miprimita.com

Mi segundo amor 29

en Lésbicos

Hola mis queridos lectores, aquí les dejo una nueva entrega de esta historia. También quiero aprovechar de dejar los link de aquellas canciones que va a interpretar Alondra más adelante, por si desean escuchar.

Báilame de nacho https://www.youtube.com/watch?v=7GXWoeUq2Nw

Game of Thrones por 2Cellos https://www.youtube.com/watch?v=DcFpvolRN3w

HombreFX: ¡Hola! Como siempre un placer leerte, estoy de acuerdo contigo, es injusto lo que le hacen a la pobre Alondra, espero se soluciones todo. Un beso.

Sasia: ¡Hola! Tiempo sin saber de usted, espero se encuentre bien. Me alegra saber que he capturado su atención con esta nueva historia, espero seguir leyéndolo. Cuídate.

 

 

 

Capítulo 29-Cumpleaños

 

 

Alondra

Desde la muerte de mis padres, Abigail había tomado la tradición de celebrar mi cumpleaños después de un largo día de trabajo y casi siempre, hacía que me encerrara en la habitación mientras ella preparaba algo para mí. Algunas veces, me hacía waffles con jarabe de Arce, otras sólo me compraba un pastel junto con un pequeño regalo y otras tantas, me llevaba a comer a un restaurante.

Pero este año, desconocía lo que había planeado para mí y estaba en un desconcierto total. No tenía idea de que regalo me daría o donde me llevaría a cenar e incluso, me imaginé lo lindo que sería si mi hija hubiese invitado a todas las chicas para compartir este día especial. ¿Por qué no? Sería algo nuevo e innovador, pero hace mucho que este día sólo pertenecía a las dos y no quería cambiar nuestra pequeña tradición.

—¡Mamá! Ya puedes bajar —escuché a mi hija.

Sentí un brinco en el corazón y mis manos comenzaron a sudar, me levante de la cama y decidí darme un último vistazo en el espejo para salir. Cuando iba bajando las escaleras, me encontré con la silueta de Split quién tenía un gorro para fiesta, pero eso no era todo, nuestro techo estaba rodeado de globos de colores y unas guirnaldas que mostraban un ambiente muy festivo.

—¡Feliz cumpleaños! —escuché a un grupo de personas.

No pude evitar que mis ojos se cristalizarán, mis anhelos se habían hecho realidad, allí estaban todas las personas que eran muy importantes para mí y eso, me conmovía el corazón.

—Este año, quise compartir nuestro día —confesó Abigail, antes de abrazarme.

—Gracias cariño —le di un beso en la mejilla.

—Alondra, ven —Francy me tomó de la mano para llevarme a la mesa.

—Mi pequeña—la tomé entre mis brazos—Ese vestido, te queda hermoso —besé su mejilla.

—Tú te ves hermosa —susurró Jane, al pasar a mi lado y encender la vela.

—¿Leila y su novia no vendrán? —no tardé en preguntar.

—Sí, pero más tarde —respondió mi hija, al apagar la luz.

Sentí una especie de vértigo, al escuchar como tarareaban la melodía de feliz cumpleaños. Y por un instante, recordé esos pequeños momentos que compartí con mis padres en cumpleaños anteriores. Habían sido momentos especiales, donde ellos celebraban con orgullo el día de mi nacimiento y lo conmemoraban con canciones que creaban para mí.

Tal vez, para algunas personas celebrar su cumpleaños significa un simple ritual, pero para mí tenía un significado más, por la simple razón de estar rodeada de mis seres queridos. Sonreí, al intercambiar una mirada cómplice con mi novia y supe que deseaba pasar cada cumpleaños a su lado.

—¿Me ayudas a soplar la vela? —le propuse a Francy.

—Sí —me respondió con una sonrisa.

Antes de soplar, pedí mi deseo de cumpleaños e instantáneamente, sentí como Jane depósito un beso en mi mejilla. Amaba a esa mujer y era una verdadera lástima no poder darle un beso como se lo merecía esa noche. Sople la vela e inmediatamente, alguien encendió la luz.

—Alondra, ¿Cuánto años estás cumpliendo? —preguntó Francy.

—Eso no se le pregunta a una dama —replicó Silvia.

—¿Por qué no? —la pequeña frunció el ceño.

—Porque no —dijo Sofía para molestar a la pequeña.

