como su cuerpo estaba tensó y supe de inmediato que hacer.

Ejercí un poco de presión con la mano que tenía sobre su cintura para acercarla más a mí, quería que se relajara un poco, pero cuando lo hice, pude sentir que tuvo el efecto contrario. Su cuerpo se estremeció ante mi contacto y su corazón comenzó a latir más deprisa.

—Necesito que te relajes —mencioné con una voz suave.

—Eso intento —se sonrojo.

—Empecemos de nuevo —dije y retome el paso.

Bailamos un par de canciones y cuando llegó el momento de las doce campanadas, nos reunimos en forma de círculo para comer las uvas. Sería tonto negar que esa noche, había sido la mejor desde hace mucho tiempo y ese abrazo que me brindo Alondra para darme el feliz año, me dejó con cierto vértigo y unas cosquillas en mi estómago que me descolocaron por completo.

Hola mis lectores, lamento la demora, pero aquí les dejo la continuación de la historia. Hombrefx: Como siempre, es un placer leer tus comentarios y por supuesto, a cada capítulo, las chicas comienzan a interactuar más. Ya veremos a donde nos lleva esta historia. Un beso cuídate.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 29

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí