Capítulo 8-Un día especial
En un abrir y cerrar de ojos, había trascurrido un mes y las chicas se encontraban más unidas que nunca. Ashley decidió prepararle un delicioso desayuno a Lydia junto a una pequeña nota que decía “Gracias por otro mes a mi lado” realmente deseaba quedarse y disfrutar de su compañía. Pero debía cumplir con sus actividades en el instituto y su trabajo de medio tiempo.
Dos hora más tarde, Lydia se encontraba en la cocina, disfrutando unas tostadas francesas con fruta. Amaba lo detallista que podía ser Ashley y su manera de dejarle algunos mensajes con tal de no despertarla en la mañana. Pero lo que desconocía Ashley, era que Lydia solía despertar primero y la veía dormir unos segundos. Pero sin importar su esfuerzo, siempre se quedaba dormida antes de que Ashley saliera al instituto.
Luego de desayunar y asearse, decidió que era momento de salir para realizar sus compras. La primera parada, la realizó en Café Brumas de Zurqui, donde solía ir con Ashley todas las tardes. Luego paseo por el parque, compro flores y recorrió otros lugares hasta completar su lista. Al regresar, hizo un recorrido con algunos pétalos de rosa e incluso dibujo un corazón con un te amo sobre la superficie de la cama. A medida que realizaba la decoración, pensó en la posible reacción que tendría su novia y una sonrisa se formó en su rostro. Realmente deseaba entregarse a Ashley, ya no podía seguir con el juego de besos y caricias. Mientras ordenaba los ingredientes para la cena, miró su reloj de pulsera para llamar a Ashley, lo menos que deseaba era interrumpir su labor en el consultorio.
—¡Aló! —se escuchó, al otro lado de la línea.
—Feliz mes aniversario mi amor —expuso Lydia, ocultando su emoción.
—Feliz día mi vida—sonrió—Disculpa que no me despedí de ti esta mañana. Te veías tan linda durmiendo, qué no me atreví a interrumpir tu sueño —se excusó. La verdad no le parecía justo despertarla a las cinco de la mañana.
—No te preocupes. Quería invitarte a nuestro lugar favorito —propuso Lydia con una sonrisa en sus labios.
—Por supuesto, ¿Por qué no me habías llamado antes? —le reprochó Ashley.
—Me encontraba ocupada cariño—dijo. Sin importar cuánto deseaba llamarla, ella tenía su itinerario organizado y no podía confesarle que le estaba preparando una sorpresa—Nos vemos a las 6:00pm —exteriorizó Lydia.
—Allí estaré —manifestó Ashley, antes de colgar.
El día transcurrió sin ningún contratiempo para las chicas. Mientras Lydia culminaba los últimos detalles de la casa, Ashley se paseó por la tienda para llevarle un detalle a su novia. Tomó un taxi para ir al Café Brumas de Zurqui e intuyó que no llegaría a tiempo a la cita con Lydia. En el camino, Ashley no dejaba de observar su reloj Guess Dazzling Sport Chronógraph pues no deseaba llegar tarde a su cita. Apreciaba el esfuerzo del taxista, ya que escogió una ruta alterna para evadir el tráfico de esa tarde. Ashley apenas había pisado el interior de la cafetería y un joven se le acercó con determinación—¡Hola! Es bueno verte por acá —expresó el joven.
—Me das la misma mesa de siempre, por favor —solicitó Ashley con gentileza.
—Me temo que eso no podrá ser —manifestó Carlos.
—¿Por qué no? —Ashley arqueó su ceja. Ella era una cliente exclusiva del lugar, hasta le habían dado una tarjeta de membrecía por su constante presencia en la cafetería.
—Tu novia me pidió que te entregara esto —contestó y le extendió una pequeña nota.
Ashley lo miró extrañada y por un momento pensó que Lydia no asistiría a la cita. Cogió entre sus manos aquel papel de color fucsia y leyó su contenido:Cariño lamento no asistir a nuestra cita. Deseo que sigas las pistas, te guiaran a una sorpresa que he planeado para ti. Ve al lugar donde te robe el primer beso en público. Te amo.—Nuestro primer beso en público—murmuró por lo bajo, mientras su mente la trasportaba a la ciudad portuaria de Limón—El anfiteatro—exclamó. Le dio las gracias al joven por hacerle llegar la nota y salió a tomar un taxi, pero no imagino que sería el mismo señor de hace unos minutos.