La expresión de confusión e incredulidad que tenía la pequeña, era normal, pues se encontraba en una edad que deseaba conocer todo. No tenía temor a realizar preguntas indiscretas o a crear momentos incómodos, sólo preguntaba y esperaba una respuesta a cambio.

Con suerte, esa pequeña no tendrá el mismo complejo de muchas mujeres de ocultar su edad o complicarse la vida con esos dos números que vuelven loca a toda mujer. El peso y la edad, mientras que el primero se puede controlar con una dieta balanceada, el segundo,  nadie puede llevar el control aunque desee.

—Cariño—Jane suavizó su voz—Existen algunas mujeres a las que le incomoda ese tipo de preguntas —intentó explicarle.

—¿Por qué? —volvió a pregunta la niña.

—Porque las mujeres creen que su edad puede influir en su belleza y lo que no entienden, es que siempre serán hermosas independientemente de sus años —respondió Jane.

—Entonces, ¿No le puedo preguntar la edad a mis compañeras de la escuela? —expresó un poco confundida.

—Eso no tiene nada que ver cariño—acarició su mejilla—Veras, a tus compañeras puedes preguntarle sin ningún problema, pero a las personas mayores, no, por lo que te acabo de explicar —dijo.

—¿Y a ustedes les puedo preguntar? —Francy preguntó inocentemente.

—Claro, nosotras te vamos a responder con gusto —manifestó Jane.

—Alondra, ¿Te molestaría decirme cuántos años acabas de cumplir? —repitió la pequeña con una mueca tierna.

—Por supuesto cariño—le hice cosquillas—Estoy cumpliendo treinta y ocho años —dije.

—¡Tienes menos años que mi mamá! —pronunció con cierto asombro.

—Sólo me lleva cuatro años cariño—expuso Jane, al tomarla entre sus brazos—Vamos a lavarte las manos para que comas un poco de pastel —sugirió.

—No tarden, por favor —les indiqué, mientras las vi alejarse.

La verdad es que deseaba tomarme una fotografía con mis tres amores, así podría tener mi primer recuerdo de cumpleaños con mi nueva familia. Mientras mi hija colocaba una música de fondo para bailar con su novia, yo me dediqué a conversar con Silvia.

Una conversación que se enfocó en la relación que mantenía con Jane, pero en lo que hizo mucho énfasis, fue en el tema de Francy. Quería asegurarse que cuidaría a esa pequeña, tal como si fuese mi propia hija y me hizo prometer, que debía cuidar a Jane sobre todas las cosas.

Quizás cometí el error de saltarme el protocolo de pedir permiso para salir con Jane, como es la costumbre o como las personas aún acostumbraban hacer, pero me había enfocado tanto en que Jane bajara todas sus barreras y me dejara entrar en su vida, que olvide hablar con Silvia. Aunque había hecho las cosas distintas, nada me iba hacer desistir de lo que deseaba. Había logrado que Jane me quisiera y eso era lo que me importaba, pero hablar con Silvia, me dio a entender que ella necesitaba esa conversación.

Cuando nuestra conversación culminó, Jane se acercó a nosotras con un pedazo de pastel y en ese momento, recordé esa charla que tuvimos hace algunas semanas, donde Jane me expresó sus temores de lo que implicaría criar a Francy, porque según ella, yo había criado a mi propia hija hace unos años y volver hacerlo con la pequeña, sería como empezar de cero.

Era comprensible que Jane tuviera sus temores, pero sin importar las adversidades, disfrutaría de la compañía de mi pareja y me esforzaría para educar a Francy. No sería una tarea sencilla, pero si algo me habían enseñado mis padres, era a luchar por lo que quería y no darme por vencida a la primera oportunidad.

Cuando me había decidido a escaparme con mi novia para robarle un beso, alguien toco a la puerta y tuve que desistir de mis planes. Abigail se encargó de abrir la puerta y tras ella, aparecieron las chicas, que no duraron en acercarse y me pidieron disculpas por no llegar a tiempo, hasta se tomaron la molestia de traerme un precioso regalo.

—Espero sea de tu agrado, Leila lo escogió para ti —Olivia me dio una pequeña caja.

—¿Qué es? —pregunté cómo una niña pequeña.

—Descúbrelo por ti misma —me alentó Leila.

No espere a que terminara de hablar y como una cría, comencé a retirar el envoltorio de esa caja. Mis manos temblaban, reflejando lo nerviosa que me encontraba, era la primera vez ese par me daban un obsequio y moría por descubrir su contenido.