—¿Usted de nuevo? —preguntó el taxista. No podía creer tal coincidencia.
—Me temo que si—contestó Ashley—Podría llevarme a la calle portuaria de Limón, por favor—suplicó. En menos de lo planeado, Ashley se encontraba en aquel lugar. A pesar de que estaba muy nerviosa, decidió bajarse del vehículo, pero antes le indicó al taxista que se quedará por si requería de sus servicios y guío sus pies en dirección al anfiteatro. Allí, se encontró el mismo hombre que relataba la historia del festival—Marco—musitó. El caballero sonrió al ver a Ashley, le extendió un par de globos con su nombre y una nota de color verde manzana.
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Las mejillas de Ashley, estaban húmedas por las lágrimas que salieron sin permiso. Regresó al automóvil y le dio las nuevas indicaciones al señor. Cuando llegó al parque, busco su banco preferido, pero este se encontraba ocupado. De igual modo, se acercó y un niño de ocho años, le dio un oso de peluche, junto con una nota de color azul cielo.
<<<Cariño puedo imaginar tu rostro al ver las cosas que te he dejado mientras sigues mis pistas, aún falta un lugar más—Nuestra casa—te has convertido parte de mi mundo, ahora me atrevo a decir; que no sé qué haría sin ti>>>
Ashley sonrió. Lydia era lo mejor que le había pasado hasta ahora y no estaba dispuesta a dejarla ir. En el camino, recordó todos los momentos que había compartido con Lydia este último mes. Recordó el día que se conocieron, las tardes en la cafetería, las veces que cocinaron juntas, aquellos momentos donde los besos eran muy pocos para demostrarse su amor. Pero sobre todo, agradecía que Lydia le tuviese paciencia ya que todavía no habían tenido intimidad.
Iba tan sumergida en sus recuerdos, que no se percató cuando el auto se detuvo frente a su departamento. Le dio las gracias al señor y le pasó dos billetes de veinte mil colones. Al bajar del vehículo, sus piernas tambaleaban por el nerviosismo que había en su interior y con dificultad abrió la puerta. Sus ojos se iluminaron como dos reflectores, al distinguir las velas esparcidas por el piso y un camino de rosas. Su mirada se cruzó con aquellos ojos miel que tanto le gustaban y Lydia le regalo una dulce sonrisa—Feliz mes aniversario —dijo, antes de abrazarla.
—Gracias por los detalles de hoy. Estuvieron hermosos —expuso Ashley con alegría y dejó a un lado todos los regalos.
—Mientras seguías mis pistas, te preparé una velada romántica—manifestó Lydia, guiándola al comedor—Ojala te guste —agregó. Por ser un día especial, le había preparo unos Raviolis de requesón con salsa de tomate y hierbas aromáticas.
—Claro que me va a gustar cariño. Eres mi chef favorita —le dio un corto beso.
Lydia vertió el vino en las copas y quiso realizar un brindis—Por nuestro aniversario juntas y que sean muchos más —expuso.
—Por nuestro aniversario juntas —repitió Ashley, al chocar la copa.
La velada transcurrió entre música y copas de vino, uno que comenzaba hacer estragos en el cuerpo de ambas. Lydia tomó la iniciativa y con el calor del vino a su favor, se acercó a Ashley para darle un beso suave, pero al mismo tiempo tímido. Ashley sintió un cosquilleo en su estómago, deseaba seguir en aquel beso, pero su novia se apartó.
—En la habitación está la otra parte de la sorpresa —mencionó Lydia.
Ashley asintió, podía intuir que al fin. Podría hacer el amor con Lydia y dejar de lado sus inseguridades—Espera—detuvo su andar—Traje unas fresas con chocolate y un obsequio para ti —expuso, y saco el contenido de su morral.
—¿El obsequio puede esperar o deseas dármelo ya? —preguntó Lydia, estaba tan ansiosa por tocar a Ashley que no quería desperdiciar ni un minuto.