Cuando abrí esa pequeña caja, me topé con un reloj despertador en forma de guitarra antigua, decorada a mano, de un precioso color azul. Tenía unos detalles genuinos, tal como si fuese una artesanía que debía guardar para no desgastarla.

—Gracias —fue lo único que pude expresar.

Estaba muy emocionada por ese obsequio, realmente se habían esmerado en conseguir una guitarra parecida a la que tenía.

—Sabía que te iba a gustar —dijo Leila con una sonrisa.

—¿Nos guardaste un poco de pastel? —Olivia no tardo en preguntar.

—Les guarde dos trozos para cada una, pero están dentro del microondas. Tuve que esconderlos por la pequeña Francy —les indique el camino.

—¡Genial! —exclamó Olivia alegremente.

—Adelántate cariño, ahorita te alcanzo —dijo Leila.

—No tardes, porque no respondo por tu pedazo de pastel  —pronunció Olivia, antes de irse.

Desde mi ubicación, pude apreciar como saludo a las otras invitadas, pero Jane me dedicó una mirada traviesa, como dándome a entender que no veía el momento para estar a solas conmigo.

—¿Cómo vas con el encargo que te hice? —Leila llamó mi atención.

—Viento en popa, verás que será extraordinario —sonreí.

—No sabes cuánto lo apreció—dijo, sin dejar de ver a su prometida—¿Alguien ha descubierto mi encargo? —expresó.

—En lo absoluto —manifesté.

Las únicas personas que estaban al tanto, eran las involucradas y así se mantendría hasta que la propia Leila expusiera lo contrario.

—Bueno, sí necesitas algo, me avisas —mencionó, antes de unirse con su chica.

—¿Qué se traen ustedes dos? —no tardó en preguntar mi novia, quien se acercó con una sonrisa en sus labios.

—Nada cariño —entrelacé nuestras manos para llevarla al balcón.

—Yo también compré un regalo para ti —me extendió un caja.

—Eres tan linda —tomé aquella caja entre mis manos.

Mientras retiraba el papel de regalo, me quedé sorprendida, jamás me habían hecho un regalo de ese tipo. Era una preciosa botella de cristal con agua transparente, un trozo de cera translúcida y en la parte superior, había un pequeño cono de metal.

—Te servirá para las noches oscuras —me confesó.

—Eres la mejor novia que he tenido —dije, sin dejar de apreciar esa lámpara de lava.

Nuestras miradas se cruzaron y pude apreciar que Jane se encontraba un poco nerviosa, cómo aguardando a mi reacción. Acaricié su mejilla y nuestros labios se unieron en un beso húmedo, había extrañado sentir su aroma, su calor y su manera de rodear mi cintura mientras me besaba.

—Este regalo, será uno de mis favoritos —manifesté.

—Eso espero —dijo de una manera divertida y se apartó de mí.

—¿Por qué te alejas? —bufé, deseaba permanecer en esa misma posición por un buen rato.

—Creo que el balcón es un lugar que está a la vista de varios mirones —mencionó.

Mire a nuestro alrededor y tenía razón, estábamos muy expuestas. Cogí una de sus manos y la pase sobre mi hombro, así estaríamos juntitas, sin ser tan evidentes.

—¿Mejor? —pregunté.

—Mucho mejor—se acurrucó más a mi cuerpo—Cuéntame, ¿Cómo van las cosas en el colegio? —jugo con mis dedos.

—No tan bien como quisiera, pero espero mejoren pronto —sonreí de medio lado.

—Ten paciencia mi princesa, veras que todo se resolverá—me dio un beso en la sien—¿Te dieron el permiso que solicitaste? —no tardo en preguntar.

—Sí, pero lo descontaran de mi salario —comenté con cierta tristeza.

—¿Qué se ha creído esa imbécil? No puede hacer eso —manifestó Jane muy enojada.

—Lo sea cariño, pero justo ahora, no puedo hacer mucho —dije resignada.

—Me parece muy injusto—me aferro más a su cuerpo—Si contamos el fin de semana, tenemos cuatro días para conocer algunos lugares —pronunció un poco más calmada.

—Serán más que suficientes —manifesté, al robarle un pequeño beso.

—Deseo mostrarte algo más —se separó de mí.

—¿A dónde me llevas? —fruncí el ceño.