—Quisiera entregártelo—dijo nerviosa y Lydia asintió. Con las manos temblorosas abrió el envoltorio y extrajo una pulsera de plata con las iniciales de ambas—Quizás sea algo apresurado por el poco tiempo que llevamos conociéndonos en persona, pero ya llevamos un año de novias—hizo una pequeña pausa— ¿Quieres pasar el resto de tu vida conmigo? —dijo finalmente.
Los ojos de Lydia mostraron sorpresa, nunca le había pedido tal cosa y mucho menos le habían dado un regalo tan lindo. Aquello le sonaba como una propuesta de matrimonio, a pesar que Ashley no había usado la palabra clave, ni le diera un anillo. De igual forma, quiso aceptar aquella pulsera como un símbolo de ese amor que se tenían—Me encantaría —respondió y sello la propuesta con un beso.
—Estaba nerviosa a que rechazaras mi regalo —expuso Ashley, al separarse del beso y le colocó la pulsera.
Lydia le acarició la mejilla—Jamás rechazaría algo que provenga de ti. Ahora quiero que veas mi regalo—tomó la bolsa de fresa entre sus manos e hizo que Ashley se diera media vuelta y vendo sus ojos con un pañuelo. Rodeó su cintura para guiarla hasta el dormitorio, donde encendió unas velas aromáticas para la ocasión—Puedes ver —indicó, al retirar la venda.
Ashley se llevó ambas manos sobre su boca en señal de asombro. La decoración que había realizado Lydia era hermosa, pero lo que más la conmovió fue ese corazón sobre la cama. Lydia podía observar el rostro de Ashley y estaba segura que la sorpresa había causado el efecto deseado. Pero también percibió, el nerviosismo que su cuerpo reflejaba.
—Deseo que me hagas el amor —musitó Ashley con sus mejillas sonrojadas. Sería la primera vez que estaría con una mujer y no tenía idea de que hacer. A pesar que había hecho el amor con Lydia de manera telefónica, la experiencia que estaba por vivir. Sería totalmente nueva.
—No te haré el amor cariño, nos estregaremos la una a la otra, porque a partir de hoy—entrelazó sus dedos con los de Ashley—Seremos una sola persona—manifestó Lydia—Quiero colocarte la venda de nuevo —agregó.
—¿Por qué? Quiero ver cómo me haces tuya —replicó Ashley.
—Por favor —suplicó Lydia.
Ashley obedeció. No era que le agradará la idea del todo, pero quiso acceder a la petición de su novia. Lydia hizo un leve recorrido con la yema de sus dedos por la espalda de Ashley produciendo en ella un leve escalofrió y la sentó sobre una silla de metal. Lydia no resistió la tentación de usar aquellas fresas y el chocolate que había traído su novia, quería regalarle una buena experiencia. Ubicó una pierna a cada lado de la cintura de Ashley para sentarse sobre sus muslos y le dio un beso con lengua. Luego tomó una fresa que había bañado con chocolate y comenzó a trazar una línea que iba desde su labio inferior, por el mentón y siguió su dirección hasta el nacimiento de sus pechos. La blusa descotada que traía Ashley le facilitaba las cosas.
Detuvo su recorrido en la pequeña hendidura que daba a conocer la zona prohibida. Colocó sus manos a cada hombro de su novia para producirle pequeñas caricias y deslizar un poco la blusa. Ashley quiso expresar algo, pero Lydia recorrió el contorno de sus labios con su lengua, produciendo un gemido contenido. Ese gemido, era una buena señal para Lydia, le hacía ver que los movimientos eróticos que realizaba, le gustaban a su chica. Lydia deslizó su lengua por el lóbulo de la oreja izquierda, continúo su recorrido por la mejilla, el labio inferior y siguió el camino de chocolate que había hecho hace unos minutos. Al llegar al escote de la blusa, sus labios apartaron la fina tela para entrar en contacto con su pecho. Ashley gimió ante el contacto y sus manos rodearon la cintura de Lydia para contener su deseo—Espero que no nuevas tus manos de mi cintura, sino me veré en la obligación de atarlas —indicó su novia. Al mismo tiempo que retiró la blusa y el sostén de algodón.
Ashley parecía un gusano escurridizo, que no dejaba de moverse de un lado a otro, generando pequeños gemidos de placer conforme los labios húmedos de Lydia recorrían el contorno de sus pechos. Lydia esparció un poco de chocolate por los pezones de Ashley y con la punta de su lengua, recorrió su contorno realizando movimientos circulares. Hasta que no pudo más y los succionó con fuerza—Yo también quiero tocarte—Ashley se quejó. Se encontraba demasiado excitada por las sensaciones que experimentaba. Qué no podía contener los gemidos constantes, estaba tan mojada que podría jurar que había humedeció su pantalón. Lydia tomó las manos de Ashley para ubicarla sobre sus pechos y que ésta los apretara, para luego compartir una fresa en sus labios.
Mientras compartían ese beso, Lydia comenzó a desabrochar el pantalón de Ashley y con un movimiento rápido, introdujo sus dedos para acariciar sus clítoris—Ashh—gimió Ashley. Lydia podía sentir lo húmeda que estaba su novia y eso la excitaba mucho. A medida que sus dedos frotaban aquella zona, sus labios succionaba el cuello de Ashley, quién se aferraba con fuerza sobre la cadera de Lydia. No estaba segura de cuánto podía aguantar sin tocarla.
Luego del beso, Lydia se incorporó y Ashley aprovechó ese momento para retirar la venda de sus ojos. Observó a Lydia frente a ella con los ojos llenos de deseo y esta vez, ella quiso tomar el control. Rodeó la cintura de Lydia, mientras se apoderaba de sus labios. En poco tiempo, se encontraba desvistiendo a Lydia con movimientos sensuales y terminó por desnudarse ella. Cuando sintió el cuerpo desnudo de Lydia junto al de ella, gimió y por primera vez, sintió como sus muslos estaban húmedos por sus fluidos—No sabes cuánto te deseo —ronroneó Ashley. Estaba perdida en esos ojos miel.
—¿No entiendo por qué estoy tan nerviosa? —cuestionó Lydia. Se suponía que Ashley debía estar en ese estado y no ella.
—Tranquila mi amor, déjate llevar —respondió Ashley, mientras besaba aquellos pechos grandes.
—Es la primera vez que una mujer me pone de este modo —confesó Lydia, mordiendo su labio inferior. Su novia le succionaba tan bien sus pechos, que estaba perdida en el placer.
Lydia estuvo a punto de desmayarse, al sentir el contacto de los pétalos sobre su espalda. Era una sensación nueva para ella y no podía creer que Ashley había tomado el control de la situación. Se suponía que ella era la que tenía más experiencia en el sexo y debía guiar a su novia, pero todo estaba fuera de control. Cuando quiso reaccionar, Ashley se encontraba besando sus muslos y sus manos se aferraban a sus pechos.
—Cariño, se supone que yo debo hacerte el amor primero y no al revés —manifestó Lydia con la voz temblorosa. Pues los labios de Ashley se acercaban peligrosamente a su sexo.
—No importa quién lo hace primero —expresó Ashley y deslizó su lengua sobre el sexo de su chica. Lydia gimió fuertemente, sus manos se aferraron a las sábanas y su respiración se agitó. Podía sentir como la lengua de Ashley se hacía paso por sus labios mayores, en busca de su botón de placer.
—¿Por qué te detienes? —se quejó Lydia, al notar que Ashley detuvo su labor y se incorporó de la cama. Pensó que se había arrepentido de nuevo.
—Quiero probar esto—dijo, al mismo tiempo que señalo el envase de chocolate. Espació un poco sobre el sexo de Lydia, tal como su novia había hecho con sus pechos. Se inclinó y comenzó a succionar con frenesí. La respiración de Lydia, se aceleró al igual que el movimiento de sus caderas. Ashley se encontraba tan excitada por los gemidos de su chica, que decidió penetrarla con su dedo corazón y con miedo, preguntó—¿Te hago daño?