Quería estar más tiempo en ese lugar, disfrutando de su compañía y de ser posible, conversar sobre ese viaje que haríamos a nuestro país vecino. Así como los sitios turísticos que había investigado mi hija.

—Vamos para el dormitorio de tu hija —me respondió.

Sin que pudiera replicar, me guío por las escaleras en silencio. Sí Jane necesitaba más privacidad, podíamos usar mi habitación en lugar de la de mi hija.

—Cierra tus ojos, no quiero que veas —me indicó.

Colocó sus manos sobre mi cintura, me depósito un beso en el cuello y me indicó que caminara a paso lento. Estuve tentaba a ver mi alrededor y descubrir cuál era el misterio, pero antes de que pudiera hacerlo, Jane me dijo que podía abrir mis ojos.

Sobre la cama de mi hija, reposaba un hermoso violín calavera electrónico hecho de una sola pieza de madera maciza, era de color negro con un toque azul en el centro. Era un instrumento hermoso, equipado con preamplificador activo con ecualizador, salida para audífonos y amplificador.

—Abigail me ayudó a escogerlo  —me confesó, sin soltar mi cintura.

—Siempre he querido uno de estos, tiene la capacidad de conseguir sonidos realmente curiosos —manifesté con una sonrisa.

—Me fascina como tocas ese instrumento cariño—besó mi mejilla—Cuando lo tocas, transmites demasiadas emociones. Unas emociones que te hacen trasportar a un lugar mágico —mencionó.

—Cuando tocaba un instrumento en un escenario, lo hacía porque me encantaba lo que podía trasmitir con el—me giré para quedar frente a ella—Pero ahora, lo hago porque me gusta ver tus facciones y esa mirada penetrante que me transmites, tal como si pudieras conectarte conmigo en cada nota musical —le confesé.

Todo este tiempo, había aprendido a leer lo que Jane me trasmitía con una mirada o lo que deseaba tras una caricia, era como si estuviéramos sincronizadas en todos los aspectos. Y esa noche, no sería la excepción. Los ojos de Jane, me pedían a gritos que tocará una melodía para ella y no podía negarme.

—Es momento de regresar, no deseo que las chicas se imaginen lo que no es —mencioné.

Jane no dijo nada, sólo se acercó y capturó mis labios con los suyos. Por su manera de besarme, era fácil deducir que deseaba hacerme el amor, tal como la última vez que tuvimos en mi habitación, pero no era el momento indicado con tantos invitados que estaban abajo.  

Después de ese beso apasionado, entrelacé nuestras manos y la lleve de regreso a la sala, allí, las chicas nos dedicaron una mirada acusadora, como si hubiesen imaginado que subimos a la habitación para hacer un rapidito, pero al ver mi regalo, sus miradas cambiaron.

—¿Te gusto? —no tardo en preguntar mi hija.

—Me ha encantado —expresé con una sonrisa.

—¿Nos tocaras algo? —expuso Olivia, con una mirada curiosa.

—Sí—dije, al soltar la mano de mi chica—Quiero probar mi regalo de cumpleaños —respondí, al colocar el violín en sobre mi hombro.

Antes de deslizar el arco sobre las cuerdas, hice contacto visual con Jane, quien pareció sonrojarse, pues en el fondo, sabía que la canción que iba a interpretar era para ella. Era mi manera de expresarle, que sus curvas me seducían de una manera incontrolable y sus besos, reflejaban todo lo que quería hacerme.

Cerré los ojos para concentrarme, quería alejar mis pensamientos lujuriosos y me dedique a sentir el sonido de ese nuevo violín, podía registrar lo alto o lo bajo de una nota musical y hacer todos los contraste que necesitaba para interpretar; Báilame de Nacho.

Por primera vez, no debía ser cuidadosa o respetuosa con lo que el compositor quería, podía ser libre y colocar mi marca personal.  Era lo que todo músico quería y yo lo estaba logrando en ese momento. Simplemente me deje guiar por el sonido e intérprete la melodía a la perfección.

—¡Vaya! Eso fue increíble —expresó Daniela con cierto entusiasmo.

—No creí que fuese posible interpretar esa melodía en un violín —manifestó Silvia, con asombro.

—Cuando crezca, quiero ser como tú —mencionó Francy, mientras comía una empanada.

—¿Eres capaz de interpretar cualquier tipo de música? —expuso Daniela.

—Si poseo el instrumento adecuado, sí —sonreí.

—¡Genial!—exclamó Olivia—¿Podrías interpretar la de Game oh Thrones? —dijo muy emocionada.