—No mi amor, continúa. Estoy por correrme—dijo Lydia. Ashley la obedeció. Pero decidió sacar su dedo corazón y reemplazarlo por su lengua. Realmente estaba fuera de sí, el vino la había desinhibido por completo. La penetró con la lengua en reiteradas ocasiones, hasta que Lydia llegó al clímax. Ashley repartió besos por su abdomen y llegó a sus labios. Podía sentir la respiración agitada de su novia—Casi me dejas sin cabeza —bromeó Ashley. Las piernas de Lydia habían aprisionado muy fuerte su rostro, justo cuando se corrió.
—No fue mi intención—se disculpó—Ahora es mi turno —se ubicó encima de Ashley.
—Soy toda tuya mi amor —respondió. Esta vez dejaría que su novia le hiciera el amor. Deseaba tanto entregarse a ella, que por primera vez, no se sentía avergonzada de estar desnuda frente a Lydia.
Una vez que Lydia recobró el aliento. Ubicó a su chica boca abajo para besar su espalda. Repartió besos suaves por cada rincón de su piel y pudo notar como Ashley se retorcía debajo de ella. Justo en ese momento, supo que ese sería el punto débil de su chica. Cuando los labios de Lydia dejaron besos húmedos por los glúteos de Ashley, ésta se aferró a las sábanas que aún tenían algunos pétalos de rosa. El cuerpo de Ashley se estremeció, al sentir la lengua de Lydia husmear por su trasero, pero esa sensación duro muy poco, ya Lydia le indicó que se volteará.
Desde allí, observó a Lydia que tenía la mirada perdida sobre su sexo y por un momento, creyó que le haría sexo oral. Pero se equivocó, un dedo se paseó por todo su sexo y con un movimiento lento, la penetró—Ashh—gimió Ashley. Lydia se excitó, al escuchar ese gemido y movió despacio su dedo para no hacerle daño. Cuando su dedo corazón entraba con más facilidad y con más determinación, percibió como el cuerpo de Ashley comenzaba a tensarse, indicando que estaba a punto de correrse. Por lo que decidió retirar su dedo y se ubicó estratégicamente sobre la cadera de Ashley para cabalgarla. El contacto, hizo que Ashley gimiera despacio y Lydia comenzó a moverse a un ritmo considerado. Estaba a punto de correrse de nuevo.
Lydia se inclinó para besar los pechos de su novia mientras la cabalgaba, produciendo gemidos descontrolados en Ashley. Se acercó a su oreja y expresó—¿Eres mía?—Ashley asintió, en señal de afirmación. Lydia bajo una de sus manos hasta llegar al sexo de su chica e introdujo muy hábilmente dos dedos en su interior. Ashley se aferró a su espalda arañándola y sin poder controlarlo. Se corrió. Lydia no pudo con tanto placer y terminó corriéndose por segunda vez.
—Cariño, no tengo palabras para explicar lo que me has hecho sentir—mencionó Lydia con la voz entre cortada. Decidió sacar sus dedos del interior de Ashley y acarició su mejilla—Te amo —sus ojos coincidieron con los de su novia.
Ashley se quedó observando aquellos ojos miel que estaban más claro que de costumbre. En ellos, pudo notar cierta ternura, y deseo. En ese momento comprendió, que jamás se entregaría a otra persona de la misma manera. Esa chilena, sería su único y primer amor—Te amo —fue lo único que salió de sus labios. Se dedicaron una mirada de complicidad y luego se dieron un beso apasionado.
—Necesitare una ducha, cierto personaje me ha dejado chocolate por todos mis muslos —manifestó Lydia, entre beso y beso.
—Tu empezaste primero—respondió Ashley—Si me dejas ducharme contigo, puedo remediar mi error —soltó, con una mirada pícara.
—Eso espero —expuso Lydia, tomó la mano de su chica para guiarla a la ducha. Entre roces y besos, se encendió de nuevo la llama de la pasión. Mientras el agua caía sobre sus cuerpos desnudos, Lydia la hizo nuevamente suya y se encargó de dejar su nombre tatuado sobre la piel de Ashley. Desde esa noche, comenzó una nueva historia entre ambas, donde se entregarían la una a la otra con tanto amor y tanta pasión que uniría sus almas para siempre.
Hola mis queridos lectores, espero estén disfrutando de ésta pequeña historia. Les pido nuevamente disculpas por las fallas que tuve al subir este relato, y como pudieron notar. Decidí subirla nuevamente