—Cariño, se te ha olvidado que nuestra amiga es la cumpleañera, ella es la que debería hacer las peticiones y no tú —comentó Leila.

—Pero—bufó Olivia como una niña regañada—Es la única serie que ha logrado que el mundo entero se detenga para ver su última temporada, incluso ha sido más popularizada que la serie Sense 8 —explicó.

—Lo entiendo cariño, pero no creo que sea el momento —mencionó Leila, como si quisiera persuadirla.

—Por favor —suplicó Olivia.

—¡Chicas!—llame su atención para que dejaran de pelear—Puedo cumplir la petición de Olivia, pero este instrumento no es el adecuado —le hice una señal a mi hija para que me trajera mi violonchelo.

—Alondra, ¿Por qué debes cambiar de instrumento? —preguntó Francy.

—Para crear una melodía perfecta —le expliqué.

 —Con o sin el instrumento adecuado, tocas increíble  —apremió Silvia.

Su comentario me hizo reír, Silvia podía ser muy ocurrente en ocasiones y eso me agradaba. Aunque era la primera vez que ella me veía en mi elemento, me sentía feliz, porque de alguna manera, me sentía aceptada por quién era.

Este último año, había experimentado muchos cambios, pero este cumpleaños junto a las personas que más apreciaba, era una de las mejores cosas que me había sucedido. Cuando me crucé con la mirada de mi novia, me regaló una hermosa sonrisa, una sonrisa que reflejaba lo feliz que se encontraba por la canción que le dediqué.

—No pude evitar traer mi instrumento —expresó mi hija, al colocarse a mi lado.

—Siempre es un placer tocar a tu lado —cogí mi instrumento para cumplir la petición de Olivia.

—¡Esperen!—exclamó Sofía—Debo grabar este momento para la posteridad —dijo, al colocar su celular frente a nosotras.

Fue inevitable no sonreír ante ese gesto e intenté no sonrojarme, no quería ser tan evidente en ese momento. Le dediqué una mirada suave a mi hija para que diera comienzo a la partitura y yo la seguí. Interpretar aquella obra musical, me transportó a un cuadro de Róbert Berény, un pintor húngaro. Donde se encontraba una mujer de piel blanca, con un hermoso vestido rojo, apretando entre sus muslo, un precioso violonchelo, mientras que sus manos parecían acariciar cada parte de ese artefacto, al interpretar una melodía.

Sin dejar de mover mi mano, observé el rostro de Olivia, un rostro que reflejaba felicidad, nostalgia y un profundo estado de conmoción. Todavía no podía creer que estaba escuchando su música favorita, era como si su sueño, se hubiese hecho realidad.

Aunque adoraba tocar cualquier instrumento de cuerda, este era uno de mis favoritos, no sólo pertenecía a la familia del violín, sino que también estaba ligado a los cordófonos. Un instrumento ideal para generar sonidos por la vibración de sus cuerdas y que puede ser utilizado para interpretar cualquier melodía.

—A partir de hoy, serás la segunda mujer que ocupará mi corazón —expuso Olivia, con mucha emoción.

—¡Oye! —se quejó Leila.

—Lo siento mi amor, pero que puedo hacer si me ha conquistado con esa interpretación —respondió su prometida.

—Olivia—llamé su atención—En realidad, tu prometida me había pedido el favor de tocar está melodía en su boda —me vi en la obligación de expresar la verdad.

—Lamento haber arruinado tu sorpresa —dijo Olivia, al acariciar la mejilla de Leila.

—No está arruinada del todo —mencionó Leila, con una sonrisa.

—Bueno chicas, hay que seguir con la celebración —expresó Daniela.

Me encantaba la madre de Leila, era una mujer atenta, decidida y muy oportuna cuando se requería. Si no hubiese sido por su intervención, tal vez Olivia hubiese realizado preguntas a la que no podía responder, no quería arruinar todo el regalo de bodas que tenía Leila para ella.

—Alondra, ¿Bailas conmigo? —dijo Francy, al tomarme de la mano.

Esa pequeña era un amor, siempre estaba un pie delante de su madre y eso me encantaba. Era como estar viendo una programa de televisión donde ves que alguien más invita a la chica a bailar y tú te quedas mirando.

—Por supuesto —deje mi instrumento a un lado y la tome entre mis brazos.

—La próxima canción es para mí —manifestó Jane con una sonrisa.

Durante el baile, no deje de mirar a Jane para hacerle saber que deseaba bailar con ella toda la noche y cada que podía, le regalaba una sonrisa tierna. Esa mujer solía sacarme la sonrisa más tonta y tierna a la vez, dándome a entender que me estaba enamorando perdidamente de ella.

Mas de Bella15

Mi segundo amor

Mi segundo amor

Mi segundo amor 47

Mi segundo amor 46

Mi segundo amor 45

Mi segundo amor 44

Mi segundo amor 43

Mi segundo amor 42

Mi segundo amor 41

Mi segundo amor 40

Mi segundo amor 39

Mi segundo amor 38

Mi segundo amor 37

Mi segundo amor 36

Mi segundo amor 35

Mi segundo amor 34

Mi segundo amor 33

Mi segundo amor 32

Mi segundo amor 2

Mi segundo amor 31

Mi segundo amor 30

Mi segundo amor 27

Mi segundo amor 28

Mi segundo amor 26

Mi segundo amor 25

Mi segundo amor 24

Mi segundo amor 23

Mi segundo amor 22

Mi segundo amor 21

Mi segundo amor 20

Mi segundo amor 19

Mi segundo amor 18

Mi segundo amor 17

Mi segundo amor 16

Mi segundo amor 15

Mi segundo amor 14

Mi segundo amor 13

Mi segundo amor 12

Mi segundo amor 11

Mi segundo amor 10

Mi segundo amor 9

Mi segundo amor 8

Mi segundo amor 7

Mi segundo amor 6

Mi segundo amor 5

Mi segundo amor 4

Mi segundo amor 3

Mi segundo amor

Mi segundo amor 1

Epílogo—Danielle

Epílogo—Emma

Amor te otoño 29

Amor te otoño 28

Amor te otoño 27

Amor te otoño 26

Amor te otoño 25

Amor te otoño 24

Amor te otoño 23

Amor te otoño 22

Amor te otoño 21

Amor te otoño 20

Amor te otoño 19

Amor te otoño 18

Amor te otoño 17

Amor te otoño 16

Amor te otoño 15

Amor te otoño 14

Amor te otoño 13

Amor te otoño 12

Amor te otoño 11

Amor te otoño 10

Amor te otoño 9

Amor te otoño 8

Amor te otoño 7

Amor te otoño 6

Amor te otoño 5

Amor te otoño 4

Amor te otoño 3

Amor te otoño 2

Amor te otoño 1

Adicta a tus labios 13

Adicta a tus labios 12

Adicta a tus labios 11

Adicta a tus labios 10

Adicta a tus labios 9

Adicta a tus labios 7

Adicta a tus labios 8

Adicta a tus labios 5

Adicta a tus labios 6

Adicta a tus labios 3

Adicta a tus labios 4

Adicta a tus labios 2

Adicta a tus labios

Hechizo de un ángel 4

Hechizo de un ángel 3

Hechizo de un ángel 1

Hechizo de un ángel 5

Hechizo de un ángel 6

Hechizo de un ángel 7

Hechizo de un ángel 8

Hechizo de un ángel 9

Hechizo de un ángel 10

Hechizo de un ángel 11

Hechizo de un ángel 2

Otra Oportunidad de Amar 9

Otra Oportunidad de Amar 10

Besos robados

Jugada del Destino

Otra Oportunidad de Amar 4

Otra Oportunidad de Amar 3

Otra oportunidad de Amar 2

Otra oportunidad de Amar

Eres ese Algo que Buscaba 24

Asi me enamore de ti te amo bebe

Eres ese Algo que Buscaba 3

Eres ese Algo que Buscaba 2

Amor o Estupidez 11

Amor o Estupidez 7

Amor o Estupidez 6

Me enamore de TI sin pensarlo 6

Tienes un E-mail 5

Tienes un E-mail 3

Tu mi complemento perfecto 22

Tu mi complemento perfecto 21

Tu mi complemento perfecto 12

Tu mi complemento perfecto 11

Tu mi complemento perfecto 8 y 9

Tu mi complemento perfecto 6

Tu mi complemento perfecto 4

Tu mi complemento perfecto 2

Una pequeña carta para el amor de mi vida

Un recuerdo ”Tu último deseo”

La Amistad como un tesoro

Nadie como tú

Un hasta pronto por un adiós

Lo mucho que te extraño

Jamás pedí Amarte

Aquel día que te conocí